La Biblia llama ángeles a estos habitantes específicos del mundo espiritual. Aunque se les ha representado a menudo en el arte religioso con grandes alas en su espalda, en realidad tienen una apariencia similar a nosotros y por eso en algunos relatos bíblicos se les confunde con hombres.
Al igual que nosotros, los ángeles tienen un cuerpo espiritual eterno e indestructible, con las mismas facultades de emoción, intelecto y voluntad. Pero, a diferencia de los hombres, nunca poseyeron ni experimentaron un cuerpo temporal y físico en el que crecer y perfeccionarse antes de pasar a vivir para siempre en el mundo espiritual.
Los ángeles fueron creados antes de la aparición del universo físico, asistiendo y sirviendo a Dios en su largo proceso creativo.
Encontramos muchas referencias a los ángeles en diversos relatos de la Biblia. Unas veces aparecen como mensajeros y enviados de Dios y otras veces ayudando y asistiendo a los hombres a cumplir su misión y responsabilidad en el camino de la restauración.
Aparte de estas referencias bíblicas, existen innumerables testimonios de sus apariciones en la vida de muchos hombres y mujeres durante la historia. Interesantes encuentros con ángeles los tuvieron Mahoma, Santa Teresa, el científico y visionario sueco del siglo XVIII, Enmanuel Swedenborg, sólo por citar algunos.
Aparte del hecho ya mencionado de que los ángeles nunca tuvieron un cuerpo físico, también existe una diferencia en cuanto a su misión y posición.
Dios creó a los ángeles como sirvientes y mensajeros, pero creó a los hombres como a sus hijos. Los ángeles existen para recibir nuestro amor y encuentran su felicidad en servir a Dios y a los hombres. Una vez que los hombres alcanzasen su perfección, se convertirían en los señores de la creación, heredando y ejerciendo como los representantes visibles de Dios un verdadero dominio de amor sobre todas las cosas del mundo físico y el espiritual, incluyendo a los ángeles.
Como hijos de Dios, los hombres están supuestos a tener autoridad sobre los ángeles como reconoce el Apóstol Pablo en su carta a los Corintios. (I.Cor. 6-3) A pesar de que tradicionalmente, siempre se les ha visto como seres gloriosos y muy superiores, en realidad el hombre fue destinado originalmente a una posición superior a la de cualquier ángel y sólo ahora como resultado de la caída las posiciones se han invertido y por eso nos sentimos en un nivel inferior. Antes que Adán y Eva aparecieran, los ángeles eran los seres más cercanos a Dios, que le reflejaban en mayor medida y recibían todo su amor.
Satanás es un poderoso adversario, porque es un ángel caído que conoce muy bien las debilidades humanas así como los planes y estrategias de Dios. Dado que él fue Lucifer, un arcángel en la corte celestial, tiene incluso la habilidad de imitar a Dios y aparecer como un "ángel de luz". Satanás actua de incógnito detrás de las escenas. El hace su trabajo de manera mas efectiva como el condescendiente y casi irresistible "espíritu o costumbre de la época". Una vez que el demonio ha enmarañado y confundido la situación verdadera de hombre, los valores y las normas morales parecen sólo sombras, y lo qué si parece ser mas real son los aspectos económicos, políticos y materiales. Cuando estamos separados de la luz de Dios, nos volvemos sospechosos y desconfiados de nuestros semejantes, lo que gradualmente conduce al caos social.
Satanás, por lo tanto, se beneficia enormemente de nuestra ignorancia, incluso uno de sus grandes logros es hacer creer a la gente que él no existe.
Mientras la identidad de un criminal, la naturaleza de su crimen y sus métodos permanezcan ocultos, el criminal puede pretender ser inocente y le será fácil continuar cometiendo impunemente sus delitos. Pero, una vez que su crimen es expuesto, su identidad es revelada y las pruebas son presentadas y publicadas, entonces todo el mundo estará alerta y no podrá actuar libremente ni continuar su engaño.
A continuación vamos a exponer como este "ángel de luz" traicionó a Dios y llegó a tomar el control de la humanidad, convirtiéndose en lo que la Biblia llama "el dios de este mundo". La búsqueda de la verdad y la lucha contra el mal no es tarea fácil. Por eso, no nos es difícil entender, por qué en un mundo lleno de vicios y pecado, los profetas y hombres de Dios, siempre sufrieron persecución y rechazo.
Sun Myung Moon pasó por increíbles batallas espirituales para descubrir el crimen oculto de Satanás y luego enormes dificultades toda su vida para poder exponer este secreto a la luz del mundo.
Lucifer, simbolizado por Lucero hijo de la Aurora en Isaías 14:12, era, antes de su caída, un arcángel en una posición de liderazgo en la jerarquía celestial.
Lucifer era responsable de pasar las direcciones y el amor de Dios a otros ángeles, por lo que disfrutaba de una relación especial cercana a Dios, monopolizando su amor.
Aunque cronológicamente, Adán y Eva aparecen al final de todo el proceso creativo, Lucifer pronto llegó a descubrir y comprender que ellos eran la obra suprema de Dios, Su imagen más completa, que como hijos recibirían su amor total y una vez alcanzada su perfección serían los herederos y señores de todo lo creado, incluyendo por lo tanto a los ángeles.
Al comparar a Dios con un rey y a Lucifer como su querido primer ministro, podemos entender como el rey va a desarrollar una relación de corazón más íntima con sus hijos que con su primer ministro. Sus hijos nacidos como el príncipe y la princesa están destinados a heredar todo su reino.
Lucifer aunque siempre seguía recibiendo el mismo amor y bendiciones de Dios, al compararse con Adán, se sintió disturbado por verse desplazado de su posición central a un segundo lugar. Lucifer particularmente envidiaba el hecho de que Adán y Eva, además de tener un cuerpo espiritual como los ángeles, poseían también un cuerpo físico con capacidad de procrear y tener influencia y dominio sobre el universo físico. Lucifer como sirviente estaba envidioso de la posición y el amor que Adan y Eva recibían de Dios y celoso del amor que luego consumarían una vez que recibieran la bendición de Dios en matrimonio.
Lucifer al añorar y poner más valor en su antiguo mérito y posición, que en el amor que luego él recibiría de Dios y del hombre, sintió como que Dios lo amaba menos. Poco a poco fue separándose de Dios y desarrollando envidia, celos y resentimiento por esta nueva situación.
En el libro de Sabiduría aceptado por la Iglesia Católica como canónico nos menciona que el Diablo tentó al hombre motivado por envidia. (Sab. 2:23-24).
En el Corán también se menciona sobre este sentimiento cuando el ángel dice: "¿Por qué tengo que servirles? ellos son de tierra mientras que yo soy de fuego" (Corán. Sura VII, 11).
Los celos son una respuesta natural. Es algo similar, a lo que siente el primer hijo, cuando un nuevo bebé aparece en la familia acaparando toda la atención de los padres. Sin embargo, los celos pueden ser beneficiosos o destructivos dependiendo de como reaccionamos o actuamos ante ellos.
La responsabilidad de Lucifer era permanecer leal a Dios y confiar completamente en su amor y justicia. El debería de unirse con el punto de vista de Dios y amar y cuidar de Adán y Eva con ese mismo corazón que Dios tenía para ellos, en lugar de verlos como rivales.
Lucifer por haber sido creado primero y participado en el proceso de la creación, tenía en ese tiempo muchos más conocimientos y habilidades que Adán y Eva, pero, como parte del proceso de su madurez tenía que ser capaz de superar su arrogancia y orgullo.
El debería de vislumbrar con claridad que su felicidad se realizaría al cumplir su misión sirviendo a Dios y a sus hijos, reconociéndoles su posición, enseñándoles y ayudándoles. De esta forma, Lucifer actuando como un buen profesor para Adán y Eva contribuiría a la realización del ideal divino.
Ayudar a que Adán y Eva lograran su perfección, permitiría a Lucifer un mayor acercamiento al corazón de Dios, por eso, esta situación era necesaria y beneficiosa para su propio perfeccionamiento.
Una vez que Adán y Eva fueran unidos en amor con la bendición de Dios y llegaran a ser los Padres Verdaderos de la humanidad, establecerían el modelo y tradición celestial que conduciría al establecimiento de ese mundo ideal de felicidad eterna para Dios, la humanidad, los ángeles y toda la creación.
Lucifer decidió mantener su posición alta de antigÿedad e importancia y compensar su sentimiento de pérdida del favor divino, a través de querer controlar a Adán y Eva, y disfrutar en la sociedad humana de una posición similar a la que disfrutaba en el mundo angélico.
Lucifer empezó a ver esta situación sólo desde su punto de vista, alejándose gradualmente de Dios y desarrollando una actitud egoísta.
El amor es la fuente de la vida, felicidad y belleza. Cuanto más amor una persona recibe de Dios, tanto más bello él o ella llega a ser. Cuando Adán y Eva alcanzaron su adolescencia, Eva llegó a tener una gran belleza y a expresar un encanto especial como la hija de Dios.
Lucifer, que era del sexo opuesto, sintió una gran atracción y estímulo por la belleza de Eva. Se desarrolló en él un fuerte deseo de estar más tiempo con Eva y compensar así su sentimiento de falta de amor.
Eva, por su parte, veía en Lucifer ese "ángel de luz" lleno de conocimientos y sabiduría, que podía explicar muchas cosas. A los ojos de Eva, en ese tiempo, Lucifer parecía más grande e importante que su hermano Adán. Eva estaba fascinada por todas las atenciones que recibía de Lucifer, confiando y sintiendo una gran admiración por él. De esta forma, fue creciendo entre ellos un amor y una atracción especial.
A medida que Lucifer se acercaba más a Eva, se incrementaron los celos y la envidia hacia Adán, su futuro esposo, queriendo usurpar su posición.
Aunque Lucifer sabía que sus intenciones eran contrarias al plan de Dios, su deseo de amor por Eva creció más allá que el temor a realizar una traición contra Dios. Finalmente, la pasión y el sentimiento llegó a ser tan fuerte que se determinó a desafiar a Dios y rebelarse.
Lucifer comprendió muy bien que el amor es la fuerza más poderosa, la fuente de la vida y la esencia de la felicidad. Que a través del amor se cumpliría el ideal de toda la creación. Por lo tanto, estaba totalmente consciente de que si conseguía conquistar el amor de Eva y luego a través de ella, controlar a Adán, cumpliría finalmente su deseo de dominio en la sociedad humana y el cosmos.
Ante esta situación de peligro, Dios advirtió claramente a Adán y Eva dándoles el mandamiento para protegerlos de caer en un amor falso e ilícito bajo el control del arcángel.
A través de la obediencia al mandamiento ellos desarrollarían y profundizarían su amor, confianza y unidad con Dios. También comprenderían la importancia y el valor sagrado del amor, logrando en este proceso su madurez y perfección.
Toda esta preparación culminaría con el día glorioso de su boda, en el que con la bendición divina, consumarían su amor llegando a ser "una sola carne", fundiéndose con Dios en un amor verdadero y eterno.
De esta forma establecerían su posición como los "Padres Verdaderos" de la humanidad. También obtendrían la subyugación natural del arcángel Lucifer, calificándose y convirtiéndose por sus propios méritos en los señores de todo lo creado, incluyendo al arcángel y la totalidad del mundo angélico.
Aunque en un principio Eva siguió las advertencias de Dios, resistiendo las insinuaciones del arcángel, más tarde, Lucifer tuvo éxito en aislarla de Dios y de Adán, e influenciarla y persuadirla creando confusión en su mente.
En esta situación, si Eva hubiese preguntado a Dios o consultado con Adán, podría haber recibido la ayuda y la dirección correcta a seguir, evitando ser seducida por el arcángel Lucifer. Al no consultar, la fuerza del amor creada por el deseo excesivo del arcángel, más el deseo prematuro de Eva por tener una experiencia de amor completa, arrastró a Eva hasta el punto de consentir en tener una relación sexual con Lucifer.
Esta unión sexual ilícita entre el cuerpo espiritual de Lucifer y el cuerpo espiritual de Eva originó lo que el Principio Divino llama la caída espiritual.
Como ya hemos mencionado, estas revelaciones del Reverendo Moon sobre la caída, concuerdan con las interpretaciones dadas por algunos de los padres de la Iglesia.
Encontramos también la misma línea de interpretación en algunos antiguos rabinos judíos. El rabino Leo Jung, que hizo un cuidadoso estudio de los comentarios judíos, cristianos e islámicos sobre la caída, mantiene que todas las historias que hablan del adulterio de la "serpiente" con Eva tienen algún fundamento en la tradición judía. (L. Jung, Angeles Caídos en la Literatura Judía, Cristiana y Mahometana, 1974, pag. 69-78).
Por ejemplo, encontramos en el Talmud en Abot de Rabbi Nathan del siglo II:
"En aquel momento la serpiente malvada consideró en su corazón -como soy incapaz de causar la caída de Adán, iré y causaré la caída de Eva-. El fue, se sentó a su lado y habló mucho con ella... ¿Qué planeó la serpiente malvada en aquel momento? El pensó, iré y mataré a Adán y me casaré con su esposa y seré el rey de todo el mundo y marcharé orgulloso y disfrutaré placeres reales."
En forma similar, el profesor F. R. Tennant de la universidad de Cambridge, que hizo un extenso estudio de la caída, nos comenta: "Más allá de toda duda, los diversos relatos acerca de la relación sexual de Adán y Eva con demonios y especialmente, Eva con la serpiente o Satanás, eran muy antiguos y muy extendidos entre los judíos. (F.R. Tennant, Las fuentes y las doctrinas de la caída y el pecado original, Schocken, NY 1968, pag. 156).
La Biblia nos ilustra con muchos incidentes de ángeles y de espíritus de hombres que tuvieron un contacto directo con personas y cosas. Por ejemplo, Jacob recibió el nombre de "Israel" del mismo ángel que luchó vigorosamente con él dislocándole una cadera. (Gen. 32:25). En el Monte de la Transfiguración, Jesucristo conversó con Moisés y Elías, muertos ya desde hacía mucho tiempo. (Mt. 17:3). Cuando María Magdalena vio un ángel junto a la tumba de Jesús creyó que era un jardinero (Jn. 20:15). San Pedro pudo escapar de prisión con la ayuda de un ángel (Hch. 12:7-12).
También encontramos en la literatura de todas las grandes culturas y civilizaciones antiguas, relatos similares en los que se asume que la gente, aquí y ahora tienen contacto con los espíritus tanto de hombres como de ángeles.
De todo esto, podemos deducir que los ángeles y los espíritus de los hombres, no sólo poseen poderes de percepción sensual como nosotros, sino que también poseen una forma que en ocasiones puede ser percibida. Consideremos por un momento la experiencia mística de Santa Teresa de Avila con un ángel que ella llama "el novio celestial":
"Vi en la mano del ángel un largo dardo dorado con una punta ardiente. Varias veces él lo introdujo en lo profundo de mi ser, de tal manera que penetró mis entrañas. Cuando lo sacaba parecía como si mis entrañas salieran con él, dejándome con un ardiente amor por Dios. El dolor era tan fuerte que me hizo gemir, aun así la dulzura era tan intensa, que no quería librarme de ella". Por otro lado, encontramos a través de la historia humana casos estudiados de ciertos individuos que tuvieron relaciones sexuales con espíritus.
Existen testimonios de personas que por las noches sufren extrañas tentaciones sexuales por parte de espíritus. No se trata de los sueños sexuales eyaculatorios, por todo el mundo conocidos; ni de las alucinaciones sexuales de los esquizofrénicos, sino de experiencias reales en estado de vigilia.
En la historia de la religión este fenómeno ha sido estudiado y se conoce por el nombre de "íncubo", cuando el espíritu que se aparece es masculino y de "súcubo", cuando se trata de un espíritu femenino.
Es ampliamente conocida la anécdota de San Antonio de Egipto que en sus luchas por mantener su pureza y castidad, era tentado por espíritus con apariencia de mujeres hermosísimas que lo persuadían con toda clase de artimañas eróticas.
Casos documentados de tentaciones similares ocurrieron en monasterios y conventos a monjes y a monjas que estando recluidos del mundo, pasaron por este tipo de pruebas difíciles.
Tampoco faltan evidencias de estos fenómenos en lo que podíamos llamar el lado satánico.
Brujos y brujas, por mucho tiempo han sostenido que en sus ritos místicos, podían experimentar la unión sexual con su maestro y sus contrapartes sobrenaturales. Durante la Edad Media, hasta el siglo XVII e incluso hoy, han confesado estos hechos, tanto a clérigos como a autoridades seculares, no como admisión de culpa, sino como parte de sus experiencias y creencias.
Por supuesto, este tipo de fenómeno no está en el ámbito de la experiencia cotidiana de las personas comunes, sin embargo, es un hecho posible y comprobado incluso en este tiempo.
La tremenda influencia del pensamiento racionalista, pragmático y materialista de los tiempos modernos, nos ha vuelto escépticos. Nos ha alejado de las experiencias místicas y del saber intuitivo. Nos ha arrastrado a un desconocimiento profundo de los fenómenos espirituales, no sólo en el campo de las ciencias humanas, sino incluso en ciertos ámbitos religiosos.
Desde el tiempo de Isaac Newton, los científicos han pensado en el universo como una gran máquina gobernada por leyes mecánicas inmutables. Se decía que el hombre estaba confinado a un espacio y tiempo que estrictamente lo limitaba. Nuestra naturaleza estaba supuesta a estar rígidamente determinada, por la interacción de la herencia y el medio ambiente. Nuestros pensamientos se creía estaban causados por las ondas eléctricas de nuestros cerebros y nuestras emociones eran reguladas por el funcionamiento de nuestras glándulas.
Esta clase de visión "científica", obviamente no dejaba ningún lugar para la realidad de un mundo espiritual. Sin embargo, esta interpretación materialista de la ciencia, todavía creída por muchos, está siendo hoy ampliamente cuestionada. La realidad y la influencia de un mundo espiritual está ahora más evidente a la luz de los últimos descubrimientos científicos.
En primer lugar, nuestra comprensión del origen y la naturaleza del mundo material, ha sido drásticamente alterada.
Si bien en el pasado los científicos pensaban en un universo que había existido desde siempre, construido por pequeñísimos e indestructibles bloques sólidos de materia, los físicos modernos, en contraste, nos prueban un punto de comienzo al universo y que el mundo material consiste de patrones invisibles de energía.
La solidez del mundo material ha demostrado ser totalmente ilusoria. Ya no existe para la misma ciencia hoy, una clara distinción del punto donde termina lo material y comienza lo espiritual. Este enigma no sólo intriga a los físicos modernos sino también a neurólogos y biólogos moleculares que no han podido explicar todavía el funcionamiento de la mente sobre la materia en los complejos procesos de nuestros cerebros. En cierta ocasión le pidieron al eminente neurólogo inglés, ganador del premio Novel Sir John Eccles que dictara una conferencia a parasicólogos, quiénes discutían los temas acostumbrados de percepción extrasensorial, telepatía y psicokinesis -- la habilidad de mover objetos físicos con la mente. Si quieren ver auténtica psicokinesis, dijo él a su auditorio, entonces consideren las proezas que ejecuta la mente sobre la materia de nuestro cerebro. Es realmente asombroso que con cada pensamiento la mente es capaz de mover átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno y otras partículas en las células del cerebro. Nada parecería estar más distante que un pensamiento insubstancial y la sólida materia gris del cerebro. El truco entero se realiza de algún modo sin ningún eslabón o vínculo aparente.
En segundo lugar, la psicología profunda, especialmente la de C. Jung, nos ofrece una nueva perspectiva del hombre. Ya no somos más, unas simples criaturas de tiempo y espacio, moldeados por la herencia y el medio ambiente.
Aparte de ser influidos por los pensamientos y sentimientos conscientes, cada individuo está profundamente afectado por una poderosa esfera subconsciente revelada en sueños y descrita en las antiguas mitologías. Este mundo no físico, forma parte de nuestro ambiente y afecta en gran medida nuestra salud y bienestar.
El subconsciente es para la psicología de C. Jung, el mundo espiritual y sus influencias.
En tercer lugar, por casi cien años se han venido realizando investigaciones científicas de los fenómenos parasicológicos.
Como nos prueban los cuidadosos estudios de las Sociedades Americana y Británica de Investigación Psíquica, existe una dimensión espiritual verificada por los innumerables fenómenos de percepción extra-sensorial, clarividencia, trance de los mediums, precognición, experiencias extracorporales en personas revividas de su muerte clínica y muchos otros experimentos que han sido estudiados y cuidadosamente registrados, aun incluso en la antigua Unión Soviética cuando su doctrina oficial era la del materialismo ateo.
Finalmente, antropólogos y estudiantes de culturas comparadas han comenzado a interpretar con simpatía las religiones de los así llamados pueblos primitivos. Volviéndose más conscientes de esta creencia universal en poderes sobrenaturales que están en contacto con el hombre e influencian su comportamiento.
Es irónico, que todos estos descubrimientos recientes que están ocurriendo en el mundo científico en las áreas mencionadas de la física cuántica, la psiquiatría, la parasicología y la antropología cultural nos empujen a creer de nuevo en los viejos y tradicionales principios religiosos.
Nosotros no continuamos simplemente existiendo después de nuestra muerte. Desde el comienzo y a través de nuestras vidas, vivimos en ambos mundos, el físico y el espiritual.
Aunque la mayoría no estamos conscientes de este hecho, debido a que nuestros sentidos espirituales no están abiertos; vivimos rodeados por una gran cantidad de observadores. Aunque sean espíritus desencarnados, existen a nuestro alrededor e influencian y guían nuestros asuntos cotidianos.
La teología Católica Romana y la Cristiana Ortodoxa reconocen este hecho en su doctrina en lo que se conoce como la comunión mística de los santos. Los católicos afirman que existe una constante comunión entre el mundo físico y el mundo espiritual. Por lo que hacen énfasis en la importancia de las oraciones para recibir la intercesión de los santos y continúen con su preocupación por la salud espiritual de este mundo.
Se enseña también que cada persona tiene un ángel guardián que nos asiste a evitar el mal y actuar con justicia.
También se reconoce la existencia e influencia de los malos espíritus. El evangelio claramente nos muestra cómo Jesucristo creía en estas fuerzas demoníacas y dedicó tiempo de su ministerio para liberar a muchas personas de tales influencias.
Estas creencias son muy similares en la mayoría de las religiones en el mundo.
En el oriente, por ejemplo, (Confucionismo, Hinduismo, Budismo, Sintoísmo, etc.) existe un gran respeto y culto por los antepasados difuntos, a los cuales se venera y se les pide protección.
El Principio Divino concuerda ampliamente con esta visión.
Y añadiendo algo más, nos explican que los buenos espíritus benefician y cooperan con nosotros, para acelerar nuestro desarrollo espiritual y el trabajo de la restauración en la providencia de Dios. A cambio de este servicio, pueden avanzar a niveles más altos a través de las personas a las que ayudan.
En contraste, espíritus malos y vengativos pueden influirnos y tentarnos a actuar de forma inmoral o violenta. Estos espíritus se desahogan influyendo a la gente a realizar acciones inmorales y destructivas debido a su bajo nivel y a sus tremendas frustraciones y resentimientos.
En este caso la persona debe resistir fuertemente este impulso malo, confrontarlo y superarlo, pues de otra forma, no podrá liberarse de esas influencias negativas
Los espíritus son siempre atraídos a personas que tienen un nivel, circunstancias, temperamento y misión similares a las de ellos. Debe de existir una base recíproca, ya sea consciente o subconsciente. Todo lo anterior, nos hace ver la relación tan estrecha y cercana que existe entre estos dos mundos y que, seamos conscientes o no, nadie escapa a dicha influencia.
Por lo tanto, podemos concluir que la caída espiritual entre Lucifer y Eva, no se trató de una mera relación imaginaria o un mero adulterio en el corazón y la mente de Eva, sino que estamos hablando de una relación sexual completa en la que Eva pierde su pureza y que afectó de modo muy profundo a ambos.
Como escribió William Graham Cole: "Los objetos robados pueden devolverse o compensarse, las mentiras pueden ser retractadas y corregidas, la envidia puede ser superada. Pero el acto sexual cometido con otra persona no puede anularse. Las relaciones mutuas sufren un cambio radical, y la pareja afectada nunca jamás volverá a ser lo que era antes. Algo indeleble les ha marcado".
Lucifer, después de cumplir su deseo de poseer y conquistar a Eva, sintió una gran alegría y satisfacción egoísta, en lo que podríamos llamar el primer incidente de explotación masculina de la mujer.
Sin embargo, en lo profundo de su corazón se llenó de temor e intranquilidad por haber traicionado a Dios. Al oponerse y rebelarse contra Dios, Lucifer pierde su posición original y se convierte en Satanás, el enemigo de Dios.
El sabía que este acto, no sólo violaba el orden natural, sino que, totalmente destruía el propósito de Dios de ver realizado a través de Adán y Eva Su ideal de amor verdadero y eterno. Por otro lado, cuando Eva "comió del fruto", sus "ojos se abrieron" como la "serpiente" le había prometido, es decir, Eva recibió el conocimiento del amor sexual, algo antes desconocido. A través de esa experiencia, ella pudo comprender que, Adán y no Lucifer, era quien estaba supuesto a ser su verdadero esposo. De esta forma, llegó a darse cuenta de la gravedad de su acción y recibió del arcángel esa misma sensación de temor e intranquilidad al separarse de Dios desobedeciendo su advertencia.
Eva pierde así su paz interior, su dignidad y sentido de valor como la hija de Dios. El desasosiego, la culpabilidad, el remordimiento, la frustración, la vergÿenza y toda una gama de sentimientos nuevos y desconocidos aparecieron al perder su inocencia y pureza.
En estas circunstancias, Eva, naturalmente, quería liberarse del dolor en su conciencia y recuperar su antigua posición y bienestar. Ella pensó que la mejor forma de lograr esto, era uniéndose sexualmente con Adán como su esposa.
Adán, que estaba puro y en un estado de inocencia, cercano a Dios, apareció muy hermoso a los ojos de Eva y representaba su única esperanza. Pero en lugar de confesarle honestamente a Adán su caída sexual con el arcángel, recibir consuelo y pedirle ayuda para que intercediera por ella ante Dios. Eva optó por ocultar su problema y seducir a Adán, persuadiéndolo e influyéndolo de la misma manera que ella había aprendido de Lucifer. Si Eva hubiera confesado su pecado, todo hubiese sido más fácil y Adán nunca consentiría esa unión prematura, contraria al mandamiento de Dios.
Una vez que Adán alcanzara su madurez y perfección, con las direcciones de Dios podría haber restaurado a Eva.
Finalmente en estas circunstancias, recaía totalmente sobre Adán, como el hijo de Dios, la responsabilidad completa de evitar la tragedia que se avecinaba. Sin embargo, en lugar de preguntar a Dios y recibir Su dirección se dejó engañar y seducir.
Adán se desconectó de Dios y también recibió los mismos elementos de temor, vergÿenza y culpa, después de unirse sexualmente con Eva, en forma prematura y bajo ese amor egoísta aprendido y transmitido por Eva en su adulterio con Lucifer.
Es así, como ambos completaron su caída en lo que el Principio Divino llama "la caída física".
Esta acción los desconectó de Dios, en una forma muy similar a como un niño emocionalmente disturbado se desconecta de la realidad. En este mundo interno de miedo y vergÿenza, Satanás pudo controlar y dominar a nuestros primeros antepasados y a sus descendientes.
Esta seducción por parte de Eva, constituía el primer incidente de la explotación femenina hacia el hombre, así como el inicio del dominio del cuerpo sobre la mente.
Cuando la virginidad e inocencia se pierden son irrecuperables. Es como la fruta inmadura, que una vez arrancada del árbol, no puede colocarse de nuevo, para que siga creciendo.
La relación sexual prematura de nuestros primeros antepasados, bloqueó el amor a un nivel inmaduro y egoísta, destruyendo el ideal de un amor verdadero y eterno.
La perfección humana llegó a ser casi imposible de imaginar a medida que las generaciones siguientes aprendieron a vivir con un estandard de amor degradado.