Hasta la era presente, ninguna persona ha conocido la raíz del pecado. Los cristianos creen que Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, comieron el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y que este acto fue la raíz del pecado. Hay un número de creyentes que afirman que el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal es el fruto de un árbol real, mientras que otros creen que el fruto es un símbolo. Estas diversas opiniones llevan a diferentes interpretaciones y, por tanto, a la confusión.
1. EL ARBOL DE LA VIDA Y EL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL.
Muchos cristianos de hoy en día creen que el fruto, que causó la caída de Adán y Eva, era literalmente el fruto de un árbol. Pero, ¿cómo pudo Dios, el Padre del hombre, hacer un fruto tan tentador (Gn. 3:6) como para que sus hijos arriesgaran sus vidas por comerlo? ¿Cómo pudo El colocar un fruto tan dañino donde Sus hijos podían cogerlo tan fácilmente?
Jesús dijo: «No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre» (Mt. 15:11). Entonces, ¿cómo podrían los alimentos que el hombre ingiere causarle la caída?
El pecado original de l hombre ha sido heredado desde el primer hombre y la primera mujer. ¿Cómo algo comestible podría ser la fuente de este pecado o la causa de la transmisión del pecado original a los hijos? El pecado original es heredado y transmitido a través del linaje de sangre. Lo que el hombre come no puede ser transmitido de una generación a la siguiente.
Hay muchas personas que creen que Dios creó el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal y mandó al hombre que no comiera de él con el fin de probar la obediencia del hombre. Debemos preguntar: ¿Probaría un Dios de Amor tan despiadadamente al hombre mediante un fruto que podía causarle la muerte? Adán y Eva sabían que morirían si comían del fruto, porque Dios se lo había dicho. Aún así, comieron de él. No podemos comprender por qué Adán y Eva, que no estaban ni mucho menos muertos de hambre, desobedecieron el mandato de Dios a riesgo de sus propias vidas. El fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal tuvo que ser algo tan extraordinariamente estimulante y tan ardientemente deseado que el miedo al castigo -incluso la muerte- no pudo impedir que comieran de él.
Si el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal no era un fruto material, sino un símbolo, ¿qué representa este símbolo? Para contestar esta pregunta comencemos con un examen del Arbol de la Vida, que creció en el Jardín del Edén junto con el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal (Gn. 2:9). Cuando descubramos el verdadero carácter del Arbol de la vida, conoceremos también la naturaleza del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
(1 ) El Arbol de la Vida.
Conforme a la Biblia, la esperanza del hombre caído se encuentra en el Arbol de la Vida; es decir, en llegar a ser un Arbol de la Vida. Los israelitas del Antiguo Testamento consideraban al Arbol de la Vida como su esperanza última (Pr. 13:12).
La esperanza de los cristianos desde los días de Jesús hasta nuestro tiempo se ha dirigido hacia el Arbol de la Vida (Ap. 22:14). Puesto que la última esperanza del hombre caído es el Arbol de la Vida, podemos concluir que la esperanza de Adán antes de s u caída era también el Arbol de la Vida.
¿Por qué podemos llegar a la conclusión de que la esperanza de Adán era alcanzar el Arbol de la Vida? Génesis 3:24 dice que, después de que Adán cometió el pecado, Dios colocó un querubín y una espada de fuego para guardar el Arbol de la Vida. Debido a su caída, Adán fue arrojado del Jardín del Edén (Gn. 3:24) sin haber logrado alcanzar el Arbol de la Vida. Desde entonces, el hombre caído siempre ha puesto su esperanza en lograr lo que Adán falló en conseguir -el Arbol de la Vida.
¿Cuál debió haber sido la esperanza de Adán mientras estaba en el proceso de crecer hacia la perfección? Adán deseaba alcanzar sin lugar a dudas la perfecta madurez humana, realizando así el ideal divino de la creación. Así pues, ahora podemos comprende r la importancia del Arbol de la Vida como «el hombre maduro que ha realizado el ideal de la creación», el Adán perfecto. El Arbol de la Vida representa al Adán perfecto.
Si Adán hubiera alcanzado el Arbol de la Vida, todos sus descendientes también podrían haber alcanzado el Arbol de la Vida y de esta manera podrían haber realizado el Reino de los Cielos sobre la tierra. Pero Adán cayó y Dios colocó la espada de fuego en la entrada del Jardín para guardarlo. Así pues, el Arbol de la Vida ha sido desde entonces la esperanza del hombre caído, que está tratando de restaurar el ideal de la creación.
¿Por qué la búsqueda del camino que lleva a alcanzar el Arbol de la Vida es tan difícil que nadie lo ha conseguido? El hombre caído, cargado con el pecado original, no puede alcanzar esta meta sólo por su propia capacidad o esfuerzo. Un hombre que haya realizado el ideal de la creación sobre la tierra debe venir e injertar a todos los hombres caídos en sí mismo en armoniosa unidad (Rm. 11:17). Este hombre debe venir para mostrar el camino a los hombres caídos. Jesús vino como el Arbol de la Vida para cumplir la esperanza de los santos del Antiguo Testamento, quienes estuvieron aguardando su llegada (Pr. 13:12).
Hechos 2:4 afirma que los santos, en el día de Pentecostés, pudieron recibir el Espíritu Santo, mediante el cual toda la humanidad podría dirigirse a Jesús, el Arbol de la Vida, y unirse con él. Esto sólo pudo ocurrir después de la distribución de las «lenguas de fuego»; es decir, la espada de fuego que guardaba el camino hacia el Arbol de la Vida. De esta forma, los cristianos están solamente unidos espiritualmente con Jesús. Así pues, los padres, no importa lo ardiente que sea su fe en Jesús, no pueden dar nacimiento a hijos sin pecados, que también tienen que seguir el mismo curso de la redención de los pecados. Sabemos que incluso los más piadosos santos no han sido capaces de eliminar el pecado original; por consiguiente, incluso ellos no tienen más remedio que transmitir este pecado a sus hijos (ref. Parte 1, Cap. IV, Sec. I).
Por lo tanto, Cristo debe venir de nuevo a la tierra como el Arbol de la Vida, para llevar a cabo la providencia de la redención de la humanidad del pecado original, injertando a los hombres en sí mismo. Por esta razón, los santos de la Era del Nuevo Testamento esperan el Arbol de la Vida señalado en Apocalipsis 22:14, que es en realidad el Señor de la Segunda Llegada.
Podemos comprender que el propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar el Arbol de la Vida que fue perdido en el Jardín del Edén (Gn. 2:9), a través del Arbol de la Vida mencionado en Apocalipsis 22:14. Debido a la caída, Adán no pudo alcanzar el primer Arbol de la Vida. Por consiguiente, Cristo debe venir de nuevo como el último Adán (Ap. 22:13), con el fin de salvar al hombre caído. Por esta razón, a Cristo se le llama «el último Adán» (1 Co. 15:45).
(2) El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
Dios creó a Adán, y también creó a Eva como la esposa de Adán. Así pues, si en el Jardín del Edén hay un árbol que simboliza al hombre maduro, debe haber otro que represente a la mujer madura. El Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal que, como fue descrito, estaba junto con el Arbol de la Vida (Gn. 2:9) era, pues, el símbolo de Eva.
La Biblia se refiere a Jesús como la vid Jn. 15:5), o el olivo (Rm. 11:17). De igual forma, Adán y Eva estaban representados por los dos árboles.
2. LA VERDADERA NATURALEZA DE LA SERPIENTE.
En la Biblia leemos que la serpiente tentó a Eva a cometer el pecado (Gn. 3:4-5) ¿Qué significa esta serpiente? La respuesta se encuentra estudiando el verdadero carácter de la serpiente en el tercer capítulo del Génesis.
La serpiente, descrita en la Biblia, pudo conversar con el hombre. Además, causó la caída del hombre, que es un ser espiritual. Por consiguiente, la serpiente debió haber sido también un ser espiritual. Conocía el mandamiento de Dios de prohibir al hombre comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Esto nos dice decisivamente que la serpiente era espiritual.
En Apocalipsis 12:9 leemos más detalladamente que «fue arrojada la gran Serpiente, la Serpiente antigua», que es llamada el Diablo, por algunos, y Satán por otros. Esta «Serpiente antigua» era la misma que tentó a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Esta serpiente es llamada el Diablo o Satán, quien como sabemos ha dirigido constantemente a la mente humana hacia el mal. Por lo tanto, Satán debe ser un ser espiritual. Si el Diablo es espiritual, la serpiente que simboliza al Diablo debe ser también espiritual. Así pues, hemos demostrado que la serpiente que tentó al primer hombre y la primera mujer no era un animal, sino un ser espiritual.
Una cuestión que debemos resolver, entonces, es si la serpiente existió antes del tiempo de la creación o apareció después de la creación. Si la serpiente fuera un ser que existía antes de la creación con un propósito contrario al de Dios, la lucha entre el bien y el mal en el mundo sería inevitable y eterna. La providencia de la restauración de Dios, entonces, no tendría significado y el monismo, la creencia de que todas las cosas fueron hechas por un solo Dios, sería descartado. No podemos evitar la conclusión, pues, de que el ser espiritual, representado por la serpiente, era un ser originalmente creado para un propósito bueno y que más tarde cayó y se degradó convirtiéndose en Satán.
¿Qué clase de ser espiritual pudo haber conversado con el hombre, conociendo la voluntad de Dios, viviendo en el cielo (el mundo del espíritu y que pudo dominar el alma humana, transcendiendo el tiempo y el espacio, incluso después de su caída y degradación? No hay otro ser que tenga tales características excepto un ángel.. La serpiente debió haber sido el nombre simbólico de un ángel. Leemos en 2 Pedro 2:4, que Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno. Así pues, podemos llegar a la conclusión de que la verdadera naturaleza de la serpiente, que tentó al hombre a pecar, era un ángel.
La lengua de la serpiente está hendida en dos. Esto simboliza a un hombre o un ser que manifiesta dos cosas diferentes con una sola lengua, un ser que vive una doble vida con un solo corazón. La serpiente es también el símbolo de alguien que induce a los demás a que se sacrifiquen por su propio beneficio. La serpiente enrosca su cuerpo alrededor de la presa, y luego la devora. Por estas razones, la Biblia asemeja al ángel que tentó al hombre con una serpiente.
3. LA CAIDA DEL ANGEL Y LA CAIDA DEL HOMBRE.
Ahora sabemos que la serpiente que tentó al hombre fue un ángel, y que este ángel, al caer en el pecado, se convirtió en Satán. Investigaremos más detalladamente qué clase de pecado cometieron el ángel y el hombre.
(1 ) El delito del ángel.
En Judas 1:6-7, se lee:
«y además que a los ángeles, que no mantuvieron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran Día. Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras un uso innatural de la carne, padeciendo la pena de un fuego eterno».
Según esto, podemos razonar que el ángel cayó a consecuencia de un acto inmoral de uso innatural de la carne y que este acto fue fornicación.
La fornicación es un delito que no puede ser cometido por una persona sola. Por consiguiente, debemos descubrir con quién cometió el ángel fornicación en el Jardín del Edén. Con el fin de conocer esto, investiguemos qué clase de delito fue cometido por el hombre.
(2) El delito del hombre.
En Génesis 2:25, leemos que Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban de su desnudez. Pero, después de la caída, sintieron vergüenza de su desnudez y se hicieron un delantal de hojas de higuera para cubrir sus partes bajas (Gn. 3:7).
Si hubieran cometido el pecado comiendo un fruto literal de un «árbol de la ciencia del bien y del mal», en vez de hacer esto, habrían ocultado sus manos y sus bocas. Es naturaleza humana ocultar el área de la transgresión. Que cubrieran sus partes sexuales, claramente indica que estaban avergonzados de las áreas sexuales de sus cuerpos, debido a que habían pecado mediante ellas. Según esto, sabemos que cometieron el pecado con las partes sexuales de sus cuerpos.
En Job 31:33, está escrito: «¿He disimulado mis culpas a los hombres, ocultando en mi seno mi pecado ... ?». Adán ocultó su transgresión cubriendo las partes sexuales de su cuerpo después de la caída. Esto de nuevo indica que la parte sexual del cuerpo de Adán fue el lugar de la transgresión, debido a que Adán cometió el pecado con esta parte.
En el mundo anterior a la caída del hombre, ¿qué acto pudo haber cometido el hombre a riesgo de su propia vida? No pudo ser nada más que un acto de amor ilícito.
Desde el punto de vista de la creación de Dios, el amor debería ser el acto más precioso y santo en el mundo. Sin embargo, desde la caída, los hombres en general han considerado el acto del amor como algo despreciable, debido a que el amor fue precisamente la causa de la caída humana. Esto nos demuestra más claramente que el hombre cayó debido a la fornicación.
(3) El acto de adulterio entre el ángel y el hombre.
Hasta ahora, hemos aclarado que el hombre fue tentado por un ángel y cayó. Ambos, el hombre y el ángel, cayeron debido a la fornicación. En el mundo de la creación, los hombres y los ángeles son los únicos seres espirituales que pueden tener una relación de amor. Según lo anterior, llegamos a la conclusión de que debió haber ocurrido algún acto de adulterio entre el hombre y el ángel.
Juan 8:44 dice, «Vuestro padre es el Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre». De nuevo, Apocalipsis 12:19, enseña que el Diablo es Satán, y que Satán es la «serpiente antigua» que tentó al hombre. Según estos versículos bíblicos, podemos a firmar que el hombre es el descendiente del Diablo, y, naturalmente, el descendiente de Satán; y por ello, es el descendiente de la serpiente. ¿Cuáles fueron las circunstancias que rodearon al asunto que causó que el hombre fuera descendiente del ángel caído, Satán? Estas circunstancias están relacionadas con el hecho de que fue cometido adulterio entre los primeros antepasados humanos y el ángel. A causa de este acto, todos los hombres nacieron del linaje Satánico, separado del linaje de Dios. En Roma nos 8:23, se dice:
«... también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo».
En Mateo 3:7, Juan Bautista reprochó al pueblo incrédulo, llamándoles «raza de víboras» -hijos de Satán-. De nuevo en Mateo 23:33, Jesús reprendió a los judíos, diciéndoles «Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar de la condenación de la gehenna?».
Según estas referencias bíblicas, podemos afirmar que hubo una relación adúltera entre el ángel y el hombre, y que esto fue la causa de la caída del hombre.
4. EL FRUTO DEL ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL.
Previamente, hemos aclarado el hecho de que el Arbol de la Ciencia de Bien y del Mal, es Eva. ¿Qué simboliza entonces el fruto del árbol? Simboliza el amor de Eva. De igual manera que un árbol frutal se multiplica por su fruto que contiene su semilla, Eva debería haber multiplicado hijos del bien por medio de su amor centralizado en Dios. Pero en su lugar, Eva multiplicó hijos del mal por medio de su amor centralizado en Satán. Eva fue creada para llegar a ser perfecta recorriendo el período de crecimiento. A través de su amor, Eva podría haber dado frutos buenos o frutos malos. Por esta razón, su amor fue designado como «el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal», y ella misma fue designada como el «Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal».
Entonces, ¿qué significa el acto de comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal? Cuando decimos que comemos algo, significa que lo hacemos parte de nuestra propia sangre y carne. Eva debió haber multiplicado hijos de un linaje bueno mediante su sangre y carne de bondad, derivada del «fruto» bueno que comiera en su amor centralizado en Dios. En vez de ser así, ella ocasionó un mundo lleno de pecado, multiplicando hijos de un linaje malo mediante su sangre y carne de maldad, derivada del «fruto» malo que comió en su amor centralizado en Satán. Por consiguiente, que Eva comiera del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, significa que tuvo una relación de sangre con el ángel (Satán) mediante su amor malo centralizado en él.
Génesis 3:14, dice que Dios maldijo al ángel caído, diciendo que se arrastraría sobre su vientre y comería polvo todos los días de su vida.. «Sobre tú vientre caminarás», significa que el ángel se convertiría en un ser miserable, incapaz de funcionar adecuadamente conforme a la forma original de la creación. Tener que «comer polvo», significa que tenía que vivir recibiendo malos elementos de vitalidad del mundo malo y estar privado del derecho de tener elementos de vida de Dios, puesto que fue arrojado de l cielo (Is. 14:12, Ap. 12:9).
5. LA RAIZ DEL PECADO.
De acuerdo a lo que ha sido deducido por la Biblia, hemos llegado a comprender que la raíz del pecado no es que los primeros humanos comieron un fruto, sino que tuvieron una relación ilícita de sangre con un ángel simbolizado por la serpiente. Por esta razón, no multiplicaron el linaje bueno de Dios, sino que multiplicaron el linaje malo de Satán.
Además, hay otro hecho que demuestra claramente que la raíz del pecado del hombre brota del adulterio. Debido a que la raíz del pecado empezó por una relación de sangre, el pecado original fue transmitido de generación en generación. Todas las religiones que enseñan cómo eliminar el pecado, han considerado al adulterio el pecado más grande, y han puesto énfasis en llevar una vida ascética con el fin de prevenirlo. Esto también demuestra que la raíz del pecado está en el adulterio. Los israelitas fuero n circuncidados como una condición de redención para llegar a ser los elegidos de Dios, debido a que la raíz del pecado está en el hecho de haber recibido la sangre mala a causa del adulterio, y quisieron santificarse poniendo una condición para que la sangre mala fuera quitada de su carne.
La causa principal de la decadencia de numerosas naciones, héroes nacionales y patriotas, fue el adulterio, debido a que el impulso de cometer adulterio, la raíz del pecado, estaba siempre actuando en la mente del hombre sin que fuera consciente de ello. Podremos eliminar todos los demás pecados elevando la ética y moralidad del hombre a través de la religión, educación y el mejoramiento del sistema social y económico. Pero en las circunstancias presentes nadie puede impedir el delito del adulterio, que está aumentando cada vez más a medida que la civilización hace la vida humana más fácil y más indolente. Por consiguiente, nunca podremos esperar que el mundo ideal sea establecido, a menos que podamos erradicar la fuente de este delito. Por ello, el Señor de la Segunda Llegada debe ser capaz de resolver este problema completamente. Todos estos hechos prueban que la raíz del pecado se encuentra en el adulterio.
Ya hemos aclarado en la Sección I el hecho de que la serpiente fue un ángel que causó la caída de Eva. Debido a que la motivación de la caída humana se encuentra en el mismo ángel, debemos saber algo más acerca del ángel antes de que podamos realmente conocer la motivación y el proceso de la caída.
1. LA CREACION DEL ANGEL, SU MISION Y SU RELACION CON EL HOMBRE.
Todos los seres fueron creados por Dios. Los ángeles no fueron una excepción.
Dios creó el mundo angélico antes que nada. Génesis 1:26, relata la historia de la creación: «Hagamos el hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza», poniendo la prime ra persona en plural. La razón no es que estuviera hablando como una trinidad, como lo han interpretado muchos teólogos, sino es debido a que estaba hablando a los ángeles, que habían sido creados antes que el hombre (Gn. 1:26).
Dios creó a los ángeles como sirvientes que tenían que asistirle en la creación del universo, y en Su dispensa de la recreación (Heb. 1:14). Los ángeles comunicaron a Abraham las importantes palabras de la bendición de Dios (Gn. 18:10), anunciaron la concepción de Cristo a María (Mt. 1:20, Lc. 1:31), y le quitaron a Pedro las cadenas y le ayudaron a salir de la cárcel (Hch. 12:7-11). Podemos encontrar numerosos ejemplos en la Biblia de ángeles que trabajaron para Dios. En Apocalipsis 22:9, el ángel se designa a sí mismo como un «siervo», mientras que en Hebreos 1:14, se llama a los ángeles «espíritus servidores». Además, podemos ver en muchos versículos bíblicos pruebas consistentes de que los ángeles han sido creados para honrar y alabar a Dios (Ap. 5:11-12, 7:11-12).
Estudiemos ahora la relación entre el hombre y los ángeles, conforme al principio de la creación. Ya que Dios creó a los hombres como Sus hijos, dándoles dominio sobre toda la creación (Gn. 1:28), el hombre tendría que dominar a los ángeles también. 1 Corintios 6:3, dice que el hombre tiene autoridad incluso para juzgar a los ángeles. Muchas personas que se comunican con el mundo espiritual frecuentemente ven a ángeles sirviendo a los santos del Paraíso. Esto también es un buen ejemplo que ilustra que los ángeles sirven a los hombres.
2. LA CAIDA ESPIRITUAL Y LA CAIDA FISICA.
Dado que Dios creó al hombre con espíritu y carne, la caída ocurrió también en el espíritu y en la carne. La caída espiritual fue la relación de sangre entre el ángel y Eva, mientras que la caída física fue la relación de sangre entre Eva y Adán.
¿Cómo pudo haber una relación sexual entre el ángel y el hombre? Los sentimientos y las sensaciones son sentidos y correspondidos en el invisible, o mundo espiritual. El contacto entre un espíritu y un hombre aquí en la tierra (que tiene un espíritu), no es muy diferente del contacto entre dos seres humanos aquí en la tierra. Por ello, la unión sexual entre un ser humano y un ángel es realmente posible.
Podemos comprender lo que se ha dicho aquí aún más claramente mediante los siguientes relatos. En la sociedad humana se cuentan historias de hombres que en la tierra llevan una vida matrimonial con un espíritu. Está la historia del ángel que, en lucha con Jacob, le golpeó en el hueso del muslo y le dislocó la cadera (Gn. 32:25). Incluso hay otro relato sobre los ángeles que se aparecieron en casa de Abraham y comieron la carne y otros alimentos que había preparado para ellos (Gn. 18:7-8), y los dos ángeles que visitaron a Lot y comieron el pan sin levadura que coció para ellos. Los hombres de la ciudad, excitados por el deseo sexual después de haberlos visto, rodearon la casa y llamaron a voces a Lot: «¿Dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos» (Gn. 19:5). Estos ejemplos ilustran la posibilidad de contacto entre hombres y ángeles.
( 1 ) La caída espiritual.
Dios creó el mundo angélico (Gn. 1:26) y puso a Lucifer (que fue simbolizado por «Lucero, hijo de la Aurora» en Is. 14:12) en la posición de arcángel. Lucifer estaba en la posición de monopolizar el amor de Dios como mediador entre Dios y el mundo angélico, de igual manera que Abraham era el canal para la bendición de Dios a los israelitas. Sin embargo, Dios, después de crear a los hombres como Sus hijos, los amó mucho más que a Lucifer, quien había sido creado como Su sirviente. En realidad, Lucifer seguía recibiendo la misma cantidad de amor de Dios que recibía antes de la creación del hombre, pero cuando vio que Dios amaba más a Adán y Eva, sintió que Dios lo amaba menos que antes. Esta situación es similar a la parábola bíblica de los obreros que habían empezado a trabajar muy temprano por la mañana, y viendo que aquellos que empezaron más tarde y que trabajaron muy poco recibieron la misma paga que ellos, se sintieron pagados injustamente, aunque recibieron la cantidad prometida (Mt. 20:1-5). Lucifer, al sentir una pérdida de amor, trató de tentar a Eva para que se rindiera ante él, con el fin de poder disfrutar en la sociedad humana de la misma posición que tenía en el mundo angélico. Esto fue el motivo de la caída espiritual.
Todas las cosas fueron creadas para recibir el dominio de Dios por medio del amor. Por ello, el amor es la fuente de la vida y la esencia de la felicidad; el amor es el ideal de toda la creación. Por esta razón, cuanto más amor alguien recibe de Dios, más hermoso o hermosa llega a ser esta persona. Así pues, era natural que Eva apareciera muy bella a los ojos de Lucifer. Además, cuando Eva fue susceptible a su tentación, Lucifer se sintió fuertemente estimulado por un impulso de amor hacia Eva. En ese momento, Lucifer se atrevió a seducir a Eva a riesgo de su vida. Lucifer, que abandonó su posición debido a su deseo excesivo, y Eva, que deseaba que se le abrieran los ojos y ser como Dios a través de una relación sexual antes de estar preparada para tenerla, formaron así una base recíproca y tuvieron una relación sexual a través de su acción de dar y tomar (Gn. 3:5-6). Debido a que la fuerza del amor originada por su acción de dar y tomar no estaba basada en el Principio, ellos cayeron en una relación ilícita de amor espiritual.
Conforme al principio de que los hombres fueron creados para intercambiarse elementos con el ser objetivo con quien tienen que formar un solo cuerpo mediante el amor, Eva recibió ciertos elementos de Lucifer cuando ambos se unieron formando un solo cuerpo mediante el amor. En primer lugar, ella recibió de Lucifer el sentimiento de miedo que se originó en su conciencia culpable, a causa de su violación del propósito de la creación. En segundo lugar, ella recibió sabiduría, con la que pudo darse cuenta de que el esposo pensado para ella en la naturaleza original de la creación no era Lucifer, sino Adán. En este tiempo Eva estaba todavía en el período de inmadurez. Por tanto, era inmadura en sabiduría comparada con la del arcángel, que había alcanzado un cierto nivel de madurez. Así pues, ella recibió la sabiduría del arcángel.
(2) La caída física.
Adán y Eva deberían haberse convertido en marido y esposa, eternamente centrados en Dios, después de haber alcanzado su perfección. Sin embargo. Eva se unió con Adán después de haber tenido la relación ilícita con el arcángel en su período de crecimiento. Esta relación conyugal prematura entre Adán y Eva fue centrada en Satán, y causó la caída física.
Como se señaló antes, Eva adquirió por la caída espiritual con el arcángel el sentimiento de miedo que provenía de la angustia de su conciencia culpable, y la sabiduría para comprender que su verdadero esposo no era el arcángel, sino Adán. Eva entonces sedujo a Adán con la esperanza de poder liberarse del miedo derivado de la caída e incluso presentarse ante Dios después de formar un solo cuerpo con Adán, que fue creado para ser su esposo. Este fue el motivo que dio lugar a la caída física.
Eva, habiéndose unido con el arcángel a través de su relación sexual ilícita, estaba en la posición del arcángel con respecto a Adán. Por tanto, Adán, a quien Dios amaba, aparecía muy hermoso para ella. Adán era la única esperanza de Eva para volver a Dios. Sintiendo esto, Eva tentó a Adán, de igual forma que el arcángel la había tentado a ella. Adán y Eva formaron una base recíproca, y a través de su acción de dar y tomar, el poder del amor los atrajo fuertemente. Este poderoso amor hizo que Adán abandonara su posición original y finalmente causó que Eva y él tuvieran una relación sexual ilícita.
Adán, al unirse con Eva, heredó todos los elementos que Eva había recibido de Lucifer, de igual forma que ella los adquirió. Estos elementos fueron entonces transmitidos a sus descendientes. A pesar de la caída de Eva, si Adán hubiera alcanzado la perfección sin formar una base recíproca con la Eva caída, él, como el sujeto perfecto, habría permanecido intacto, y la providencia para restaurar a Eva habría sido mucho más fácil. Sin embargo, Adán cayó también, y la humanidad ha multiplicado el pecado hasta nuestros días, perpetuando así el linaje de Satán.
1. LA CAIDA HUMANA SEGUN EL PUNTO DE VISTA DE LA FUERZA DEL AMOR Y LA FUERZA DEL PRINCIPIO.
El hombre fue creado para vivir de acuerdo con el Principio. Por tanto, la fuerza del Principio no pudo causar la caída y arrojar al hombre fuera del camino. Podemos comparar esto a un tren que no puede descarrilarse por sí mismo. Para que un tren se salga de la vía, debe haber un fallo en la máquina o en los raíles, o debe chocar con él una fuerza exterior, más grande que su propia fuerza de locomoción, que venga en una dirección diferente. De igual manera, el hombre puede caer cuando choca con él un a cierta fuerza más grande que la del Principio que le hace crecer, y con un propósito diferente. No hay otra fuerza más grande que la del Principio excepto la fuerza del amor.
Por consiguiente, el hombre, en un estado inmaduro, podría caer a causa de la fuerza del amor, si éste no estuviera centrado en el Principio.
¿Por qué, pues, la fuerza del amor era más grande que la fuerza del Principio, en tal medida que el hombre cayó cuando tomó contacto con el amor dirigido por un propósito diferente?
De acuerdo con el principio de la creación, el amor de Dios es el amor subjetivo, que se manifiesta a través del fundamento de cuatro posiciones, el cual se establece perfeccionando los tres propósitos objetivos mediante los tres amores objetivos. Por ello, el amor es la fuente de la vida y la felicidad del hombre, porque sin el amor de Dios el fundamento de cuatro posiciones, que es el propósito de la creación del hombre, nunca podría ser establecido. Dios, por medio del amor, debería tener dominio sobre el hombre, que está creado mediante el Principio. Por consiguiente, la fuerza del amor debe ser más grande que la del Principio con el fin de que el amor tenga el máximo valor. Si la fuerza del amor fuera más débil que la del Principio, el amor de Dios no podría dominar al hombre, que fue creado mediante el Principio. Más bien, el hombre tendría una relación más fuerte con el Principio que con el amor de Dios. Por esta razón, Jesús deseaba educar a sus discípulos con la verdad y salvarles con el amor.
2. EL PROPOSITO DE DIOS AL DAR EL MANDAMIENTO AL HOMBRE.
¿Con qué propósito Dios les dio a Adán y Eva el mandamiento de no comer del fruto? Si Adán y Eva, que no estaban en el dominio directo del amor de Dios debido a su inmadurez, iniciaban una relación recíproca con el arcángel basada en un amor fuera del Principio, entonces podrían caer, ya que la fuerza del amor es más grande que la del Principio. Pero, por muy grande que fuera la fuerza del amor del arcángel, si ellos hubieran seguido el mandamiento de Dios sin corresponder al arcángel, teniendo sólo una acción de dar y tomar con Dios, no podrían haber caído. En ese caso, la fuerza del amor fuera del Principio no tendría ningún efecto. La fuerza del amor ilícito les hizo desviarse del Principio a causa de que formaron una base recíproca con el arcángel y efectuaron la acción de dar y tomar con él, en contra del mandamiento de Dios.
Dios les dio este mandamiento cuando aún estaban inmaduros no tan solo porque El deseara impedir que cayeran, sino porque Dios también quería que el hombre disfrutara del dominio sobre toda la creación, haciendo que heredara Su naturaleza creativa. Así pues, Adán y Eva deberían haberse perfeccionado mediante su fe en la Palabra, que era su propia parte de responsabilidad (ref. Parte 1, Cap. 1, Sec. V, 2 [2]).
Dios no le dio este mandamiento al arcángel, sino al hombre; El quería exaltar la dignidad y calificaciones del hombre en el principio de la creación para que pudiera dominar incluso al arcángel desde la posición de hijo de Dios.
3. EL PERIODO DURANTE EL CUAL ERA NECESARIO EL MANDAMIENTO.
¿Habría sido necesario para siempre el mandamiento de Dios de no comer el fruto? Según el punto de vista del amor, el cumplimiento de la segunda bendición de Dios es que Adán y Eva entraran en el dominio directo de Dios a través de Su amor, convirtiéndose en marido y esposa centrados en el amor de Dios y multiplicando hijos (Gn. 1:28). Por tanto, el hombre fue creado, según el Principio, para poder comer del fruto después de su perfección.
Dado que la fuerza del amor es más fuerte que la del Principio, Adán y Eva no habrían caído si, llegando a ser marido y esposa después de su perfección, hubieran entrado en el dominio directo de Dios a través de un amor absoluto. En este caso, ningún hombre o ninguna otra fuerza podría romper el lazo del amor conyugal absoluto. Además, la fuerza del amor del arcángel, que era menor y más débil que la del hombre, de ninguna forma podría haber roto su amor recíproco centrado en Dios. Por consiguiente, el mandamiento de Dios a Adán y Eva de no comer del fruto habría sido necesario únicamente en el período de su inmadurez.
¿Cuál fue el resultado en el mundo de la creación, incluyendo al hombre y al arcángel, de la caída física y espiritual de Adán y Eva? Examinemos esta importante cuestión.
1. SATAN Y EL HOMBRE CAIDO.
Previamente hemos mencionado que Lucifer, el arcángel caído, fue designado Satán. El hombre cayó, convirtiéndose en el hijo de Satán, debido a que formó el fundamento de cuatro posiciones centralizado en Satán, llegando a ser de esta forma un solo cuerpo con él mediante su relación de sangre. Por ello, Jesús dijo que los hombres caídos tienen por padre al diablo (Jn. 8:44), y en muchas ocasiones los llamó raza de víboras, es decir, hijos de Satán (Mt. 3:7, 12:34, 23:33). Romanos 8:23, dice « ... no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo». Esto es debido a que el hombre no pudo heredar el linaje de Dios, sino que por el contrario heredó el linaje de Satán, a causa de la caída de los primeros antepasados humanos.
Si Adán y Eva hubieran establecido el fundamento de cuatro posiciones centrado en Dios después de haberse perfeccionado, se podría haber establecido el mundo bajo la soberanía de Dios en aquel entonces. Sin embargo, ellos cayeron en el período de inmadurez, formando así el fundamento de cuatro posiciones centrado en Satán. Por tanto, el mundo cayó bajo la soberanía Satánica. Juan 12:31, dice que Satán es el «príncipe de este mundo», mientras que 2 Corintios 4:4, Satán es designado como el «dios de este mundo»
De esta forma, Satán llegó a dominar al hombre, que había sido creado para ser el señor de toda la creación, y por medio del hombre llegó a dominar la creación también. Por ello, Romanos 8:19, dice que la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. Esto significa que toda la creación, que está ahora bajo el dominio de Satán mientras que debería estar dominada por los hombres perfectos, está ansiosa de liberarse de Satán y ver la revelación de los hombres de la naturaleza original de la creación, que son los que están capacitados para dominar a toda la creación con amor.
2. LAS ACTIVIDADES DE SATAN EN LA SOCIEDAD HUMANA.
Satán está constantemente acusando a los hombres ante Dios, igual que hacía con Job (Jb. 1:9-11), con el fin de llevarlos al infierno. Sin embargo, ni incluso Satán puede efectuar este tipo de acción mala sin tener un objeto, con quien formar una base recíproca para la acción de dar y tomar. Los objetos de Satán son los espíritus malos en el mundo espiritual. Los objetos de estos espíritus malos son los espíritus de los hombres malos en la tierra. Los objetos de los espíritus de los hombres malos en la tierra son sus propios cuerpos físicos. Por consiguiente, el poder Satánico, ejercido a través de los malos espíritus, tiene como resultado las actividades físicas malas de los hombres aquí en la tierra. Por ello, leemos en Lucas 22:3, que Satán entró en Judas Iscariote. De nuevo en Mateo 16:23, Jesús llamó a Pedro «Satanás». En la Biblia, los hombres espirituales malos se designan como «ángeles» del diablo (Mt. 25:41).
Restaurar el Reino de los Cielos terrenal (ref. Parte I, Cap. III, Sec. II), significa realizar un mundo en el cual Satán nunca pueda obrar cuando el hombre destruya completamente su base recíproca con Satán y restaure su base recíproca con Dios, inician do así una acción de dar y tomar con El. Que Dios encerrará a Satán en el abismo sin fondo en los Ultimos Días, significa que Satán no podrá ya actuar, debido a que habrá perdido a sus objetos mediante los cuales obrar. Con el fin de que el hombre pueda cortar su base recíproca con Satán y tener derecho de juzgarle (1 Co. 6:3), debe conocer el verdadero carácter del crimen de Satán y acusarle ante Dios. Sin embargo, Dios, al crear a los ángeles y al hombre, les dio libertad; así que El no puede restaurarlos a la fuerza. Por consiguiente, el hombre debería ser capaz de lograr la sumisión natural de Satán exaltando la Palabra, mediante el cumplimiento de la propia parte de responsabilidad por su propia voluntad, para poder restaurar el nivel de un hombre de naturaleza original de la creación. La historia de la providencia de la restauración ha sido prolongada por tanto tiempo debido a que Dios está desarrollando Su providencia conforme a estos principios.
3. EL BIEN Y EL MAL VISTO SEGUN LA NATURALEZA DEL PROPOSITO.
Hemos definido ya el bien y el mal en «El Valor Original de la Creación» (ref. Parte I, Cap. I, Sec. IV). Estudiemos ahora el bien y el mal según la naturaleza del propósito. Si Adán y Eva hubieran establecido el fundamento de cuatro posiciones centrado en Dios, mediante el amor con el que fueron dotados originalmente, habrían creado el mundo del bien. Pero ellos realizaron un mundo del mal, debido a que establecieron un fundamento de cuatro posiciones centrado en Satán, mediante una relación de amor que tenía un propósito contrario al bien. Por lo tanto, el bien y el mal pueden ser los resultados de una misma acción, pero con una dirección y propósito diferente. Hay muchos ejemplos que ilustran que la naturaleza humana, que se considera mala, sería buena si se persiguiera el propósito de la voluntad de Dios. Por ejemplo, el deseo o ambición humano, normalmente considerado malo, es parte de la naturaleza original de la creación recibida por Dios en el principio. Esto es cierto, porque el propósito de la creación era obtener alegría, y la alegría sólo se siente cuando el deseo se cumple. Si el hombre no tuviera deseo o ambición, no podría tener alegría. Si el hombre no tuviera deseo o ambición, no tendría ambición de recibir el amor de Dios, de desear vivir, de realizar buenas obras ni de desarrollarse. De esta forma, no se podría realizar el propósito de la creación de Dios ni la providencia de la restauración. El mantenimiento y desarrollo de la sociedad humana también sería interrumpido.
El deseo original del hombre, al ser la naturaleza original de la creación, conduce a realizar el bien si es fructífero para el propósito de la voluntad de Dios. Por el contrario, si es fructífero para el propósito de la voluntad de Satán, sus consecuencias son el mal. Según este principio, es patente que incluso este mundo del mal será restaurado a la bondad perfecta, cuando se dirija hacia el propósito del bien centrado en Cristo, realizando así el Reino de los Cielos sobre la tierra. (ref. Parte 1, Cap. III, Sec. II, 2). Así pues, la providencia de la salvación es cambiar la dirección del mundo caído, que está dirigido hacia el propósito de Satán, conduciéndolo hacia el Reino de los Cielos sobre la tierra, con el fin de realizar el propósito divino de la creación.
El modelo del bien mantenido durante el curso de esta providencia no es absoluto, sino relativo. Esto es debido a que, durante una era específica, se considera bueno seguir el propósito de la ideología gobernante, mientras que se considera malo ir en contra de su propósito. Pero una vez que la era y la soberanía cambian al surgir una ideología diferente el propósito también cambia y con él, el modelo del bien y el mal. En cualquier religión o ideología, los adherentes consideran «bueno» seguir el propósito definido por la doctrina, mientras que ir en contra es «malo». Pero para aquellos de una religión o ideología diferente, o para quienes cambian sus creencias, naturalmente el modelo del bien y el mal variará conforme a la diferencia de propósitos.
La causa principal que provoca los conflictos y revoluciones, que constantemente ocurren en la sociedad humana, es el cambio del modelo del bien y del mal causado a medida que el propósito perseguido por los hombres varía. El modelo del bien y el mal en el curso de la restauración no es absoluto, sino relativo. Sin embargo, cuando la soberanía de Satán sea expulsada de la tierra, y Dios, el absoluto ser eterno transcendente del tiempo y del espacio, restaure Su soberanía con Su ideología absoluta, el propósito determinado por esta ideología y el consiguiente modelo del bien, también serán absolutos. Este será el mundo de la ideología macrocósmica que será establecido por el Señor de la Segunda Llegada. De hecho, la historia humana, continuamente llena de conflictos y revoluciones, ha sido la lucha por perseguir el bien absoluto que desea nuestra mente original. Por esta razón, los conflictos y revoluciones que ocurren en la sociedad humana continuarán hasta que sea establecido el mundo del bien absoluto.
4. LAS OBRAS DE LOS ESPIRITUS BUENOS Y LOS ESPIRITUS MALOS.
«Espíritus buenos» es el nombre colectivo para Dios, hombres espirituales buenos que están a Su lado y ángeles. Lo que designamos como «espíritus malos» es Satán y todos los hombres espirituales malos que están a su lado. Las obras de los espíritus buen os y los espíritus malos, como en el caso del bien y del mal, comienzan en el mismo punto y de la misma manera, pero se dirigen hacia propósitos diferentes.
Aquellos que colaboran en las obras de los espíritus buenos disfrutan de un creciente sentido de paz y de justicia; incluso mejora la salud física de los individuos. Las obras de los espíritus malos hacen que los individuos sientan un creciente sentido de inseguridad, miedo y egoísmo; incluso dañan la salud física de los obsesionados. Para quienes no conocen el Principio, les resulta muy difícil discernir entre el bien y el mal en las obras espirituales. Al cabo de un tiempo, los resultados revelarán la naturaleza del espíritu. Sin embargo, los hombres caídos, al encontrarse situados a mitad de camino entre el bien (Dios) y el mal (Satán), a veces cooperan con las obras de los buenos espíritus y de malos espíritus alternativamente. En muchos casos, las obras de los malos espíritus suceden a las obras de buenos espíritus al cabo de un cierto tiempo. Así que es muy difícil para quienes no conocen el Principio discernir entre ellos. Es una pena que en esta era, muchos ministros y otros hombres religiosos condenen, por ignorancia, la obra de los espíritus buenos como obra de espíritus malos, actuando así sin darse cuenta contra la voluntad de Dios. Nadie, en los días actuales de tan gran aumento de fenómenos espirituales, puede guiar a los hombres con capacidad de comunicación espiritual a menos que pueda discernir entre las obras de los espíritus buenos y los espíritus malos.
5. EL PECADO.
El pecado es un acto de violación de la ley celestial al establecer una condición por la cual se forma una base recíproca con Satán, provocando así una relación de dar y tomar con él. Podemos clasificar el pecado humano en cuatro clases:
Primero, el «pecado original» del hombre, que es el pecado derivado de la caída espiritual y física de los primeros antepasados humanos. El pecado original es la raíz de todos los pecados.
Segundo, el «pecado hereditario» del hombre, que es el pecado de los antepasados transmitido a los descendientes a través del linaje de sangre. Los Diez Mandamientos afirman que el pecado de los padres afecta a los descendientes durante varias generaciones (Ex. 20:5).
Tercero, el «pecado colectivo». Este es el pecado en que todo el mundo es colectivamente responsable, aunque no sea un pecado personal ni hereditario. Un ejemplo de esta clase de pecado, es la crucifixión de Jesús. Los jefes de los sacerdotes y los escribas del pueblo crucificaron a Jesús; por ello, todo el pueblo sufrió el castigo de Dios, asumiendo la responsabilidad en conjunto.
De igual manera, toda la humanidad ha tenido que sufrir y llevar la responsabilidad común hasta la Segunda Llegada del Señor.
Cuarto, el «pecado individual», que cada uno comete por sí mismo. Como fue mencionado antes, designamos al pecado original la raíz de todos los pecados. El pecado hereditario se corresponde al tronco, mientras que el pecado colectivo y el pecado individual se corresponden respectivamente a las ramas y a las hojas de un árbol. Todos los pecados vienen del pecado original, que es la raíz de todos los pecados. Por tanto, el hombre no puede eliminar fundamentalmente todos los pecados sin antes liberarse del pecado original. Sin embargo, nadie ha sido capaz de descubrir la raíz del pecado. Solamente Cristo, el Verdadero Padre que viene como la raíz de la vida, puede descubrir la raíz de los pecados y arrancarla completamente.
6. LA NATURALEZA ORIGINAL DE LA CAIDA.
Eva heredó del arcángel todas las características que se originaron cuando el arcángel cometió el acto sexual con Eva en contra de la voluntad de Dios. Entonces Adán, al tener una relación de sangre con Eva -que estaba a su vez en la posición del arcángel con respecto a él- heredó también las mismas características. De esta manera, estas características dieron nacimiento a la naturaleza caída del hombre. Las designamos como la «naturaleza original de la caída».
La motivación básica que causó la naturaleza original de la caída se halla en los celos que el arcángel sintió hacia Adán. ¿Cómo pudieron aparecer los celos en el arcángel que había sido creado para un propósito bueno? Originalmente, el arcángel fue dota do con sabiduría y deseo, como parte de la naturaleza original de la creación. El pudo comparar y discernir que el amor de Dios a los hombres era mayor que el que él recibía. Era completamente natural que él abrigara la esperanza de recibir un amor más grande que ningún otro ser, debido a que él poseía el deseo espontáneo de recibir el amor más grande. Semejante deseo le condujo automáticamente a los celos. Por lo tanto, los celos fueron un subproducto de la naturaleza original de la creación, igual que la sombra es algo producido por la luz.
Sin embargo, después de la perfección, el hombre nunca podría haber caído por este deseo incidental. No osaría cometer un delito así, debido a que sabría que el tormento que experimentaría por el miedo de la autodestrucción, después de cumplir un deseo semejante, sería mucho más grande que la satisfacción momentánea que disfrutaría al realizarlo.
El mundo después de la realización del propósito de la creación sería una sociedad sistemática, asemejándose a un hombre en su forma, en la que todos los hombres tienen una relación orgánica entre sí. Así pues, el daño que sufre cualquier individuo lo si ente también el conjunto. Por ello, todo el cuerpo preservaría a los miembros individuales de la destrucción. Similarmente, en el mundo en el que se ha cumplido el propósito de la creación, cualquier deseo incidental que proviniera de la naturaleza original de la creación sería usado para el desarrollo de la sociedad humana; nunca causaría la caída del hombre.
Podemos dividir la naturaleza original de la caída aproximadamente en cuatro aspectos. El primero es el fallo de no tomar el punto de vista de Dios al amar a los demás. El motivo de la caída del arcángel fue sus celos de Adán; él no le amó desde el mismo punto de vista de Dios. Esto le llevó a profanar a Eva. La naturaleza que hace que un cortesano sienta celos del favorito de un rey, en vez de amarle desde el mismo punto de vista del rey, es un ejemplo de la naturaleza original de la caída.
El segundo es abandonar la propia posición. Lucifer cayó por abandonar su posición, movido por un deseo injusto de disfrutar en la sociedad humana de la misma posición que tenía en el mundo angélico, y también debido a su intento de recibir más amor de Dios. Todo acto que se realiza fuera de la propia posición o de los límites de uno mismo, causado por un deseo injusto, es sin excepción una manifestación de esta naturaleza original de la caída.
El tercero es invertir el orden del dominio. El ángel, quien debería estar bajo el dominio del hombre, dominó a Eva, invirtiendo el orden del Principio. Y Eva, quien debería estar bajo el dominio de Adán, en vez de ello le dominó. Esto ocasionó la caída. La sociedad ha sido llevada al caos por quienes abandonaron sus posiciones e invirtieron el dominio. Esto es el resultado del tercer aspecto de la naturaleza original de la caída.
El cuarto es multiplicar el acto malo. Si Eva no hubiera multiplicado su delito con Adán después de su caída, Adán habría permanecido intacto. Restaurar a Eva sola, habría sido más fácil. Sin embargo, Eva provocó la caída de Adán, multiplicando su pecado con él. El deseo de los hombres malos de inducir a sus colegas a cometer delitos en su compañía, también proviene de esta naturaleza original de la caída.
1. EL SIGNIFICADO DE LA LIBERTAD SEGUN EL PUNTO DE VISTA DEL PRINCIPIO.
Al exponer la naturaleza de la libertad a la luz del Principio, debemos primeramente comprender que no hay libertad fuera el Principio.
La palabra «libertad» expresa a la vez a la libre voluntad y a la libre acción que la acompaña. Debido a que la anterior y la posterior están en la relación de carácter y forma, la libertad perfecta sólo es posible cuando éstas dos están combinadas. Naturalmente, donde no hay libre voluntad, no hay libre acción.
La libre voluntad que no va acompañada por la libre,acción no puede ser perfecta. La libre acción proviene de la libre voluntad, Y la libre voluntad es la manifestación de la propia mente original. Las mentes de los hombres de la naturaleza original de la creación no pueden operar aparte del Principio, que es la Palabra de Dios. Por tanto, no puede haber libre voluntad aparte del Principio y, naturalmente, no puede existir la verdadera libre acción. Podemos concluir diciendo que, para los hombres de naturaleza original de la creación, no hay ninguna libertad aparte del Principio.
En segundo lugar, no hay libertad que no esté acompañada de responsabilidad. El hombre, creado de acuerdo con el Principio, tiene que perfeccionarse cumpliendo su parte de responsabilidad mediante su propia libre voluntad (ref. Parte I, Cap. 1, Sec. V, 2 [2]). En consecuencia, el hombre, en su lucha por alcanzar el propósito de la creación, siempre trata de cumplir su responsabilidad mediante su libre voluntad; por ello, no puede haber libertad sin estar acompañada de responsabilidad.
En tercer lugar, no hay libertad sin resultados reales. El propósito del esfuerzo del hombre en cumplir su propia parte de responsabilidad es cumplir el propósito de la creación y lograr así resultados reales con los cuales poder hacer feliz a Dios. Así pues, la libertad siempre persigue resultados reales en la realización del propósito de la creación de Dios. No hay ningún tipo de libertad sin resultados reales.
2. LA LIBERTAD Y LA CAIDA HUMANA.
Como hemos explicado, la libertad no puede existir fuera del Principio. Por consiguiente, en conformidad con el principio de la creación, la libertad va siempre acompañada de responsabilidad y está siempre persiguiendo resultados reales para hacer feliz a Dios. Por ello, los actos libres provenientes de la libre voluntad deberían dar lugar siempre a buenos resultados. Por esta razón, es imposible que el hombre cayera a causa de la libertad. Por esto, en 2 Corintios 3:17, se afirma, «Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad». A esta clase de libertad la llamamos la «libertad de la mente original».
Ya que Adán y Eva habían sido advertidos por Dios de que no comieran del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, deberían haber guardado el mandamiento de acuerdo con la libertad de su mente original, sin necesidad de la intervención de Dios. Cuando Eva estaba a punto de desviarse del Principio, la libertad de su mente original, que deseaba conseguir resultados reales de bondad y responsabilidad dentro del Principio, trató evidentemente de impedir que se desviara del camino, provocándole un sentimiento de inseguridad y miedo dentro de ella. Incluso después de la caída, esta libertad de la mente original trabajó sin lugar a dudas para hacer que el hombre volviera a Dios. Por lo tanto, el hombre no pudo haber caído a causa de la libertad de la mente original. Por el contrario, la causa fundamental de la caída humana fue por el hecho de que la fuerza del amor fuera del Principio era más grande que la fuerza directiva de la libertad de la mente original. Después de todo, el hombre perdió su libertad a causa de la caída. Sin embargo, Dios puede obrar en Su providencia de la restauración de la libertad porque el hombre, aunque está caído, le queda todavía una parte de su naturaleza original que busca la libertad en Dios. Una prueba razonable del progreso del hombre en su camino de la restauración de esta libertad, perdida completamente a causa de Satán, es que, a medida que pasa el tiempo, crece el celo del hombre en su lucha por alcanzar la libertad, tratando de conseguirla incluso a riesgo de su vida. Por consiguiente, el propósito de la búsqueda del hombre de la libertad es cumplir el propósito de la creación, dando lugar a resultados reales y cumpliendo su responsabilidad dentro del Principio a través de su libre acción en conformidad con su libre voluntad.
3. LA LIBERTAD, LA CAIDA Y LA RESTAURACION.
Los ángeles fueron creados para servir a los hombres. Así pues, los hombres se podían relacionar libremente con los ángeles. Sin embargo, Eva, en el tiempo de la tentación, estaba aún inmadura en sabiduría y en corazón. Entonces, cuando su sabiduría (conocimientos) fue cegada y su corazón (sentimientos) fue confundido por la tentación del ángel, Eva se vio forzada a sobrepasar la línea de la caída, a pesar de que sintió ansiedad causada por la libertad de su mente original, que perseguía buenos resulta dos y responsabilidad. Esto ocurrió debido a que la fuerza del amor que la atraía hacia el ángel era más fuerte que la libertad de su mente original. No importa que Eva se hubiese relacionado libremente con el ángel, ella debería haber confiado en el mandamiento de Dios de no comer del fruto, guardándose así de responder a la tentación del ángel. Si Eva se hubiera contenido, no habría caído. En ese caso, no se habría generado la fuerza del amor fuera del Principio con el ángel. A pesar del hecho de que la libertad permitió a Eva responder el ángel, llevándola hasta el borde de la caída, no fue de ninguna manera la libertad, sino la fuerza del amor fuera del Principio, lo que la hizo sobrepasar la línea de la caída.
Debido a que el hombre fue creado para relacionarse libremente con los ángeles, Eva pudo relacionarse con Lucifer. Al efectuar Eva la acción de dar y tomar con él sobre una base recíproca, iniciaron una relación de amor fuera del Principio y la fuerza de este amor les llevó a la caída. Por el contrario, el hombre caído puede también por propia libertad situarse en una posición objetiva ante Dios. Por consiguiente, si el hombre efectúa la acción de dar y tomar con Dios sobre una base recíproca de acuerdo a la verdad, entonces puede restaurar su naturaleza original de la creación por la fuerza del amor dentro del Principio. El hombre ha clamado por la libertad movido por la naturaleza directiva de la libertad de su mente original, que trata de restaurar la naturaleza original de la creación.
El hombre, debido a la caída, cayó en la ignorancia de Dios y Su corazón. Por ello, la voluntad humana, debido a esta ignorancia, no pudo tomar la dirección que pudiera agradar a Dios. Sin embargo, el «corazón y celo» del hombre caído en busca de la libertad de la mente original, enfocada hacia el propósito de la creación, se ha ido renovando a medida que se han desarrollado el espíritu (conocimiento interno) y la verdad (conocimiento externo), conforme a la era en la providencia de la restauración. Por consiguiente, el corazón y celo del hombre hacia Dios también se ha ido restaurando, avivando su deseo de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
A medida que se cultiva el deseo voluntario del hombre por la libertad, naturalmente, se trata de crear las circunstancias sociales en las cuales se pueda practicar la libertad. Las revoluciones sociales son inevitables cuando las circunstancias de la era no pueden satisfacer los deseos de los hombres que viven en dicha era. La Revolución Francesa en el siglo XVIII, es un ejemplo representativo. Las revoluciones continuarán hasta que sea completamente restaurada la libertad de la naturaleza original.
Dios, siendo omnisciente y omnipotente, previó la posibilidad del acto caído de los primeros antepasados humanos. El tenía suficiente poder para impedir que Adán y Eva cometieran este acto. ¿Por qué, entonces, no intervino para impedir el acto de la caíd a cuando previó su posibilidad? Esta es una de las cuestiones más importantes que no han sido resueltas a lo largo de toda la historia humana. Podemos dar los tres puntos siguientes, como las razones por las cuales Dios no intervino en el acto caído del hombre.
1. PARA QUE EL PRINCIPIO DE LA CREACION SEA ABSOLUTO Y PERFECTO.
De acuerdo con el principio de la creación, Dios creó al hombre para que, heredando Su naturaleza creativa, pudiera dominar todas las cosas de igual manera que Dios domina a la humanidad. Sin embargo, el hombre debe perfeccionarse cumpliendo su parte de responsabilidad con el fin de heredar la naturaleza creativa de Dios. Llamamos a este período de crecimiento «la esfera del dominio indirecto» o «la esfera del dominio sobre el resultado del Principio». Mientras que los hombres están en esta esfera, Dios no tiene dominio sobre ellos, sino que El trata de que los hombres cumplan su parte de responsabilidad. Dios sólo domina a los hombres directamente después de su perfección. Si Dios interviniera en sus actos durante el período de crecimiento, significaría que Dios habría ignorado la parte de responsabilidad del hombre. En este caso, Dios mismo estaría ignorando el principio de la creación, en el que El exalta al hombre como el gobernador de todas las cosas al darle una naturaleza creativa. Si el Principio fuera ignorado, el Principio dejaría de ser absoluto y perfecto. Ya que Dios es el Creador absoluto y perfecto, el principio de la creación que El estableció debería ser también absoluto y perfecto. Por tanto, Dios no podía intervenir en el acto de la caída, mientras que los hombres estuvieran en el período de crecimiento, a fin de que el principio de la creación sea absoluto y perfecto..
2. PARA QUE SOLO DIOS SEA EL CREADOR.
Dios sólo se relaciona con seres o actos que están dentro del Principio, pero El no tiene relación con seres o actos fuera del Principio y que no son parte de Su creación. Por lo tanto, si Dios tuviera una relación con un ser o acto semejante, este ser o acto llegaría a ser reconocido como parte del Principio.
Cuando lo consideramos según este punto de vista, si Dios hubiera intervenido en el acto caído de los primeros antepasados humanos, habría significado que, al acto de la caída, se le habría dado el valor de la creación, y que este acto malo habría sido re conocido como parte del Principio. Si asi fuera, hubiera obligado a Dios a establecer un nuevo Principio, en el cual expresaría Su reconocimiento del acto caído como un acto del Principio. Ya que Satán inició este proceso, esto significaría que Satán habría creado un nuevo principio, convirtiéndose en un creador junto con Dios. Con el fin de que sólo Dios sea el creador, El no pudo intervenir en el acto de la caída.
3. PARA ESTABLECER AL HOMBRE COMO EL SEÑOR DE TODAS LAS COSAS.
Dios creó al hombre y le bendijo, y lo destinó a ser el señor de todas las cosas (Gn. 1:28). Con el fin de que el hombre dominara todas las cosas como Dios deseaba, él debería poseer ciertas calificaciones como señor, pues solamente podría dominar a las demás cosas desde una posición superior a la de los demás.
De igual forma que Dios estaba calificado para dominar a todos los hombres debido a que El era el Creador, el hombre tendría que tener la creatividad de Dios para estar calificado como el gobernador de todas las cosas. Por esta razón, Dios hizo al hombre para que se perfeccionara cumpliendo su propia parte de responsabilidad durante el período de crecimiento, con el fin de calificarle como el señor de todas las cosas. Por ello, el hombre debería poseer las cualidades de dominio que sólo podría obtener perfeccionándose durante este curso dentro del Principio, antes de poder dominar todas las cosas. Si Dios dominara directamente o interviniese en los actos del hombre en el período de su inmadurez, sería como hacerle el señor de todas las cosas cuando aún no estaba calificado para tener dominio, pues aún no tenía la creatividad de Dios ni había cumplido su parte de responsabilidad. Sería una contradicción relacionarse con un hombre inmaduro de igual manera que con un hombre perfecto. Y lo que es peor, se ignoraría el principio de la creación, que El estableció con el fin de hacer que el hombre fuera el señor de todas las cosas al darle incluso Su poder de creatividad. Por consiguiente, Dios, que hizo el mundo de acuerdo con el Principio, no pudo intervenir en el acto de la caída del hombre inmaduro, que aún estaba en la esfera del dominio indirecto, con el fin de poder, más tarde, establecer al hombre en la posición de ser el señor sobre todas las cosas.