Doce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon




CONTENIDO



     FE Y REALIDAD

     EL FUNDAMENTO DEL BIEN Y DEL MAL

     DIOS PUEDE PROTEGERNOS

     LAS TRES ETAPAS DEL JUICIO

     LA FORMULA DE LA PROVIDENCIA DE DIOS

     CORAZON

     AMERICA EN LA PROVIDENCIA DE DIOS

     LOS HIJOS DEL PADRE CELESTIAL

     LA VERDADERA NACION DE DIOS

     DESAFIO Y VICTORIA

     EL CAMINO DE LA VIDA

     LA AFLICCION DE DIOS




FE Y REALIDAD

     La vida de fe no depende de la realidad concreta y visible de este mundo físico, sino que tiene que ver con el Dios invisible. Nosotros vivimos en el mundo de la realidad práctica, así que tenemos que enfrentarnos a asuntos prácticos en esta tierra. Sin embargo, la vida de fe pertenece
a otro reino, y no podemos aplicar los mismos métodos o conducta a los mismos asuntos.
     
     Todos buscamos en este mundo felicidad y alegría. Nunca podemos lograr la felicidad como seres individuales, sino que necesitamos otro elemento con el cual llevarla a cabo, otra persona, cosas materiales, una meta intelectual. Podemos aplicar un cierto criterio a todas las cosas del mundo. Al menos que encontremos otras cosas o personas que nos estimulen y nos hagan feliz, no podemos progresar en la vida. En otras palabras, logramos felicidad mediante algo objetivo que nos estimule. En nuestra vida académica, somos felices cuando perseguimos una realidad intelectual. Pero la felicidad viene después de un período de tiempo en el cual luchamos por alcanzar una gran meta o un gran ideal. El problema es siempre "¿Cómo puedo establecer una relación entre yo mismo y mi objeto que origine felicidad?"
     
     La infelicidad, depresión y desesperación surgirán siempre que fallemos en mantener una relación adecuada con nuestro objeto. Es absolutamente necesario, para que podamos continuar viviendo, tener un continuo y positivo estímulo objetivo. Todos los factores del éxito o el fracaso se originan en esta relación. ¿Cómo vais a estar continua y positivamente estimulados en vuestro trabajo académico? Esta es la llave del éxito. Aunque realicéis muchos modelos ideales en el mundo de la realidad, si se corta este estímulo continuo, fracasaréis en alcanzar la meta.
     
     El mismo principio se aplica también a la vida de fe. Pero cuando hablo de la vida de fe que experimentamos en este mundo, a veces nos parece que no hay evidencias o método científico para verificar nuestra fe. Tratamos con cosas invisibles y a menudo impracticables, a los cuales no podemos aplicar el mismo tipo de cognición que al mundo de la realidad. El problema es por consiguiente, ¿cómo podemos encontrar y relacionarnos concretamente con una fuente de estímulo positivo en nuestra vida de fe.
     
     Siempre que surge el problema de la vida física de los seres humanos, nos encontramos con preguntas referentes a los cosas materiales o substanciales. Pero en el mundo de la fe, aparece el problema de la cognición o la cuestión del conocimiento. Aquí, el reino de la conciencia - fe o realidad - llega a ser muy importante. ¿Cómo podemos establecer una conexión entre la vida de fe y este mundo a través de nuestro conocimiento? Cuando solamente pensamos en las vidas de otras personas, es difícil descubrir este estímulo. Pero no hay forma de tener un modelo, si no es observando y estudiando a todas las figuras centrales en la providencia de Dios desde Adán en adelante. Tenemos que estudiar detenidamente cómo estas personas, figuras dispensacionales de Dios, incluyendo a los sabios y santos del pasado, vivieron en interrelación con los seres humanos, y como se relacionaron con las cosas materiales. Miremos a Noé, Abraham, Moisés, Juan Bautista y otras figuras dispensacionales. Debemos ser curiosos con respecto a sus objetivos y motivos. Esta será la materia.
     
     Todos estos grandes hombres comenzaron su vida de fe centrados no en sí mismos, sino en Dios. ¿Porqué tenemos que respetarles e incluso a veces venerarles? Simplemente porque fueron guiados por Dios y no por ellos mismos. También, deberíamos conocer que clase de vida vivieron para Dios en su época. Vemos que todos tuvieron un conflicto - su vida de fe contra la vida de realidad. Además encontramos que no tenían solo un deseo al afrontar estos problemas, sino que resolvieron el problema cuando se centraron en Dios, no en sus propios deseos. Igualmente sabemos que debido a este conflicto entre el lado de Dios y el lado del mundo, estas personas padecieron persecución y sufrimiento. Por esto eran grandes.
     
     Constatamos que sus vidas fueron siempre solitarias porque sufrieron mucho o fueron
perseguidos por el mundo. No tenían a nadie a quien expresar sus sentimientos y pensamientos, solo podían dirigirse hacia Dios. Y cuando vemos sus vidas en el mundo, sus vidas materiales, vemos que estaban tan limitados que naturalmente dirigieron sus corazones y sus vidas a Dios. Cuando nos imaginamos que conciencia deben haber tenido, podemos ver que el campo de su pensamiento era tan limitado que veían todas las cosas centralizadas en Dios. Esta era su vida. Tuvieron que pasar sus vidas centralizados en unidad con Dios.
     
     En cada sector - relaciones con la gente, conocimientos, cosas materiales - se sumergieron en estrechas relaciones con Dios, puesto que no había nadie en quien pudieran confiar a excepción de Dios. No había forma de tener un dar y tomar horizontal para buscar un objeto de felicidad en sus circunstancias, así pues, se concentraron en encontrar su objeto en Dios - aún mas intensamente que su búsqueda de un objeto en este mundo. Debido a que el fundamento para su fe era tan limitado, tenían que confiar en el cielo para pasar por un canal tan estrecho hacia Dios. Y, así pues, abrieron las puertas de nuevos reinos al abrazar a Dios. Aunque sólo fue abierto un camino estrecho hacia Dios, no se desanimaron. Nosotros deberíamos ser optimistas en la misma situación. Siempre hay un modo de continuar. No podemos estar descontentos. Dios creó todas las cosas para la felicidad, satisfacción y contento de las personas. Aún cuando lleguemos a este paso estrecho, no seremos derrotados, porque a partir de este punto estrecho podremos tener una nueva relación con Dios. Allí encontraremos la verdadera felicidad y la mayor satisfacción. Por ejemplo, San Francisco de Asís abogó por la pura pobreza en la que pudo encontrar la felicidad, aprecio y satisfacción. Desde este momento, Dios pudo trabajar con él y hacerle sentir felicidad y dicha. A partir de entonces se pudo crear la unidad con Dios.
     
     Debemos darnos cuenta de que nosotros, en cuanto gente caída, estamos situados entre dos líneas que representan el lado de Dios y el lado del mundo. Tenemos que reconocer el punto angosto entre ambas líneas, así luego sabremos cuando empieza una nueva era de felicidad y alegría. Conocéis la vida de Noé. Cuando le persiguió la muerte - ciento veinte anos siendo objeto de toda clase de persecuciones mientras construía su arca - en ese momento estuvo forzado a pasar por una situación apurada y luego comenzó una nueva vida de fe. Cuando seáis capaces de atravesar el punto angosto, cuando probéis que podéis abrir una nueva puerta que amplíe vuestras relaciones con Dios, habréis creado un nuevo reino de felicidad y bienaventuranzas.
     
     Durante estos años Noé sólo podía pensar en construir el arca, y fue a la montaña a trabajar allí. ¿Creéis que existe una mujer que pueda soportar diez años con semejante marido? Una esposa americana pide un divorcio si su marido se ausenta por seis meses. El trabajo de Noé no era una tarea ordinaria. Y si su esposa comienza a perseguir a su marido los hijos harían también lo mismo. Cuanta pena debe haber sentido Noé en su corazón cuando su familia no pudo comprenderle. A causa de esto tuvo grandes problemas. Cuando le pedía a su familia que le dieran algo para comer o algo para vestir, le trataron como si fuera un mendigo. Noé pudo resistir las persecuciones de fuera de su familia - del pueblo o de la nación. Pero estos sufrimientos y persecuciones que venían de dentro de su familia eran las más difíciles de soportar para él. A pesar de esto, tenía que acabar su trabajo. El tenía gran confianza, gran fe en Dios. La vida de Noé estaba llena de persecuciones y rechazos, estaba completamente solo. Pero no podía abandonar a Dios, aunque tuviera que olvidar a todos los demás. Su esposa y sus hijos a veces podrían haber deseado matarle. Pero cuanto más persecución recibía de su ambiente, más todo su corazón llegó a ser para Dios. Se separó completamente de sus circunstancias y de su comunidad. Se separó del mundo, así que llegó a la posición en la que pudo recibir el amor de Dios. Si hubiera rechazado a aquellas personas que le perseguían, entonces la voluntad de
Dios no habría sido cumplida. Pero Noé se sacrificó a sí mismo por quienes le perseguían. En vez de causarles sufrimiento, Noé tenía la intención de perdonarles sus pecados a Dios. Se colocó en la posición del hermano no caído que le pide a Dios que perdone a su hermano y hermana caídos y que voluntariamente soporta todas las dificultades.
     
     Noé tenía un corazón así. Debido a este corazón Dios pudo proseguir Su providencia de la restauración. Esta era la posición de Noé, la posición de la completa negación de sí mismo. Este mismo principio puede aplicarse a otros personajes por ejemplo, en el caso de Moisés y Juan Bautista. Moisés siguió el mismo curso. Pasó su juventud en el palacio del Faraón. Pero cuando vio a su pueblo sufriendo, abandonó el palacio del Faraón. Mató a un Egipcio que perseguía a los Israelitas. La posición de Moisés era salvar a Israel, a pesar del peligro. Pero el pueblo de Israel no recibió a Moisés, quien trataba de salvarles. Ellos le persiguieron y le expulsaron al desierto de Madián. Allí durante 40 años Moisés suspiró por Dios, amó a Dios y tomó la resolución de salvar a su pueblo. Por esta determinación, Dios lo escogió para liberar al pueblo de Israel de Egipto.
     
     Consideremos la vida de Juan. En el tiempo de su ministerio, de acuerdo con la Biblia, tenía 30 años, era un joven que comía avellanas y miel en el desierto igual que un hippie. Salió de su hogar dejando atrás a sus parientes, pensando en la voluntad de Dios. En la Biblia leemos que Juan comía langostas y miel silvestre. Pero su vida en el desierto debió haber sido penosa. ¿Creéis que solamente vivió de langostas y miel silvestre? No puede ser. Si habéis estado en Israel, sabréis que no es un país que produzca mucha miel. Por consiguiente actuó como un mendigo, yendo de casa en casa. Muchos niños le seguían, mofándose de él. Pero su mente estaba concentrada en la idea de la llegada del Mesías, y buscó el amor de Dios en la forma del Mesías. De esta manera su vida fue digna de la simpatía de Dios, y pudo colocarse en la posición de dar testimonio del Mesías. Aunque Dios le había conducido a hacer esto, podría haberse quejado de estar en esa situación si hubiera querido. Sabemos que no se preocupó sobre el problema del abandono de las cosas materiales, sino que en vez de eso pensó, "¿cómo puedo abrir una nueva puerta?" Por este motivo fue grande.
     
     Probablemente piense alguno de vosotros: "¿Por qué luchar pare creer en Dios? Si El existe, bajará y establecerá una conexión conmigo". Si Dios pudiera hacer esto seríamos ya uno con El. Sería muy bonito. Pero como hombres caídos, no tenemos una relación automática con Dios. Sin embargo, Dios es el Sujeto; nosotros hemos sido creados para ser sus buenos objetos, aunque no estarnos aún en esta asociación. Sujeto y objeto deberían tener algún tipo de relación íntima. No tenemos esta relación con Dios. Bajo estas circunstancias no podemos decir, "¿Por qué creer en Dios?" Debemos esforzarnos por nuestra parte en alcanzar un nivel mínimo de relación. Hagamos una analogía: En cualquier universidad un cierto profesor puede ser conocido en un campo determinado. Con el fin de tener la oportunidad de aprender de él, tenemos que conformarnos con un nivel objetivo; primero debemos inscribirnos en su curso. De otro modo, el profesor y el estudiante no pueden tener una conexión. Naturalmente ciertos sujetos y objetos se compenetran mutuamente. Tienen puntos de vistas similares, un propósito común, caracteres complementarios, etc. Si no fuera así no sería posible en absoluto que el profesor y el estudiante se relacionaran. No obstante, su relación no es automática .
     
     Entre el sujeto y nosotros - hombres caídos, el objeto - si Dios decide algo, puesto que El es un Dios absoluto, lo que El decide es eterno e incambiable. El establece un modelo. ¿Cómo podéis alcanzar Su modelo si vuestra mente cambia mil veces al día? Otro ejemplo: Venís aquí y os inspiráis mucho cuando oís estas charlas, pero cuando volváis a la realidad del mundo,
tendréis dudas . ¿Cuánto tiempo durará esta inspiración? Dios es eterno. Nunca cambia a mitad del camino. Incluso si hacéis un esfuerzo determinado, ¿por cuánto tiempo continuaréis? ¿Un mes, un año, varios años, diez años? Vuestra decisión cambiará. A veces os decís, "si me gusta, entonces iré y lo haré. Si no, entonces no lo haré" La verdad es la verdad viváis o muráis; es eterna. La verdad va más allá de la muerte, más allá de lo cambiable. Para ser una persona verdadera debes ir más allá de la muerte. Debes tener la virtud de la constancia. Esto significa que en algún momento habrá una colisión entre tu mutabilidad e inmutabilidad. Los elementos incambiables vencerán a los elementos cambiables. Los elementos cambiables perecerán. La vida y la muerte chocarán. Cuando venzas a la muerte ganarás la vida. Si pasas por esta etapa tendrás una conexión con Dios. ¿Cuándo llegará pues la hora de la verdad para ti? En el momento en que tengas la oportunidad de ser incambiable y cambiable al mismo tiempo. Surgirá una situación de vida o muerte. Es un tiempo de confrontación y desafío. Es cuando aparecerá la verdad.
     
     Desgraciadamente, cuando vivimos en este mundo, nos agrada permanecer como estamos. Tampoco deseamos morir o ser derrotados en la realidad de este mundo. El secreto para vencer esta situación, para encontrar la verdad eterna, está en vencer a la muerte y alcanzar la vida; vencer lo cambiable y alcanzar lo incambiable. Solo por este camino se puede alcanzar la verdad. Pero este mundo desea permanecer como está y no quiere morir. Es simplemente porque las fuerzas del mal dominan este mundo. Entonces, en relación con lo anterior, ¿qué son los Ultimos Días? Son días en que sucederán transformaciones radicales en este mundo de la realidad. En estos días el mundo se precipitará hacia la destrucción, la gente no hallará esperanza, sólo desesperación. Por encima de este caos y confusión deben aparecer los hijos de Dios, un elemento inmutable y transcendente a la muerte. Este elemento eterno existirá en medio del caos. Cuando lleguemos a esta situación, tendrá lugar un conflicto y uno de los dos elementos será eliminado del mundo. Lo cambiable deberá marcharse y la cualidad eterna perdurará. Si aparece en el mundo una persona con una fe absoluta, dado que Dios mismo es incambiable, descenderá y morará en ella entre la gente del mundo y los ayudará. Cuando El vea que este caótico mundo empieza a centrarse en la fuente de la vida, la fuente de la eternidad, permanecerá eternamente con nosotros.
     
     Como la esencia de Dios es este modelo absoluto, para ser su objeto tenemos que imitar este modelo, cumplir este modelo. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si estamos calificados para alcanzar Su modelo de juicio. Para saber si estáis calificados o no, debéis sufrir o pasar necesidad como prueba. Podéis a veces pensar que una cierta prueba es demasiado dura para vosotros, pero si lo miráis desde otro punto de vista, es el medio a través del cual Dios os dará una oportunidad para demostrar vuestro valor. Si superáis la prueba con una calificación perfecta, significa que el profesor os ha dado una oportunidad para promocionaros. Normalmente el profesor formula aquellas preguntas que cree que no saben los alumnos, ¿para qué preguntar las que ya conocen? Generalmente las preguntas que hace cualquier profesor están pensadas para deducir a la persona más calificada. Al hacerlo busca las preguntas más difíciles. Cuando superas la prueba y llegas a ser el mejor de todos, tu y el profesor inmediatamente tenéis una cierta relación. El profesor te aprecia especialmente por haberlo conseguido mediante el examen, y puede entregaros todo su legado de conocimiento y trabajo. Si después de muchos años, sólo encuentra a una persona que pueda superar la prueba, entonces naturalmente esta persona se convertiría en el heredero del profesor.
     
     Dios hace lo mismo con nosotros. No desearía que tan sólo fuésemos hombres de negocios o vendedores. A El no le interesa esto. El desea hallar a sus amantes hijos, para hacer
de vosotros Sus verdaderos hijos e hijas. Cuando se establece realmente esta relación es inviolable. Nada puede invadirla. Dios sintió mucha tristeza cuando la caída causó la pérdida de esta unidad de amor. El ha estado obrando mediante la providencia de la restauración para encontrar a personas en la tierra que comprendieran esto.
     
     Así pues, Dios os guiará sobre la tierra, a quienes le conocéis, hacia el punto final, en donde El pueda hacer algo por vosotros. El eligió a Noé hace mucho tiempo, pero falló en la mitad del camino. Abraham, Moisés y Juan Bautista fallaron en cumplir toda la esperanza que Dios había puesto en ellos. El desea, pues, que la gente en la tierra de hoy día, incluidos vosotros, sea superior a aquellos hombres del pasado. El deseo de Dios es que sus hijos pasen rápidamente la prueba. Para ello, El debe haceros pasar por un corto periodo de tiempo de intenso sufrimiento. Abraham tardó muchos años sólo para establecer la fe en Dios. Dios debe pediros que superéis rápidamente la prueba del sufrimiento y la dureza en el mismo grado que aquellos antepasados. El quiere que vuestro periodo de tiempo sea más corto. El debe probaros en una situación cambiable para que el Dios incambiable encuentre a Sus incambiables hijos. Dios a veces se muestra como un Dios caprichoso, pero es sólo desde vuestro punto de vista. A veces os dirige de un modo contradictorio a lo que habíais creído antes. Puede parecer que Dios es cambiable, pero El tiene un propósito detrás de esto. Para hacernos hijos incambiables El debe probaros en una situación cambiable.
     
     Entonces cuando el Dios eternamente viviente se acerque a vosotros, os parecerá que os dirige a la muerte. Es una prueba. Con el fin de restaurar a sus hijos, pues, el Dios de la vida, parece como un Dios de la muerte. En la primera época de la historia del cristianismo, vemos este método. Dios parece inspirar sólo el martirio. El ha estado restaurando a la gente mediante este camino paradójico. Entonces podemos fácilmente imaginarnos que los 2000 años de cristianismo sufrirán una prueba; toda la humanidad será probada en los Ultimos Días.
     
     En este tiempo sólo un hombre, sólo una dirección, sólo una fe surgirá para restaurar todas las cosas. Dios siempre comienza Su obra de la creación o recreación en un punto central a partir del cual la desarrolla. Centralizado alrededor del Señor de la Segunda Llegada, el número de hijos de Dios se multiplicará gradualmente para salvar a todo el mundo. Cuando Satán descubra a la persona en la tierra, que está centrada en Dios, tendrá miedo de ella. Satán no tiene medios de acusar o derrotar a esta clase de persona.
     
     En el mundo de hoy el cristianismo aparece descolorido. El mundo mismo parece en decadencia. Incluso los Estados Unidos, esta gigantesca nación, ha perdido su dirección. ¿Qué está Dios buscando en estos tiempos? Dios no puede obrar a través de la gente que acepta al mundo y se adapta a el tal como es. El está buscando a la gente que nunca se aparta de Su modelo en este mundo descarriado. El está buscando a la gente cuya fe es tan fuerte como para creer, "Incluso si el mundo perece, nosotros no pereceremos". Esta es la clase de persona que Dios busca. Ellos crearán un nuevo mundo. Esto es lo que Dios espera de Sus hijos e hijas sobre la tierra.

     Si alguien dice, "Incluso sin la ayuda de Dios vamos a consumar nuestra misión", ¿qué ocurrirá entonces? Cuando aparezcan personas con esta actitud, entonces naturalmente Dios debe llamar a estas personas para Su lado. Hay dos clases de personas a este respecto quienes hacen las cosas correctamente sin la dirección de Dios y quienes siempre necesitan que Dios les diga, ''Haz esto, haz aquello". Gente vigorosa surgirá automáticamente para despertar a las Iglesias existentes de este mundo a una nueva realidad.
     
     Si hay una filosofía mediante la cual podamos abarcar todas las cosas de fe y realidad, naturalmente, cubrirá la tierra. Entonces el tiempo estará cerca.
     
     Muy pronto esta clase de ideología centralizada en Dios se alzará súbitamente para abrazar al universo entero, absorbiendo todos los demás sistemas de pensamiento. Ahora la vida de fe parece intangible e irreal. Pero es de hecho eterna y substancial. Mientras que la realidad de este mundo es vivida y se puede sentir, pero no merece confianza; es efímera e inconstante. La vida de fe en Dios tiene la cualidad de la constancia. Luego esto significa que la vida de fe y la realidad de este mundo son opuestas. Hay varios aspectos en los cuales esto es concretamente cierto. Ante todo, en la vida de fe tenéis que ser reconocidos primero por Dios. Segundo debéis siempre sobrepasar el nivel espiritual de los santos y sabios del pasado. Tercero, aunque los santos en los cursos históricos de dispensación puedan haber fallado en sus misiones, vosotros debéis tener éxito en vuestros cursos. Finalmente, en el pasado, Dios daba al hombre ayuda y dirección, en esta era El espera que hagamos cosas por nosotros mismos.
     
     Los buenos hijos e hijas restablecerán todas las cosas y se las devolverán a Dios sin pedirle ayuda. Entonces vosotros mismos habréis liberado a Dios. La restauración concluirá cuando estos hijos e hijas restauren la aflicción de su Padre celestial y le lleven alegría. Entonces El sentirá que el amor puro y genuino es de nuevo posible, como el que existía antes de la caída del hombre. El será feliz de recibir a Sus verdaderos hijos e hijas. Dios te dará la bienvenida inmediatamente y te acogerá en Su regazo.
     
     Cuando tengáis problemas, no le pidáis ayuda. En vez de ello debéis decir, "Padre, ayuda al mundo entero". Esta clase de actitud de corazón es similar a la de cuando hay muchos hermanos, y un hermano le dice a sus padres, "En lugar de ayudarme a mi, cuida a mis hermanos y hermanas". Esta clase de actitud es maravillosa para los padres. Es muy normal en la familia ordinaria que tal hijo pueda levantarse temprano y converse con sus padres mientras los demás aún duermen. También del mismo modo los hijos de Dios establecen una buena relación con El. Los padres depositarán su confianza en este niño. Lo mismo se aplica a Dios y Sus hijos. Naturalmente este hijo llegara a ser el centro, el heredero, el objeto de sus padres e incluso pueden confiarle secretos, Es el modelo de intimidad con Dios que nos esforzamos en conseguir. Cuando os enfrentéis al sufrimiento tenéis que superarlo. Tenéis que considerar la situación general y determinar como afrontarla.
     
     Cuando paseáis por la calle, ¿por qué no tomáis el punto de vista de Dios? Debéis reparar en las cosas malas que desearíais cambiar y luego en las cosas buenas que multiplicaréis por vuestra nación y por la humanidad. Cuando miráis las cosas de esta manera, a través de los ojos de Dios, estaréis siempre creciendo. Cuando consideréis la debilidad de la situación política, cuando miréis a los elementos cambiables desde la posición de Dios, deberíais pensar, "voy a reformar esto y aquello". Si nadie lo hace, pensad en vuestra propia mente, "Yo lo haré". Cuando sigáis firmes con esta clase de disposición, automáticamente acudirán ángeles y santos en vuestra ayuda aún cuando nunca pidáis ayuda a Dios. Dondequiera que vayas no tienes que preocuparte. Andarás perfectamente por el buen camino aún en las situaciones más peligrosas. Con esta confianza podéis vencer cualquier dificultad Entonces Dios os revelará de muchas maneras lo que va a ocurrir en el mundo, por medio de sueños o visiones o inspiraciones. Ello será muy confortante para vosotros en este mundo de cambio.

     Estamos de lleno en el fin del mundo. Debido a que lo sabemos, deberíamos ser diferente
del resto de la humanidad. Estamos en la frontera del mundo de la realidad, luego debemos estar preparados para sufrir al máximo.
     
     La vida de fe en el pasado consistía en que una persona tenía que creer en algo. En este tiempo vuestra vida de fe llegará a ser una realidad concreta. Muy por encima del mundo y muy por encima de la antigua fe, todo es posible en esta etapa. Los hombres de fe de la historia trabajaron duramente, pero todos los bienes acumulados no les pertenecen; nos los legaron a nosotros. Cuando creemos y mediante nuestro trabajo llevamos a la realidad su esperanza, Su mérito llegara a ser el nuestro. Ahora vuestros logros espirituales son vuestros. Por consiguiente, una vida de fe puede ser una vida de realidad. Muy pronto aparecerá la era del mundo cuatridimensional. Muchos fenómenos espirituales tomarán lugar en la tierra y todo el mundo será influido por las experiencias espirituales. El reino de la fe y el mundo de la realidad se unirán.
     
     Hasta el presente Satán y sus seguidores han sido las fuerzas dominantes en la tierra. Ahora debemos establecer la soberanía del bien. Nuevas generaciones, una nueva era, una nueva civilización será creada, y muy pronto tendremos el reino de Dios sobre la tierra. En el pasado, los sistemas ideológicos acabaron en sólo ideales. Pero ahora nuestro sistema de fe dará fruto en una realidad concreta. Debemos estar orgullosos de ello, debido a que tenemos algo tangible en nuestra fe - una realidad muy por encima de las antiguas concepciones y de la anterior vida de fe.



EL FUNDAMENTO DEL BIEN Y DEL MAL

     Cada uno de nosotros esta en el lado del bien o en el lado del mal. Cualquier individuo, familia, tribu o nación - así como el mundo entero - esta en el lado del mal o en el lado del bien. Hay muchos países en el mundo, y cada nación piensa que está en el lado del bien. Esto es debido a que cada nación es un conjunto de individuos. Los individuos tienen la tendencia a pensar de sí mismos que son buenos, entonces la nación también tiene la tendencia a pensar que esta en el lado del bien. Pero ¿cuál es la base para definir el bien y el mal absolutamente? Todos sabemos que todas las naciones o individuos no pueden estar en el lado del bien. Debe de haber una forma de diferenciar entre que es el bien y que es el mal.
     
     Los jóvenes son propensos a decir: "Si estamos inclinados al mal es porque la sociedad y la gente que nos rodea son malas". Quieren descargar la responsabilidad en el mundo exterior. Se diga lo que se diga, el mundo o la nación, tiene la forma de un conjunto de individuos, y al fin y al cabo todo lo referente a ellos depende de la condición del individuo. Siempre es una cuestión de si el individuo está en el lado del bien o del mal, porque la sociedad se compone de individuos. Por muy bueno que sea el mundo entero, si tu como individuo eres malo, entonces la sociedad tiene un gran problema. Por muy malas que sean las circunstancias ambientales, si tu estás absolutamente en el lado del bien, no serás influenciado. La conclusión es que sólo si los individuos están en el lado del bien, la sociedad puede llegar a ser buena.
Cada individuo tiene su propia opinión del valor, su propia opinión de la vida, su propia opinión de todo. Alguien que piensa que es influenciado por su sociedad se queja de lo que es la sociedad. Es naturaleza intrínseca de los seres humanos ser receptivos a las cosas que les deleitan y rechazar las que no les gustan. Si estás en el lado del bien e insistes en ser bueno, esto está bien. Pero si estás en el lado del mal e insistes en que eres bueno, esto es malo. Ya que las
familias, sociedades, comunidades, naciones y mundo consisten de individuos, se pueden distinguir sus características de igual manera que se pueden encontrar diferencias entre individuos. Hay variedades infinitas.

Además, como individuo, estás cambiando a cada momento. Lo que eres esta mañana, no lo eres esta tarde o noche. Del mismo modo, eres diferente de lo que eras en tu infancia, y aún vas a ser diferente de lo que eres ahora. Por tanto, no podemos llamarnos definitivamente a nosotros mismos buenos o malos en ningún punto, porque continuamos cambiando. Si nos encontramos siempre cambiando de acuerdo con el ambiente y circunstancias, entonces debemos dudar de nosotros mismos. Tenemos que ser escépticos acerca de la base individual para definir el bien y el mal.

     Si nosotros como seres humanos hemos de definir qué es el bien y el mal no podemos fiarnos de nuestra propia definición, ya que también tendemos a estar centrados en nosotros mismos.

     Probablemente nunca hayáis experimentado estar presos. En prisión, cada criminal piensa que la sociedad es mala, y que él no ha hecho nada para ser condenado. Concluye diciendo que lo que ha hecho ha sido para hacer la sociedad mejor, o al menos para algún propósito honrado. Esto puede suceder a causa de que no aceptamos un modelo común de si una cosa es buena o mala. Sin embargo, una definición humana no puede durar mucho tiempo, no puede ser eterna. Aunque piensas que algo que has hecho no es correcto, cuando los demás advierten la equivocación cometida, no te gusta. Te complace, sin embargo, cuando la gente dice que has hecho algo bueno, aún cuando piensas en tu interior que has hecho mal. No podemos dar la última definición del bien y del mal nosotros mismos a causa de nuestro egocentrismo.

     La gente basa generalmente sus definiciones del bien y del mal en la conciencia humana. Pero aunque cada persona tiene una conciencia, el modelo varía de una persona a otra. Si hay mil personas, hay mil variedades de conciencia. De acuerdo con tu modelo de conciencia puedes sentir que algo es bueno o malo. Pero ¿puede ser la conciencia humana el modelo absoluto para definir el bien y el mal?

     Además puedes ver como actúa la ley en una nación. Por obediencia o desobediencia a la ley, uno es tenido por bueno o malo. En América hay una constitución. En cualquier unidad de comunidad hay algún tipo de ley, incluyendo la ley tácita de la familia de cada uno. Pero el propósito al asentar leyes en las naciones comunistas por ejemplo, y el propósito al asentar leyes en las democracias son enteramente diferentes el uno del otro. Al llevar a cabo el propósito nacional de acuerdo con la ideología comunista, ellos no se preocuparían lo más mínimo de usar cualquier medio. Pero en el mundo democrático no podemos ejercer leyes crueles para gobernar a la gente con su conformidad. Ya que estos dos poderes aspiran a propósitos en direcciones opuestas no podemos esperar que ninguno de ellos sea la ideología final que puede incluir a la otra. Podemos finalmente decir que no podemos confiar en que ninguna de las dos provea la meta final a la que todos los seres humanos estamos dirigidos.

     En el mundo están teniendo lugar cambios progresivos. Entonces podemos imaginar que algo de más alta dimensión(más que la democracia o el comunismo) debe emerger para expresar el propósito universal. Cualquier cosa que esté vacilando, fluctuando o cambiando no puede ser tenido como nuestra última meta. El último modelo de bondad debe ser establecido como la meta a alcanzar por todos los seres humanos. De todos modos, ya que estamos viviendo aparte
semejante último bien, es difícil dirigirnos nosotros mismos hacia la meta última y real. Cualquier individuo debe ser primero capaz de tener una base sólida del bien, para ir derecho hacia la meta del bien. Por consiguiente, para que el individuo progrese, debe ser establecido el fundamento del bien en el nivel individual. No es tarea fácil. En este mundo, cualquier individuo, familia o nación puede estar en la posición de enemigo hacia los otros. Estamos constantemente enemistados con los demás, interior y exteriormente. Por tanto, no podemos tomar ninguna base establecida previamente como la base última para la definición del bien. No puede ser definido de esa forma. Supongamos que existe lo que parece ser una definición del bien. A la gente que está en un lado puede agradarle esta explicación, pero a la gente del otro lado puede oponérsele. Necesitamos un modelo que ambos lados puedan reconocer. El criterio básico para la definición del bien no debe ser del tipo que pueda oponérsele uno de los dos. Debe ser de tal naturaleza que ninguna de las dos partes pueda negarlo, sino que ambas puedan reconocerlo y ponerse de acuerdo. Entonces podemos llegar a la conclusión, con toda la seguridad, de que una definición del bien debe ser capaz de obtener igual o global reconocimiento por toda la gente del mundo. ¿Cuál es entonces la naturaleza de tal definición? Una definición que proviene del egocentrismo y del interés propio, o que está basada en un parcial punto de vista, nunca puede ser aceptada como la final.
     
LA DEFINICION DE LA BONDAD
     
     Entonces podemos decir que el bien es emplear tus esfuerzos para obtener algo o hacer algo por el bien de los demás, para algo más grande o mejor que el individuo. Esta es una definición segura. Si esto es verdad, entonces todo el mundo vendrá a tener la misma opinión. Aún Japón y América, por ejemplo, si estuviesen en la posición de enemigos el uno hacia el otro, no podrían oponerse a esta definición. En este caso los japoneses podrían decir que es por los Estados Unidos por quienes actúan. Y los Estados Unidos podrían decir que ellos están haciendo tal o cual cosa por Japón. Conforme a la ética humana podemos decir que cuando se hacen buenas obras por los demás, es bueno. Finalmente, podemos decir que el bien es actuar en beneficio de otra gente, y no para uno mismo.

     Con esta definición podemos determinar si nosotros como individuos, familias, grupos o naciones, somos o buenos o malos. Podemos decir que algo que es hecho para los demás es siempre bueno. Si alguien niega esto, entonces no existiría la palabra "bien". Cuando decís que alguien es bueno, entonces, sin excepción, esa persona está haciendo algo que beneficia a los demás. Por otro lado, si esa persona está haciendo algo para su propio bien, a expensas de los demás, podéis inmediatamente decir que esa persona es mala. El objetivo de un buen individuo, buena familia o buena unidad de sociedad es hacer cosas para los demás.

     Entonces ¿cuál es la base para definir el bien y el mal? ¿Dónde se halla? No existe en el mundo externo sino dentro del individuo, en ti mismo. En el caso de que alguien esté haciendo algo para ti, esa persona está en la posición buena, no tu. Para que tu seas bueno debes ser el motivo y origen de llevar a cabo buenas obras. No importa lo bueno que tu ambiente pueda ser, esto no quiere necesariamente decir que tu seas bueno.

     La base de la definición del bien y del mal se halla en ti mismo. Todo empieza en ti mismo como individuo. Si estás haciendo cosas por los demás se te puede llamar bueno. He usado muchas palabras, pero la definición es muy simple, y la gente del mundo aún no han comprendido esto totalmente. Puedes decir libremente cosas y hacer cosas, pero si las haces por ti mismo, no eres bueno. Por muy bonita que sea una canción que estés cantando a alguien, si
lo estás haciendo codicioso de sus alabanzas o por envidia de otros, no eres bueno. Si haces algo por arrogancia, por orgullo de ti mismo, no estás haciendo las cosas totalmente buenas. La arrogancia no tiene nada de bondad.

     Aún cuando duermes, si lo haces por ti mismo y piensas: "He trabajado más que los demás y merezco descansar", entonces en este caso no eres bueno. Todos pueden pensar que la libertad es más que la vida, pero si disfrutas de la libertad por codicia y por tu provecho, estás obrando mal. Entonces es importante que seamos capaces de comprender qué es bueno y qué es malo.

     Vamos a dar un ejemplo en el caso de Japón (hablando a los miembros japoneses presentes). Si Japón sigue siendo económicamente poderoso, si los japoneses siguen desarrollando su vida económica por el objetivo de vuestro propio Japón, merecéis el título de "animal económico". Al final vais a ser el enemigo de los demás pueblos del mundo. Si los japoneses hicieran su riqueza para el beneficio del mundo entero, aunque toda la gente del Japón tuviese que perecer al hacerlo, su espíritu perduraría y permanecería. Nunca perecerían si viviesen de esta forma. Aún si cayeran de nuevo en la pobreza otra vez actuando de esta forma, la gente de las demás naciones les ayudarían porque habían estado trabajando para ellos.

     En este mundo cuando os queréis casar, buscáis a alguien que vaya a ser bueno para vosotros. Esa persona está en la posición del bien porque va a hacer algo por vosotros. Nadie quiere una persona egoísta. Vosotros sabéis muy bien que si hacéis algo por vuestra esposa, sois una buena persona. Y si el o ella te sirve o hace cosas por ti, tu estas dispuesto a hacer buenas obras en respuesta. Si queréis servir a otra gente, y si ambos tenéis esta actitud, entonces tu familia será bienvenida. Por consiguiente, si queréis servir a vuestra esposa y hacer algo por vuestra pareja, ganaréis algo a cambio. Sin embargo, si ambos sois codiciosos, entonces ninguno recibirá el afecto del otro. Todo se desvanecerá. Entonces llegamos a la conclusión de que el bien prosperará e incrementará mientras que el mal disminuirá o morirá.

     Entonces ¿estáis dispuestos a ser buenos o malos? En el mundo todos querrían ser buenos. No hay una sola persona que sueñe con estar arruinada. Si realmente supiésemos que cuando obramos el bien prosperamos nosotros mismos, no habría nadie que no siguiese el camino de la bondad. El bien perduraría por siempre.

     El modelo del bien debe ser algo realmente eterno y único. Quiero que tengáis una clara comprensión de qué es el bien. Debéis estar viendo cosas por los demás, no por vosotros. Vuestros oídos deben prestar atención y escuchar todo para los demás, no para vosotros. Debierais charlar, obrar y usar todos vuestros cinco sentidos por los demás, y no por vosotros mismos. Si encontraseis a alguien viviendo así, anhelaríais estar con esa persona, incluso verla -todo lo de ella, sus ojos, su nariz, su boca, su ser entero. Sentiríais gran afecto por esa persona. El fruto de las buenas acciones será el afecto de los demás y buenos éxitos. Si encontráis una persona haciendo cosas por si misma, diciendo y pensando cosas por su propio beneficio, no habrá nada semejante a amor funcionando o surgiendo a su alrededor. Si vosotros amáis lo más mínimo a esta clase de personas, con el tiempo lo lamentaréis.

     La definición del bien que hemos dado debe estar de acuerdo con la historia y las situaciones mundiales presentes, así como con la vida de las futuras generaciones. Continuara siendo verdad. Debo decir repetidamente que vuestros ojos no han sido creados para vosotros mismos. Los ojos son para ver algo objetivo. Charláis porque tenéis con quien charlar. No podéis
decir que sois felices sin nadie a vuestro alrededor. Cuando yo hablo, si vosotros en la posición de objeto sois felices escuchándome, yo llego a estar cada vez más elevado en espíritu. Cuando estoy hablándoos anhelantemente, y no me escucháis atentamente, pierdo mi espíritu, y no quiero hablar por más tiempo. Incluso cuando tocáis algo ¿os agradaría más tocar vuestra mano o tocar la mano de vuestro amante? Querríais tocar la piel de vuestro amante mejor que la vuestra. Entonces no es correcto pensar que tenéis vuestros cinco sentidos para vosotros mismos, existen para los demás.

     ¿Por qué las cosas buenas deben realizarse en beneficio de otra gente? Al principio posiblemente pensaréis: "No me gusta la idea de tener que trabajar para los demás con el fin de ser llamado bueno. Si pudiese hacer cosas para mi mismo, y que pensasen que soy bueno, sería maravilloso''. Hemos nacido así, no hay más remedio.

     Hemos sido creados para los demás. Por ejemplo, cualquier ser masculino no está creado para si mismo, sino para el sexo opuesto. El hombre fue creado para la mujer. Imaginaos una chica hermosa. ¿Querría vivir siempre con otra chica hermosa? No, buscaría un hombre guapo, y pensaría que su belleza es para ese hombre. Si hay dos chicas guapas viviendo juntas, más que atraerse la una a la otra, se repelerían. Suponed que hay sólo un hombre para las dos hermosas chicas, y que es una persona sin atractivo. No obstante ambas mujeres querrían a ese hombre por marido. Nuestra conclusión es que hombres y mujeres han nacido los unos para los otros.

     El verdadero motivo de Dios al crear al hombre fue para el beneficio de la mujer, y a la mujer para el beneficio del hombre. Siendo esto verdad, podemos con toda seguridad decir que cuando hacemos algo por los demás, eso es definido absolutamente como bueno. Cuando decimos que una familia es feliz, ese hogar es el lugar donde la pareja está viviendo en buena armonía el uno con el otro, no luchando. Cuando tuviesen hijos, estos pensarían que sus padres son los mejores en el mundo entero. Si una pareja viviese en perfecta armonía el uno con el otro, su familia sería tenida como la mejor del vecindario, de la comunidad y de toda la nación.
     
EL ORIGEN DEL BIEN

     Dios creó al hombre por amor, por bondad. El bien es algo que existía antes de nuestro nacimiento. Entonces también después de nuestro nacimiento, el motivo de nuestras acciones por los demás es siempre repetidamente hacer el bien. Entonces ¿por qué el bien se define como las cosas hechas para los demás? ¿Quién hizo las cosas así?

     Cuando el hombre fue creado ¿llegó a existir tal como es todo a causa de si mismo, con esa ley de bondad dentro de él? El motivo no vino de si mismo. Alguna Realidad, algún ser de más alta dimensión lo determinó. Ese Algo, esa Realidad dijo: "Haya un hombre, haya una mujer", y ese Ser hizo a las dos partes para el bien.

     Ningún resultado puede surgir sin causa. Cuando pensamos que el Ultimo Ser estableció la base del bien en el principio, entonces podemos decir con seguridad que la Primera Causa o Realidad era buena. Llamémosle como la llamemos, ese Ser debe ser el último Bien. El hombre comenzó a llamarlo Dios. ¿Qué es Dios? ¿Cómo es El?

     Ya que Dios creó al hombre para los demás, entonces Dios debe estar obrando para el hombre. Ya que El es la Causa y nosotros somos el resultado de su creación, entonces la Causa
debe ser algo parecido al resultado. Si Dios existe debe estar viviendo en beneficio de algo o alguien diferente a Si mismo. En la sociedad humana también, cuantas más cosas hagas por los demás, más bueno llegas a ser. Si te mantienes haciendo esto, haciendo cosas por los demás, te acercarás cada vez más al punto central -Dios. En una comunidad, si haces cosas por la gente, a la larga llegaras a ser el líder de esa comunidad. Incluso forzado, poco dispuesto a estar allí, una fuerza te conducirá al punto central. Cuando elegís a vuestro presidente, senadores o congresistas, querréis escoger a alguien que haga algo por la gente de la nación. Si es la clase de persona que no actúa para servir a los demás, sería un dictador, y no querríais que ocupara tal posición.

     Si hay una persona que va a hacer cosas por los demás por toda la eternidad, sin cambiar nunca, entonces va a ser el personaje central que conduzca a la gente con él a través de la eternidad, si hay cualquier Ser cualquier Realidad que va a hacer algo por el universo, llegará a ser el punto central por la eternidad, y éste es Dios. Podemos llamar a esta clase de Dios el verdadero Dios y el Modelo de bondad real y eterno. Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, entonces, originalmente, hemos sido creados para servir a los demás. Si continuamos haciendo esto por la eternidad, podemos decir que somos templos de Dios, asemejándonos a El.

     Dios al crear el universo, lo hizo para el hombre. Del mismo modo, cuando creamos cualquier cosa debemos hacerlo para los demás. Por muy bonita que puedas tener la voz, si todo lo cantas para ti mismo, sin nadie a tu alrededor para escucharte, no eres realmente feliz. Lo mismo se aplica cuando bailas. Quieres bailar para los demás, para que te vean y participen contigo cuando bailas. Entonces la palabra "felicidad" puede asumir un significado cuando hay alguien más para apreciarlo.

     La paz es también así. La paz, la igualdad, cualquier virtud, no puede realizarse todo por si mismo. La libertad tampoco es algo que puedas disfrutar por ti mismo. Cuando estás solo, no hay nada que puedas llamar valioso o feliz. Debe haber un propósito para ser libre, equitativo, idealmente feliz. Así debes tener un objeto para ser feliz realmente. Si tienes tu objeto y si hay acción recíproca, entonces hay movimiento circular. Si la acción de dar y tomar está haciendo un movimiento circular, si gira con intensidad suficiente, resultará una acción tridimensional. No existe realmente frente o dorso, derecha o izquierda, es como la rotación axial de un plano cuando gira a tanta velocidad como para formar una completa unidad.

     La unificación tampoco puede realizarse por si misma. Debe haber algo en la posición de objeto para ser unificado. Si aquellos que están en las posiciones de sujeto y objeto trabajan a solas, la acción no puede realizarse. Ahora sabemos claramente que Dios creó al hombre para pensar, hablar y actuar por los demás. Sabemos que todo pertenece a Dios. Dios desea a alguien a quien pueda dar todo lo que El tiene. Todas las cosas que Dios posee son para el mundo entero. Si Dios encontrase a alguien que estuviese dispuesto a hacer cosas por el mundo entero, Dios estaría dispuesto a darle todo lo que tuviese a esa persona. Dios se complace en dárselo a esa persona. No se siente forzado.

     El comienzo de la relación del hombre con Dios fue así. Dios estaba deseoso de dar todo lo que tenía al hombre y el hombre estaba deseoso de devolver todo lo que tenía a Dios. Si este tipo de relación se hubiese establecido permanentemente por todos los individuos del mundo, el mundo entero estaría en bella armonía. A Dios como centro de tal armonía le agradaría vivir en la sociedad humana.

     Por muy modesto que sea un hombre, querría ser el centro del mundo, si tuviese tal posibilidad. Cuando el hombre encuentra a Dios o Ultimo Ser quiere poseer a ese ser o a esa realidad enteramente para si mismo. Somos tan avariciosos como para no querer compartir a este ser con los demás. Pero nosotros estamos en la posición de "menos". Es decir, somos algo así como una vasija para contener lo que viene de Dios. Así pues, si eres una gran vasija, redonda y perfecta, Dios la llenara. Debe haber individuos perfectos, familias perfectas, naciones perfectas y un mundo perfecto. En el nivel más amplio el hombre perfecto llega a ser el personaje central. Dios desearía darle a esa persona todo lo que tuviese. Dios tiene que encontrar a esta clase de persona. Si tal persona no se puede encontrar, Dios la recreara, y la enviara al mundo, porque El está buscando dar todo lo que tiene a la humanidad a través de este canal.

     La caída humana surgió de la codicia del hombre y del arcángel. No solamente el arcángel, sino que también Adán y Eva querían tener cosas para ellos mismos. Esto causó la caída. La naturaleza intrínseca de Dios era el desinterés en hacer las cosas para los demás. Pero en vez de multiplicar la naturaleza de Dios, los seres humanos después de la caída comenzaron a hacer las cosas en la forma opuesta, por su propio provecho. Nosotros somos precisamente los descendientes de los antepasados caídos. Por tanto, somos la forma contraria de lo que Dios se propuso que fuéramos.

     Aunque nuestra naturaleza intrínseca es algo bueno, estamos más inclinados a hacer cosas malas. Hay una voz en nuestra conciencia, diciéndonos que hagamos cosas para el bien de los demás. Pero en alguna gente, sin embargo, la conciencia les aviva a hacer cosas para ellos mismos. En general nuestras conciencias están más unidas a Dios que nuestros deseos y demandas carnales. Si sabéis que hay una frontera entre el bien y el mal, entonces ¿pensáis que habéis atravesado la frontera para uniros al lado del bien? Vosotros mismos sabéis muy bien la respuesta. No tenéis que aplicar la ley constitucional o cualquier otra clase de ley para decidirlo. Podéis inmediata y correctamente determinar si estáis en el lado del bien o del mal. Interiormente, sabéis como distinguir el bien del mal. Por tanto, debéis apartaros del mal y cultivar el bien dentro de vosotros. El egoísmo, el centrarse en si mismo -estos son vuestros mayores enemigos. Debéis ser capaces de resistir a estos poderes, y debéis estar listos para hacer cosas para los demás. Poned vuestro máximo esfuerzo en hacer cosas buenas, y llegaréis a pareceros a Dios. Entonces os agradara lo que estáis haciendo, y Dios se agradara de vosotros.


EL PAPEL DE LA RELIGION

     
     Dios estableció muchas religiones en el mundo porque quería conducir a la gente al lado del bien, a través de enseñanzas religiosas. Si reconocéis el hecho de que hay muchas religiones conduciendo a la gente al lado del bien, no podéis negar que Dios está obrando detrás de las escenas de la historia. Esto es indudable. Dios existe. Ya que Dios es absoluto, omnisciente y omnipotente, debe ser posible restaurar la posición original.

     Hubo un propósito para la creación del hombre dado por Dios. Entonces Dios nos ayudará a realizar ese propósito original. Si no somos capaces de hacerlo, el propósito entero de la creación será anulado. Dios no puede establecer su Reino en la tierra, sin obrar a través del hombre. Dios mismo creo el mundo y cualquier cosa es buena para el hombre. Entonces el hombre debe ser capaz de establecer Su Reino en la tierra. Entonces la esperanza de Dios es
encontrar a un hombre con la personalidad del Ultimo bien, que pueda establecer para El el Reino de Dios en la tierra.

     Si hay una ideología, una doctrina, un "ismo" o una religión que va a cumplir esta misión de establecer el Reino de Dios en la tierra, Dios confiará en el grupo que abrace tal forma de pensamiento. Dios está en la posición de Sujeto último o cósmico, entonces El querría a una persona de este valor, de Su dimensión, para obrar a través de ella; una persona de tal cualidad es lo que Dios desearía tener. En el lado de Dios no hay fronteras nacionales. No hay discriminación entre individuos. Cualquier individuo tiene igual derecho a clamar a Dios y a tener igual valor. Debe llegar a existir un individuo o un grupo de gente que piense del mismo modo que Dios. Se asemejarán a Dios, y deben restaurarse a si mismos a la posición original. Hay muchos países en el mundo, pero ninguno de ellos está completamente de acuerdo con la voluntad de Dios. Hay muchos grupos religiosos existentes en el mundo, pero ninguno de ellos está a la altura de Su modelo. Por consiguiente debe aparecer un grupo de gente bajo un punto de vista religioso o una ideología que esté de acuerdo con la voluntad de Dios. Dios está muy ansioso de encontrar a tal gente, a tal nación.

     Debemos reconocer que nosotros mismos estamos aquí para llevar a cabo la misión en beneficio de la humanidad entera, por la voluntad de Dios. Con esta confianza inundando nuestras mentes, debemos ser suficientemente bravos y valientes como para superar cualquier dificultad. Si continuamos, todo el destino celestial estará de nuestra parte, y nos empujará hacia adelante. Más pronto o más tarde alcanzaremos nuestra meta, y entonces seremos uno con Dios mismo. Si estamos en la posición de objeto del último Sujeto, Dios, entonces estamos situados en el punto central del universo. Y todo el universo está destinado a acercarse y unirse con nosotros.

     Si estás en esta posición, eres el centro de ti mismo como individuo, de tu familia, de tu tribu, de tu nación y del mundo. La esencia de Dios, o el corazón de la bondad inherente en Dios vendrá a través de ti como un eje para hacer girar a todo el mundo. Ya que estás haciendo todo esto por los demás, estás en el punto central, y ya que estás en el punto central, eres la base del bien. Dios obrará a través de ti para mover el mundo. No tendrás nada que ver con la base del mal. En ese caso estás haciendo cosas de acuerdo con el propósito del principio de la creación. Eres el instrumento que lleva a cabo la voluntad de Dios, y estás gozando del valor del hombre que Dios creó originalmente. Tomando esta responsabilidad para ti mismo, llegas a ser indispensable para Dios, y estás naturalmente situado en la posición central. Vas a ser la base del bien; no tienes que ver nada con el mal. Esta es la clase de persona que Dios desearía tener.

     Entonces, si estás dispuesto a comer y dormir, y a hacer todas las cosas por la humanidad, nunca puedes ser invadido por el poder del mal. Para algunos puede tomar toda la vida llegar a ser hombres de tal personalidad, pero si conocemos el Principio, queremos ser esta clase de persona. Queremos fundar esta clase de personalidad en nosotros mismos en siete años, o si es posible en un año o menos. Aunque tengamos que pagar un tremendo precio de indemnización, queremos tomar este camino. Si queréis ser esta clase de persona, tendréis que sufrir en gran cantidad. Debemos estar listos para ir a través de cuanto sea necesario.

     Hay egoísmo e individualismo en los Estados Unidos y en el mundo de hoy. En el medio de todos los problema. debemos llegar a ser el corazón de esta sociedad, limpiando todo lo feo. Hay una gran pretensión delante de nosotros. Vamos a atacar todo lo malo y conducirlo fuera de este país y del mundo. Según la definición que hemos dado, estamos seguros de que podemos
vencer a las fuerzas del mal de este país. Si trabajamos enérgicamente tendremos éxito. Queremos llevar a cabo la tradición de nuestro Padre Celestial. Dios ha estado trabajando a través de los 6.000 años bíblicos de historia providencial, día y noche sin descanso, por toda la humanidad. Si hemos heredado Su voluntad ¿no podemos hacerlo nosotros? ¿Se ha quejado Dios de que ha tenido que trabajar tan duramente? El sabe que por muy grande que sea la dificultad por la que ha tenido que pasar no es nada comparado con lo que finalmente habrá sido alcanzado. Entonces tenemos que asemejarnos a El, y luchar para alcanzar la meta.

     Ya que Dios es omnipotente y nosotros asemejamos a Dios, si dejamos algo sin hacer es porque no hemos luchado suficientemente. Si hemos luchado de todo corazón para alcanzar la meta, no es posible la desesperación, aflicción o queja. En vez de esto, verteríamos toda nuestra energía, todo nuestro ser en esta causa, y tendríamos éxito. No existe nada malo en el lado de Dios. Solamente es posible el progreso, solamente es posible la victoria en el lado de Dios. Si sabéis realmente que habéis heredado esta clase de tradición de Dios como Sus hijos, entonces no podéis quejaros ante El de lo que tengáis que hacer. Es imposible. Debemos estar indignados ante la existencia del mal, y querer extirpar sus últimos restos. Sobre la base sólida de bondad que Dios ha establecido para nosotros, queremos eliminar todo mal del individuo, de la familia, de la sociedad entera. Después de apartar los malos elementos de nosotros mismos, debemos purificar el mundo entero.

     Debéis de estar dispuestos a ser alguien que se eche a la espalda la responsabilidad de purificar el mundo, promoviendo la bondad, no teniendo nada que ver con el mal. Quiero que seáis así, y tengo confianza en que vais a cumplir vuestra misión.

     En atención a que estáis en el lado del bien, heredando la tradición de Dios, quiero que hagáis las cosas por la gran causa de Dios, purificando toda la humanidad. Esta, siendo la nación conductora del mundo, es en la que vais a trabajar. Os quiero victoriosos para esta causa.
     

DIOS PUEDE PROTEGERNOS

     No importa quien seas, no has nacido por un acto de tu propia voluntad. Desde el nacimiento hasta una cierta edad no te das cuenta de tu propósito de la vida o tu papel en la vida. No es sino cuando llegas a la adolescencia, cuando empiezas a considerar tu propósito de la vida, cuando piensas acerca de qué tipo de vida vas a llevar, y cuando aprendes acerca de la naturaleza de la sociedad humana como un conjunto. Después de atravesar la etapa de la adolescencia, entras en el primer período de juventud, cuando tu filosofía de la vida llegará a estar completamente desarrollada. Sin embargo, solamente en la vejez tu punto de vista de la vida llegará a ser completamente maduro, tu comprensión de qué es realmente la vida llegara a ser clara.

     Un individuo no puede vivir solo, centrado en si mismo. Para vivir necesitamos a nuestros amigos, nuestra familia y nuestros vecinos, y sociedad a nuestro alrededor. Ampliando nuestro horizonte, podemos vivir la vida en el nivel nacional, y finalmente en el nivel mundial. Cada hombre lucha duramente para llegar a ser una persona importante, y a lo más, una figura de importancia histórica. Solamente unos cuantos pueden alcanzar esta alta meta, mientras que la mayoría no puede alcanzar este nivel. La mayoría de la gente pasa al mundo espiritual después de su muerte física sin ser capaces de alcanzar esta meta. Esta es la forma común de vida para
todos los hombres y el destino de la humanidad.

     Sin embargo, vemos muchos tipos diferentes de gente caminando en el sendero de la vida. Algunos van derechos hacia delante, otros de lado, otros de espaldas, mientras que otros van en zigzag. Lo que hagas en tu vida son líneas trazadas detrás de ti. Aunque todavía eres joven, cuando mires hacia atrás, a tu pasado, deben haber habido días felices y días infelices, días fáciles y difíciles, días significativos y días de pesadumbre. Desde el punto de vista de tu propio interés, estoy seguro que has experimentado más días infelices que felices, a causa del medio ambiente desfavorable que existe hoy en el mundo. Muy probablemente no estás en la posición de estar orgulloso de ti mismo aunque tengas confianza en lo que haces. Nadie puede decir lo que ocurrirá en el próximo momento. Esta ha sido la naturaleza de nuestro destino como seres humanos.

     En otras palabras, puedes ir a trabajar por la mañana con feliz expectación, pero nadie puede garantizar tu seguridad durante todo el día. Aunque tu trabajo esté cerca, nunca puedes confiarte demasiado porque aún a una corta distancia del umbral de tu puerta puedes tener un accidente de coche. Nadie puede decir qué nos tiene reservado nuestro destino. Hasta puedes conocer gente aparentemente agradable en lugares aparentemente agradables, pero el resultado no es necesariamente bueno, podría incluso traerte una desgracia imprevista. Pasar un examen puede ser la meta de la gente que estudia duramente. Pero en el mismo momento que una persona encuentra que ha pasado el examen, podría suceder alguna tragedia. Nadie puede decirlo. Suponed un hombre y una mujer que se aman tiernamente el uno al otro, y están confiando en que van a vivir como la pareja más ideal en el mundo entero. Pero precisamente en la ceremonia de la boda puede surgir algo inesperado. De aquí podemos deducir que un hombre nunca puede estar demasiado seguro de tener un futuro claro. Hay muchos ejemplos en el mundo en los cuales nos vemos obligados a ir por el camino opuesto al que hubiéramos seguido si lo hubiéramos escogido por nuestra propia elección. Podemos pensar que la vida nos pertenece, pero encontramos que no siempre somos libres de pasar nuestras vidas como deseamos. Es lo que sucede con la vida. Por consiguiente, estamos caminando en el sendero de la vida sin confianza, sin saber que podemos encontrar en el camino. Estamos tanteando en la obscuridad cada día de nuestra vida en busca de una flamante esperanza que prometa proveer algo bueno.

     Pero no hay muchas cosas a nuestro alrededor que mantengan tal promesa para el bien. Las cosas son usualmente de la forma contraria; encontramos más tragedia que bondad. Entonces ¿hay un lugar donde podamos estar relajados y tranquilos? Nadie puede estar relajado y tranquilo cuando está totalmente solo. Necesitáis a alguien que pueda por lo menos defenderos y protegeros. ¿Quién puede ser ese alguien? Vuestros padres pueden ser capaces de desempeñar este papel externamente, protegiéndoos hasta un cierto punto. Pero no pueden garantizar vuestra vida ante la muerte, ni vuestros amigos pueden, ni vuestra nación con todo su poder. Suponed que el mundo entero es movido a ayudaros, no puede tomar la responsabilidad de vuestra vida. Entonces ¿quién puede tomar la responsabilidad? Debemos encontrar a alguien que pueda hacerlo, de otra manera sabemos que estaremos infelices y expuestos, aunque queramos estar felices o tranquilos.

     Queremos que alguien nos proteja en nuestro camino del destino. Debe transcender la historia, es decir, el pasado, el presente y el futuro. Debe transcender tiempo y espacio. Desgraciadamente el hombre mismo no puede transcenderlo por muy grande que sea. Por consiguiente, estamos muy necesitados de alguien así, alguien que pueda tomar la
responsabilidad para nuestra vida de fe. Si no podemos encontrar a alguien así en la sociedad humana, querríamos creer en alguien en nuestra imaginación y fantasía que nos protegiese. Pero si realmente existiera tal entidad, ¡qué felices seríamos! Qué impacientes estaríamos de localizarlo. Cuanto mas difícil llega a ser el medio ambiente, más inseguros llegamos a estar, y ardientemente partimos en su búsqueda. En esta situación, si no tratáis de confirmar su existencia y entrar en una buena relación con él, nunca podréis estar seguros de vuestra vida.

     Entonces ¿qué clase de relación querrías tener con Dios? Puede haber maestros que sean nuestros mayores, y que puedan protegernos con su posición, riquezas y conocimiento. Pero es más deseable tener a alguien que nos proteja con el celo del amor. Si vamos a ser protegidos, queremos ser protegidos no solo para el tiempo de vida, sino para la eternidad. Entonces ¿quién en el mundo podría hacerlo? Nuestros padres Necesitamos a nuestros padres. Después necesitamos hermanos y hermanas, y también necesitamos a nuestro cónyuge y entonces a nuestros hijos. Con ellos disfrutamos la felicidad de nuestra vida. Pero no importa lo hermoso que pueda ser un día con otras personas alegrándonos en la felicidad de nuestro ambiente, si alguien a quien amamos está al borde de la muerte, no podemos disfrutar en todo el resto del día. Por muy felices que podamos ser de otra manera, si nuestro ser amado está en una situación trágica, nosotros también llegamos a ser infelices.

     Cuando miramos las cosas desde este punto de vista, podemos disfrutar suma felicidad cuando estamos con nuestro seres amados, compartiendo con cada uno un amor ideal al sumo grado. No sabemos a que estamos destinados en nuestra vida. Marchamos en el camino sin saber nuestro futuro. Estamos siempre inseguros. Centrados en nuestros padres físicos, la felicidad será mortal. Lo mismo se aplica centrados en nuestros hermanos y hermanas, y centrados en parejas de casados. El amor con estas personas puede cambiar e incluso llegar a ser efímero. Entonces debemos buscar y encontrar ese amor ideal que dure por toda la eternidad. Parece no haber tal amor en el mundo, pero nunca pararemos de buscarlo. Especialmente buscamos a aquel que proporcione el amor entre padres e hijos, y el amor entre marido y esposa que dure por toda la eternidad bajo su protección. Este alguien debe ser inmutable, único y eterno, este es Dios.

     Sin Dios como punto central o punto de comienzo no podemos hacer todas estas relaciones inmutables y eternas. Debe haber una persona con una misión central, como el delegado del amor de Dios, alrededor del cual todas estas relaciones serán restauradas a su forma deseada. Debe llegar a ser el mediador entre Dios y el hombre para hacer esta relación de unidad entre Padre e hijo. La relación debe ser restaurada entre los padres e hijos, hermanos y hermanas, entre marido y esposa a la forma original que Dios pensó hacer al tiempo de la creación. Nosotros perseguimos esta relación, y realizar esta relación es el último destino de nuestras vidas. Una relación ideal de verdadero amor no puede ser efímera, sino inmutable, única y eterna.

     Como dije antes, una relación de amor debe existir por la relación entre sujeto - objeto, no podéis disfrutar del amor vosotros solos. Es decir, cada uno necesita alguien que lo ame y proteja en un medio ambiente ideal provisto por esta persona. Entonces solo podemos estar realmente relajados en un medio ambiente que confiemos que nunca cambiará. Por muy duramente que lo intentemos no encontraremos ese estabilidad en la sociedad humana. Todo en la sociedad humana es temporal y mutable. Necesitamos a alguien absoluto e inmutable. Debe ser un ser omnipotente. Por consiguiente, a lo largo de la historia el hombre ha buscado encontrar a Dios a través de la creencia religiosa. En la verdadera religión debiéramos ser capaces de restaurar la verdadera relación entre padres e hijos, hermanos y hermanas y marido
y esposa. Conociendo esto ¿querríais llegar a Dios a través del mediador, aquel que es el perfecto objeto de Dios, el perfecto sujeto? ¿0 querríais ir directamente a Dios? ¿Qué preferís? Estáis muy por debajo del modelo en el que deberíais estar, por tanto debéis recorrer el camino, y el mediador es el camino.

     En cierto sentido, una religión es el mediador, porque cada religión enseña acerca de Dios. Sabéis que Dios existe, pero ¿en qué relación con Dios querríais estar vosotros mismos? La relación primera y también la más deseable es la relación padre - hijo. Por tanto, queremos servir a Dios como a nuestro padre, con El en la posición de sujeto, y nosotros en la de objeto. A veces queremos hacer de Dios nuestro amigo, a veces desearíamos tenerlo como nuestro hermano. En un amor absoluto, El puede serlo todo para nosotros. En ese amor, un padre no se quejaría si su hijo le mandase, aunque el se queda en la posición del padre. En la relación de un amor así, un marido no se quejaría nunca de ser dominado por su mujer, y viceversa. Solo el amor y nada más que el amor hace esto posible. El amor es la ley más alta y el sagrado vínculo que lleva a dos o más seres a la unidad armoniosa. Por muy altos en autoridad, conocimientos o riquezas que estemos, todos llegamos a ser tiernos y obedientes como corderos cuando sentimos tal amor. No hay nadie en todo el mundo que rehuse este amor o lo desestime.

     ¿Hay alguien que no esté dispuesto a ser dominado por esa clase de amor? Incluso Dios está dispuesto a ser dominado por ese amor, no hablemos del hombre. El amor es grande. Dios es el mismísimo corazón de amor que hace de El lo más grande. El amor es el poder que motivó que Dios crease al hombre y sólo el amor es lo que hace a Dios absoluto. Centrado en el amor, incluso el Absoluto y Supremo Ser se siente gustoso de estar a disposición de alguien que es la encarnación de Su amor. Para tal hombre, Dios es el Padre que esta dispuesto a llegar a ser todo para él. Dios es el Padre de todos los padres para el hombre. El tiene el absoluto amor que sobrepasa incluso el amor de los padres modelos. Con ese amor El puede abrazar a todos los padres del mundo. De hecho, Dios creó al hombre de Su amor paternal. Sin ese amor moriríamos.

     Dios está siempre dispuesto a dar la clase de amor que más satisface y que es más deseado por la persona que busca una relación con El. Si quisiéramos amor paternal de Dios, El está preparado para ello. Si quisiéramos de El amor fraternal o conyugal, o el amor de un amigo, El está dispuesto a ello. El es también el símbolo y realidad del amor nacional y amor universal. En nuestra iglesia posibilitamos que la gente comprenda y sienta el amor de Dios en tal dimensión. ¿No es maravilloso que el Dios de amor nos esté protegiendo en cada posible relación? Nosotros, como encarnación de Su amor podemos en respuesta proteger a otros, incluso a nosotros mismos a lo largo del camino del destino, con este poder del amor de Dios.

     Cuando nos pellizcamos a nosotros mismos, nos duele. Pero si se nos garantizasen múltiples beneficios después del dolor, ¿no lo soportaríamos alegremente? Con esta confianza podemos avanzar en cualquier camino de miseria y penalidad. Cada uno está inquieto e inseguro en el camino del destino, sin saber qué nos reserva nuestro futuro. Si en esta oscura situación encontramos una luz que nos da la clara y completa imagen de a donde estamos destinados, ¿cómo no vamos a partir hacia la meta donde el nuevo mundo de amor centrado en Dios y armonía nos espera? ¿No abandonaríamos nuestra vieja forma de vida y abrazaríamos la nueva? A causa del ente malo, Satán, tenemos que allanar y enderezar el camino, repeliendo el poder satánico, a medida que pasamos, estableciendo el Reino de Dios en nuestros corazones, y compartiéndolo con nuestro prójimo. Dios es el Ultimo Ser subjetivo, y nosotros como Sus objetos queremos trabajar para Su provecho y el nuestro, y finalmente encontrarle y unirnos a
El en perfecta unidad.

     Si estamos seguros del amor de Dios podemos vencer cualquier dificultad, por muy ondulado que sea el camino. Cuanto mas difícil es el camino, más fuerte es nuestra convicción de que éste es el atajo a través del cual alcanzaremos la meta lo más pronto posible. Allí podemos encontrar a Dios, quien está ansiosamente esperando por nosotros, lleno de bendiciones para dar a aquellos que avanzan hacia adelante con todo su conocimiento y comprensión. Una vez que hacemos esto, la miseria e infelicidad no pueden dominar nuestras vidas. A través de nuestra experiencia diaria, sabemos que sin amor no podemos vencer las miserias en nuestro camino del destino.

     Vamos a suponer que un hombre muriese por infortunio en el camino de su búsqueda del último Ser subjetivo. Sin embargo, su muerte no es el fin, sino el comienzo de su vida. Entonces, en el mundo espiritual, este hombre podría decir a Dios incluso que murió para vivir en el mundo espiritual, para disfrutar más plenamente el amor de Dios. Debemos estar dispuestos a morir, pero morir con el amor de Dios en nuestros corazones. Si imaginamos que vamos a morir en el seno del amor de Dios, entonces no tendremos en absoluto una muerte miserable. En este caso, la muerte de un hombre podría ser de más alto valor que cualquier otra muerte, porque moriría con la mejor actitud. Si tu esposa hubiese muerto ya hace tiempo, y después de morir tu esta clase de muerte inestimable, te unieses a ella en el mundo espiritual ¿no te respetaría y amaría más que te amó y respetó en la tierra? Si te murieses por alguien, y esta persona viniese más tarde al mundo espiritual ¿no te amaría y serviría? El amor de ellos en el mundo espiritual debe ser de más alta dimensión que su amor en la tierra.

     En la Biblia leemos muchas cosas paradójicas. Jesús dijo: "Si me amas, niégate a ti mismo, coge tu cruz, y sígueme". (Luc.. 17:33). El también dijo que: "Todo el que procure salvar su vida la perderá." Estas palabras nos alientan a lograr el amor de más alta dimensión a costa de cualquier cosa. Si vosotros me amáseis tanto como para morir por mi, y yo os encontrase más tarde en el mundo espiritual, ¡qué felices seríamos de vernos el uno al otro! Si verdaderamente amáis a alguien, moriríais siempre alegremente por él. Aunque muriéseis, ello no significaría el fin, sino una nueva vida. Por esta clase de muerte de sacrificio, pasamos a través de la barrera de peaje para alcanzar el mundo de amor que es eterno y de una más alta dimensión. Entonces no tenemos miedo del amor. ¿Estáis dispuestos a tener esta clase de muerte? Cuando sabemos que viene después de la muerte, somos gente feliz, aunque debamos morir.

     Todos hemos descubierto grandes cosas. Yo he pasado por dificultades indescriptibles, pero estoy seguro de que soy el hombre más feliz de todo el mundo - ¿no es verdad? Soy feliz porque sé como vencer la infelicidad con amor. Soy la clase de persona que odia ser alegrado, pero amo simpatizar con los demás, y siento inmensa felicidad haciendo felices a los demás. Cuando quiero simpatizar con los demás espontáneamente, ¿puedo quejarme de lo que tengo que hacer? De esta forma, puedo disfrutar el sabor real del amor. Cuando soy alegrado puedo probar solamente el amor pasivo que no es lo que yo deseo.

     Alguien podría pensar que nuestra fe nos fuerza o nos conduce al camino del dolor. Pero yo espero que la mayoría de vosotros puede vencer el dolor digeriéndolo con el poder del amor, porque la felicidad y el amor se nos promete al fin de la penalidad. Como indica nuestra tema, queremos que alguien nos proteja en el camino del destino. Ese alguien debe ser Dios. Pero incluso Dios no puede protegernos o amarnos cuando no lo merecemos, es decir, cuando no
establecemos la condición para recibir ese amor. Dios no necesita dinero, posición o conocimiento. Lo que necesita es amor. Y nosotros necesitamos ese amor también, porque por el verdadero amor podemos disfrutar del privilegio de controlarlo a El. Si podemos hacer esto, podemos controlar nuestro propio destino

     Aquellos que están ardientemente enamorados de Dios pueden vencer fácilmente la infelicidad, porque el camino de la infelicidad los conducirá hacia la felicidad. Cuando yo estuve en prisión en Corea del Norte, sufrí severa tortura; cuanto más severa era la tortura, más fuerte me sentía. Cada una de las células mías eran movidas a luchar contra el dolor. Yo imaginaba que con cada golpe la bendición de Dios sería multiplicada. A causa de esto no temía a la tortura y podía soportarla fácilmente. Si tenemos esta actitud podemos enderezar el camino torcido y allanar el camino lleno de baches. Aunque nuestro sendero de vida sea inquieto, inseguro, efímero, lleno de miseria que es más que la muerte misma, sabemos que a través del amor de Dios hacia nosotros y de nuestro amor a Dios, podemos pasar por el camino sin dificultad. Cuando estamos dispuestos a vivir y morir en el amor de Dios, merecemos protección de Dios. Este es el camino que tiene que recorrer cada ser humano. Dios puede protegernos en nuestro camino del destino.


     
LAS TRES ETAPAS DEL JUICIO
     
     Es nuestro deber como hombres caídos pasar a través de tres etapas del juicio - el juicio de las palabras, el juicio de la personalidad y el juicio del amor o del corazón.

     EL JUICIO DE LAS PALABRAS

     A lo largo de toda la historia la humanidad ha buscado la verdad, las palabras de verdad. La verdad es el modelo por el cual pueden ser resueltos todos los problemas de la humanidad. Sabemos que el hombre cayó de algún modo en el principio, y caer significa caer bajo la esclavitud de Satán. Por consiguiente, para volver a la posición original tenemos que vencer la esclavitud de Satán. Para la gente caída no hay otro mensaje más esperanzador y deseable que el mensaje de la restauración de la posición anterior a la caída. Ser restaurado es, en otras palabras, ser liberado de la esclavitud satánica, y este es el evangelio de los evangelios para los hombres caídos.

     Entonces, ¿qué es el juicio? El juicio es la medida de todas nuestras acciones según el modelo original. Si nuestros actos no están en conformidad con la norma o medida original, debemos ser juzgados o castigados. En cualquier gobierno, hay el partido dirigente y el partido de oposición, y un equilibrio político entre ellos. Si se propone rectificar una de las leyes, entonces ambos partidos deben estar de acuerdo. En el universo existen Dios y Satán. Entre los dos están los hombres y mujeres, algunos están más en el lado de Dios y otros están más en el lado satánico. Pero para juzgar a la gente debe haber un modelo de juicio aceptado por ambos, Dios y Satán. La gente más del lado bueno puede ser reclamada por Dios, y del otro lado por Satán. En los asuntos mundanos también tenemos un cierto modelo o norma. Si comparamos algo con esa medida, y si está por encima del modelo, entonces es llamado un éxito, por ejemplo; pero si está por debajo del modelo, entonces lo llamamos un fracaso. Si es un fracaso total que ni siquiera puede ser comparado con la medida, entonces no puede haber ningún juicio. Ni Dios ni Satán pueden reclamar este fracaso total.

     En el curso de la restauración debe haber una norma modelo. Si buscáis una en la Biblia, ¿cuál debe ser? Por ejemplo, en cualquier montaña hay cumbres y valles. Centrado en una cumbre hay dos lados; Dios está en el lado bueno, mientras que Satán está en el otro lado. Hay una diferencia entre las altas cimas y las bajas. A través de toda la historia, cuando examinamos las trayectorias recorridas por nuestros antepasados, el proceso es algo así como primero ascender a una cumbre, luego bajar, y después llegar de nuevo a una cierta altura. De este modo, la humanidad del pasado ha estado generalmente ascendiendo. Hay muchas cumbres de diversas alturas. Aquellos que pertenecieron a la Era del Antiguo Testamento comenzaron a escalar, y en la cima se decidió si estaban en el lado de Dios o el lado satánico. Entonces dieron otra caminata para ganar otra cima de mayor elevación. El escalador empieza al pie del primer pico, y transmite lo que ha alcanzado a los alpinistas que vienen tras él. El Mesías es la persona que estaría esperando en la cima mas alta, y aquellos que han alcanzado la cumbre serán bienvenidos y elogiados. Pero el mismo Mesías tiene que saber por cual camino han tenido que pasar.

     Jesús es el fruto de la verdad, del Logos de Dios. El ha alcanzado la cima más alta en el sentido espiritual. Jesús dijo: El Antiguo Testamento se realizó por mi; todas las cosas y cada palabra de Dios es por mi (Mat.. 5:17, Jn.. 5:39-40). Dijo en otra ocasión: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14:6). El camino es la verdad, y la verdad es el camino y también la vida. La verdad es algo que exalta a Dios, sin embargo Satán esta celoso de ella. La verdad pertenece a Dios. Dios debe amar la ley por El establecida, y va a amarla eternamente. Entonces ¿cuál debe ser la misión de la verdad? La misión de la verdad es guiar a la gente a través de su camino. El Principio de la Restauración tiene como misión conectar todos los caminos andados por los santos de la Era del Antiguo Testamento, con los de los santos de la Era del Nuevo Testamento, hasta el presente. Nosotros vamos a enderezar el camino en zigzag, de modo que podamos mostrar a la gente el modelo de como alcanzar la cumbre más elevada. El camino más corto es la línea recta, y la corriente principal y el camino final. Esto es lo que significa la palabra "principio". ¿Qué clase de principio es éste? ¿Qué es el Principio Divino?

     El Principio Divino es la medida o el camino -la guía- que nos llevará a través del camino a Dios y a la posición original antes de la caída. Sin ir a través de este camino, el hombre caído no puede alcanzar la posición original. Esto es la medida, la regla y la guía fundamental. La humanidad ha andado un camino enmarañado alejándose de Dios, y debemos volver a través del mismo camino. Pero vamos a enderezarlo. Suponed que tuvieseis una cuerda o soga enredada con nudos. Si sólo usáis vuestra fuerza y tiráis con ahínco de los extremos ¿se desharían los nudos? No. Aunque paséis horas de vuestro tiempo ¿sólo esto resolvería el problema? Tiempo y energía empleados en esfuerzos ciegos y fortuitos no harían nada. Orando a Dios también, si le oráis a ciegas para que os conceda algo o para que os ayude en algo, El nunca puede ayudaros. Se debe encontrar una norma o modelo.

     Suponed de nuevo un hombre muy bueno, pero ciego. Si no supiese como usar una espada ¿se la dará Dios? Existe el peligro de que la coja por la hoja en vez de por la empuñadura. Dios no se la daría. Si lo hiciese, sería un Dios ciego. Cada cosa debe tener su modelo. El Principio Divino es la medida por la cual Dios puede liberar al hombre caído. Seréis liberados en verdaderas palabras, en la verdad. Seréis liberados de la obscuridad a la luz, donde podáis ver la relación entre Dios y vosotros mismos con precisión.

     En América circuláis en coche diariamente. Cuando tenéis prisa, queréis acelerar. Cuando vais a toda velocidad es peligroso. Si queréis correr sin peligro, entonces debéis tener de antemano mucha práctica. ¿Tenéis flexibilidad en el manejo del volante? ¿Lo podéis mover
como gustéis? No hay ni pizca de libertad. Las ruedas del coche deben ser redondas; si están deformadas, conducir será peligroso. Si las cuatro ruedas van cada una por su cuenta, y alguna no girase como debiera, ¿qué sucedería? La presión de los neumáticos debe ser la misma en las cuatro ruedas, o no se moverán juntas adecuadamente. Si queréis ir a toda velocidad, quiere decir que las ruedas tendrán que dar muchas revoluciones. Sé que no os gusta repetir las cosas, siempre lo mismo. Pero cuando queréis conservar esta habitación limpia, ¿no la limpiaréis una vez, dos veces o más cada día? Lo mismo se aplica al estudio del Principio. Debéis aprender la verdad bien, minuciosamente.

     ¿Os habéis parado alguna vez a pensar cuántas veces en vuestra vida hablaréis con la gente de la verdad? Cuando coméis alimentos, llegan a ser más deliciosos a medida que los masticáis completamente. Si sólo los masticáis una vez o dos y los tragáis, ¿conocéis el verdadero sabor de la comida? Cuando tenéis algo de valor, debéis practicar con ello repetidamente e intentar conocer su sabor, y os gustará cada vez más. Por consiguiente la repetición no os fatigará. Debéis conocer bien la verdad. El primer modelo del juicio es el de las palabras. Si no cumplís con este modelo, no podéis ser liberados de la esclavitud.

     EL JUICIO DE LA PERSONALIDAD

     El segundo es el juicio de la personalidad. Por muy duramente que luchéis para andar aprisa en un cierto camino, si vais por el camino equivocado tenéis que volver. ¿Dónde está Satán al acecho? El está siempre próximo al camino principal, al verdadero camino. Porque quiere agarraros y poner fin a vuestra marcha a lo largo del buen camino, viene a atacaros sin aviso. Por lo tanto, debéis impedir que os detenga en el camino. Por mucho que hayáis practicado, por muy bien equipados que estéis, si sois atacados por Satán en el camino, es el fin. Debéis tener la suficiente personalidad para vencer sobre la tentación satánica. Debéis ser más hábiles, más fuertes que Satán en todos los aspectos. Debéis estar alerta para ver donde acecha Satán. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar en esto? Satán está en todas las partes, y vosotros sois vulnerables a su ataque. Debéis saber como hallarlo y reconocerlo. Cuando sois suficientemente fuertes para no ser tentados o caer bajo las manos de Satán, podéis vencerlo; pero debéis saber que Satán espera la oportunidad en que estéis a punto de caer al hoyo, cuando estéis en la situación más difícil. Este es el momento en que Satán viene a estrangularos.

     Cuando lucháis en el campo de batalla, el enemigo está al acecho. Lo más probable es que venga a atacaros durante la noche, cuando no le esperáis. Los espías vendrán, pero si tenéis los ojos bien abiertos, huirán. Cuando estéis durmiendo o relajados, o cuando estéis angustiados o desesperados, éste es el momento del ataque satánico. Por ejemplo, estáis frustrados y os decís a vosotros mismos: "Oh, he trabajado durante un año en el equipo móvil, ¿puedo continuar así?". Este es el momento propicio en que Satán os atacara. Satán dirá: "En este preciso momento sois mi presa.. Todo lo que hayáis efectuado anteriormente se desvanecerá. No os atacaría uno de los fuertes satanes (malos espíritus), sino el más pequeño y débil puede apretaros el cuello y seréis asesinados espiritualmente. ¿No es cierto? Cuando estáis en apuros, descorazonados, debéis recordaros a vosotros mismos el hecho de que ese es el momento propicio en que los mas débiles satanes pueden atacaros. Cuando no estáis dando testimonio, sin trabajar para la iglesia, cuando estáis pensando solamente en buena comida, ropa bonita, cuando estáis con esta actitud, este es el momento en que estáis expuestos a la invasión satánica. Cuando echáis de menos a vuestra novia, es el momento en que Satán ataca. Estos son los ganchos con los que Satán puede arrastraros. Cuando os quedáis medio dormidos, esto significa que estáis en actitud negligente. Éste es el momento propicio en que Satán vendrá y os arrebatará. Cuando no podáis ayudar,
estando cansado. y frustrados, intentad ir a alguna parte lejos de la observación de los demás. Meditad, orad allí por tres días, y después de hacerlo, mirad a vuestros hermanos y hermanas trabajando duramente y pensad: "¿Qué soy yo?" Pensaréis angustiados: "¿Puedo ser amado por Dios? Debo trabajar". Vuestra conciencia os guiará. Despertaréis a una nueva vitalidad. Orad en arrepentimiento y tendréis ganas de ir de nuevo a trabajar. Así es mejor.

     Muchas veces cuando estaba en la prisión (en Corea del Norte) comparecía esposado ante el juez. En el camino de la prisión al tribunal, en la calle, a veces encontraba a miembros de mi iglesia. Yo agitaba mis manos en hilarante alegría. Y cuando sacudía mis manos sonaban las esposas, aún resuena ese ruido en mis oídos.

     Juraba entonces que nunca moriría antes de realizar mi misión. Yo demostraría mi determinación y no me detendría hasta que llegase aquel día. Sería suficientemente fuerte como para soportar todas las dificultades. Y cuando fuese liberado, trabajaría de nuevo con mayor celo. Incluso pensé que la prisión era mi curso de entrenamiento, y que después sería un trabajador más fuerte para Dios. Cuando imagináis la vida en la prisión, no penséis en las prisiones de este país. Esta prisión estaba muy por debajo del nivel de las vuestras -una indecible miseria- casi como la vida animal. Si yo os la describiese, no la comprenderíais. Nos daban un puñado de arroz casi podrido diariamente. Echábamos de menos el buen arroz y la buena comida, y con todo teníamos que trabajar, extrayendo y cargando pesados sacos de substancias químicas. Y después estabamos extenuados y recibíamos nuestro puñado de arroz, mientras se comía alguno de nosotros moría. Los otros estaban tan ansiosos de conseguir arroz que se lo quitaban de la boca a los que habían muerto para alimentarse ellos mismo. En aquellos tiempos me decía a mi mismo: "Incluso si la dureza es doblada y triplicada, nunca fracasaré". Aún en la prisión comunista, trabajé tan duramente que tuvieron que premiarme por mis realizaciones.

     Yo soy comprensivo con vosotros. Estáis en la flor de vuestra vida. Queréis bailar con vuestras novias, queréis disfrutar vuestra vida en el sentido mundano. Abundan muchas cosas buenas en este mundo para vosotros. Pero os habéis dado cuenta del hecho de que alguien debe hacer esta tarea, no solo yo. Este penoso mundo va camino de la destrucción. Algún poder tiene que pararlo. La tierra entera está llena de guerras y miserias, y vosotros estáis viviendo en esta tierra. Sabéis que vais hacia la destrucción junto con ella. Los festejadores, aquellos que no conocen lo que está sucediendo, pueden parecer felices. Pero aquellos que saben que el mundo se está hundiendo no pueden sino querer detenerlo. Alguna gente es indiferente. Pero ¿estaríais vosotros a la expectativa observando el fin del mundo? ¿No querríais hacer algo?, ¿incluso si tuvieseis que morir o ser asesinados por ello? Pueden haber muchas víctimas, por decenas y cientos de miles, pero si no estáis preparados para morir por la causa, no podéis vivir para salvar el mundo.

     Si todos vosotros estáis dispuestos a morir a la cabeza de los demás, si tenéis esta actitud, no moriréis y podréis salvar al mundo. Pero si sois como los discípulos de Jesús, que le negaron a la hora de morir, fracasaréis y el mundo entero no será salvado. ¿Llegaréis a ser como los discípulos de Jesús? Los discípulos de Jesús tuvieron miedo de Satán y fueron arrollados por el poder satánico. Satán los arrebató, a los doce discípulos que en vida de Jesús le habían servido. Entonces, ¿qué le sucedió a Jesús? Las manos satánicas cayeron sobre él, pero él murió una muerte física, no espiritual. Si vuestro espíritu no está muerto, si tenéis el mismo celo y ardor a la hora de la muerte, hay una forma de ser salvados y resucitados de nuevo.

     Si tenéis que morir, y morís una muerte valiente sin avergonzar a vuestros descendientes,
entonces tenéis la oportunidad de ser resucitados y trabajar a través de vuestros descendientes. Jesús fue atacado por las manos satánicas, pero no fue vencido por Satán. Dios que es más aterrador que Satán estaba a su lado, luchando por él, debéis saberlo, Dios está en el lado de la honradez. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar, ¿cuánto tiempo puedo trabajar? ¿Vendrá un tiempo en el que esté totalmente frustrado? Ser herido de muerte es cosa simple, pero ser torturado espiritualmente, que Satán os ampute cada miembro, brazos y piernas, ¿soportaríais esta tortura?

     Si estáis dispuestos a vivir por la causa y a morir por ella, ya estáis siendo resucitados. Estáis transcendiendo la vida y la muerte. En este caso estáis en el lado de Dios y Dios esta a vuestro lado, porque Dios es también el Ser transcendente de la vida y de la muerte. Dios es nuestro amigo y nuestro compañero de trabajo. Aquellos que tienen a Dios como compañero de trabajo deben ser valientes. Dios no es solamente vuestro amigo, sino vuestro Padre. Vais a ser la encarnación de Dios. Dios pertenece a todo el universo, a toda la humanidad. El envió a muchos santos y profetas a trabajar por la gran causa y fueron matados y martirizados. Esto significa que las manos y brazos y todos los miembros de Dios fueron amputados. El ha estado soportando el dolor todo el tiempo. Pero está todavía intacto de la invasión satánica, está sano y entero, y omnipotente y todopoderoso. El está viviendo en mi, y yo soy Su encarnación. ¿No estaríais orgullosos y resistiríais como El está resistiendo? Entonces, con esta cualidad, ¿diréis que estáis cansados después de un año, después de cinco años, diez años o veinte años?, ¿os cansaríais de esta tarea?, ¿cuándo quedaréis exhaustos? ¿nunca? En una palabra, debéis pensar que habéis nacido para esta vida, y éste es vuestro destino.

     No tenéis más remedio que seguir este camino. Entonces, vuestra actitud debe ser diferente. Debéis estar acostumbrados a comer humildemente, vestir con ropa pobre, dormir en tiendas y al aire libre, debéis conocer el sabor de disfrutar de esta forma de vida. Yo empecé mi obra cuando vosotros aún no habíais nacido. A vuestra edad yo ya había realizado mucho. Pero pensé que había una tremenda cantidad de trabajo que debía realizar durante el tiempo de mi vida. Lo sabía. Nunca estaba orgulloso de haber hecho tanto como hice. Siempre estaba ansioso de realizar cada vez más. Tenía siempre prisa. ¿Parezco frustrado?, ¿parezco cansado? No estoy cansado. Cuanto más lejos llego, más fuerza acumulo.

     La gente piensa: "Si vivo de esta forma o de tal otra seré feliz". Pensamos que somos felices porque estamos llevando una cierta clase de vida. Entonces ¿quién establece el modelo? ¿Puede ser justa la definición de felicidad? Debéis decir: "Yo no establezco el modelo de felicidad de esta manera, por tanto no tiene nada que ver conmigo, tengo que crear un nuevo modelo o definición de felicidad. Si definís la felicidad como comer humildemente, vestir con harapos, dormir en un lugar humilde, ese es vuestro modelo de felicidad para la existencia. La gente cuya definición de felicidad es así, nunca fracasará en la vida, y al final podrán disfrutar la suma felicidad.

     Una larga vida en la tierra no os promete felicidad. Aunque vuestra vida sea breve, si habéis trabajado duramente y habéis sido reconocidos por Dios, al entrar en el otro mundo seréis bienvenidos y disfrutaréis allí la vida gloriosa y floreciente. Por consiguiente, en esta vida, la cuestión es lo duro que trabajéis y la cantidad de frutos sanos que produzcáis. Por tanto, debéis trabajar a riesgo de vuestra vida y a costa de vuestra vida. Si lo hacéis de esta manera, tenéis la victoria asegurada. Si morís sin tener éxito en vuestra misión, Dios se apenará, porque sabe que lo habéis hecho a riesgo de vuestra vida. ¿No querría Dios, en la posición de Padre, si El sabe que Su hijo va a morir pronto, darle alguna ayuda de cualquier forma posible? Si tenéis
esta actitud, Dios estará ansioso y dispuesto a ayudaros. Si confiáis suficientemente en que podéis llevar a cabo 100 cosas, pero estáis calificados para llevar solamente 30, Dios estará ansioso de completar las otras 70. Si estáis haciendo esto por vuestro Padre ¿no estaría vuestro Padre dispuesto a ayudaros? Nuestro Padre, con amor, es en cierto modo débil ante sus hijos. Con amor, está dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidáis.

     Entonces, ¿qué es el juicio de la personalidad? Si estáis bien dotados y sois la encarnación de la Palabra de Dios, entonces quedaréis ilesos de la invasión satánica. Satán os atacará en el nivel individual, familiar, nacional y mundial. Si sois atacados en el nivel individual, familiar y nacional y no caéis, podéis avanzar más rápidamente. Si siempre perseveráis, avanzando en todo momento, cuando se os eche encima, en el momento en que levante la mano avanzaréis aún a mayor velocidad. Por consiguiente, Satán tendrá que darse por vencido. Entonces tiene que retirarse y dejaros. Dirá: "Por mucho que lo intente no puedo vencer a esta persona. ¿Sois vosotros así? ¿Querríais al menos ser así? Si queréis ser así, ¿podéis realizarlo estando quietos? Debéis intentarlo duramente. Satán usará con vosotros los mismos métodos sagaces que ha estado usando con nuestros antepasados, santos del pasado y mártires. Ahora os ataca con el mismo poder, pero vosotros debéis ser más poderosos y sabios. Entonces el se dará por vencido y os dejará. Después de haber ido a través de todas estas dificultades, cuando alcancéis la meta, Dios os encontrará allí y os dirá: "Ahora he encontrado a alguien semejante a mi. Tu has ido a través de todas las adversidades, y estás aquí ileso de Satán. Como vencedor, te pareces a mi, y tu eres mi hijo". De ese modo pasaréis el juicio de la personalidad. Ese es el modelo. Dios tuvo éxito en todas las cosas que hizo desde el principio hasta el momento presente. Si os asemejáis a Dios, continuaréis los éxitos, y debéis alcanzar la meta y rendir gloria a Dios.

     Debéis tener tal personalidad que nunca podáis caer presa de la tentación satánica. Ante la muerte, de cara con la muerte, Jesús extendió sus brazos y dijo: "Matadme", y en ese momento no fue muerto, y espiritualmente fue resucitado. Si estáis determinados a perder vuestra vida por Dios, Satán no puede mataros. Entonces tenéis vida eterna. ¿Sois vosotros así? Si no sois así, Dios no puede bendeciros. Si lo hace, la bendición será arrebatada por Satán. Pero si estáis tan determinados como para afrontar la muerte sin miedo, entonces Dios os bendecirá, y esta bendición no podrá ser tomada por Satán. Así es como se vence en el Juicio de la personalidad. Vencer todas las tentaciones provenientes de Satán, y cumplir con el modelo en el que Dios pueda bendeciros. Esto fue lo que ocurrió con Jesús.

EL JUICIO DEL CORAZON

     El tercer juicio es el del corazón o del amor. ¿Habéis jamás amado a una persona verdaderamente? Sin esa clase de amor no podéis estar orgullosos de vosotros mismos ante Dios, ante el pasado, presente y futuro. Vosotros debéis haber amado hasta ese punto.

     El término "amar" significa amar a otra persona en la posición de objeto. El amor comienza solamente cuando tenéis a una persona en la posición de objeto. ¿Cuál es el verdadero modelo de amor? Hay muchas clases de amor en el mundo: amor entre amigos, entre marido y esposa, entre padres e hijos. La cuestión del amor a menudo trae riñas en la familia. La esposa puede pensar que su marido la ama menos que antes, y ésta es la semilla de la discordia por su parte. Por parte del marido también, su mujer parece reservar su dedicación, y él es tan avaro como para querer la total dedicación de su parte. ¿Por qué es así? Porque el amor debiera ser sin reservas. Y si vosotros estáis centrados en vosotros mismos, si hay incluso un poquito de
egoísmo, no podemos llamar total a vuestro amor. Debéis negar vuestro ser entero al amar a vuestra esposa. Si dejáis una partícula vuestra allí, vuestro amor no es sano. El amor debe ser así. Por consiguiente, si os encontráis centrados en vosotros mismos, debéis zafaros de esa partícula de vosotros mismos en vuestro amor.

     Qué maravilloso debe ser el amor, si es así de puro. Por lo tanto, el verdadero sacrificio (de uno mismo) debe acompañar al verdadero amor. Este sacrificio será un sacrificio voluntario. Con este modelo de amor, podéis conquistar a cualquier individuo, familia, nación y al mundo entero. Debo preguntaros de nuevo: ¿Habéis jamás amado a una persona con esta clase de amor? Si no, no estáis calificados para recibir el amor de Dios. No podéis soñar con recibir su amor. Antes de querer tener el amor de Dios, debéis amar a otra gente según este modelo. Debéis suspirar no solamente por vuestra novia, vuestro amante, sino que debéis echar de menos a cada hijo perdido de Dios con un amor de esta clase. Hasta que os consumáis en lágrimas, hasta que vuestras piernas estén fatigadas, hasta que toda vuestra energía esté exhausta en busca de esa persona, debéis suspirar por ella. Debéis invertir vuestra vida entera en esa persona; y vuestra vida será multiplicada en ella. Debéis sembrar vuestra alma en esa persona, y vuestro corazón será multiplicado. Debéis amar a la gente con esa clase de amor. ¿Habéis jamas amado a Dios con esa clase de amor? Sin esa clase de experiencia no podéis llamaros a vosotros mismos un ser humano completo.

     En ese caso, debéis ser muy humildes y decir a Dios: "No estoy calificado para tu amor. Por favor no te me acerques. No estoy puro". Si estáis centrados en vosotros mismos al amar, solamente querréis tener el amor de Dios para vosotros mismos, y querríais poseer el amor de otros. Entonces sois unos ladrones de amor. Para amar verdaderamente debéis purificar vuestro amor. Como dijo Jesús, si vuestros ojos pecan, si vuestra nariz, boca, oídos y miembros son usados para el amor impuro, debéis tener deseos de arrancarlos o cortarlos. Debéis saber que no estáis calificados aún para amar incluso al hombre o mujer más antipáticos. Es una cuestión muy seria.

     Me pondré más serio. Y tendréis que llorar. Cuando pienso en Dios, verdaderamente me compadezco de El. El, saludable, perfecto y absoluto Dios, siempre tiene que mirar al mundo lleno de gente espiritualmente desfigurada, mutilada y lisiada de corazón. El está dispuesto a derramar amor puro y bello sobre nosotros, pero no estamos dispuestos a recibir esta clase de amor. No somos vasijas preparadas para llenarse de amor. Pero El está dispuesto a darnos más y más amor. Por consiguiente, El es un Ser que da lástima. Tiene esta clase de amor puro para los hombres; está dispuesto a salvar a la humanidad a despecho de todas las penalidades y desilusiones. El deseo de Dios a lo largo de la historia ha sido encontrar a un hombre, el Mesías; hallar tal persona como Su verdadero hijo. Ha habido multitud de personas en el mundo que han estado dispuestas a recibir el amor de Dios, pero no ha habido ninguna dispuesta a amar a Dios, excepto el Mesías. Nuestro Padre Celestial ha sido traicionado incluso por los muchos santos que ha enviado al mundo, y por los individuos, familias y naciones, por toda la humanidad, por todo el mundo. Su corazón está dolorido y hecho pedazos. Debemos devolverle la felicidad. Nunca debemos cesar de trabajar hasta que volvamos a El con alegría y felicidad.

     Yo le diría que no se preocupase por nada. Yo estoy para trabajar en su lugar para El, hasta que el último de toda la humanidad haya vuelto a El. Siento que soy responsable de la totalidad de traiciones cometidas por la humanidad del pasado y de todos los santos que fallaron sus misiones. Por consiguiente tengo que devolver gloria a Dios, quitarle su resentimiento, su pena y su desilusión.

     A través de toda la historia humana, Dios ha estado sembrando su amor en los corazones humanos en el nivel individual, familiar, nacional y mundial. Dios nunca ha podido cosechar todos estos amores; pero nosotros estamos aquí para cosechar, y recolectándolos podemos devolver todo lo sembrado a Dios. Debéis daros cuenta del hecho de que sois la totalización del fruto de la historia. Cuando seáis cosechados y llevados a Dios, con todo el resto de la humanidad, Dios obtiene vuestro fruto. Debéis sembrar el corazón de Dios en mucha gente, para que lo multipliquen, y abarque el mundo entero.

     ¿A cuánta gente habéis amado con verdadero amor? ¿Habéis jamás amado a la gente con el corazón del Padre, en la actitud de un siervo, derramando lágrimas por la gente, sudor por la tierra y sangre por el cielo? ¿Realmente comprendéis lo que quiero decir? Os debéis preguntar siempre a vosotros mismos: "¿Estoy amando a la gente con esa clase de amor?". Con el amor que habéis recibido de Dios debéis seguir amando al resto de la humanidad. Este es el corazón de amor. Si no alcanzáis este modelo, estáis expuestos al juicio del corazón o del amor.

     Cuando encontráis a una persona, debéis pensar así de la persona, "Estoy aquí para esta persona". Debéis sentir que lo que habéis pasado, todas las dificultades y penalidades, son por esta persona, que producirán fruto en esta persona; y nunca la dejaréis ir hasta que haya vuelto a Dios. Si estáis en la posición de absoluto "más", entonces surgirá el absoluto "menos". Entonces la cuestión es siempre vosotros, vosotros mismos. ¿Habéis despertado alguna vez durante la noche, abierto la ventana, y asomados en meditación, pensado en vuestros hermanos y hermanas, echándolos de menos y compadeciéndoos de ellos? ¿Habéis subido alguna vez a una montaña por la mañana temprano, y mirado suplicantes hacia abajo al mundo entero, y habéis pedido a Dios que los salve, sintiéndoos responsables por toda la humanidad? Debéis estar dispuestos a socorrer a la gente, salvar a la gente, y morir por la gente.

     ¿Sois vosotros herederos calificados de Dios? ¿Puede Dios confiar en vosotros, dejar todo en vuestras manos? Esta es la medida de amor, proveniente de Dios. Es una grave cuestión. Hay un modelo fijo de amor, proveniente de Dios, y vosotros debéis alcanzar ese punto o sobrepasarlo. De otro modo, no podéis llegar a Dios y abrazarlo y llamarlo Padre, y no podéis ser recibidos por El. Si no alcanzáis ese modelo, estáis expuestos al juicio en el corazón o amor de Dios. ¿Estáis calificados para ser recibidos por Dios? El enjugar vuestras lágrimas, vuestra agonía y todo lo demás, y os llevara al mas santificado lugar para cambiar vuestras ropas, y daros toda la gloria que tenga. Al final, habrá un día en el cual la familia humana entera será restaurada bajo Dios como los Padres.

     El reino de los cielos en la tierra es la morada de aquellos que han vencido en el juicio de corazón. Nosotros erigiremos el reino celestial en la tierra con nuestras propias manos. Si tenemos esta clase de amor, Dios vendrá y habitará en nosotros y vivirá entre nosotros. Si cada momento, en el proceso del amor, sentís que vuestro amor no ha sido suficiente, y si en arrepentimiento queréis tener más amor para distribuirlo a los demás, entonces el reino celestial no puede sino venir a través de vosotros. Si sentís que vuestro amor no es suficiente, y lloráis y lucháis más duramente, entonces al mundo de esta clase de corazón, puede venir el reino de Dios.


LA FORMULA PARA LA PROVIDENCIA DE DIOS.

Esta tarde voy a hablar de la providencia de Dios para la humanidad, cómo El ha empezado
esta providencia y cómo la ha estado guiando.

Debe haber una meta de perfección hacia la cual son conducidos todos los hombres. Debe haber una meta, una meta final, que Dios quiere que alcancemos. Si el deseo de Dios y el deseo del hombre difieren, la voluntad de Dios nunca podrá ser realizada. La cuestión es cómo unir los dos, el deseo de Dios y el deseo del hombre. Toda la gente suspira por un ideal que sea único, inmutable y eterno. Dios, el ser absoluto y la existencia eterna, desea lo mismo. El punto de cruce de los dos, la voluntad de Dios y el deseo del hombre, será la solución.

¿Pero cuál sería? Ese es el problema. Ni el deseo del hombre ni la voluntad de Dios son a la larga honor humano, conocimiento humano, riqueza material o los mismos seres humanos. Debe haber una gran meta hacia la cual somos conducidos. Esa es el amor a través del cual Dios y el hombre pueden unirse en uno y vivir juntos por la eternidad. El amor es eterno. Aquellos que se aman entre sí quieren permanecer eternamente en ese amor. El amor es uno. Sólo el amor es el centro del deseo humano. Debe ser inmutable.

¿Dónde querría el hombre encontrar a Dios? ¿Cuál sería la primera situación en la que el hombre querría conocer a Dios? Queremos conocer a Dios como nuestro Padre, y que Dios nos conozca como Sus hijos. La situación en la que esto es posible es la familia. Por esto llamamos a Dios nuestro Padre y El nos llama Sus hijos. Cuando los hijos han crecido se casan. Si un hombre y su mujer están unidos, crean la tradición de amor entre su familia sobre la base de su propia experiencia del amor de Dios que han recibido. Como marido y mujer van a continuar la tradición del amor que ellos han experimentado respectivamente.

El individuo recibe amor de Dios como hijo, verticalmente. Marido y mujer tienen un dar y tomar horizontalmente. Cuando dan nacimiento a sus hijos, les dan su amor vertical. En el amor por sus hijos una pareja experimenta el amor de Dios por sus hijos. Con nosotros mismos como centro recibimos el amor de Dios de arriba, verticalmente. Hombre y mujer se aman entre si y desempeñan el papel de padre y madre dando amor a sus hijos. Si este vínculo es inmutable y fuerte, Dios está precisamente en la familia, y allí estará siempre. El habitará por siempre en esa familia. Si esta clase de vida hubiera sido realizada en el comienzo de la historia, no habría habido necesidad de fe o de orar para creer en cosas que no podemos ver o sentir, o tocar. Nuestros antepasados humanos fueron privados del modelo de como deberían ser sus familias.

     Sé que habéis aprendido la caída humana. No tenemos tiempo para dar una conferencia de la caída. Sin embargo, debido a la caída, fuimos privados de aquellas familias ideales. El hombre fue degradado de la calidad original que era la esperanza de Dios. No somos de la forma que Dios querría que fuésemos.

     Nosotros podemos vivir sin cosas materiales. Aunque perdamos las cosas que tenemos, podemos continuar sin ellas. Podemos ser privados de riqueza material, familia, amigos, de todas estas cosas, pero todavía podemos seguir viviendo. Pero cuando somos privados del amor, no podemos vivir. En el Jardín del Edén, cuando cayeron nuestros antepasados, la pérdida más importante fue el amor. Se perdió el amor entre Dios y el hombre. Debido a la caída el hombre perdió tres clases de amor: verdadero amor paternal, verdadero amor marital y verdadero amor de hijos.

     No hemos sido capaces de recibir el verdadero amor de Dios como el amor paterno. No hemos experimentado el verdadero amor en su pleno sentido entre marido y mujer. No
hemos experimentado el verdadero amor con nuestros hijos centrado en Dios. Si fuera así, nuestros hijos estarían en la posición de nietos de Dios. No hay nadie que haya experimentado estos tres tipos de amor en el verdadero sentido. El hombre caído nunca ha sabido que clase de amor perdió, o el valor que este amor tenía realmente. Dios, sin embargo, sabía el valor de aquellas tres clases de amor, y se sintió infinitamente afligido a causa de la pérdida del amor entre El mismo y el hombre.

     Imaginemos la primera pareja humana, Adán y Eva. Fueron creados como los verdaderos hijos de Dios; Dios era su Padre. Pero debido a la caída humana, el amor entre ellos fue cortado. Adán y Eva habrían derramado lágrimas de alegría cuando hubieran realizado la voluntad de Dios. Pero, sin embargo, derramaron lágrimas de pena al dejar a Dios. Fue una situación de lo más miserable. Adán y Eva dejaron a Dios, sin esperanza de regreso. Sin esta esperanza, su tristeza fue mucho mayor. Imaginad qué miedo sentirían.

     Dios previó su vidas llenas de dificultades. Sintió que casi no había esperanza de restaurarlos. ¡Su aflicción fue inmensa! Adán y Eva iban a ser para Dios sus excelsos hijo e hija, pero ahora habían sido arrebatados por el enemigo Satán y habían llegado a ser hijos de Satán (Jn 8:44, Mt. 3:7, Mt. 12:34). Dios no podía salvarlos. Dios es el centro del amor, de la vida y de la felicidad del hombre, y el hombre es el ser sin el cual el propósito de Dios no puede realizarse.

     Dios lo perdió todo. Todo se hizo pedazos. También el hombre perdió toda esperanza y felicidad. Fue una gran tragedia; fue lo más triste.

     Dios era el Padre. ¿No iba a tenerles amor como para no dejar ir a sus hijos? El se sintió como perdonándolos. Pero no podía hacerlo. Por consiguiente, Su pena fue aún más grande. Si hubiera tenido otro hijo o hija que no hubiese caído, y si este hijo no caído hubiese pedido a Dios que salvase a su hermano o hermana y que le diese a él su castigo en vez de a ellos, ¿qué habría sentido Dios hacia ese tercer hijo? Si hubiera habido tal hermano pidiendo a Dios perdón para Adán y Eva, Dios los habría perdonado. Este corazón del Padre Celestial llegó a ser la base para la providencia de la salvación de Dios.

     Suponed que este tercer hijo de Dios fuese a Satán y le arrebatase su propio hermano y hermana llevándolos de vuelta al seno de Dios. ¿Cómo se habría sentido Dios? ¿Los castigaría, los echaría, les daría la bienvenida? Castigaría al hermano que los trajo de vuelta? ¿Lo echaría a el también? ¿0 lo elogiaría, o lo dejaría solo?

     Si Dios lo alabase, entonces no podemos creer en las palabras de Jesús cuando dijo: "E1 que halla su vida la perderá, y el que la perdiere por amor de mí la hallara", (Mt. 10:39), y "Muchos primeros serán los postreros, y los postreros, primeros" (Mt. 19:30). No pudo haber prometido esto. ¿Por que? Hay principios respecto a recuperar algo que se ha perdido. No puede ser simplemente arrebatado de nuevo. Dios no puede perdonar al hombre que se rebeló contra El a menos que el mismo hombre no establezca condiciones para volver a Dios, negando a Satán. Originalmente, el hombre caído rechazó a Dios y se fue al seno de Satán. Por consiguiente, para volver debemos negar y rechazar a Satán y regresar al seno de Dios por nosotros mismos. Esta es la condición.

     Al ir el hermano no caído o algún otro a Satán, intentando llevarse a Adán y Eva, Satán no los dejaría ir sin una condición. Para ceder al hermano caído, el hermano no caído
debe darle a Satán algo que este crea de más valor que lo que va a perder. En otras palabras, tendría que haber un hombre dispuesto a sacrificarse en lugar del hermano caído. Este hermano de sacrificio llegará a ser el segundo Adán, o Cristo. El hermano caído será liberado sólo bajo esa condición.

     Si hubiera habido alguien que tuviese tal piedad filial hacia Dios, Su Padre, que pudiese sentir el corazón de su Padre cuando perdió a Adán y Eva, habría sentido que debería hacer absolutamente todo para aliviar la pena del Padre y traer de vuelta a su hermano. Si hubiera sido así, habría estado dispuesto a sacrificarse a si mismo en lugar de su hermano. Cuando el hombre cayó, Dios se afligió. Ambos, Dios y hombre estaban afligidos cuando se separaron el uno del otro. Debe venir alguien que experimente el dolor de Dios y el de su hermano caído y que esté dispuesto a hacer cualquier cosa para aliviar esos corazones sufrientes. Las lágrimas de este hermano no serían lágrimas de aflicción. Cuando el hombre cayó, Dios y el hombre derramaron lágrimas de tristeza. Pero estas lágrimas fueron derramadas por ellos mismos. Debe venir otro hombre que vierta lágrimas no por si mismo, sino por Dios y su hermano perdido; serán lágrimas de esperanza. Con la llegada de este hombre entre la humanidad, puede haber esperanza de salvación. La puerta de la salvación se abrirá con las lágrimas que alivien la aflicción de Dios y del hombre.

     Cuando lloráis por vosotros mismos, vuestras lágrimas pertenecen a Satán. Por muchas lágrimas que eche un hombre por si mismo, jamás podrá haber salvación. Este es el problema.

     En el Principio se nos habla del problema de Caín y Abel. Para salvar a Caín tenía que estar Abel. Abel estaba en la posición del hermano no caído que pide a Dios que por su causa perdone a Adán y Eva. Para obtener esta posición, Abel tenía que recibir primero el amor de Dios. Esto quiere decir que tenía que salir de la esfera dominada por Satán. Una vez que hubiese obtenido esta separación de Satán, Dios podría amarlo. Habiendo conseguido esa posición, en vez de ser arrogante, Abel debiera haber estado dispuesto a morir por Caín. Estas tres etapas son la importante fórmula: Primero, el hombre que esté dispuesto a salvar el mundo debe ser capaz de derrotar a Satán. Entonces debe recibir el amor de Dios. Finalmente, sintiendo el corazón de Dios y el de su hermano caído, debe estar dispuesto a sacrificarse en lugar de su hermano caído, para aliviar la congoja de Dios y la de su hermano caído. Solo con esta condición pueden ambos ser devueltos a Dios. Sabemos por el estudio de la historia de la providencia de Dios, que Abel fue muerto por Caín mientras estaba en el proceso de seguir esta fórmula.

     Vemos otro ejemplo en el acto de Noé construyendo el arca en la montaña durante 120 años: ese largo, largo transcurso de los años mientras luchaba contra Satán. Debió haber sido rechazado por su mujer, familia, vecinos y parientes. El recibió desdén y desestimación de su nación, y de todo el mundo. Pero sin embargo, si hubiese sido tentado alguna vez a no hacer lo que Dios le había ordenado, podía haber sido reclamado por Satán de nuevo. El venció toda dificultad y tuvo éxito llevando a cabo su responsabilidad. Dios llegó a amar a Noé. Pero eso no es todo. Cuando alguien llega a ser amado por Dios, Dios lo envía de nuevo al mundo para ser sacrificado, para ser puesto en dificultades y sufrir. Esto es, desde luego, para entrenarle, pero también para salvar más gente a costa de alguien que esté dispuesto a sacrificarse. Noé, que era un hombre honrado, justo, bueno, tenía que sacrificarse por los demás, no por si mismo.

     Veamos Abraham. Dios lo separó de su padre, el vendedor de ídolos. Tenía que dejar a su familia, su tierra natal y su riqueza material. Dios desarrolló su providencia pare prepararlo, para hacerlo llorar no solamente por su propia nación, sino por las demás naciones, e incluso por
el enemigo. Hizo esto conduciéndolo fuera de la tierra de sus antepasados, enviándolo a otras naciones. Vagó como un gitano. Vivió su vida siempre con un corazón suplicante y deseoso de que Dios pudiera salvar a la gente a causa de sus ruegos. Esto es por lo que Dios lo bendijo con tantos descendientes como estrellas tiene el cielo, y arenas la tierra. De la Biblia sacamos la impresión de que Dios simplemente bendijo a Abraham y lo amó incondicionalmente. Pero no fue así. Tuvo que separarse de su amada familia, su tierra natal, sus posesiones materiales e ir a la tierra desconocida que Dios eligió, siempre sintiendo dolor por Dios y por la gente. El oró mucho por las demás naciones. Solamente con esta condición podía Dios usar a Abraham como el padre de la fe y bendecirlo tan grandemente. Estas cosas no están registradas en la Biblia, pero fue solamente a causa de tales antecedentes por lo que Dios pudo bendecir a Abraham.

     Jacob siguió una trayectoria similar. El le compró a su hermano mayor Esaú la primogenitura. Dejó su casa y fue a la tierra de Harán, donde trabajó como un esclavo para su tío Labán durante 21 años. Su tío había prometido darle a su hija Raquel como esposa. Pero después de siete años, Labán engañó a Jacob y en vez de darle a Raquel le dio a su hermana Lía. Si esto os lo hicieran a vosotros, habríais protestado espontáneamente. Pero Jacob guardó silencio, trabajó otros siete años, y consiguió a Raquel. Entonces su tío Labán engañó a Jacob intentando quitarle todas las cosas que Dios le había dado. Con todo Jacob no se quejó.

     Ahora debemos saber que aunque Jacob estuvo en la más solitaria de las situaciones, sin embargo no pensó en otra cosa que en la voluntad de Dios. A causa de ello, no importaron otras cosas en su vida; lo importante fue la realización de la voluntad de Dios. Por consiguiente se alejó cada vez más del mundo, pero llegó a recibir más amor de Dios. Y después de 21 años cogió todas las cosas benditas que había ganado y regresó a Canaán. Sabía que su hermano Esaú estaba dispuesto a matarlo. Sin embargo, Jacob sentía en su corazón que toda la riqueza y realizaciones pertenecían a su hermano mayor. Quería darle todo a Esaú, todas las cosas que había adquirido con su sudor y sangre. Oró a Dios que no castigase a su hermano mayor Esaú y le pidió a Dios que lo bendijese como había bendecido a Jacob. A causa de este corazón, Esaú fue conmovido no queriendo matar a Jacob; y también recibió la bendición de Dios.

     Lo mismo le sucedió a Moisés. Moisés, después de pasar 40 años en el palacio del Faraón, tuvo que dejar toda la gloria y riqueza tras él, e incomunicarse del mundo. Estaba dispuesto a sacrificar su vida por su nación.

     Juan el Bautista fue llevado al desierto. Se incomunicó del pasado y lloró por la venida del Mesías, por Dios, por su nación y por su gente. Ese es el punto en que difirió de los profetas anteriores a el. Y cuando el oraba vertía lágrimas de un significado diferente. Lloraba por la nación; por la venida del Mesías; y lloraba por Dios. En este sentido fue el mayor de los profetas. En otras palabras, los otros profetas no tuvieron a nadie a quien servir de precursores. Juan estaba enderezando el camino para el Mesías. Los otros no oraron por el soberano que iba a venir, pero Juan lo hizo. Esa es la diferencia. Pero Juan oró por el Mesías como el soberano de su propia nación, mientras que Jesús vino como el soberano del mundo entero. El punto de vista de Juan era un poco diferente de la intención de Dios. Este fue el verdadero comienzo de su incapacidad de unirse con el Mesías.

     El soñaba que el Mesías venía como el salvador de Israel. Esperaba que Jesús observase la Ley Mosaica, el sistema de los israelitas, pero vio que Jesús no lo hacía; de hecho, Jesús parecía estar quebrantando la Ley. Jesús iba a salvar el mundo entero; su visión era más amplia y diferente que la de Juan. No había naciones a la vista de Jesús. Esto es lo que los hacía
diferentes el uno del otro. Por consiguiente Juan el Bautista se puso en el lado de los Israelitas que se oponían a Jesús y causaron su muerte. Si se hubiese quedado al lado de Jesús y llegado a ser uno con el, habría sido el mayor de los discípulos de Jesús, y los discípulos de Juan hubieran llegado a ser también los seguidores de Jesús. Entonces, la nación entera que creía que Juan era el más grande de todos los profetas, podría haber seguido a Jesús.

     La nación escogida no se refiere solamente a Israel, sino a todas aquellas que se separan del mal y vienen al seno de Dios. Ellas son el pueblo escogido. Con este pueblo como ciudadanos, se iba a formar la nación escogida. Jesús iba a venir al pueblo separado, al pueblo elegido por Dios. Si la gente hubiese recibido a Jesús, entonces él y la gente, habrían formado una nación de fe separada, y la providencia de la salvación podría haber sido extendida a la humanidad entera. Esa nación separada tenía que derramar lágrimas para ser un sacrificio por otras naciones caídas y por Dios, del mismo modo que Abel debería haberlo hecho como individuo por los demás. Pero el pueblo de Israel no pensaba de esta forma. Pensaban que Jesús tomaría la soberanía de la nación, y bajo él llevarían felizmente sus vidas, bendecidos con abundancia en ambos niveles, espiritual y físico. Deseaban todas estas cosas para ellos mismos, no para los demás, y no para el mundo entero. Es la voluntad de Dios enviar al Salvador a todo el mundo, no solamente a una nación.

     Israel pudo haber cumplido la voluntad de Dios. Pero el pueblo no recibió a Jesús, por tanto Jesús se determinó a sacrificarse por la Nación y el mundo. Jesús tuvo que dejar su familia, vivir solitariamente, y recibir el amor de Dios. Finalmente hizo un sacrificio de si mismo por los demás del mismo modo que el hermano no caído se habría sacrificado a si mismo para la salvación de los hombres y mujeres caídos. Toda la gente estaba en la posición de Adán y Eva caídos. Jesús murió por ellos; llegó a ser el sacrificio. No maldijo a los que lo mataron. Oró y pidió a Dios que los bendijese. Por consiguiente Jesús era como el mediador entre Dios y la humanidad caída. Murió como el Adán no caído del mundo. Y llevó a la práctica la fórmula para la salvación de la gente del mundo entero. Por consiguiente, llegó a ser el Adán ejemplar. Quienquiera que le siguiese recibía la salvación.

     A partir de él pudo ser establecido un nuevo mundo de salvación. Esta es la historia del cristianismo. La iglesia tuvo la misma trayectoria que Jesús. Siempre y cuando el cristianismo iba a un país extranjero por primera vez, los misioneros que iban tenían que sufrir toda clase de dificultades y la mayoría eran martirizados.

     Aquellos que murieron estaban en la posición de poder recibir el amor de Dios, y hacer de si mismos un sacrificio por los demás. Si hubiesen deseado maldecir a aquellos que los mataban, no habría habido providencia de restauración. Tenían que orar por los que los mataban. Sin esta clase de corazón el cristianismo nunca podría haber continuado.

     Los grandes hombres, los santos y hombres sagrados del mundo se han apartado del mundo caído, del mundo al que pertenecían, y han proclamado o propugnado algo nuevo. Entonces, con sacrificio de si mismos, intentaron influenciar o salvar a toda la humanidad. Siempre suspiraron por Dios. Ellos han seguido la trayectoria que hemos perfilado. Los cuatro grandes hombres sagrados de la historia fueron Jesús, Confucio, Buda y Mahoma. A causa de que suspiraron por Dios y por toda la humanidad, sufrieron tortura y persecución de toda la humanidad.

     Un hombre podría querer que sus amigos se sacrificasen por el. Si sigue su propósito
egoísta, sin embargo, no tendrá por mucho tiempo amigos a su alrededor; todos se marcharán. Si este hombre se niega a si mismo y está dispuesto a hacer cosas por sus amigos y sacrificarse por la causa de mayor valor, es natural que sus amigos le traigan también a sus parientes y conocidos. El grupo crecería en número. Dios mismo cooperaría con tal grupo; estaría con tal grupo y para tal grupo.

     Con una mente estrecha, podríamos pensar que este hombre está loco, por servir a los demás y hacer cosas por los demás, pero al contrario, si uno hace eso, llega a ser un centro alrededor del cual se reunirá la gente. Vendría mucha más gente a seguirle y rogarle que los salvase, condujese y dirigiese sus vidas. Si los líderes de los países fuesen así, entonces los ciudadanos vendrían suplicándoles de rodillas ser conducidos por ellos. El individuo, el grupo o el mundo basado en esta fórmula debe confiar en Dios o todo decaerá.

     Quiero enseñaros esto: Amad a Dios y amad a la gente a precio de vuestra vida. Entonces podéis ganar vuestra propia vida y también a toda la gente. Esto es lo que Dios quiere en el fondo de su corazón, y así es como Jesús quería que fuésemos. Cuando Jesús oró en Getsemaní, "Padre, si es posible, que pase este cáliz de mi. Más no se haga mi voluntad sino la tuya", su corazón era el de un hijo que solamente ama a su padre.. En la cruz amó incluso a sus enemigos y oró por ellos. Nunca había habido un hombre semejante en toda la historia anterior a él, y no hubo un hombre semejante después de él. Esta es la prueba de su amor por toda la humanidad. Esto es lo que hizo de Jesús el más grande. Si vosotros podéis hacer lo mismo, no podéis sino ser amigos de Jesús, o la novia de Jesús. Podéis tener a su Padre como vuestro propio Padre. Podéis tener todo lo que él tenía.

     Concluyamos ahora. Los que lloran por si mismos son necios, grandes necios. Los que echan lágrimas por los demás son sabios, porque pueden conquistar a Dios, al mundo entero, y todas las cosas. Haciendo esto, podéis ser los poseedores del amor de Dios. Podéis ocupar la posición de hijos de Dios, y heredar el amor paterno de Dios, el verdadero amor entre hombre y mujer y el amor de los hijos. Poseyendo todo esto, seréis los más ricos de entre toda la gente. Estaréis en la posición de tener el amor de Dios, el ideal de Dios y el propósito del hombre. Entonces podéis abarcar al mundo entero con amor - verdadero amor.

     Para ello, debéis recordar las tres etapas de la fórmula: separaros de Satán, venid al amor de Dios, y sacrificaros por los demás. Al estudiar, no debéis estudiar para vuestro propio beneficio o provecho, sino que debéis estudiar para salvar al mundo entero para Dios. Cuando os caséis, no debéis olvidar que os casáis para la humanidad, para el futuro de la humanidad. La gente con este corazón no puede perecer. Cuando oréis, no oréis por vosotros sino por los demás. Si hacéis esto el resultado será también vuestro. No oréis por la Iglesia de Unificación, sino rogad que Dios pueda utilizaros para salvar a vuestra nación y salvar al mundo, a costa de vuestras vidas.

     El lugar donde se encuentra gente semejante, es el Reino de los Cielos.


      CORAZON

     Es necesario conocer el corazón para poder amarse el uno al otro. "Corazón" es una palabra muy difícil de traducir del coreano al inglés. Lo que expresa en lengua coreana es más profundo que el significado en inglés. Significa ser cariñoso, cuidadoso, sensitivo. El corazón
es la fuente del amor. Dios tiene un ideal dentro de Si del mismo modo que nosotros anhelamos en nuestros corazones el ideal que tenemos. El ideal de Dios puede ser realizado a través del hombre. Entonces, ¿cuál es el vehículo por el que el hombre puede expresar el corazón de Dios? Fuimos creados masculino y femenino para que podamos realizar el ideal de Dios. Sin que masculino y femenino estén juntos y unidos no hay forma de que Dios pueda expresar Su amor en su más alto grado. La unidad es la medida de vuestro amor y la fuente de la alegría en el matrimonio. La alegría surge cuando vuestra contraparte está completamente unida con vosotros, obrando con vosotros hacia un objetivo. Cuando sois felices, siempre eres tu, un sujeto, y alguien más, un objeto, con quien podéis compartir vuestra felicidad. Vuestra alegría aumenta en proporción directa al grado de vuestro amor al ser uno con alguien. El centro del amor en el verdadero sentido es algo magnético, y una vez que estáis unidos, no podéis separaros. Entonces, amar significa estar unidos interior y exteriormente. Si no encontráis unidad, no podréis encontrar alegría. Cuando sois uno con otra persona, no queréis separaros, queréis estar con ella por toda la eternidad. Nunca os cansáis de ella.

     ¿Qué viene primero, la unidad o el amor? Podéis amaros a vosotros mismos cuando vuestra mente y cuerpo están en armonía. Si os amáis a vosotros mismos cuando vuestros deseos y acciones van en direcciones diferentes, entonces vuestro amor tiene poco significado. Cuando vuestra mente y cuerpo están unidos en uno, vuestro amor será protegido eternamente por Dios. La unidad es el punto de comienzo del amor, el punto donde el amor puede existir. Este es el ideal de Dios. Si Dios no puede encontrar personas cuya calidad esté de acuerdo con Su ideal, no podrá de ningún modo ser feliz. No tiene a quien amar.

     Ya que este principio es el centro, en nuestro movimiento buscamos unidad primeramente. Luego, hablamos del corazón y del amor. Solo así puede ser realizado nuestro ideal. Antes de que el ideal pueda ser realizado, deberá haber unidad, y entonces amor.

     Cuando Dios creó al hombre, Su ideal, Logos, fue expresado en un ser masculino y en un ser femenino; y en su unión podrían disfrutar del amor de Dios. Repito: El ideal de Dios existe. Para realizarlo debe surgir la unidad; entonces el amor se desarrollará. Cuando vuestros ojos enfocan a un objeto, vuestra visión cumple su papel. Si vuestros ojos enfocan en dos direcciones, no podéis ver nada. Del mismo modo, cuando un sujeto y objeto están unidos para realizar su función, el amor será expresado.

     Cuando reñís con un hermano o hermana, entonces Dios, como el Padre, no puede amar a ninguno de vosotros. Si tenéis vuestros propios hijos, sabréis que esto es cierto. Como líder de un grupo, ¿amaríais a los miembros cuando luchasen entre sí? Donde hay armonía hay belleza, y donde hay belleza puede surgir el amor. En Mateo, capítulo 5, en el Sermón de la Montaña, Jesús dijo: "Bienaventurados los pacíficos porque serán llamados hijos de Dios. " Ser hijos de Dios quiere decir amados de Dios.

     Cuando dos dedos quieren coger algo, deben actuar juntos. Si se juntan dos manos, los lugares más profundos de ambas están abiertos y unidos. Cuando dos personas se aman, quieren abrazarse, no darse las espaldas. Permanecer unidos es también la expresión del amor, así cuando amáis a alguien, no os separáis. Si no hay amor entre vosotros, podréis estar juntos de todos modos, pero seréis separados fácilmente. Pero donde hay amor, su poder magnético os mantendrá juntos. Estar unidos significa ser perfectos en función.

     Entre naciones, si dos de ellas están en unidad, allí estará el amor de Dios, y serán
bendecidas con buena fortuna en su asociación. Hay un dicho oriental que reza: "Donde hay armonía en la familia, todo se cumplirá". Donde hay unidad y armonía, el amor de Dios está presente, y el ideal puede ser realizado. En la familia ideal, el marido y la mujer deberán ser uno. Los hijos deberán llegar a estar unidos entre sí, hermanos y hermanas, y todos juntos estarán en armonía como una orquesta sinfónica o una bella pintura. Si hay amor, no puede intervenir ningún otro poder.

     Entonces, podemos llegar a la conclusión de que, siempre y cuando queráis recibir el amor de Dios, deberéis estar unidos. Si esto es así, ya estáis viviendo en el reino de Dios en la tierra. A partir de este punto se alcanza el camino directo hacia Dios.

     Si alguien es preguntado acerca de si quiere recibir el amor de Dios, responderá afirmativamente. ¿Qué deberéis hacer si realmente deseáis el amor de Dios? Como individuos, vuestro cuerpo y vuestra mente deberán estar unidos. Esto es lo básico. Entonces, el amor de Dios estará con vosotros. Una vez hecho esto, podréis proceder a uniros con otra gente, y entonces el grado de amor de Dios en vosotros será mas profundo y pleno. ¿No habéis tenido nunca la experiencia de tener vuestra mente y cuerpo enteramente unidos, realizando el mismo propósito? ¿Habéis pensado que es posible en su verdadero sentido? Lo intentáis duramente, pero a veces vuestra mente y acciones están aparte, a veces un poco más unidas, y de nuevo separadas. Su relación zigzaguea todo el tiempo. Hay un dicho coreano acerca de la fluctuación y vacilación de nuestra mente desde la mañana hasta la noche "Las montañas nunca cambian, pero la mente humana está siempre cambiando". Por consiguiente, antes de querer ser amados, deberéis tener unidad dentro de vosotros. En este mundo, todos quieren ser amados por otros, sin intentar llegar a ser uno con ellos, comprendiendo sus corazones. Nadie puede recibir amor perfecto con esta pretensión.

     Cuando conseguís unir vuestra mente y cuerpo, entonces no tenéis nada que ver con Satán. Cuando vuestra mente y cuerpo son uno, os asemejáis a Dios; entonces, Dios tomará el papel de Sujeto hacia vosotros, como objeto perfecto. Intentad sentirlo. Deberéis ser capaces de sentir el amor de Dios en vosotros, cuando vuestra mente y cuerpo están en armonía. Cuando estáis riñendo el uno con el otro y divididos en vuestro interior, Dios estará muy lejos.

     Si podéis amar a una persona, el amor de Dios estará ahí en proporción a vuestro amor, según su magnitud y profundidad. Si podéis amar así a mucha gente, el amor de Dios vendrá en proporción a la magnitud de vuestro amor, a la profundidad de ese amor. La gente buena deberá ser capaz de ganar a otra gente, no como conquista, sino amándola y trayéndole una armonía y unidad más grandes. La unidad es lo primero que debéis desear. Y si amáis a alguien, debéis querer amarlo con todo vuestro corazón, aún a precio de vuestra vida. Entonces, podréis vencer al infierno. Si no estáis unidos, si hay desarmonía, el infierno estará en vuestra mente.

     Cuando amáis a alguien, siempre encontráis que esta persona se sacrifica por vosotros. Ya hay unidad entre ti y esa persona. Para que esto surja, se requiere el sacrificio de la individualidad. Nuestro propósito al unirnos con otros es recibir el amor de Dios. Entonces, el ideal de Dios está realizado.

     Suponed una pareja casada, y que tienen diferencias y distancia entre si. ¿Estaría bien que la mujer tomase su posición y llamase a su marido: "Ven a mi y podrás llegar a ser uno conmigo", mientras el marido insiste en que su mujer se acerque para unirse con él mientras
permanece sólidamente en su propia posición? Así, nunca se logrará. Cuando sostenéis un amor egoísta, la verdadera unidad en el amor de Dios nunca puede surgir.

     Por consiguiente, ¿qué es el verdadero amor? Esta persona no tiene que ir a la otra para unirse con ella o viceversa, sino que cuando ambos se acerquen cada vez más, podrán encontrarse en un punto entre ellos. Esto puede ser el verdadero amor. Con otras palabras, ambos al negarse a si mismos, podrán realmente unirse entre si. Y éste es el modelo del verdadero amor. Surgirá una armoniosa complementación. Solamente el amor puede hacer cosas redondas, armoniosas, circulares o esféricas. En el verdadero amor, nada puede intervenir o interferir. Ambas partes deben ser obedientes, ambas deberán estar dispuestas a unirse entre si. Juntas disfrutarán armonía y belleza. Podrías decir: "¡Oh, no! ¡Odio la palabra obediencia! ¿Por qué tengo que obedecer a mi marido o mujer? ¡Quiero ser libre de esa esclavitud, y deseo ser una persona libre!" Pero en el verdadero amor, obediencia, lealtad, sumisión: todo es posible, y no eres humillado por ello. Queréis ser controlados por vuestro amor.

     Entonces, en el verdadero amor hay una dictadura celestial del uno hacia el otro, y queréis vivir así eternamente. Esta es la naturaleza intrínseca del amor. Podéis estar abiertos a todo y dejar todo. Este es el amor glorioso, y el marido y la esposa no piensan en si mismos individualmente. Juntos hay un nuevo sentido y significado. Pero ese amor no se originó en el hombre o en la mujer. No viene de otro sino de Dios, el Absoluto Ser de amor, la más alta dimensión, la Fuente y Origen del amor. Y puede llevarse a cabo únicamente sobre la base de unidad.

     La misma teoría puede ser aplicada más allá del nivel familiar. Si hay unidad entre naciones y entre la gente de todo el mundo, entonces el amor de Dios seguramente abundará en ella. Tengo que repetir: debe haber unidad, y luego aparecerá el amor de Dios. Entonces, el ideal de Dios será realizado. Esto no es solamente verdad entre personas, sino que este principio se aplica también en la relación entre en hombre y la naturaleza. Amar la naturaleza es llegar a ser uno con ella. Debéis sentir un acercamiento a la naturaleza. Si vosotros sois en reflejo del amor de Dios, la naturaleza es atraída hacia vosotros. Ese amor es el punto de inicio de todo.

     Suponed que queréis escribir en un cuaderno. Mientras escribís, vosotros mismos y el cuaderno sois uno. Si amáis ese cuaderno y vertís vuestra alma entera y energía en él, puede surgir un escrito inspirado. Debéis sentir esto profundamente. Antes de que hagáis algo, debéis contemplar lo que vais a hacer y estar seguros de que estáis unidos con ello o con ese propósito. Entonces, podéis comenzar unidos en armonía, y el amor por la obra que estáis haciendo aparecerá a medida que se expresa la idea. Al mirar las cosas, no queréis contemplarlas vagamente y verlas sólo con vuestros ojos. Si enfocáis profundamente la atención cuando miráis a un objeto, podéis penetrar en ese objeto, y llegará a ser vuestro, estáis en él y él está en vosotros en completa unidad. Si vuestra mirada está enfocada completamente en un punto, desde ahí se ampliará su radio mejor que esparciéndola al azar. Cuando dos se encuentran en un punto, irán juntos por siempre. Por lo tanto podemos llegar a saber del mundo de dimensión espiritual además de este mundo tridimensional horizontal.

     Si conocéis a una persona y os unís con ella, desde entonces se crea algo nuevo. En este caso, aunque cada uno esté por su lado, no estáis solos. Siempre debéis de actuar sobre una base tridimensional: Dios, vuestra mente y vuestro cuerpo. Los tres deben ser uno. Conociendo y sintiendo esto, vuestra mente sabe que no estáis solos. Y entonces, nunca estáis solos. Vuestro
cuerpo siente la misma sensación. En ese caso, ¿podréis ser deshonestos, podréis ser falsos, sabiendo que Dios está con vosotros?

     Esta es la naturaleza completa de nuestra conciencia. Cuando vuestra mente está diciendo una mentira, está engañando a vuestro cuerpo. O cuando vuestro cuerpo está desobedeciendo a vuestra mente, entonces quiere decir que también estáis engañando a Dios y engañando a la creación, a vuestros padres, vuestros hermanos y hermanas. Siendo vuestra mente y cuerpo el centro de vuestro mundo, si ambos están en fuerte unidad, podréis llegar a ser uno con Dios, uno con vuestros padres, uno con toda vuestra familia, uno con vuestra nación y uno con el mundo entero. Si sois honestos, querréis llegar a ser uno con cada persona y unir vuestra mente y cuerpo. Si sois deshonestos, os separaréis vosotros mismos y estaréis destinados a la ruina.

     Esta fórmula debe estar profundamente arraigada en vuestra mente. Dormidos o despiertos, estudiando o comiendo; debéis recordarla siempre. Entonces, ya estáis recibiendo el amor de Dios. Para ser capaces de vencer la infelicidad debéis ser capaces de realizar la unidad. Esta es la estrategia de Dios para ganar el corazón humano. Debéis aplicar la misma comprensión para ganar el corazón de alguien.

     Cuando tu cuerpo y tu mente están en perfecta armonía, puedes incluso oír a tu mente cantar, y sientes la luz como si estuvieses volando o bailando. Cuando miras al mundo es mucho más bello. Es como si tuvieses lentes de unidad, y estuvieras mirando las cosas con los ojos de Dios. A través de esas lentes, todo en el mundo es bello. No hay fealdad.

     Supón que el Hijo de Dios te diese un pañuelo. Ese pañuelo es de mayor valor que el oro, que la vida, que cualquier cosa en el mundo. Si eres un verdadero hijo de Dios, por humilde que sea el lugar donde te acuestes, es como si fuese un palacio. Entonces, vuestra vestimenta no es problema, y el lugar en que durmamos tampoco lo es, porque ya somos ricos. Nosotros somos los príncipes de Dios. ¿Qué clase de actitud debemos crear en nosotros mismos? No sentiremos hambre o sed, dificultades o persecuciones, o todo aquello que la gente en general considera duro de aguantar. En nuestro camino hay felicidad, alegría y amor; si tienes el amor de Dios reflejado en ti, querrás extenderlo a todos los rincones del mundo, porque así es la mente de Dios. Si tienes esa actitud, la gente que te rodea, será atraída hacia ti como las limaduras de hierro hacia el imán.

     Si das testimonio a la gente y fracasas en convencerlos, no es a causa de que Dios no esté presente, ni de que la gente sea mala, sino porque tu estás sin amor en ti mismo. Por tanto, deberás conseguir el ser una persona capaz de brindar amor. Si estas unido con alguien, automáticamente vendrá el amor, como aire fluyendo en el vacío. Si tu mente y tu cuerpo están realmente en unidad, sentirás el amor de Dios como una corriente eléctrica. Entonces, te olvidas de la fatiga, de la privación. Puedes experimentarlo viviendo de esta manera y verás que es cierto. Cuando quieres hablar a la congregación, deseas que Dios hable a través de ti. Deberás tener tu mente y tu cuerpo unidos, o Dios no podrá estar contigo. Y antes de hablar a la gente, debes arrepentirte si tu cuerpo y tu mente están separados. Ruega antes a Dios en contrición, derramando lágrimas, y en profunda oración implora su perdón, y entonces puedes comenzar a hablar. Así podrás ser el interlocutor de Dios. Dios puede hablar a través de ti. El primer paso es que tu mente se unifique con Dios, y luego tu cuerpo se unificará con tu mente. Si es así, Dios puede trabajar a través de ti. Ve e inténtalo, y comprobarás que es cierto.

     Por lo tanto, debes de tener en primer lugar la unidad, porque sin unidad no hay amor, primeramente unidad, amor, y luego el ideal de Dios. Debes pensar con Dios, hablar con Dios y hacer planes con Dios. La base de esos tres elementos - unidad, amor, ideal - es el corazón. El corazón es la más profunda expresión de la mente. Partiendo del corazón, la unidad, el amor y el ideal son realizados. Hemos dicho que todo parte de Dios. Siendo nuestra esencia el corazón, todo parte de ahí, centrado en Dios. Dado que nuestro corazón es la esencia, Dios es el objeto para nosotros. Buscamos a Dios. Pero en relación con el amor de Dios, nuestro corazón está en la posición de objeto, recibiendo su amor. Cuando el corazón y Dios están unidos, se aman el uno al otro. Debemos saber que en nosotros lo básico es el corazón de Dios, un corazón de amor.

     Cuando estos tres - unidad, amor e ideal están realizados, no hay distinción entre ellos. La unidad es amor, el amor es unidad, el ideal es unidad, el ideal es amor. ¿Por qué entonces son uno los tres? Primero vino la unidad en el nivel horizontal. Los dos elementos son uno, entonces el amor de Dios puede habitar allí. De esta manera, tenemos también una relación vertical. El amor será el director de los tres. Entonces, el ideal puede ser realizado.

     Repito: debe haber unidad en el nivel horizontal entre los dos elementos. Entonces, Dios puede llegar a ser uno con esa unidad. Puedes tener una relación horizontal y otra vertical, y esos tres elementos estarán unidos en perfecto amor. Estarán en armonía ideal por toda la eternidad. Cuando bailáis juntos con alegría, no hacéis distinción entre vuestro lugar y la posición de vuestra pareja. No hay distinción entre vosotros. Tu puedes estar en su posición, y el en la tuya. Hay unidad, amor y vuestro ideal.

     Pero conociendo sólo esto no se puede hacer nada. Si realmente lo entiendes, ponlo en práctica.

     Cuando dices de algo ''Esto es mío", debes amarlo y estar dispuesto a realizar tu ideal a través de él. Si los tres elementos son realizados en ti, no puedes ser otro que un ciudadano del Reino de los Cielos. ¿Está claro para ti esto? Debes pensar siempre en la unidad, unidad, unidad. Cuando veas, ve la unidad. Come unidad, huele unidad, escucha unidad. Todo debe ser en primer lugar unidad, y entonces amor y armonía, y luego ideal.


AMERICA EN LA PROVIDENCIA DE DIOS.


     La historia de la humanidad no ha tenido una meta o un motivo claro. Desde el punto de vista de la situación actual, existe una seria cuestión: ¿Vivimos de acuerdo con el mundo ideal, o surgirá el mundo ideal de una extensión del mundo presente?

     Cada vez más gente suspira por un mundo ideal con libertad y paz, y podemos comprender, fácilmente este anhelo. Pero siguiendo la dirección del mundo presente nunca podremos alcanzar el mundo que todos desean. Por consiguiente, nuestra meta presente es muy incierta y oscura.

     ¿Podemos encontrar alguna nación que pueda tomar la responsabilidad de construir un mundo ideal semejante? Yo creo que la mayoría de la gente que vive ahora en los Estados Unidos no puede conducir este mundo a cumplir tal esperanza ni hay nadie en el mundo
comunista que pueda hacerlo. América no ha encontrado el ideal que haga a la gente amar al mundo más que a su propio país. Los Estados Unidos de hoy, por consiguiente, no pueden ser la nación que nos conduzca al mundo ideal. Del mismo modo, la Unión Soviética en el mundo comunista no puede ser el país que establezca tal mundo ideal. No habrá un mundo próspero, o un mundo de paz, hasta que los americanos y soviéticos puedan sacrificarse por el beneficio de toda la humanidad y del mundo entero, pero en la actualidad no hay nada que los lleve a hacerlo.

     Todas las cosas se desarrollan por alguna causa. Ahora este mundo no es el mundo que desea toda la humanidad. Por consiguiente ha debido haber algún error en el principio. En otras palabras, la historia comenzó por un motivo equivocado. Debemos corregirlo para alcanzar la meta de Dios y del hombre. La meta no puede ser alcanzada simplemente corrigiendo los diversos problemas en este mundo del resultado; debemos retroceder al punto de partida y corregir el motivo original.

     ¿Fue creado el mundo a partir de un motivo unificado? Vemos que las naciones no están unificadas, y las razas y familias no están unificadas. E incluso el mundo está dividido en dos bloques. En las naciones hay partidos de oposición. En los hogares hay división entre sus miembros, y en el individuo están divididos la mente y el cuerpo. La cuestión es: ¿por qué está dividido el mundo? ¿Cuál es la causa que originó el conflicto en el mundo entero, naciones, familias e individuos?

     Dios es absoluto. Si todos los individuos y el mundo entero se hubieran unido con esta Causa Eterna, entonces ¿cómo podría existir semejante mundo dividido? Deducimos que este absoluto Dios no tomó parte en la formación del mundo dividido.

     Si el mundo debe ser unificado, alguien debe eliminar todos los problemas causados por el mal. Esta es la misión de la religión. Quienquiera que busque el mundo ideal debe investigar la causa y destruir el mal. Lo más importante es encontrar la raíz del mal. Si no podemos hallarla, no podemos restaurar el mundo. Encontrando la causa del mal en nosotros mismos podemos resolver todos los problemas del individuo. Lo importante es hallar una persona que haya llegado a ser uno con Dios, que tenga una mente y un cuerpo que no luchen entre sí, una persona centrada en Dios. Por consiguiente, la meta más importante no es la resolución de todos los problemas del mundo, sino encontrar a alguien que no esté dividido y luchando contra sí mismo. Si Dios existe, debe mostrarnos el camino para restaurar nuestro estado original. El debe enseñarnos como llegar a ser individuos ideales.

     Por consiguiente, en el transcurso de la historia, Dios dispuso Su providencia para escoger a una persona así de entre toda la humanidad. El hombre vive en su hogar con su familia. También vive en el mundo material y en su nación. Para restaurar Su nación, Su familia, Sus individuos y Su mundo material, Dios no puede recuperar estas cosas del mal simplemente, sin una condición. El poseedor malo intentaría retener todas estas cosas. Por consiguiente, la dirección del bien y el mal debe ser diferente. Si uno va hacia la derecha, el otro va hacia la izquierda. Toda la gente desea un mundo unificado, pero esto no se consigue fácilmente.

     Vosotros estáis en la posición central en la lucha entre el bien y el mal. No es fácil para vosotros saber qué es más grave, si la caída de una nación o la de un individuo. Para un hombre, lo más importante sería su propio fallecimiento. Tenemos una tendencia a no querer sacrificarnos por los demás. Cada uno tiene la tendencia a hacer todas las cosas centrado en sí
mismo. Por lo tanto, para obtener el mundo que suspiramos y deseamos, tenemos que vencer sobre los obstáculos que se nos pongan en el camino.

     Si construimos un mundo conquistando otras naciones nunca tendremos un mundo feliz o de paz. No podemos tener semejante mundo luchando con los demás. A causa de que Dios sabe esto, toma el camino opuesto. En este mundo hay dos modos de vidas. El mal quiere construir un mundo venciendo a los demás, pero Dios escoge un camino diferente.

     La degradación de la humanidad, la caída del hombre, provino de la actitud de estar dispuesto a sacrificar a los demás por el propio beneficio. Como sabéis, la causa del mal fue que el arcángel sacrificó a Eva y a Adán por su propio placer y beneficio. Como Adán y Eva fueron los antepasados de toda la humanidad, el sacrificó la semilla de la humanidad por su propio beneficio personal. El mundo se ha desarrollado de acuerdo con este modelo, a partir del motivo malo. El arcángel, para realizar su deseo, sacrificó a otros aunque su deseo era falso. Del mismo modo, los gobernantes a lo largo de la historia han sacrificado a otra gente para su propia causa. El fuerte ha tenido el poder dominante. La lucha comenzó entre individuos, se extendió a la lucha entre familias, lucha entre tribus, naciones e incluso mundiales. Hoy día no hay paz, ni mundo ideal.

     Ahora nos encontramos en un período de la historia en que los dos bloques que han intentado sacrificarse entre sí, están cansados. Las naciones democráticas quieren construir un mundo, pero casi han renunciado. El mundo comunista quiere dominar el mundo entero, pero también ha llegado a esta situación. Por consiguiente, este mundo no puede ser unificado ni por el mundo democrático ni por el comunista. El cómo puede de hecho ser unificado este mundo es una cuestión muy seria.

     Toda la gente quiere tener un mundo tranquilo, feliz. Pero estamos desesperados; no podemos encontrar el camino hacia el mundo ideal unificado. Ante la humanidad hay un gran obstáculo. No podemos sobrepasar el obstáculo si ponemos nuestro propio interés nacional en primer lugar. Podemos realizar el mundo ideal sólo con la idea de que para realizarlo estamos dispuestos a sacrificar nuestra propia nación. Solamente con semejantes ideas podemos continuar y superar el obstáculo ante nosotros.

     La razón del conflicto entre Rusia y China es que Rusia quería centrar el mundo comunista en ella misma, mientras que la China Roja quería centrarlo en el pueblo chino. Los Estados Unidos es el país que encabeza el mundo democrático, pero no ha sido capaz de cumplir este papel cuando pensó en sus propios intereses más que en los de las demás naciones. América y Rusia parecen dispuestas hoy en día a arruinar el mundo entero para salvarse ellas mismas. Debe haber una nación que pueda sacrificarse a si misma para el establecimiento del mundo ideal. Cuando encontremos una nación semejante podremos tener esperanza de un mundo ideal. Esa nación no existe para su propio beneficio, sino para el beneficio del mundo.

     El propósito de Dios es contrario al propósito del mal. Como la providencia de Dios fue frustrada en el principio, tenemos como resultado la falta de dirección del mundo presente. Dios ha seguido la trayectoria de enseñar a la gente religiosa. Primero, tenía que encontrar un individuo de Su lado, completamente unido con El, que no pueda separarse de El. Y este hombre debe llegar a la posición en que pueda unificar al mundo. Por consiguiente, la intención primera de Dios es encontrar a alguien que llegue a ser uno con El. Y sus enseñanzas deben ser el amor
a Dios y el sacrificio de si mismo por el mundo. Dado que el hombre no puede ir hacia Dios porque está en la posición que se derivó de la causa mala, debe invertir su dirección. Para amar a Dios, el hombre debe abandonar su mundo, su familia, sus cosas materiales e incluso su propia vida. Entonces, cuando realmente ama a Dios, Dios debe amarle. Este hombre, como alguien que recibe el amor de Dios, debe sacrificarse por el mundo. Esto es lo más importante, esto es el centro de la providencia de Dios.

     Cuando pensamos en las palabras de Dios, de que debemos amarle con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con todo nuestro espíritu y con todo lo que tenemos, podríamos pensar que Dios es como un dictador. Pero todos estos mandamientos no son para El mismo. Cuando le amamos con todo nuestro corazón y con todo lo que tenemos, El nos amará así como nosotros a El. Esta fue la intención de Dios y su primer mandamiento para nosotros. Por consiguiente, la palabra amor es absoluta. Cuando le amamos, El nos devuelve amor. El mandamiento que nos ordena amarle con todo nuestro ser, significa amarle con nuestra vida, sacrificándonos a nosotros mismos. Para que Dios pueda amar a otros, debe sacrificar a quien más ama. A causa de tales enseñanzas, llamamos a Dios amor. Porque Dios sacrificó por el mundo a aquellos que más amaba, Dios es el más grande amor.

     Entre las religiones del mundo, por consiguiente, el cristianismo es la central para el propósito de Dios porque Jesucristo se dio como sacrificio por los demás. Más que eso, incluso oró por sus enemigos para que fuesen bendecidos por Dios. El espíritu de Jesús tenía que ser una ofrenda por los demás. Siguiendo su modelo, muchos cristianos han sido martirizados por la causa de Dios. Familias han sido sacrificadas, y tribus y naciones fueron entregadas para beneficio de Dios. Entonces para que la providencia de Dios llegue al nivel mundial, Dios pide que surja una nación; y que se sacrifique para la bendición de toda la humanidad. Dios necesita una nación así para representar al mundo.

     ¿Podemos encontrar semejante nación en la tierra? No existe una nación que se sacrifique así. Por consiguiente, la religión debe sacrificarse por una nación, y esa nación debe sacrificarse por el mundo. Entonces el mundo debe sacrificarse por Dios. De este modo, el mundo ideal de Dios puede ser alcanzado. La religión en América debe sacrificar todo lo que tiene para salvarla. Esta religión no debe luchar para multiplicarse sino que debe trabajar para salvar a la nación, sacrificando sus propias iglesias. Si se trabaja con tal espíritu, entonces esta nación finalmente se unirá con esta religión. Cuando esta religión y su nación se unan, irán a salvar el mundo entero, sacrificándose a sí mismas.

     Los Estados Unidos es la nación representativa del mundo democrático para esta posición. Dios propuso que los Estados Unidos realizasen la misión de la nación de sacrificio. Por consiguiente, Dios envió a esta tierra a los peregrinos que arriesgaron todo y construyeron un gran país en un período de tiempo tan corto. Cuando los peregrinos vinieron a este país, construyeron primero iglesias, después escuelas, y finalmente sus propias casas. La médula de la prosperidad de América, la raíz del desarrollo de los Estados Unidos en una gran nación es el espíritu que pone mayor énfasis en el propósito público que en el privado.

     Dios está buscando el país representativo a través del cual heredará el mundo. Para llegar a ser más grandes, debemos dar a aquellos inferiores a nosotros. Cuando los Estados Unidos den una ayuda más grande a otros países, recibirán más respeto. Pero si decrece lo que dan, perderán este respeto, y llegarán a estar aislados de otras naciones. Si, a despecho de sus propias dificultades, los Estados Unidos continuasen ayudando al extranjero, y dirigiesen su ayuda a
países democráticos como ellos, incluso hasta un grado de sacrificio, entonces ¿que sucedería? Si los Estados Unidos llegasen a debilitarse a causa de semejante política de ayuda, entonces todos los demás países llegarían a compadecerse de los Estados Unidos, y le defenderían y apoyarían, viniese lo que viniese.

     ¿Por qué el cristianismo se ha extendido por todo el mundo? Porque el espíritu de sacrificio de Jesús está en el corazón de la providencia de Dios. Este es el espíritu básico de la providencia de Dios, hacer de uno mismo un sacrificio por los demás. El cristianismo ha recibido mucha persecución, pero cuanta más recibía, más prosperaba. Jesús no dejó tras El una filosofía tan razonada como el marxismo, pero solamente por su espíritu produjo un efecto tan grande en el mundo. Esto no fue hecho solamente por Jesús, sino por la providencia de Dios y por la cooperación y voluntad de Dios mismo. Por consiguiente, lo más importante para una nación es sacrificar todas las cosas por el mundo y por toda la humanidad. De semejante nación surgirá un sistema desarrollado por el mismo Jesús. El futuro mundo ideal empezará de allí. Esta nación sacrificará su soberanía en beneficio de todo el mundo.

     Los Estados Unidos están lejos de esta posición. El individuo y el individualismo son buenos de una manera equilibrada, pero si se pone demasiado énfasis en esta forma de pensar, todo lo colectivo y virtuoso se pierde - el amor de la nación, la fraternidad de la gente, la integridad familiar, la relación entre padres e hijos - y finalmente incluso el valor de los mismos individuos. Si todas las cosas son derribadas, llegáis a ser como halcones volando hacia donde el viento sopla. Esta es la razón por la que no hay paz.

     Para que América permanezca de acuerdo con la providencia de Dios, debe haber un nuevo movimiento en América. Los americanos como individuos y América como nación deben seguir el espíritu de Dios y la verdad de Jesucristo, y hacer de esta nación un fundamento para la expresión del ideal de Dios.

     ¿Dónde podemos encontrar un nuevo movimiento de espíritu semejante? Creo que hay muchas iglesias en América vacías o atendidas por ancianos. No tienen el ardor ni el espíritu tradicional. Esto quiere decir que Dios ha dejado estas iglesias, y Jesucristo las ha abandonado. A través de estas iglesias la providencia de Dios no puede ser extendida. La iglesia debe encontrar individuos que se sacrifiquen por sus familias, sacrifiquen sus familias por la nación americana, y sacrifiquen los Estados Unidos por el mundo. El ideal que puede conducir al mundo entero debe venir del espíritu de sacrificio por la causa más grande. Para beneficio del mundo entero, una nación debe entregarse realmente a perseguir el mundo ideal unido.

     ¿Dónde podemos encontrar tal nación, familia e individuo? No podemos hallar a nadie así. Por consiguiente, estos son los Ultimos Días. El mundo ha llegado a su fin. La iglesia, nación, tribu e individuo han llegado a su fin. Este es el fin del mundo.

     Tenemos que comprender claramente nuestro papel. La Iglesia de Unificación se formó para desarrollar la providencia de Dios. El espíritu de la Iglesia de Unificación es primero sacrificar al individuo para hallar la familia. Sacrificamos la familia para encontrar otras familias; para encontrar la nación sacrificamos la tribu, y para encontrar el mundo de Dios sacrificamos la nación. Este es el papel de nuestra iglesia. No sacrificamos todas estas cosas para beneficio de la Iglesia de Unificación, sino que nos sacrificamos por toda la nación y por las demás iglesias.

     Quiero poneros un ejemplo. Digamos que un hombre tiene diez amigos. Si este hombre va con sus amigos cada día, y les pide que hagan algo para el, los amigos lo harán una o dos veces, pero entonces se marcharán. No querrán ni decir ni adiós. Pero si este hombre sirve a sus amigos, sacrificándose por ellos, haciendo algo por ellos, entonces los amigos permanecerán con el, e incluso traerán a sus amigos y familias también. Si este hombre quisiese marcharse, sus amigos se abrazarían a él, y le pedirían que no se fuese. En el primer caso todos lo dejan; por consiguiente aquel llegará a la infelicidad y destrucción. En el segundo caso, sin embargo, todos vienen a el; por consiguiente, prosperará y crecerá.

     El bien y el mal son fundamentalmente diferentes. El mal pide todo y a todos para si mismo. Pide a todos que sean y existan para el mismo. Pero el bien vive para los demás. El camino de la destrucción es conquistar a otros; el camino de la prosperidad es servir a los demás. Debemos comprender que éste es el punto de división. Cuando seguimos la fórmula del bien, llegamos a ser la gente más grande. Pero si seguimos el otro camino, llegamos a ser dictadores. Los santos son los que se sacrificaron por la humanidad y por Dios.

          Nosotros veneramos a cuatro grandes hombres religiosos, Jesucristo, Confucio, Buda y Mahoma. Estos son los que vivieron para Dios. No vivieron para sí mismos o para sus naciones solamente, sino para el mundo entero. Por consiguiente, fueron perseguidos por su propia gente y naciones. Estos cuatro santos son los fundadores de las religiones mayores. Estos son los hechos históricos, no se pueden cambiar. Pero ahora, la gente de este mundo moderno incluso niega la religión, diciendo que la religión no tiene nada que ver con el mundo. Las religiones son el símbolo de moralidad y disciplina, pero hoy en día el mundo tiende a rechazarlas. Sin religión , sin embargo, este mundo nunca puede restaurarse.

     Los comunistas tienen un punto de vista totalmente opuesto. De acuerdo con la ideología comunista "lo mío es mío y lo vuestro es mío" (todas las cosas pertenecen al Estado). Por esta razón podemos predecir que el comunismo no por durará mucho tiempo. Para realizar su meta los comunistas nunca escogen lo menor o lo más pequeño, sino lo mayor y más grande para ellos mismos. Por nuestra parte, nosotros debemos pensar: "lo mío es vuestro y lo vuestro de la nación y lo de la nación es del mundo y el mundo es de Dios y lo de Dios es mío. Si llegamos a ser gente así, entonces Dios querrá darnos Su corazón.

     Creemos que todo puede pertenecer a Dios. Vosotros, vuestra casa, vuestra familia pueden ser ocupados por El eternamente. El tamaño del país no importa. Lo que Dios necesita es esto: lograr recuperar de Satán a su hijo leal, a su familia y a su nación leal. Quiere estar seguro de que ya que tal nación existe, el mal no puede dominar al mundo por más tiempo.

     Dios es el Dios que no tiene una nación que pueda amar. Dios es uno que no tiene familia, ni tribu, ni individuo a quien amar. Hace dos mil años Dios buscó a tal individuo, Jesucristo. Con él, con la tribu de los israelitas y con la nación de Judá, deseó establecer una nación que pudiese amar. Pero esta nación miró por sus propios beneficios, mejor que buscar el bien de todo el mundo. Por consiguiente, la providencia de Dios no se cumplió, y El no pudo completar la restauración a través de Su hijo. El pueblo de Israel era devoto creyente en Dios. Peor ellos no pensaron en la voluntad más que en sus propias cosas individuales, las cosas de la familia, las cosas de la tribu y sus cosas nacionales. Esta es la razón por la que no pudieron comprender a Jesús.

     Por la crucifixión de Jesús, Dios perdió a su pueblo escogido. Para ocupar su lugar Jesús
estableció el Israel espiritual, el Cristianismo (Rom. 9:6-9). Los cristianos están hoy en día en la posición de Israel, la nación de fe que debería haber recibido a Jesucristo. No hay ninguna nación en el cristianismo. Por consiguiente, cuando el Señor venga de nuevo el modelo que seguirá será el mismo que cuando Jesús fue rechazado (Luc.. 18:8). Dios escoge a América como la nación que juega el papel de Juan el Bautista, y también a las iglesias de América que desempeñan el papel de preparar el camino para la venida del Señor. Pero América y sus iglesias están pensando en sus propios beneficios más que en el propósito de Dios. Desde el punto de vista de Dios, si América no puede cumplir su misión, Dios debe buscar a otra nación.

     Por lo tanto, todos los miembros de la Iglesia de Unificación deben sacrificarse a sí mismo, a sus familias e incluso a la misma Iglesia de Unificación, para establecer una nación de tal manera que Dios pueda amarla. El problema presente es si podemos actuar como santos en nuestras vidas diarias - esto es lo más importante.

     América ha sido el país más adelantado del mundo. Si América no puede cumplir con su responsabilidad para amar al mundo a costa de sí misma, entonces América no puede estar en la posición de país capital. Deseamos crear individuos modelos, familias modelos, tribus modelos que servirán como un modelo para el resto del mundo.

     Dios es el Padre de la humanidad, por lo tanto siente más simpatía y amor por aquella gente que está sufriendo en la pobreza y en la miseria. En nuestras familias, los padres se preocupan y aman mucho más al hijo más pequeño, más débil que al hijo más hábil. Dios siente lo mismo.

     Cuando surja un movimiento con esta actitud en América, entonces América ayudará a los países subdesarrollados. Entonces este país podrá permanecer como nación directora. Nuestros miembros de la Iglesia de Unificación deben tener siempre presente cuando duerman en un lugar confortable que leales trabajadores para Dios están durmiendo en peores lugares; cuando coman alimentos deliciosos deben recordar que hermanos y hermanas que trabajan más duramente comen pobres alimentos, o no tienen nada que comer. Debemos pensar que tenemos que erigir modelos vivientes para todos.

     Cuando un amigo sirve a diez amigos, vendrán a él como al líder en servicio. Del mismo modo, cuando una nación sirve a las demás, éstas desearán tener a este país como su líder. Para que América perdure y prospere no hay otro camino para ella que extender sus bendiciones.

     Todo marcha por ciclos. Después de la primavera viene el verano; después del verano, el otoño; luego el invierno; después la primavera, el verano y el otoño otra vez. Si subís, debéis estar preparados para bajar. El hombre no puede subir y subir por siempre. Todo, todo gira. Por lo tanto una vez que se haya llegado a la cima, uno debe saber cómo descender otra vez.

     América debe ir a los países subdesarrollados, y los países subdesarrollados deben seguir a América. De esta forma el mundo entero puede sobrevivir y permanecer unido incluso eternamente. En el centro de esa unidad habita Dios. Entonces un mundo tranquilo e ideal puede existir.


LOS HIJOS DEL PADRE CELESTIAL

     A causa de la caída humana, no hemos comprendido verdaderamente a Dios, en una palabra, no hemos tenido al verdadero Dios, no hemos estado viviendo con el verdadero Dios. Si nosotros, la humanidad, pudiésemos haber sido uno con Dios, con Dios como nuestro Padre habitando en El, viviendo con El en el mayor amor, ¡qué felices habríamos sido! Y por su parte Dios. ¡Qué feliz se habría sentido de vivir con sus verdaderos hijos! El, siendo el Altísimo en todos los sentidos, no hubiera cabido en sí de contento, con felicidad inimaginable. Habría vivido con nosotros en el último amor. ¿Os habéis parado a pensar alguna vez como habría sonreído y bailado, y cómo se habría regocijado de vernos? Nuestra mayor pérdida es no haber podido vivir con semejante Padre, de donde comienza todo lo bueno y feliz. Pero nosotros nunca hemos experimentado tal sensación en su más alto grado.

     Experimentamos el amor de nuestros padres. Nuestros padres nos besan en las mejillas, nos abrazan y nos consuelan en tiempos de tristeza. Hemos experimentado estas cosas, pero no en su mayor extensión ni en su verdadero sentido, porque cada sensación sólo puede venir en su más alto grado de Dios. Lo que hemos experimentado en el mundo aparte de Dios no es de Dios, sino del dominio de Satán. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar quién sonrió por primera vez en el mundo entero, quién rió por primera vez? Naturalmente, si Adán y Eva no hubieran caído habrían estado gozosos, pero ¿quién estaba contento al tiempo de la caída humana? Satán. No Dios. Satán fue feliz después de arrebatarle a Dios la soberanía sobre el hombre, y fue capaz de tener a toda la humanidad bajo su dominio. La sonrisa de Satán, su risa cuando tuvo el control del hombre, fue horrible. Siguiendo a la caída, la historia continuó en su mayor parte de acuerdo con la voluntad de Satán. Nuestros antepasados trabajaron e hicieron cosas de tal forma que agradaban más frecuentemente a Satán que a Dios.

     Si realmente sintiéseis esto, si consideráseis seriamente esta horrible realidad, casi os quedaríais conmocionados. Querríais abandonar este mundo, volar a otro mundo. ¿Tenemos una pulgada de tierra que podamos reclamar como propiamente nuestra como hijos de Dios, donde podamos estar gozosos y felices? No tenemos tal lugar. Aunque deseemos dejar esta tierra tenemos que restaurarla a su condición original.

     Si dejamos el mundo tal como está, tampoco podemos esperar que Dios venga y habite en él con nosotros. Debierais sentiros como deteniéndolo en su venida a este obscuro mundo. Si realmente sois los hijos de Dios, sentiréis de este modo, pues todo se opone a Su deseo.

     Sin embargo, Dios, por su parte, siempre querría venir y habitar con nosotros, ayudarnos y salvarnos; pero nosotros, hombres de pecado, nosotros, hijos de desobediencia, tenemos que impedirle a Dios que nos ame y que viva con nosotros. ¡Qué triste ha estado el corazón de Dios! Si hubiese simplemente un hombre que se sacrificase por toda la humanidad para salvar al mundo, para borrar el pecado de los demás, deseando ser una víctima por Dios se complacería Dios de el o no? En este caso ¿hubiera rechazado a este hombre o le diría: "Eres uno de ellos, estás manchado, estás lleno de pecado. No me gusta mirarte. No quiero que me ayudes de ningún modo"? ¿Habría dicho Dios algo así? Por muy sublime y puro que sea Dios, necesita a alguien que le ayude a restaurar el mundo. Entonces Dios estaría agradecido de haber encontrado esta clase de hombre, y le pediría que hiciese ciertas cosas por El. Pero encontrar un hombre así ha sido muy difícil.

     ¿Qué pasaría si este hombre dijese a Dios: "Me he sacrificado por tu causa; debes reconocerme", insistiendo en que Dios se lo agradeciese? ¿cómo se sentiría Dios? El hombre
es tan codicioso. Queremos tener más de lo que merecemos. Pero si esta persona con misión central pensase de este modo, diciendo a Dios estas cosas, si yo fuese Dios le diría: "Oh, ahora has probado que tu también eres de la tribu satánica. No quiero tenerte". Dios debe haberse sentido así hacia gente semejante.

     ¿No recordáis cuando Jesús oró en Getsemaní: "Si es posible, si es posible, que pase este amargo cáliz de mi. Más no se haga mi voluntad, sino la tuya." Si Jesús no hubiese incluido en su oración: "No se haga mi voluntad, sino la tuya", Dios nunca podría haberlo aceptado. Este es el secreto de ser Su hijo. Es ser totalmente obediente a Su voluntad. Solamente de esta forma podéis hacerle feliz.

     En el mundo del mal Dios solamente puede seguir un camino. Es el camino de sacrificio trazado por el hombre de pecado que está dispuesto a deshacerse de todo lo que tenga para recibir a Dios. ¿Cómo os sentís después de escuchar esto?, ¿tristes, serios? Estáis aquí dispuestos a recibir a Dios, pero Dios quiere que os sacrifiquéis incluso antes de que se os lo diga. Esta es la clase de persona que Dios quisiera que fueseis, porque quiere que sobrepaséis el modelo del hombre caído. A causa de ello está triste Su corazón. Si no estáis dispuestos a sacrificaros antes de que se os lo diga, Dios no puede venir a vosotros. Si vivís así, Dios estará orgulloso de vosotros ante Satán. Sin hacer esto no hay forma de que restauremos la autoridad y dignidad de Dios como Sus hijos. Debéis hacer una oración esperanzadora a Dios: "Oh, Padre, no quiero ser un hijo necio, imprudente. Quiero conocer tu corazón. Estoy aquí dispuesto a sacrificarme, entonces, ¿por qué no vienes y habitas conmigo?" Dios estará orgulloso de vosotros por esta oración.

     E incluso podéis orar esto: "Padre, seré responsable de restaurar este mundo y puedo hacerlo, créeme. No tienes que venir a ayudarme. No deseo que vengas a este mundo de sufrimiento para ayudarme. Estate ahí y obsérvame." Con esta clase de oración podéis consolar el corazón de Dios. Entonces, ¿cómo respondería Dios? El os diría: "Voy. Debo ir y ayudarte. Aunque tu quieras impedirme que vaya, tengo que estar contigo. Quiero estar contigo en medio de la obscuridad". Dios os diría esto. Entonces cuando estéis ejerciendo vuestra misión, dispuestos a luchar en vuestro camino contra todas las dificultades encontraréis de repente que Dios ya está ahí ante vosotros, habiendo preparado todo y habiendo pavimentado el camino ante vosotros.

     Dios es el Dios del amor, del corazón paternal. En el caso que fueseis Dios ¿no haríais lo mismo por vuestros hijos? Si vivís con Dios así, seréis el más grande de Sus hijos, puesto que habéis conmovido el corazón de vuestro Padre. Habréis restaurado la dignidad de Dios, y El estará orgulloso de vosotros.

     Yo he pensado y pensado, y finalmente encontré que este es el único camino para que los hijos con piedad filial agraden a Dios. Estaréis agradecidos de que Dios haya venido a la tierra por nuestra causa. Seréis capaces de hacer que Dios se sienta feliz, afectuoso y orgulloso. Y vosotros estaréis orgullosos de los demás y satisfechos de vosotros mismos.

     Imagino que todos vosotros oráis con fuerza. Hambrientos o llenos, satisfechos o insatisfechos, siempre oráis duramente a Dios. Pero el grado de vuestro fervor decidirá en cuanto serán contestadas vuestras oraciones. También al orar, vuestras actitudes diferirán unas de otras.

     Estoy seguro de que cuando oráis a Dios hay algunos que confían en que sus oraciones serán respondidas. Pero algunos de vosotros piensan: ''Quiero hacer tanto por El, pero primero tiene que responder a mi oración". Dios no querría que cambiaseis la forma de orar para convenir con El. No obstante querría que oraseis con más fuerza y más ardientemente. Cuando oráis, es algo así: Suponed que Dios está mirando en esta dirección, y vuestra voz viene orando muy fuerte y diligentemente. Su interés será atraído a responder vuestra oración. Dios está mirando atentamente a cada uno de vosotros y encontrará que alguno incluso sin orar está haciendo cosas de tal modo que su oración ya está contestada. Entonces, la atención de Dios será dirigida hacia esa persona. Si El tiene dos hijos, y uno está orando muy fuerte aunque no se le dijo que orase, y el otro está orando de mala gana sólo después de habérselo dicho, ¿por quién será atraído Dios? No creo que haya nadie entre vosotros que no sepa la respuesta.

     Suponed un hijo que después de decirle su padre que hiciese algo, dijese que sí con la cabeza. Pero que otro por propia iniciativa ya hubiera averiguado algo, y viniera a su padre y le preguntase si lo que ha descubierto es o no cierto. ¿Cuál de los dos agradaría más al padre? Nuevamente un hijo puede estar enterado de lo que está sucediendo alrededor de su padre, pero otro hijo está tan ansioso de llegar a estar metido en el mundo de su padre que lo primero que pensaría por la mañana seria: "¿Estará levantado mi padre? ¿Cuáles serán sus planes para hoy?" ¿Por cuál estaría atraído el corazón del padre?

     Aún puede haber otro hijo que no puede por menos sino despertar a su padre porque tiene ideas de algunos planes maravillosos. El llamaría a la puerta, o simplemente entraría precipitadamente en la habitación de su padre y lo despertaría. Pero el padre, sin embargo, amaría a este hijo.

     Si estuvieseis en la posición del padre ¿amaríais a un hijo que estuviese pegado a vosotros las 24 horas del día, incluso sin dejaros dormir? Si amáis y os preocupáis por vuestro padre, incluso si lo azuzáis e incluso si le impedís que haga alguna otra cosa, el estará forzado a preocuparse por vosotros y amaros en respuesta. Lo mismo sucede con Dios, nuestro Padre Celestial.

     Voy a contaros una anécdota de mi hijo Hyojin. El es un niño muy activo. Corre tanto que tropieza con todo. Un día cayó y se despellejó las rodillas y yo se las vi inflamadas y sangrando. Era un niño pequeño. Le pregunté: "¿Te duele?" El estaba sangrando, pero me dijo: "No me duele. Estoy bien". Nunca he olvidado esta escena. En vez de llorar, el niño confortó a su padre.

     Entre los hijos de Dios que trabajan más duramente hay dos clases. Algunas querrían servir a Dios porque están ansiosos de ser amados por El. Están contentos y satisfechos de disfrutar el amor de Dios. Pero otros hijos están preocupados por la causa de su Padre y saben que El está impaciente por lograr y encontrar otros hijos. Tal persona diría a Dios que ya que El ha perdido tanto hijos, quiere devolvérselos. ¿Diríais: "Padre espérame. Aunque esté ausente de ti haciendo este trabajo durante un tiempo, no te preocupes de mí'? Si salieseis en busca de vuestros hermanos perdidos y trabajaseis muy duro y no volvieseis a vuestro Padre por un largo período, ¿estará vuestro Padre descontento con vosotros? Está claro que Dios os amaría más si fueseis el hijo que querría salir en busca de sus hermanos y hermanas perdidos y traerlos a casa.

     Suponed que el hijo que trabaja para restaurar a los hijos perdidos incluso muriese en el frente. ¿Estaría enojado el Padre porque su hijo le ha desobedecido? Estará orgulloso de él.
Estimaría el corazón de ese hijo, tanto más le amaría. Por tanto, deberíais hacer cosas sin que se os lo diga y sin quejaros. Debéis estar más preocupados que El, al llevar a cabo lo que El tiene en mente.

     El amor y la paciencia del Padre están con el hijo que está siempre dispuesto a ayudarle de cualquier forma posible y que iría a cualquier parte para que la gran tarea sea llevada a cabo. Anhelaría tener a este hijo a su alrededor para cuidar a sus hijos y nietos. De este modo Su amor sería multiplicado a través de esta persona.

     Hay varios tipos de corazón. Algunos padres dirían a sus hijos: "Debéis amarme a mí y a nadie más, servirme a mí y a nadie más, porque yo soy vuestro padre". Pero hay otros padres que dirían a sus hijos: "En vez de amarme a mí y hacer cosas así por mí, ¿por qué no vais y hacéis cosas por los demás?, porque yo los amo tanto como a vosotros". Esta clase de padre es el padre real. Cuando estáis poco dispuestos a sacrificaros, si este padre os guiase incluso hacia la muerte por sus muchos otros hijos, este es el verdadero padre.

     Después de que hayáis terminado vuestro trabajo aquí en la tierra, cuando vayáis al otro mundo, si decís a Dios que no querríais ir al Cielo sino estar en el infierno para allí ayudar a la gente, entonces Dios bajaría el Cielo a vosotros para que vivieseis en él. ¿No creéis que lo haría? Entonces si insistieseis en que os dejase vivir en la sociedad más baja, sonreiría y os diría: "Hijo, eres un muchacho muy bueno". En ese caso, aunque no fueseis obedientes a Dios, El, sin embargo, estaría orgulloso de vosotros. Seríais un ejemplo de bondad absoluta.
     El os diría algún día: "No tienes que salir a la sociedad. ¿Cuándo te dije que tenías que ir y dar testimonio a la gente? ¿Por qué no te quedas aquí y descansas?" Si pusieseis reparos, y protestaseis y finalmente salieseis a la sociedad ¿os castigaría? Dios al tratar de salvar a toda la humanidad, querría que tuvieseis esta actitud, El querría que deseaseis ser esta clase de cristianos.

     Por esto en la Biblia leemos muchas cosas paradójicas. En un sitio se os enseña que améis a vuestro Padre con todo vuestro corazón, con toda vuestra fuerza, con toda vuestra sinceridad. Este es el primer mandamiento de Dios. Después se nos dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Tomados juntos estos mandamientos parecen paradójicos, pero si ambos son cumplidos podéis conquistar al mundo entero.

     Cuando Dios os dice que lo améis más que a nadie significa que quiere que hagáis su voluntad a toda costa. Entonces es natural para vosotros amar a vuestro prójimo y amar a vuestros hermanos y hermanas como a vosotros mismos. Si debéis asemejaros a vuestro Padre ¿amaríais a una persona que satisficiera vuestras ambiciones personales o amaríais a toda la gente del mundo por El? Dios ama la enorme combinación de todas las gentes, incluyendo las gentes del pasado y generaciones futuras. Cuanto más amplia es la extensión de vuestra lucha, más amados sois por el Padre celestial.

     Si queréis llegar a la posición de ser amados por vuestro Padre, vuestra relación con el mundo cambiará. Suponed que pasáis por la escena de un accidente en el que alguien ha sido herido. Os sentiríais como si esa persona fuese alguien muy próximo a vosotros y os gustaría ayudarla de cualquier modo posible. Querríais decir a la gente que estuviese alrededor que tuviesen también compasión. Si los otros espectadores estuviesen solamente mirando y sin hacer nada, os sentiríais tan ansiosos, como si esa persona fuera vuestro propio hijo. La pondríais en vuestro coche y la llevaríais precipitadamente al hospital vosotros
mismos.

     O podéis encontrar a una persona maravillosa que está realizando grandes cosas en el mundo. Querríais hablar con ella y alentarla. Estaríais agradecidos a Dios por haber encontrado una persona tan buena y querríais asociaros con ella y llegar a conocerla corazón a corazón. Os sentiríais en la posición de un padre hacia esa persona y querríais sufrir por ella; pediríais a Dios que lo que ella hiciese fuese recibido por El, que sus pecados y los pecados de sus antepasados fuesen perdonados. Os sentiríais uno con ella de corazón, en las alegrías y en las penas.

     Amaríais al mundo de tal forma que pediríais a Dios que bendijese a un próspero país lo máximo, y que lo guiase para llegar a ser la nación conductora del mundo: "Quiero veros alegres de este próspero país después de haber sido derramadas tantas bendiciones aquí". Por otro lado si veis un pueblo pobre en una nación subdesarrollada y desvalida, debéis sentir crecer el entusiasmo en vuestro corazón para hacer que esta nación vea la luz del sol algún día. Querríais elevar el nivel de vida en esa nación, porque odiaríais ver a vuestro Padre acongojado por el sufrimiento de ella. Estaríais anhelantes de hacerla igual a otras naciones. Desearíais estas cosas sin reserva.

     Entonces, ¿cuál debe ser nuestro deseo? Nuestro deseo es llegar a ser los hijos de Dios, haciendo todo en su lugar antes de sus órdenes. Nuestro deseo es llegar a ser la clase de gente que la historia pecaminosa de la humanidad nunca ha visto antes.

     ¿Querría Dios que rieseis y fueseis felices antes de que El os hiciese felices? Si habéis tenido la experiencia de criar hijos, conoceréis bien la respuesta. Suponed un padre y una madre reñidos el uno con el otro y que son muy infelices, sin reír ni sonreír nunca. Están de un humor terrible, pero sus hijos, inocentes, vendrían a ellos sonriendo, riendo y bailando, intentando hacer reír a sus padres. ¿No reirían? Aunque queráis estar de mal humor, permanecer enfadados, cuando veis a vuestros hijos intentando haceros felices, vuestro corazón reventará de risa.

     ¿Qué es mejor tener a vuestros hijos infelices e intentar aliviar sus corazones, aun cuando están tristes porque saben que tenéis una carga, o tener a vuestros hijos queriendo haceros felices? ¿No os gustaría tener a vuestros hijos intentando animaros? Nuestro deseo es llegar a ser esta clase de hijos de Dios.

     Para ser así, primero debéis hacer cosas antes de que os lo ordenen. Segundo, debéis ser tan emprendedores que queráis actuar por vosotros mismos, incluso sin la ayuda de vuestro Padre. Le diréis: "Padre, por favor, quédate donde estás. Yo seré responsable. Haré mi parte. Por favor, espera hasta que pueda devolverte estos resultados. Lo hago por ti y por mis hermanos y hermanas a quienes amas tiernamente". La tercera cosa es, como ya dije, que debéis desear hacer cosas por vuestros hermanos y hermanas de todas partes del mundo porque ellos son igualmente amados por Dios. Si sentís de este modo, vosotros sois Sus hijos restaurados a quienes Dios ama lo máximo. El os alabaría y le gustaría daros todo. Estaría orgulloso de vosotros.

     Cuando El os da alabanza y todo lo bueno, podéis decir: "Padre, ahora que me has dado toda esta felicidad y estas bendiciones, son mías, ¿no es verdad?" El os diría: "Desde luego son tuyas". Entonces podéis hacer todo lo que queráis con ellas. Querríais dar todas vuestras bendiciones a otra gente, pensando: "Pertenezca todo lo que he recibido a mis hermanos". Dios
sería feliz con vosotros.

     Si hacéis esto, seréis los hijos e hijas de piedad filial hacia Dios. El perdió Su amor, Su felicidad, Su paz y Su creación entera a causa de la caída humana. Por consiguiente, desearéis devolverle a través de los demás la felicidad, el amor y los ideales. absolutos que El os ha dado.

     Si tomáis esta posición, podéis atraer el corazón del Padre Celestial. Podéis tener el verdadero amor de Dios en vuestra posesión y esto es la esencia de todo. Si El encontrase esta clase de hijo con las manos vacías después de haber dado todo lo que tenía, el Padre le diría: "Soy tuyo. Puedes tenerme". Con esto en la mente, podéis interpretar toda la Biblia.

     Si caminaseis vuestro sendero de esta manera, Dios iría con vosotros para estar con vosotros. Podéis encontrarle estéis donde que estéis. Por muy bajo que sea el lugar en que os halléis, la atención de vuestro Padre estará enfocada en vosotros. El Reino de Dios en el cual se complace, estará allí en tu corazón dondequiera que estés.

     Debéis ser ardientemente conscientes del hecho de que no nacéis para vosotros mismos. Nacéis en provecho de todo el mundo, estáis viviendo para todo el mundo, estáis dispuestos a morir por el mundo entero. Si vivís esta idea en su mayor extensión, entonces ya estaréis llevando a cabo lo que vuestro Padre quiere que hagáis. Entonces, la creación entera querrá perteneceros y Dios mismo será vuestro. Incluso si no la quisieseis, todas las cosas vendrían voluntariamente a vosotros y os pertenecerían.

     Cuando sentís: "He nacido de mi Padre y ya soy una parte de El, quiero estar con El y hacer todo por El por siempre". Entonces ya estáis en la posición de ser amados por El y heredar de El. Incluso cuando muráis, sabéis que viviréis en el otro mundo en espíritu y tanto más El os amará.

     Entonces de qué careceríais?

     Si estáis en esta posición de estar siempre con vuestro Padre en espíritu, entonces vais a vivir en El dondequiera que estéis, por toda la eternidad. Entonces, dormidos o despiertos, sea lo que sea lo que estéis haciendo, nunca penséis que estáis solos. Estáis siempre con vuestro Padre, y vuestro Padre está siempre con vosotros.



LA VERDADERA NACION DE DIOS

     En la historia de cada nación hay ascensión y caída. A veces una nación llega a una cima de su cultura, y a veces declina. Todos quieren estar orgullosos de su propia nación, su propia cultura o tradición. Pero ¿están incluso estos altos puntos de cultura a la altura del modelo en el que podamos. estar orgullosos por toda la eternidad y ante toda la humanidad?

     El mundo como un todo no es el lugar ideal para vivir o para estar orgulloso de él. Si Dios existe, podemos ciertamente decir que este mundo no es el mundo ideal en el cual Dios se propuso que viviésemos. Sabemos que Dios es el Ser último y absoluto, y Su nivel debe ser así. Entonces, ¿estamos agradando a Dios con nuestros pensamientos y acciones? En el
mundo se sonríe y se ríe, pero después de la caída del hombre estas sonrisas y risas no han agradado realmente a Dios. Ya estéis felices o tristes, experimentando éxitos o fracasos en la vida, ¿tiene lo que estáis haciendo algo que ver con la providencia de Dios? Al alcanzar el último modelo, todas las cosas deben tener una conexión con Dios.

     Vemos a los niños jugando en las calles, correteando, riendo y gritando. ¡Parecen tan felices, tan inocentes comparados con los adultos! Pero, sin embargo, nacen de un linaje manchado, de una herencia de pecado (Rom 3:23). Y si los niños inocentes tienen tal condición, ¿qué podemos decir de los adultos? Nuestra fuente de felicidad debe estar en Dios, pero estamos privados de Dios, y vivimos en la tristeza y en la miseria. Debemos pensar y actuar en conexión con la voluntad de Dios, pero hacemos lo contrario. Vivimos de esta forma como individuos y como familias. Y estos individuos y estas familias forman el mundo.

     Esta clase de mundo no agrada a Dios. Si Dios existe, estará triste por esta situación y querría que viviésemos en un mundo ideal. De hecho, estamos seguros de que El hará uno para nosotros. Pero la población total del mundo está separada de El, por lo tanto, para restaurar el mundo en un mundo ideal, no puede hacerlo de repente, sino sólo poco a poco. El necesita trabajar en la base individual, intentando hallar una persona que tenga derecho a tal mundo. Entonces restaurará una familia, una nación, y por último, al mundo entero, empezando con aquel individuo que pueda cumplir con el modelo de Dios. Primero de todo debe hallar una persona, un solo hombre, un personaje central. Finalmente esta persona será conocida e influenciará en el mundo entero. El proyecto no es simple, puede tomar muchos años. Dios necesita tiempo para desarrollar Su providencia. El trabaja gradualmente, restaurando a la gente uno por uno y familia por familia. Cuando El restaura a una persona puede parecer que El está trabajando solamente con este hombre. O podemos pensar que Dios está interesado simplemente en una familia o nación particular.

     Los cristianos sinceros de hoy oran ardientemente y se esfuerzan en llevar una vida de fe para asegurar su propia salvación. Esto ha requerido el esfuerzo total de los cristianos. Una vez que su propia salvación está segura, entonces los cristianos intentan salvar a sus familias. Estamos acostumbrados a hacer esto, pero no más allá de esto. No nos hemos dado cuenta de que si realmente lucharemos para conquistar a nuestra nación bajo la voluntad de Dios, nuestras familias y nosotros mismos estaríamos incluidos en la extensión de esta salvación. Al establecer nuestra meta en un modelo más alto y persiguiendo una más amplia extensión, los niveles más bajos ya estarían incluidos como salvados. Hoy en día el cristianismo está declinando en el mundo, y esta es la causa. Los cristianos no han restaurado las naciones como el fundamento sólido en el cual puede trabajar Dios. Además los cristianos de hoy esperan que cuando el Señor vuelva, va a salvar a cristianos individuales. Pero cuando el Señor regrese, establecerá una nación entera de fe y restaurará al mundo entero.

     En tiempos de Jesucristo la gente tenía la misma expectación. Mucha gente religiosa de aquel tiempo pensaba que Dios había preparado 4.000 años de historia para enviar a Jesús al pueblo judío, para salvar a Israel. Esperaban y deseaban que cuando el Mesías viniese, tomaría venganza de sus naciones enemigas. De acuerdo con sus interpretaciones de las profecías, creían que serían la nación conductora del mundo, y todas las demás vendrían de rodillas ante ellos. Nunca soñaron que al venir el Mesías los querría sacrificar a ellos mismos y a su nación en beneficio del mundo. Si ellos hubiesen creído esto Jesús nunca podría haber sido crucificado.

     Si vosotros estuvieseis en la posición de Dios, ¿preferiríais salvar una nación o simplemente un individuo - o el mundo entero? La respuesta es clara. Dios quiere salvar al mundo entero. Ahora, ¿piensan de esta forma los cristianos de hoy? Si no es así, ¿hay alguna otra religión que trate de salvar al mundo entero? Puede haber religiones cuya meta sea conquistar al mundo, pero en este caso, quieren subyugar a otras religiones, y que toda la otra gente venga bajo esta religión. Pero no existe una religión que se proponga salvar al mundo a costa de sí misma o del sacrificio de la gente de esta religión.

     Como sabéis, incluso en el mundo comunista, el ideal es unir al mundo entero en una unidad que sea el mundo más feliz para la gente que en él viva. Pero nos hemos dado cuenta del hecho de que en el mundo comunista mismo, hay una ruptura entre Rusia y China Roja. Si es imposible para ellas estar unidas en unidad dentro de su bloque, será también imposible que formen un mundo bajo su ideología. Aunque el comunismo como ideología aboga por la unidad de toda la gente, y unificar al mundo entero, las naciones comunistas no pueden poner la ideología en práctica. Para llevar a cabo realmente la unidad del mundo es necesario respetar el valor del punto de vista de los demás, pero en este caso, cada país quiere dominar al otro. Así es como surgió el conflicto. Rusia sueña con la soberanía de su pueblo sobre los demás, pero para hacer del comunismo una ideología mundial, los rusos deben estar dispuestos a sacrificar a su propio pueblo en provecho del mundo entero. Esto es por lo que les será imposible dominar al mundo entero bajo su ideología. Si el pueblo comunista hubiese estado dispuesto a sacrificarse para hacer de su ideología una ideología mundial, transcendiendo el nivel de tribu y después el nivel nacional, no habrían fallado.

     En el mundo democrático también hay dificultades. Los Estados Unidos han sido hasta ahora la nación conductora del mundo, trabajando para igualar las condiciones sobre todo el mundo, ayudando a otros países. Pero ya que se está retirando de todas las partes del mundo por miedo a debilitarse ella misma, los otros países no están llevando a cabo totalmente sus misiones. La ideología fundadora de los Estados Unidos fue el cristianismo. Si el pueblo de los Estados Unidos se pusiese a sí mismo en la posición de Jesús, y orase a Dios: "Que sea salvado el mundo, incluso si nuestra nación debe ser sacrificada", los Estados Unidos continuarían siendo una gran nación. Entonces, esta nación, aunque tuviera que enfrentarse con el desastre, podría ser resucitada como lo fue Jesús, y sería capaz de salvar al mundo entero.

     Recientemente hemos visto a los políticos en América pensando solamente en el beneficio de su país, y sin ocuparse del mundo exterior. No parecían preocuparse de si las demás naciones pereciesen. Los Estados Unidos han sido hasta ahora los únicos en la historia de estar en vanguardia intentando salvar a las demás naciones de la corrupción y del peligro. Pero ya que los Estados Unidos están abandonando esta posición, no vemos a ninguna nación que ocupe su lugar. Si existe un Dios, El buscará una nación, incluso si es pequeña, en la cual la gente esté dispuesta a salvar al mundo entero, sacrificándose a sí misma. Si la gente de una nación estuviese armada con esta clase de ambición, esta nación llegaría a ser la nación conductora. Dios tiene que hacer esto partiendo de ella. Pero ¿existe una nación así en el mundo de hoy? No.

     En el proceso de la creación, Dios vertió todo Su ser en el universo que hizo. Es decir, El se sacrificó al crearlo. En el curso de la providencia de restauración, también aquellos en la posición de sujeto deben estar dispuestos a verter todo su ser en aquellos en la posición de objeto. Entonces, para salvar a nuestras familias, a nuestras naciones, al mundo, debemos estar dispuestos a sacrificarnos nosotros mismos, a nuestras familias, y todo lo que tengamos.
Podemos llegar a la conclusión de que el Reino de Dios en la tierra, solamente puede ser llevado a cabo por esta clase de actitud, no por el deseo de traer a la demás gente bajo nuestra propia soberanía.

     Debéis estar dispuestos a amar a vuestra familia más que a vosotros mismos, amar a vuestros parientes más que a vuestra familia, amar a vuestra nación más que a vuestros parientes, y amar al mundo más que a vuestra propia nación. Quizás sea fácil para los individuos sacrificarse por sus familias. Cada miembro de la familia puede estar dispuesto a sacrificarse por los otros miembros de la familia. Entre familias quizás no sea demasiado difícil, porque las buenas familias estarían dispuestas a hacerlo por las demás. Pero entre naciones sería muy difícil. Podéis tener un buen sentimiento hacia naciones vecinas y estaríais dispuestos a renunciar hasta cierto punto a la vuestra propia en beneficio de estas otras naciones. Pero más allá de este punto, cuando hay grandes diferencias en costumbres, tradiciones e historia, puede ser difícil para vosotros querer sacrificar a vuestra nación por estas otras naciones.

     No existe ninguna religión que enseñe hoy en día un espíritu de sacrificio de tal calidad que pueda abarcar al mundo. Si esta clase de vida no puede ser vivida por los seres humanos, Dios no tendría esperanza de poder restaurar al mundo, porque El no puede cambiar al mundo por Sí mismo. Dios debe obrar a través del hombre. Si nadie está dispuesto para esta tarea, Dios no puede salvar al mundo. Pero donde quiera que Dios encontrase tal persona, tal familia, tal nación, tal religión, El estaría muy contento, y trabajaría a través de esta gente y esta religión.

     Debemos estar dispuestos a sacrificar a nuestra nación para salvar al mundo. Debemos estar dispuestos a sacrificar a nuestras familias para salvar a nuestra nación y al mundo. Y debemos sacrificarnos a nosotros mismos para salvar a nuestras familias.

     Cuando obtengáis la victoria en el nivel individual, cuando os hayáis salvado a vosotros mismos, haciendo que vuestro cuerpo obedezca a vuestro corazón centrado en Dios, entonces ¿qué haréis? Debéis alcanzar el nivel de sacrificio de vosotros mismos por el mundo, trabajando a través de vuestra familia y vuestra nación, y conduciéndolas a vivir del mismo modo. Estáis inclinados a pensar que después de que os hayáis perfeccionado a vosotros mismos vais a ser el jefe de vuestra familia. Pero os olvidáis de que estáis viviendo con el propósito de salvar al mundo entero. Incluso vuestra familia tiene este propósito; no existe solamente para vosotros mismos. Entonces ¿qué haríais para que vuestra familia fuese un éxito ante Dios? No es suficiente que marido y mujer se amen el uno al otro. Al amaros mutuamente lo debéis hacer para la salvación de la nación y para la salvación del mundo. Para que seáis capaces de salvar al mundo entero, debéis saber que tenéis que ser capaces de sacrificar a vuestra nación, y a vuestra familia por la nación.

     Se nos enseña que tenemos que hacer una ofrenda para llegar a Dios. Esto significa que lo que vamos a salvar a costa de la ofrenda es más grande que la cosa que vamos a sacrificar. Cuando salváis a vuestra familia a costa de vosotros mismos, ya habéis obtenido algo mayor, vuestra familia. Y cuando salvéis a vuestra nación sacrificando a vuestra familia, habréis obtenido la nación, que es más grande que vuestra familia.

     Cuando hacéis una ofrenda ante Dios, ¿le ofreceríais las sobras? Escogeréis lo mejor de lo que tuvieseis., y querríais dárselo. Lo que más estimaseis sería vuestra ofrenda. Cuando
Noé pasó 120 años de la flor de su vida en la empresa de la construcción del arca, estuvo ofreciendo la mejor parte de su vida a Dios. Abraham estuvo en la posición de tener que ofrecer su esposa a Dios, e incluso a su querido y único hijo. Era para él más difícil ofrecer a su hijo que sacrificarse a sí mismo. Moisés experimentó el mismo camino. Cuando iba a recibir la ley, ayunó por cuarenta días, y pasó por muchas dificultades y penalidades. Estuvo dispuesto a sacrificarse a sí mismo, su propia vida. al hacer la ofrenda ante Dios.

     Lo mismo sucede con Dios. El nos pide que hagamos ofrendas, pero por su parte, El también tiene que dar algo para la salvación del hombre. El tiene que sacrificar al hombre que hace la ofrenda. Esto significa que apenas Dios ha obtenido esta preciosa persona, ya tiene que sacrificarla. Sabemos que después de escoger y preparar una nación para recibir el Mesías, Dios estaba dispuesto a sacrificar esta nación en beneficio del mundo. El pueblo, sin embargo, no se dio cuenta de este hecho. Ellos pensaban que el Señor vendría a salvar a su nación y a ponerla sobre todas las demás naciones, y que Dios les ayudaría a tener esta posición.

     ¿Cuál es el deseo de Dios y el nuestro? Es restaurar la nación, la que Dios pueda reclamar como suya. Para que seamos capaces de hacerlo debemos eliminar la condición mala. A cualquier precio, incluso a expensas de nosotros mismos, debemos establecer el Reino de Dios en la tierra. Vivimos para este propósito. La tierra entera será nuestro país. A los ojos de Dios no hay fronteras nacionales. Tenemos que unificar al mundo entero bajo la voluntad de Dios. Unidas todas las naciones, serán un pueblo en Dios. Vamos a erigir el Reino de Dios en la tierra con toda esta gente en cooperación los unos con los otros. Hacer esto es vuestra misión, así como la mía.

     Sois personas individuales, pero debéis estar orgullosos de ser representantes de toda la gente del mundo como ciudadanos del Reino de Dios en la tierra. Debéis tener este ideal, este pensamiento, cada uno de vosotros. Sobre todas las soberanías del mundo, la de Dios debe ser la última.

     Si Adán y Eva no hubieran caído, su familia multiplicada sería el mundo. Adán habría asumido el papel de primer progenitor de los ciudadanos del Reino de Dios en la tierra.

     En el curso de la restauración, cada uno de vosotros debéis pensar que vosotros mismos sois como un punto de partida. Vais a ser bendecidos en matrimonio y vais a dar nacimiento a vuestros hijos y seréis verdaderos progenitores para vuestros descendientes. Desde entonces en adelante serán ciudadanos del Reino de Dios. Cristo viene nuevamente heredando la soberanía de Dios, y con él como centro, debéis ser capaces de difundir esta bendición estableciendo el Reino de Dios en la tierra. Siendo nuestro país la tierra entera, siendo nuestro pueblo toda la población de la tierra, la soberanía de Dios reinará sobre toda la humanidad.

     Debéis creer firmemente que vosotras las mujeres sois las representantes de todas las mujeres de la tierra, y debéis poneros a vosotras mismas en la posición de madres para los descendientes de la gente del mundo. Con verdadera fe, los hombres sois los representantes de todos los hombres de la tierra. Toda la tierra será de Dios, la población entera de la tierra será ciudadana del Reino de Dios, y la soberanía de este mundo será la soberanía de Dios. Debemos orar por ese día y luchar por él con agrado.

     Directamente ante nosotros tenemos el Reino Glorioso como misión. Vamos a sacrificarnos por esta causa, y estamos destinados a ser los alegres ciudadanos viviendo en el amor de Dios. Y sigamos adelante por esta causa.


DESAFIO Y VICTORIA

     Aquí nos encontramos hombres y mujeres. La senda de la vida para la mujer es obviamente distinta de la del hombre. Lo que siente la mujer es diferente de lo que siente el hombre. En la vida de cada individuo hay una diferencia entre su infancia, juventud, madurez y vejez. No solo en la vida humana es esto verdad, sino también en la naturaleza. Vemos cuatro estaciones viniendo una tras otra. Si insistieseis en vivir siempre en verano y nunca os preparaseis para el invierno, tendríais problemas cuando llegase el invierno. En invierno aquellos que no piensan en la llegada de la primavera y permanecen con abrigos, los lugares cálidos les serán incómodos en la primavera. ¿Podéis empeñaros en vestir ropas de invierno cuando llega el verano? No, necesitáis cambiar vuestras ropas para adaptaros a la estación.

     Esto es exactamente lo que sucede en nuestras vidas. Quienes se encuentran en el verano de la vida, que es la flor de la juventud, quieren tener eterna juventud. Pero eso no es posible. Es natural que haya cambio. Pero ¿tenéis la tendencia a querer permanecer en la misma edad? Teméis que cambiando, de algún modo declinaréis. Sabéis por experiencia que no siempre subís. Cada día vuestro humor tiene subidas y bajadas, una vez transcurrido el día si encontráis que habéis tenido más subidas que bajadas, podéis decir con seguridad que habéis tenido un buen día. Si habéis tenido más bajadas, diréis que habéis tenido un mal día. Podéis pensar en no tener absolutamente ninguna caída en vuestra vida, pero eso no puede ser.

     En el mundo del cambio, la cuestión es siempre cómo digerir lo que encontramos y sacar algo bueno de ello. Más que nadie la gente joven se enfrenta a constantes cambios, porque su naturaleza es así. Tu buscas cosas estimulantes y quieres tener siempre variedad. Si puedes digerir los problemas y cambios, y aún quieres tener más, eso está bien. Pero si no tienes este poder digestivo y todavía deseas experimentar nuevas cosas a cada momento, eso no es posible. Tu, como persona joven, debes aprender a gobernar tus propios problemas. No conoces el futuro ante ti, por tanto, necesitas aprender como recorrer el sendero de la vida de tal forma que estés capacitado para pensar positivamente de cada eventualidad, de esta forma podrás crecer continuamente.

     Si dices que odias sufrir un entrenamiento disciplinado porque no te gusta o porque no puedes soportarlo, ya has sido derrotado. Debes tener la actitud de querer enfrentarte a lo que venga con gran expectación e interés. No debes mirar con un único enfoque, sino mirar alrededor de tu situación en las cuatro direcciones. Mirando al río Hudson sabes que el agua profunda corre silenciosamente. Pero en la corriente superficial se dan muchos acontecimientos: en ocasiones el agua gira en un profundo remolino; otras veces se estrella sobre las rocas, como en las cascadas; en otras ocasiones pasa precipitadamente grandes rocas o corre sobre diminutos guijarros para reunirse en el océano. Como tal vez hayas visto en las películas si estás enfrentado a una corriente impetuosa en un bote no puedes mirar inmediatamente enfrente tuyo, sino que debes dirigir tu mirada por todas partes y debes estar presto a manipular el bote. De otro modo, se estrellará contra las rocas ante ti. En tu vida también hay cascadas, en ocasiones el agua formará incluso muros o acantilados ante ti. Por tanto, debes pasar esquivando rápidamente un
lugar o dirigirte directamente a través de las olas a otro lugar.

     Debes prepararte para la ola. Si te quieres librar de la ola, por muy duramente que luches para no ser llevado por la corriente, no podrás resistirte. Si tu destino es flotar en la corriente del río Hudson debes fluir como él lo hace. Es muy posible que puedas encontrarte como la cascada o el agua corriendo en los rápidos, pero no debes desalentarte por las asperezas de tu curso. Si estás entrenado en este curso, podrás manejar más fácilmente las cosas venideras. Si tomas interés en lo que estás haciendo, y si estás emocionado al encontrar nuevas aventuras, entonces cuando te enfrentes incluso a mayores dificultades, podrás abordarlas con mayor entusiasmo y capacidad. Pero si estás poco dispuesto a afrontar los problemas que surgen a tu alrededor, y los temes, entonces no estarás capacitado para convertir la experiencia en un entrenamiento para afrontar nuevos problemas. Tan sólo yendo a través de las rocas y cascadas puedes conducirte a ti mismo hacia el corazón del océano.

     Hay muchos modos de vida: la vida de un hombre ordinario, la vida de un hombre sagrado y la vida de un gran líder. Cuando sois interrogados acerca de quien queréis llegar a ser, todos, estoy seguro, contestaréis: "Quiero llegar a ser un gran líder". Pero un líder no puede ser hecho de la noche a la mañana. Tal persona tiene que resistir muchas adversidades, y a menudo con desesperado esfuerzo debe perseverar y estar dispuesto a enfrentarse aún a más.

     Aquellos que han estado enfrentados con situaciones de vida o muerte, no una vez, sino continuamente, saben como ofrecerse a sí mismos cada día de su vida. Supón que hay un gran general. Mirando a su pasado encontramos relatos que muestran que luchó en muchas batallas, fue en ocasiones derrotado, y en otras victorioso. Tantas experiencias como fuesen posibles serían importantes para su historial. Pero si ese general en tiempo de paz no estuviese dispuesto a vivir sacrificadamente por su nación, su fama pronto se desvanecería. Su actitud debe ser la de un patriota, debe estar siempre dispuesto a dar su vida en caso de necesidad.

     Debemos mirar como el agua desciende desde la cima de la montaña. Encontrará muchos obstáculos. Si comparamos nuestras vidas con esa corriente de agua, ¿dónde estamos? Cuando miramos al mundo como un todo, la situación mundial se encuentra en alguna parte del curso medio, aún no ha alcanzado el profundo océano. Antes de su llegada al océano, el mundo puede algún día estar en las cataratas de Niagara. ¿Pueden decir las gotas de agua: "Yo odio caer en el acantilado'' ? En lo alto del acantilado debes estar preparado, y decirte a ti mismo: "Es emocionante y quiero arrojarme a este acantilado y alcanzar el océano tan pronto como sea posible." Si estás anhelante, tendrás éxito y alcanzarás tu propósito. Cuando sobrevivas una vez que hayas pasado las cataratas de Niagara, cualquier otra persona que está enfrentada a ellas, vendrá a ti. Mucha gente puede intentar dar consejo a los nuevos describiendo cuán difícil tarea es estrellarse en el acantilado, pero tan solo tu, con experiencia, eres quien está calificado para hacerlo.

     En el mundo bajo el Imperio Romano los cristianos estuvieron enfrentados a barras de hierro cuando trataron de avanzar. Pero si la cristiandad no hubiese sido perseguida por Roma en ese tiempo, no creo que hubiese progresado hasta el nivel de hoy. Si sólo hay una presa baja, una corriente fuerte la rebosará. A causa de que los cristianos tuvieron mayor determinación que el poder de Roma, la cristiandad rebosó, e inundó a la nación romana y al mundo.

     Cuando estás cansado, te quedas medio dormido, pero tu mismo no eres consciente de ello. Puedes intentar resistir tu somnolencia duramente, y pensar en no dormirte, pero es en vano. Si esas dos pequeñas aberturas de tus ojos se cierran, el resto de tu cuerpo responderá con una acción armoniosa y caerás dormido. Cada célula de tu cuerpo cooperará con esa acción. Cuando te quedas dormido, todas las partes de tu cuerpo hacen otro tanto. Para que tu, un individuo, sobrevivas a la adversidad, debes sentir que la totalidad del universo, y no sólo tus parientes y vecinos, vendrán a tu ayuda. Si alguien arranca un cabello de tu cabeza ¿sólo esa parte siente el escozor o tu cuerno entero? Cada ser humano es una parte del universo, por lo tanto, si una parte fracasa, todo el universo se dolerá de ese fracaso. Si triunfas en una misión no debes pensar que el éxito te pertenece a ti solo. Un río es la acumulación de gotas de lluvia, sin embargo, una porción del agua debe evaporarse.

     Debes desear flotar en la corriente que golpea contra la roca, y con esa fuerza puedes proseguir, uniéndote a la corriente principal hasta que alcances la desembocadura del río, entonces podrás unirte al océano. En el curso de la providencia de la restauración de Dios hay también una corriente principal. ¿Te unirías a ese gran río o a uno de sus afluentes? Todos responderán: "A la corriente principal". Pero a menos que puedas navegar pasando todos los obstáculos en los afluentes, no podrás encontrar el río principal.

     Nuestra propia vida es algo así como un río. Estáis aquí yendo a través de un entrenamiento, sentados codo a codo, pero una vez que seáis dispersados y enviados a vuestras diferentes misiones, entonces seréis como pequeñas corrientes yendo a través de vuestros propios cursos hasta alcanzar la corriente principal. ¿Intentaríais como gota de agua uniros a otras gotas, o por el contrario absorberíais las demás gotas de agua en vosotros mismos para formar una corriente principal? Aunque puede que tengáis que ser afluentes por un tiempo, quiero que seáis quienes reunáis a otras gotas de agua hasta que os unáis a la corriente principal.

     No podemos decir con seguridad si los aquí presentes se encontrarán en la desembocadura del río. No sabemos si todos nosotros alcanzaremos el corazón del océano. Si te encuentras con un poder más fuerte que tu propia determinación ¿qué harás? Si te enfrentas a un poder más grande que tu propia fuerza o espíritu ¿serás abatido y rendido? Esto no es fácil de contestar.

     A veces la gente es estrecha de mente. Si una diferencia de interés tiene lugar entre dos de vosotros, podréis llegar a disgustaros el uno con el otro y disputar. Entonces puede que alguna persona quiera reconciliar el conflicto entre vosotros y deciros cosas pacíficas a ambos; pero tan solo llegaréis a estar más furiosos el uno con el otro. Si tuvieseis una mente más tolerante y dejaseis actuar a esa persona, se abrazaría a vosotros y desearía resolver el problema. Deberíais tener una mente tan tolerante que pudierais sonreír y volver a vuestro trabajo. Si eres como agua que trata de superar un muro, estarás ansioso de arremeter con él tan pronto como sea posible, y unirte al cuerpo más grande. El tiempo resolverá el problema. Si puedes pasar rápidamente del lugar difícil, tendrás éxito. Di a las demás gotas de agua: "Podéis quedaros ahí, pero yo debo arremeter".

     Cuando estéis diseminados por el país podéis escribiros y contestaros. Alguno dirá en sus cartas: "Oh, estoy enfrentado con dificultades y todo esto no es lo que esperaba. Es una tarea muy difícil testimoniar a la gente". Es muy probable que aquellos que reciban las cartas sean influenciados por las mismas. En la vida de fe no debemos tan solo fijar nuestra
mirada en lo que está sucediendo en el momento, sino mirar a lo lejos, al futuro, hacia la meta desde donde Dios nos está llamando. No debemos nunca estar estancados en un lugar.

     Tan pronto como os marchéis, deberéis estar siempre dispuestos a añadir algo a lo que sois. Si pasáis por un pueblo y tiene lugar una gran pelea, deberíais introduciros en ella, reconciliarla y entonces proseguir vuestro camino. De ese modo podéis ayudar a resolver problemas de otros y también prepararéis el camino para que os sigan.

     Habéis tenido mucha gente famosa en la historia de América. En sus antecedentes tienen muchas aventuras. Cuanto más han tenido que superar en sus vidas tanto más grande son. Si alguien ha tenido una experiencia más que otro, es una persona un poco más importante que aquel sin dicha experiencia.

     Cuanto más dura, cuanto más desafiante sea la situación, mayor progreso haréis. ¿Os dais cuenta de ello? Estáis ansiosos por ser dichosos, pero si no tenéis celo para pelear a lo largo del camino hacia el éxito, no lo alcanzaréis pronto. Puede que digáis que para ir a San Francisco debéis viajar en autobús, en avión o en tren. Pero no debéis tener tal idea. Si realmente queréis ir a San Francisco, debéis estar dispuestos a ir caminando.

     Cuando bajo el régimen comunista estuve encarcelado en Corea del Norte, fue en la misma celda de la prisión donde aprendí esa lección, y me resolví a luchar para siempre contra el mal. Estaba seguro de que lo conseguiría. Me dije a mí mismo: "Por fuerte que pueda ser el poder de Kim Il-Sung, si estoy bien entrenado en la prisión y avanzo a través de la penalidad aquí, estaré capacitado para ser vencedor sobre cualquier cosa". Estuve dispuesto a tomar cualquier comida que me diesen, o incluso a padecer de hambre. En Corea del Norte la temperatura en invierno es muy fría. Aún cuando vestía solamente ropa ligera, sin forro, pude soportar el frío. El trabajo en la prisión comenzaba a las 8 de la mañana, pero tan pronto como eran las 4 nos sacaban al aire libre y nos registraban para ver si teníamos algo oculto en nuestras ropas. Fuera, al aire libre, la gente tiritaba, sus temblores casi sonaban como truenos. En esa situación siempre me decía a mí mismo: "Aunque haga más frío no me rendiré". No sentí frío en absoluto. Me entrené dando la ropa más gruesa a la otra gente y vistiéndome con ropa ligera. Buscaba el trabajo más duro, y me decía: "Tendré éxito o moriré." Con esa seriedad luché contra las circunstancias.

     ¿Cuántas veces Pedro contestó afirmativamente a Jesús? Es fácil responder ahora. Si pierdes un ojo en la batalla ¿qué harás? Si pierdes uno de tus miembros ¿qué harás? Si pierdes los cuatro miembros en el campo de batalla ¿todavía seguirás? Frente a una gran tarea debes estar dispuesto a sacrificarlo todo. Una gota de agua, partiendo de la cima de una montaña y descendiendo con la corriente hacia el río principal se enfrenta a muchos obstáculos. Debes estar preparado para la adversidad haciendo grandes cosas. Debes estar preparado a morir por la causa que has emprendido, si no, eres ridículo cuando dices que estás siguiendo el camino. Si estás dispuesto a negarte a ti mismo y a entregar tu vida misma, nunca estarás temeroso de dificultades algunas. Por muy fuerte que sea la fortaleza del enemigo nunca serás intimidado. Al menos estarás contemplando cómo vas morir bravamente. ¿Eres tu así? Si estás preparado para morir, no morirás, y la victoria será tuya. Ante todo deberás estar dispuesto a negarte a ti mismo.

     ¿Por qué os digo esto? Cuando nuestras circunstancias son difíciles, debemos estar dispuestos a enfrentarnos a ellas y vencerlas. Debes saber que serás derrotado en la larga
carrera a menos que consideres tus circunstancias, y llegues a estar dispuesto a ajustarte o a mantener tu curso a través de todo. Cómo digerir y conquistar tu medio ambiente, esa es la cuestión. Nunca trates de escapar de la vida, sino siéntete desafiado y persevera en tu camino. En una carretera ondulada son de esperar altos y bajos; pero donde hay cimas, hay valles a continuación. Cuando te encuentres en un calabozo debes esperar que en el próximo momento Dios te bendecirá con la máxima gracia.

     Debes imaginarte que estás en una carrera sintiendo esa clase de determinación. Dispónte a tener más fuerza que cualquier enemigo, así podrás vencer, cualquiera que sea el obstáculo. Siempre me dije que podía comer menos que el resto de la gente y hacer más que ellos, dormir menos y levantarme más temprano.

     Cuando estés enfrentado a dificultades que realmente parezcan desesperanzadoras, puede que te sientas como si verdaderamente fueses a perecer, pero siempre hay una salida si la buscas. Incluso en la celda de la prisión enseñaba a la gente joven. Aprendí como hacer fuego incluso cuando estaba sólo en la ladera de una montaña. Sé como alimentarme con hierbas silvestres. Siempre me imaginé que podría estar enfrentado con cualquier dificultad, entonces estudié para aprender el secreto de cómo vencerlas. Si has jurado ante Dios por alguna gran causa has de guardar tu promesa.

     Trata de centrarte en el hoy, en este preciso momento, y si eres vencedor en tu corazón en el presente, serás vencedor después de haber recorrido el curso completo. Por tanto, debes estar alerta en conquistar el momento al cual estás enfrentado para el lado de Dios.


EL CAMINO DE LA VIDA

      Cada uno de vosotros, como individuos, nacéis y sois criados en el amor de vuestros padres. Pasáis por el jardín de infancia, escuela primaria, enseñanza media y universidad, y con el tiempo vuestro ángulo de visión de la vida es más amplio. Queréis ver cómo es la sociedad, y qué hace la gente que os rodea. Os encontráis perteneciendo a una de las muchas naciones del mundo. Querríais que vuestra nación prosperase más que cualquier otra. Queréis tener éxito y os interesáis por el sexo opuesto. Queréis tener una novia, y deseáis casaros con ella y formar vuestro propio hogar. Queréis dar nacimiento a vuestros hijos, y en la posición de padres queréis educarlos como vuestros padres lo hicieron con vosotros. Para levantar vuestra familia debéis tener trabajo. Para la mayoría de la gente, el éxito significa ser capaces de hacer más dinero para la felicidad de sus familias. De este modo envejecéis.

     En sentido vulgar, hay gente feliz y gente infeliz. Algunos son infelices porque no tienen hijos, otros son infelices porque sus familias se están desmoronando, aún otros son infelices porque han sido destituidos de una alta posición o a causa de haber quebrado su compañía. Reyes, presidentes y demás funcionarios responsables de cada país se sienten desdichados cuando sus países son vencidos por otros. Como bien podemos ver, en el mundo hay gente que es feliz, pero hay más gente desdichada. No hay un simple hombre en todo el mundo que escogiese la infelicidad o la miseria; todos quieren la felicidad. De todos modos, algunas cosas no están a nuestro alcance. No siempre podemos hacer lo que nos gusta.

     En los Estados Unidos, la gente vive aparentemente feliz y tiene abundancia de todo,
pero corrientemente también hay infelicidad en sus corazones. Hasta cierto punto, la gente de los Estados Unidos ha sido feliz y agraciada, pero cuando uno experimenta la miseria después de haber tenido felicidad, uno se siente aún más miserable. Suponed a una cierta pareja aparentemente muy feliz. Interiormente pueden ser muy infelices. Especialmente en los hogares hay a menudo crisis. Podéis tener éxito en vuestra carrera mundana, pero podéis tener un fracaso en el momento siguiente.

     ¿Qué es en verdad la felicidad? En una palabra, la felicidad puede ser encontrada en la posición en que tengamos cosas que otra gente no posea. Estáis exaltados, regocijados; sois felices cuando podéis dar a los demás. Sois felices cuando podéis disfrutar una posición más alta que la de los demás. Dando y tomando con los demás, os sentís felices. Por otra parte, si no podéis dar a los demás, ellos no pueden recibir y se sentirán infelices. Sois felices cuando podéis dar a los demás, cuando podéis compartir la posición, la riqueza, el saber, y todo lo valioso que tengáis con los demás. Si estáis satisfechos con lo que sois, con la posición y todo lo demás que tenéis, entonces os podéis llamar a vosotros mismos "felices". Si podéis compartir amor con los demás, esto os hará sentiros el más feliz de todos.

     Al compararos vosotros mismos con gente afortunada, os preguntáis a menudo: "¿Puedo yo ser así? ¿Puedo yo llegar a ser esta clase de persona?". Os veréis a vosotros mismos limitados por vuestro saber, posición, autoridad y muchas otras cosas, pero vuestro deseo y ambición no tienen límite. Cuando tenéis deseos ilimitados y circunstancias limitadas ¿cómo podéis encontrar el equilibrio entre estos dos? Esto es lo que nos acongoja a todos. Por lo tanto, vemos que sólo hay una pequeña diferencia entre el plebeyo y el príncipe. Todos tienen que resolver este problema.

     Parece no haber solución. Esto es por lo que la gente busca la clave en la filosofía y la religión. En la filosofía buscáis externamente y en la religión buscáis la clave interiormente o espiritualmente. Por este motivo, la gente ha desarrollado la filosofía y la religión, y hoy día experimentamos la madurez de esta historia de búsqueda. En sentido externo, en la filosofía política de la democracia, la gente amante de la libertad ha crecido hasta un cierto nivel en su tradición cultural. Por otro lado, el comunismo ha estado creciendo en fuerza y se opone a la idea democrática. La gente está luchando para encontrar la más justa de las dos ideologías. En el medio de la lucha el mundo religioso está manteniendo la corriente principal de pensamiento y no puede ser vencido por el poder opuesto.

     La lucha entre democracia y comunismo puede terminar de dos formas; o una de ellas absorberá a la otra, o ambas, exhaustas, disminuirán y perecerán, y surgirá una tercera filosofía. Vivimos ahora en la era en la que se verá el resultado. La democracia y el comunismo han luchado por mucho tiempo, ambas están cansadas, y están hablando de detente y coexistencia pacífica. Ambas dicen que su pueblo va a disfrutar la real libertad y paz, y que nosotros estaremos con el tiempo en la paz que ellos proclaman. Si fracasan en cumplir sus promesas surgirá alguna nueva ideología que negará todos los "ismos" e ideologías que han existido. Entonces todo lo del pasado debe ser negado. Esto es porque el ya establecido sistema de familia, sociedad, nación y todo lo demás habrá sido probado y habrá resultado un fracaso. Entonces tendremos que negar y eliminar todas estas cosas y tendremos que cambiar el sistema o tradición.

     Ya que todo habría sido probado y habría fracasado, alguna gente se sentiría libre de vivir como le agradase, sin ninguna restricción. Este grupo es lo que llamamos "hippies".
Ellos no quieren trabajar. Llevan ropa harapienta e incluso del revés. Pueden hacer cualquier cosa, actuando como si fuesen los huéspedes de la sociedad. Las personas normales de su alrededor son impotentes, y no pueden cambiarles. La sociedad no sabe como responder. Si sus padres les amonestan por su modo de vida, protestan contra sus padres y preguntan: "¿Qué tenéis vosotros que sea mejor de lo que tenemos. nosotros?" Interpelan a la vieja generación: "¿Qué habéis hecho por nosotros? La sociedad está corrompida y vosotros aún abogáis por la tradición y cultura que habéis fundado, pero esta está podrida y decaída. ¿Qué tenéis mejor de lo que tenemos nosotros?". Este grupo puede poner la base para que otro grupo venga a negar el mundo y la sociedad. Esta es la situación mundial de hoy, y la sociedad no puede culpar a esta gente por protestar. La mayoría de ellos están inclinados a continuar su camino.

     Nuestro modelo de como deben ser la familia, la nación y la comunidad están decaídos. Sólo hay obscuridad y no tenemos ni idea de cuál dirección tomar o de cómo evaluar las cosas. Estamos enfrentados a la ruina de nuestro punto de vista del valor. En los días anteriores estimábamos el amor en el matrimonio y en la familia, pero ahora el amor ha caído muy por debajo del modelo de la tradición del pasado. En el mundo democrático, la gente incluso dice de sus líderes: "Bien, es simplemente otro hombre, no es diferente de mi". Todo lo que es valioso ha sido nivelado. No queda ningún punto de vista elevado de la vida para ser perseguido por las generaciones futuras. Pero con todo no podemos abandonar nuestra ambición y nuestro deseo humano.

     De los dos poderes ¿seguiremos a la democracia y a los Estados Unidos, o seguiremos al mundo comunista y nos atendremos a los soviéticos y otros poderes comunistas? ¿Existe alguna religión que no nos haya decepcionado? La gente se ha desilusionado por todo esto. Para la gente, la democracia, el comunismo e incluso la religión han fracasado. Se dan cuenta que ya ha sido probado todo y que todo ha fracasado. Al final hemos llegado a este punto en el camino de la vida. ¿Qué debemos hacer ahora?

     Hay una ley natural que rige en la sociedad humana. Nosotros no podemos cambiar nuestro sexo. Los hombres deben permanecer hombres y las mujeres, mujeres. Sus naturalezas y deseos son diferentes. Pero ¿qué tienen en común? Tienen el deseo de disfrutar algo valioso. Por muy distante que sea nuestro pensamiento, o por muy variada que sea la vida en este mundo, nosotros debemos estar en verdad destinados a una meta común. Tenemos que encontrar la última meta, hacia la que, tanto los hombres como las mujeres, seamos conducidos. Si encontramos esta meta, seremos la gente más feliz. La gente puede pensar que la felicidad es solamente algo que deseamos, pero nunca puede ser alcanzada. ¿Quién puede darnos felicidad? ¿Puede darnos felicidad nuestra nación? ¿Puede darnos felicidad alguna filosofía o "ismo"? No podemos sino desdeñar las pasadas ideologías que la prometían.

     Cuando nacéis en un país pequeño, os sentís tan limitados que soñáis con venir de ese país a los Estados Unidos. Pero cuando venís aquí, no encontráis gran diferencia de vuestra propia nación. Aunque aquí hay una riqueza imponente, aunque aquí los sueños son realidad, no vais a estar contentos. Querréis ir mas allá. En el mundo, la gente no se contenta con lo que ya tiene. Sus misiones y deseos siempre están fuera de su alcance, ¿no es cierto? Esto quiere decir que lo que ya tenemos no es la última felicidad.

     Un joven puede querer casarse con una chica y hasta cierto punto ésta es la meta. Una vez alcanzada ¿son los dos felices? No. Querrán tener algo más. Se han conocido el uno al
otro y ya no queda mucho más. La verdadera felicidad es algo de lo que nunca quedaremos exhaustos, algo que podamos disfrutar por siempre.

     Entonces ¿cuál es la fuente de tal felicidad? ¿Puede cualquier individuo ser la fuente de tal felicidad? ¿Puede otra persona darnos la felicidad sempiterna? Después de esto, llegamos a la conclusión de que si no existiese Dios, tendríamos que crear uno. Debemos tener a Dios, al menos en nuestra imaginación. Aunque nos engañásemos a nosotros mismos, si tuviéramos este Dios en nuestra imaginación y si sirviéndolo sintiéramos que El nos ha dado la última felicidad, entonces seríamos felices. Porque ningún otro ser humano puede darnos esto. Tenemos que tener a Dios, trascendente de la vida humana, o la vida no tiene sentido. Entonces si descubrimos que Dios realmente existe ¡Qué felices nos sentiríamos! Deberíamos sentir como si pudiésemos poner el mundo al revés. Si un grupo de gente puede realmente conocer a Dios y trabajar en el amor de Dios y para la causa de Dios, la sociedad será atraída por este grupo. lo observará, y estará ansiosa de ver triunfar a tal grupo. Debemos poner esto en práctica, y seremos felices de llevar a cabo nuestra misión.

     La gente de todo el mundo va a la escuela y se casa, y busca posición y rango, pero nunca está satisfecha. Nosotros sabemos que Dios está sobre nosotros, conduciéndonos y trabajando a través de nosotros. Entonces, todo lo que hacemos está lleno de significado para nosotros, y lo que decimos y hacemos es de más alta dimensión que lo que otros digan o hagan. La gente generalmente hace cosas de poca envergadura. Pero nosotros hacemos cosas sin limitación. Tenemos una superexistencia sobre nosotros, Dios, nuestro Padre. Por lo tanto, hacemos todo de acuerdo con su voluntad. Comemos y dormimos para la gran tarea que El quiere que hagamos. Siempre buscamos actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, éste es nuestro modelo. Nos casamos para llevar a la familia, sociedad y nación, en consonancia con la Voluntad de Dios. Nos casamos porque queremos estar más cerca de El. Queremos restaurar la familia, la nación y el mundo entero porque sabemos que reconquistando estas cosas para Dios, nosotros como individuos podemos acercarnos a Dios. Queremos ir hacia un punto de contacto con Dios, donde podamos alcanzarlo y lograrlo para nosotros.

     En el mundo externo, las ideologías demócrata y comunista han estado luchando por mucho tiempo. Ambas están tan rendidas que la gente ya no sabe a cual pertenece. Pero en el mundo de más alta dimensión, cuanto más luchamos, más valor tiene el logro. En el amor de Dios disertaremos felicidad sempiterna. Entonces es natural para nosotros llegar a la conclusión de que podemos alcanzar la meta de la felicidad humana en una más alta dimensión y que ésta durará para siempre. Después de saber de Dios somos gente fuerte y feliz. Sabemos perfectamente que Dios es amor y que disfrutaremos el amor de Dios al hacer cualquier cosa. A educarnos y disfrutar incluso altas posiciones y riquezas, sabemos como devolver todos estas cosas a Dios, y podemos disfrutar de las cosas como dadas por Dios, nuestro Padre. Comparados con toda la gente somos los más felices. Esto es lo que nos hace felices. Se dice que la gente cuando posee cosas que otra gente no tiene, se siente feliz. Ya que nosotros poseemos cosas de mayor valor, somos felices.

     Por otra parte, al dar no debemos tener miras estrechas; no trazaremos pequeños círculos alrededor de nosotros mismos. Debemos ser generosos. Queremos dar, no solamente a los miembros de nuestra familia, sino a los amigos y vecinos, y a la sociedad que nos rodea. Queremos dar, no solamente cosas, sino todo nuestro ser al último viviente, dilatándonos a nosotros mismos hasta que podamos alcanzar el otro extremo del mundo. No hay limitaciones entre Oriente y Occidente en nuestra vida. Naciones que durante largo tiempo han sido enemigas
pueden unirse en nuestro movimiento y amarse mutuamente. Podemos disfrutar las cosas entre nosotros, compartiendo con los demás lo que apreciamos. Ya que no hay barreras en absoluto, no hay enemigos en absoluto; podemos decir sin lugar a dudas que somos la gente más feliz. En la sociedad humana unos quieren poseer más que otros, y quieren invadir la propiedad de los demás, para poseer más gente, más tierra, etcétera. Esto es lo que hace que luchen unos contra otros. Pero aquí no hay tal cosa. Si quieres poseer cosas con un motivo egoísta, sabemos que estás expuesto a la ruina.

     Nosotros decimos que todo pertenece a Dios. Sólo Dios posee todo. Lo que tenemos pertenece a Dios. Sentimos que tenemos que devolver todo a Dios primero, y después El nos da lo que necesitamos. De este modo, cambiamos lo que tenemos con el amor de Dios. Queremos devolver a Dios todo lo que tenemos, y en respuesta queremos recibir el amor de Dios que es mayor que ninguna otra cosa. Entonces queremos compartir este amor con los demás.

     El marido y la esposa están orgullosos del amor entre ellos. El hombre no está orgulloso de su talle, ni la mujer de su feminidad, sino que ambos están orgullosos de que haya amor entre ellos. La familia, como unidad, no puede estar orgullosa de su riqueza o posición. Solo puede estar orgullosa del amor de Dios morando dentro de la familia. Vecinos, parientes y amigos envidiarán a la familia que disfrute realmente del amor de Dios. Tal matrimonio diría a Dios: "Nosotros te devolveremos todo; todo lo que tenemos es tuyo, nuestra familia, nuestros hijos, nuestra nación, y todo es tuyo. En respuesta queremos tener tu amor. En tu amor a la familia, amaremos a nuestra familia; en tu amor a la nación amaremos a nuestra nación; en tu amor a la gente del mundo, estamos dispuestos a amar a la gente del mundo". Lo siguiente que queremos hacer es devolver todo el cosmos, todo el mundo espiritual a Dios y recibir el infinito amor de Dios. Lo que aquí hacemos es por Dios. Comemos por la causa de Dios, trabajamos, y hacemos cosas, y decimos cosas, todo por Dios y para recibir amor de Dios.

     En el amor, vuestras aflicciones y luchas no son penosas. Suponed que una chica quiere casarse con un hombre muy guapo, un hombre honrado. Podría pasarse toda la noche bordando algo que pudiese agradar a su futuro marido. Nunca se sentiría fatigada por muchas horas que trabajase. Cuando trabajáis por el amor de Dios, no podéis sentiros cansados. Por consiguiente, por muy duramente que tengamos que trabajar y afanarnos, nos sentimos felices de hacerlo. Este es el secreto para poseer amor. Cuanto más trabajas por la persona que amas, más amor recibirás de ella.

     Estáis trabajando por la realización de una gran tarea. Pero aquí en los Estados Unidos, la gente no os está llamando. Tenéis que llamar a la puerta, y la gente aún duerme. Tenéis que despertarlos y persuadirlos de que trabajen también ellos por la gran causa. Esto es vuestra misión. La gente puede recibir de mala gana vuestro mensaje y puede incluso echaros fuera. Pero después, cuando se den realmente cuenta del hecho de que pueden ser conducidos a una vida de vasta dimensión, os estarán muy agradecidos. Cuando llaméis a las puertas de esta gente, tendréis que llevarles el amor de Dios. Aunque dejéis sus casas, se habrán enternecido y conmovido por lo que les habéis dicho. Más tarde, vendrán en gratitud a vosotros. Debéis daros cuenta del hecho de que ésta es nuestra gran tarea, y debéis llevar a cabo vuestra misión en agradecimiento a Dios.

     El amor es algo precioso que queréis guardar en lo más profundo de vuestro ser como
un secreto. Este secreto entre vosotros y Dios os hará grandes. Al dar el amor de Dios a otra gente, compartís vuestro amor con ellos, y vuestro amor más que disminuir será multiplicado. Estaréis orgullosos de lo que habéis dado. Solamente dando podemos recibir. Por lo tanto, queremos dar todo nuestro ser. Queremos dar nuestra familia, nuestro clan, nuestra nación y todo nuestro mundo a Dios. En recompensa El llenará nuestros corazones con un amor tal que podamos abarcar al mundo entero y a todo el cosmos. Somos ricos; somos la gente más feliz. Entonces ¿vais a ser realmente generosos donantes? Al dar a los demás, no esperéis nunca recibir nada en recompensa directamente de ellos. Sino dejadlos devolver lo que han recibido a Dios, entonces no se puede esperar más de vosotros. Podéis disfrutar todo lo valioso. Entonces, os habréis restaurado a vosotros mismos, a vuestra familia, a vuestra nación y al mundo entero de vuelta a Dios. Haciendo esto, podemos liberar a Dios de su aflicción. Vosotros mismos podéis hacer esto.

     Si vertís lágrimas, sudor y sangre por el mundo entero, hallaréis que Dios ha estado vertiendo lágrimas, sudor y sangre por vosotros.




LA AFLICCION DE DIOS

     Cuando se os pregunta qué es lo más valioso de este mundo, diréis que es vuestra vida. Para vosotros, vuestra vida es lo más grande y lo más importante. Sin embargo, si lo pensáis de nuevo, ¿no hay nada más grande que la vida misma? Vuestra respuesta sería el amor; no podría ser ninguna otra. Ni saber, ni autoridad, ni poder, nada es más deseable que el amor.

     Queremos vivir eternamente, nada menos que eso. Pero si se os preguntase con qué os gustaría vivir a lo largo de esta eternidad, vuestra respuesta solo podría ser el amor. La vida ya está en vuestra posesión. Si continuáis viviendo a lo largo de la eternidad, entonces ya habréis conseguido vuestro propósito o deseo. Pero necesitáis algo más. No queréis vivir sin amor.

     Debe haber algo correspondiente en Dios, ya que El es el Creador de la vida. ¿Puede Dios disfrutar de su vida sin amor? No. Por muy omnisciente u omnipotente que sea, no puede disfrutar felicidad por sí mismo. No puede ser feliz, no puede tener un ideal o sentir alegría.

     Suponed que veis a un hombre bailando y chillando de alegría. Todo lo hace para sí mismo. No hay nadie más a quien está hablando o que le responda. No tiene ningún objeto con él. Diríamos que este hombre está loco. Decís que sois felices porque tenéis a vuestros padres, vuestro marido o mujer, vuestra novia. Decís a alguien: "Soy feliz porque te tengo conmigo". Cualquier ideal, alegría, felicidad o cualquier cosa de valor no se puede lograr sin un objeto. Estrictamente hablando, no sois felices porque exista una flor, sino porque veis la flor. La flor significa algo para vosotros. No os sentís felices porque haya música, sino que sois felices porque escucháis los sonidos. No os sentís felices porque existan los olores, sino porque podéis oler fragancias. No os sentís felices simplemente porque hay alguien a vuestro lado, sino porque podéis verle, tocarle, hablarle. Podéis finalmente decir que en el mundo, si no tenéis un objeto que os responda, no hay alegría, ni ideal, ni felicidad. Si esto es
verdad entre seres humanos, lo mismo se aplica a Dios.

     Dios se acongojó debido a la caída humana. ¿Qué factor pudo provocar esto en El? ¿Qué pudo responder a la caída? Si no tenéis a una persona unida a vosotros, no tenéis nada que perder. Sin haber jamás conocido a esta persona ni siquiera podéis decir que estáis tristes. Es sólo después de haber perdido vuestro objeto que antes habíais tenido cuando sentís infelicidad y tristeza.

     Entonces ¿en qué posición estaban originalmente los seres humanos en relación con Dios, para que El se pusiese tan triste ante su pérdida debido a la caída? Podemos imaginar que los seres humanos estaban en la posición correspondiente de objeto para Dios como el Sujeto. Si echamos un vistazo a través de toda la creación, no podemos encontrar nada más grande que el hombre; somos la obra maestra de la creación de Dios. Examinándonos a nosotros mismos, encontramos. que nuestros cuerpos están llenos de misterios. Incluso la apariencia del ser humano tiene algo grande y misterioso. Dios, siendo el Señor y Absoluto Uno, había escogido a aquél de mayor capacidad en su creación para que fuese uno con El. Este debe ser el hombre. Si Dios existe, el Sujeto de la vida, entonces el objeto de su vida debe ser el hombre. Ya que Dios es eterno, no querría que el hombre fuese un ser efímero. El Dios eterno debe haber querido que el hombre sea también eterno.

     Decimos que Dios creó al hombre como su objeto de la vida. Pero el hombre era más que esto para Dios, no simplemente un objeto para mirar, para andar con él. Fuimos creados para ser objetos de su amor. Nada menos, nada más, nada sino amor.

     Después de la creación, Dios debió haber mirado a todo su alrededor y vio que todas las criaturas eran hermosa. y buenas. Cuando vio las bellas flores lozaneando en el campo, esto debió haberle alegrado; pájaros gorjeando, mariposas volando, todo esto lo hacía feliz. Podía decir que El era feliz, todo era bueno. Esto era a causa de que amaba estas cosas. Cualquier cosa que miráis, las flores u otra cosa, cuando decís: "Qué bonito". "Es precioso", entonces ya estáis amando esa cosa. Tenéis animales domésticos y los amáis. En América yo he visto a menudo a la gente paseando con animales e incluso . besándolos. Si podéis amar a las flores, pájaros y animales ¡cuánto más deberíais amar a los seres humanos! Si sonreís al perrito ¿os puede él devolver otra sonrisa? Si habláis a un pájaro y le decís que cante con vosotros ¿lo haría? ¿podría entenderos? Por muy hermosa que sean las flores si queréis que bailen con vosotros, ¿lo harían? Pero con otra persona, si queréis que haga algo con vosotros, puede responderos. Si decís: "Vamos a bailar, vamos a cantar", esta persona empezará a bailar y a cantar con vosotros.

     Podemos ver que el hombre es el ser de mayor virtud y valor para Dios. Dios tiene que amar al hombre. Podéis estar tan seguros como para decir que sin vosotros mismos, Dios no puede ser feliz.

     El hombre tenía al principio semejante relación con Dios. ¿Qué entristeció a Dios? ¿Qué arrebató al hombre del seno de Dios? Si hubiera habido algún enemigo de Dios, habría querido arrebatarle su posesión más valiosa. Satán echó el ojo a lo que Dios más atesoraba. Quería arrebatar el objeto de Dios para que fuese el suyo propio. Dios tiene dentro de sí mismo vida y amor. La vida está también dentro de vosotros; Satán no podía llevársela. Pero el amor no es algo fijo, es mutable y podía ser quitado. La vida no podría ser quitada de vosotros porque vosotros sois la vida misma, y vosotros lucharíais contra le pérdida de la
vida. El podía solamente llevarse algo en la posición de objeto hacia vosotros. El amor es lo más valioso que tenía la posibilidad de ser robado.

     Suponed que sois un marido; existe la posibilidad de que algún otro os quite vuestra esposa. Hay dos formas por las que ella podría seros quitada, o por la fuerza o con más amor del que vosotros podéis darle. La caída del hombre, por consiguiente, pudo haber surgido solamente, centrada en el amor. Según el Génesis, Eva fue tentada o tomada por Satán. Esto pudo haber sucedido o por la fuerza o por más amor del que su esposo había sido capaz de darle. En aquel tiempo, por lo tanto, Adán y Eva no debían estar en perfecto amor el uno con el otro. Si esto hubiese sido así, entonces por nada podría haberle quitado a Eva. El primer amor es el más fuerte. Hasta la muerte no olvidáis vuestro primer amor. Siendo su primer amor el más fuerte, nada podría haber separado a Adán y a Eva, si este amor hubiera alcanzado la madurez. En otras palabras, la vida, por lo tanto, estaba presente en su forma perfecta en la creación, pero el amor aún no había alcanzado la madurez.

     Cuando luchamos por unirnos con Dios, tenemos que ir a través de tres grados de amor. Hay tres tipos de amor: el amor de los padres, el amor de marido y mujer y el amor de los hijos. De estos tres ¿qué tipo de amor vendría primero? El amor de los padres vendría antes que los otros dos. Entonces, podemos muy bien decir, que el amor partió de amor paternal. Sabemos que todo amor se originó en Dios. El amor comenzó en Dios como Padres, quien creó al hombre de este amor. Después de la creación, el hombre y la mujer se unirían en la posición de padres hacia sus hijos. Por consiguiente, habría surgido amor paternal, amor marital y amor de hijos en las familias humanas. El amor comienza en Dios y luego hombre y mujer unidos, semejando a Dios, experimentan amor en su matrimonio. Hacia sus hijos sienten amor paternal, mientras que los hijos sienten amor filial hacia sus padres, quienes devuelven su amor a Dios.

     Sin embargo, debido a la caída humana, el amor comenzó aparte de Dios, en un mundo malo dominado por Satán. Y el amor que disfrutamos tiene la cualidad de no estar centrado en el amor de Dios. Para restaurar estos amores y devolverlos al corazón de Dios, debemos experimentarlos en el orden inverso. Primeramente, debamos traer el amor de hijos bajo el dominio de Dios, después el amor matrimonial y finalmente el amor de padres. Cuando los hijos de Dios se casan con la bendición de Dios, en su unidad, amando a Dios como sujeto hacia ellos, entonces pueden restaurar los tres amores de una vez.

     A causa de la caída perdimos tres amores, amor paternal, amor matrimonial y amor filial. Al llevarlos a estar centrados en Dios, debemos elevar todo nuestro amor a una más alta dimensión de la que hemos conocido hasta ahora en la tierra. Podemos elevar el amor sobre el nivel del dominio de Satán y volver al modelo y valor originales del amor, al modelo que se iguala al amor de Dios. Encontraremos el modelo de amor en el hombre como hijo de Dios en el perfecto amor de Dios, como pareja casada en el perfecto amor de Dios y como padres en el perfecto amor de Dios. Fuera del mundo controlado por Satán, Dios debe encontrar por lo menos una persona como hijo suyo y elevarlo a través de estas posiciones, llevándolo finalmente al modelo de amor paternal. Esta persona, puede ser el centro del amor de Dios. El primer hombre que logra esta trayectoria de amor puede ser llamado el Mesías. En él encontraréis las verdaderas calidades de amor, como Hijo de Dios, como verdadero marido y como Verdadero Padre. (Isaías 9:6).

     Todos estos tres amores deben ser revelados en una persona, porque todos fueron
perdidos a la vez a través de la caída de Adán. Dios va a restaurar estos tres tipos de amor en el hombre que ha hallado como hijo Suyo, Al restaurar en esta persona los tres amores humanos, Dios puede comenzar a restaurar a toda la otra gente del mundo como hijos suyos.
     La gente está enajenada del amor de Dios, pero siempre y cuando tengan un profundo deseo de amar a Dios o de ser amados por El, el amor de Dios tiene poder magnético. Esta persona será inevitablemente atraída a Dios y se unirá a la corriente principal del caudal de Su amor. El amor es el único elemento que puede llevarnos hacia Dios y sólo el camino del amor puede conducirnos a alcanzar a Dios.

     Vuestros padres, vuestra esposa y vosotros mismos con vuestros hijos, formáis tres niveles en una familia. Dios es el origen, vosotros y vuestra esposa representáis el mundo presente, y vuestro hijos representan el futuro. Por tanto, debéis ser capaces de llegar a ser uno, por lo menos con vuestros propios padres e hijos. Solo el amor puede unir estas tres generaciones de gente. Solamente cuando podéis disfrutar estos tres niveles de amor, podéis decir que sois realmente felices. Nunca habrá gente infeliz en esta clase de familia. Si vosotros y vuestro marido o esposa, sois uno centrados así en el amor de Dios, nunca podréis ser separados el uno del otro. No existirá el divorcio, ni las riñas.

     Estáis en la posición de heredar la tradición formada por vuestros padres. Aquel que trate mal a sus padres o a la generación anterior, sufrirá. Debéis amar a los niños como Dios los amaría. En el hogar, la joven pareja debe amar a sus padres y dar ejemplo de esto a sus hijos. Si falláis al educar propiamente a vuestros hijos, vuestro hogar se deshará.

     Nuestro corazón de amor, centrado en el amor de Dios, debe ser agrandado y elaborado para abarcar al mundo entero. Este es nuestro camino de progreso y es así como marchamos sobre nuestro camino de fe. Vosotros como figura central, debéis amar a vuestra esposa, como Dios quería, como Dios amaría a él o a ella; y al amar a vuestros hijos debéis amarlos como Dios los amaría. Si hacéis esto, vuestros hijos harán lo mismo con vosotros y con sus abuelos, y vuestros padres os amarán a vosotros y a vuestros nietos del mismo modo. Esta es la medida del amor, esta es la verdadera tradición de amor.

     Sólo por el hecho de amarse mutuamente una pareja no tiene derecho a entrar en el Reino de Dios. Cuando amen a sus padres tan tiernamente como amarían a Dios, entonces tendrán derecho al Reino. Y cuando la pareja críe hijos, no deben pensar que los hijos sólo le pertenecen a ella, sino que son hijos de Dios. Los padres son responsables de criarlos y educarlos como hijos de Dios. Si amáis a vuestros hijos de este modo, toda vuestra familia puede entrar en el Reino de Dios.

     Si hay una familia que reciba al amor de Dios perfectamente, con el amor de Dios habitando en la familia, ésta puede ser el centro del mundo entero. En la providencia de Dios, no solamente Noé, sino que contaba toda la familia de Noé. Dios estaba interesado en la familia de Abraham, en la de Moisés, en la de Jesús, no simplemente en los individuos.

     Hasta el tiempo presente, la gente se ha inclinado a pensar que la vida religiosa pertenece a un piano etéreo muy por encima de la vida humana, y se ha imaginado que Dios simplemente los llevaría al cielo con Su poder. Pero el camino al cielo es ampliar el radio de nuestro amor, amando a la gente en nuestros hogares, amando a nuestros vecinos, amando a nuestros amigos, parientes, clanes, naciones y a toda la población del mundo. A Dios le agradaría vivir en el hogar donde se vive este tipo de amor. Pero El querría siempre expandir
este hogar a más amplios niveles, hasta que la humanidad entera llegase a ser una gran familia, bajo Dios como nuestro Padre. Dondequiera que veáis hombres de vuestra propia edad, debéis tenerlos como hermanos vuestros. Cuando encontréis a mujeres mayores que vosotros, las debéis tener como tías vuestras o como vuestra madre. Y hacia las mujeres de edad, debéis sentiros como si fuesen vuestras abuelas. La consecuencia de esta clase de corazón será una sola familia sobre todo el mundo.

     Hemos hablado de como restaurar grandes cosas, la familia, nación y mundo, pero el centro de todo es restauraros a vosotros mismos en el completo amor de Dios. Debéis establecer y construir los tres niveles de amor en vosotros mismos, viviendo profundamente vuestra vida. Si no dais nacimiento a vuestros propios hijos, no realizáis completamente el amor de Dios en vosotros. Cualquier cosa del mundo solamente puede ser comprendida por vuestra propia experiencia. Al restauraros podéis realizar el verdadero amor de Dios en vosotros. Entonces, a través del amor en vuestro matrimonio, el amor es ampliado o elevado al siguiente nivel. Cuando sois padres de vuestros hijos, vuestro amor es aún más elevado y alcanza una mayor dimensión.

     Debéis estar ansiosos de tener estas experiencias y restaurarlas en vosotros mismos. Debéis ser capaces de sentir realmente a Dios como vuestro padre amante, habitando en vosotros, iluminándoos. Para sentir esto, vuestra mente y vuestro cuerpo deben ser unidos en armoniosa unidad. Solamente entonces podéis ser amados por Dios. Si experimentáis el amor de Dios hasta este grado, estaréis llenos de gratitud e incluso os sentiréis embriagados en el amor de Dios. Ni siquiera Adán y Eva experimentaron tal amor, si así fuese, nunca podrían haber caído de Dios.

     Como individuos, nuestro deseo es experimentar primero el amor de Dios personalmente. Cualquier hombre que llegase a ser completamente uno con Dios en el amor pensaría: "Soy el más feliz del mundo. Soy verdaderamente amado por Dios. Cualquier mujer que recibiese esta plenitud de amor sentiría que es la mujer más feliz del mundo. Cuando este hombre y esta mujer alcanzasen la madurez, Dios se sentiría feliz de bendecirlos en matrimonio, donde podrían experimentar el amor de Dios a un más alto nivel. Debido a su unión, sentirían que todo el mundo está unido en uno a su alrededor. Con toda la creación a su alrededor, protegiéndolos y dándoles alegría, sentirían que el amor les circundaría, amor proveniente de Dios sobre ellos y amor de sus hijos bajo ellos.

     En el mundo occidental, la gente a menudo se casa sin el consentimiento de sus padres. Pero esto no está de acuerdo con el modelo de Dios. Más que ninguna otra cosa, debéis pensar que el matrimonio es para vuestros descendientes. Pensadlo de nuevo. Habéis nacido del linaje de vuestros antepasados. No pertenecéis a vosotros mismos. No os habéis generado a vosotros mismos. El amor mismo es la fuente del linaje. Siendo el amor más que vuestra vida, vuestro linaje debe ser para vosotros más que vuestra vida. El matrimonio transmite la tradición; de vuestro amor a vuestros descendientes. Cuando abandonáis la tierra, dejaréis tras vosotros a vuestros hijos y nietos y todos sus hijos, a la vista de otra gente, aunque vuestro amor no sea visible. El amor no puede ser visto; habita invisiblemente dentro de vosotros y trabaja a través de vosotros. Pero cuando encontráis un marido o mujer con el amor de Dios, junto con esta persona podéis criar hijos, concretando vuestro amor en ellos.

     Al amar a vuestro cónyuge, sobresalís de vuestros dos linajes. Cuando améis a vuestro marido o mujer, recordad que esta persona es el fruto de pasadas generaciones y el
punto de comienzo de generaciones futuras. Debéis poner tal sumo valor en vuestro marido o mujer.

     El amor es algo que heredáis de vuestros antepasados. En occidente, sois bendecidos en matrimonio por un ministro o a veces por una persona de alto rango, tal como un juez. Pero idealmente vuestros padres os bendicen en matrimonio, así como Dios hubiera bendecido a sus hijos, Adán y Eva, cuando alcanzasen la madurez. En este caso, los padres bendecirían a sus hijos diciendo: "Sois mi vida, sois mi amor, sois mi todo. ¡Estoy tan feliz que hayáis alcanzado la madurez! Yo os bendigo ahora para que seáis marido y mujer. Quiero que os améis el uno al otro, como nosotros, vuestros padres, hemos hecho. Llegad a ser uno mutuamente, semejándonos, y dad nacimiento a hijos sanos, multiplicando vuestras generaciones futuras por siempre". En esta situación, anhelaríais ser como vuestro padre y anhelaríais ser como vuestra madre, y anhelaríais tener el amor que ellos tuviesen. Tal acontecimiento solamente puede ser imaginado, en un mundo centrado en el amor de Dios.

     Como hijos de vuestros padres, nunca querríais ver a vuestros padres separados. Querríais tener armonía en la familia. ¿Os gustaría pelearos con vuestros padres? ¡Nunca! Entonces ¿dónde comienza la tradición de armonía? De vuestros padres, de vuestros abuelos, de sus padres y sus padres. Y ellos heredaron últimamente esta tradición de Dios. El amor de los hijos, el amor matrimonial y el amor de los padres, deben ser juntados en uno, en vosotros. Debéis tener siempre tres niveles de amor en vosotros.

     De los tres tipos de amor ¿cuál es el central? ¿Cuál es el más próximo a Dios? El amor paterno. Si tenéis a vuestros abuelos, debéis ser realmente capaces de amar a aquella gente de edad como amaríais a Dios. Debéis unir los tres amores dentro de vuestro propio corazón, amor por los ancianos, amor por los de mediana edad y amor por los jóvenes. Debéis ser capaces de experimentar estos tres tipos de amor. Si vuestros abuelos están muriendo, ambos, vuestros padres y vosotros mismos, debéis estar en el mismo grado de penalidad y de tristeza, si vuestros padres falleciesen primero, ambos, vuestros abuelos y vosotros mismos debéis sentir la misma pena por ello. En una situación en la que hay alegría, lo mismo, si uno de los tres está alegre, los otros dos estarán igualmente contentos. En vuestra familia, seréis todos uno en corazón.

     ¿Dónde comenzó la aflicción de Dios? En el camino del verdadero amor, en el camino del corazón, se encuentra o la felicidad o el dolor. Todo parte del amor. Cuando se crea amor, hay felicidad. Pero cuando el corazón amante se pierde o es herido, hay dolor. La pérdida del amor afligió a Dios, nada más pudo haberle entristecido. El no quería riqueza, posición, saber o cualquier otra cosa semejante. Quería amor y quería también ejercer amor. Si Dios puede encontrar amor en vosotros, encontrar en vosotros Su amor, Dios será feliz. Pero si El no puede encontrar el amor de Dios en vosotros, se entristecerá. Se entristecerá si no puede encontrar Su amor en parejas y si no puede encontrar el amor de Dios en los padres. ¿Cuánto deseáis tener el amor de Dios? Debéis ser un objeto dinámico, respondiente hacia El, para que Su amor pueda estallar dentro de vosotros.

     ¿Habéis jamás experimentado tal amor? ¿Habéis sido jamás tan felices en el amor de Dios, que casi tuvieseis que llorar de amor? Pero esto no es suficiente, debéis experimentar este grado de amor en los tres tipos de amor. El amor de Dios debe ser tan potente como para conectar a Dios, la humanidad y la creación, y llevarlos a una armonía y unidad absolutas. El amor debe fluir del uno al otro.

     Dios está acongojado por el hecho de que el hombre perdió Su amor. Para llegar a vosotros, Dios ha ido a lo largo de todo el curso de la historia de la restauración, luchando a través de largos años para reconquistar el verdadero amor. Entonces, por vuestra parte, no debéis estar ociosos. Debéis trabajar por Dios y por el mundo, precipitándoos para tenerlo a vuestro lado. Si lucháis contra Satán y vencéis sobre su poder espiritual y físicamente, estaréis en la posición en la que ningún poder del mal pueda nunca invadiros. Llegaréis a ser perfectamente uno con Dios. Allí os reuniréis con El, y os daréis cuenta de que El ha estado en este punto desde el principio, esperando por vosotros y mirando por vosotros.

     ¿Dónde está el punto donde podéis reuniros con Dios, en vuestra habitación o en primera línea del mundo? En primera línea. Entonces, ¿vais a entrar en combate en el mundo de mala gana y llorosos, o de buena gana? Nuestro deseo es la unidad de nuestras mentes con Dios, nuestros cuerpos con nuestras mentes y todo nuestro ser con los demás. Solamente realizando esta unidad podemos restaurarnos a nosotros mismos en los niveles individual, familiar, nacional y mundial. Debemos llegar a suspirar mucho, muchísimo por Dios. Cuando echemos muchísimo de menos a cualquier otro individuo, cualquier familia, cualquier nación, o a todo el mundo ideal, entonces hasta ese punto y hasta ese grado, Dios estará esperando por nosotros. Y nosotros le encontraremos, cuando hayamos encontrado aquello por lo que suspiramos. Entonces ¿no seguiréis este camino?

     Más que por ninguna otra cosa, Dios ha estado triste porque no ha habido nadie que conociese su corazón de este modo. No ha habido nadie que conociese el mundo que Dios quería restaurar, ni quien estuviese dispuesto a luchar y soportar todas las adversidades y dificultades para encontrarle en este mundo. Ya que sabéis estas cosas, tenéis la responsabilidad de conquistar al mundo entero y llevar todas las cosas de vuelta al seno de Dios. Sólo de este modo podemos realizar Su más anhelada esperanza de unidad entre Dios, el hombre y cada elemento de verdad.

     Dios pone sus esperanzas en nosotros y nosotros también tenemos nuestras propias esperanzas parpadeando como llamas dentro de nosotros pero tenemos que multiplicar este fuego y multiplicar nuestro amor para destruir todo el mundo de mal. Podemos tener ahora sólo una oscilante llama de vela, pero queremos derramar luz sobre todo el mundo. La luz será multiplicada y todo el mundo será iluminado por ella en el amor de Dios. Somos los soldados para esta causa y estamos anhelantes de liberar a Dios de su aflicción.

     No debemos pedirle a Dios que nos ayude, sino que tenemos que estar dispuestos a suprimir la agonía de Dios. Como cristianos, podemos restaurar el corazón de Dios a través de nuestras oraciones. El está orando por nosotros. El está orando para que sus hijos e hijas acaben con Su sufrimiento y con el sufrimiento del mundo. ¿Podéis jamás orar a tal Dios que os dé una bendición, que os ayude? Ya que hemos partido de tan lejos de Dios, podemos aliviar el corazón de Dios poco a poco, a medida que pasamos por el curso de la restauración, paso a paso. Cuando pasemos por caminos difíciles, debemos siempre orar a Dios: "Al probar esta dificultad, conozco mucho más tu corazón. A medida que paso por todas estas cosas, comprendo mejor lo que Tu has experimentado". De este modo, podéis tener siempre el coraje y celo para continuar.

     Ya que sabéis todas estas cosas, debéis hacer todo por Dios. Cuando leáis, sentid que estáis leyendo para disolver la pena de Dios. Cuando cantéis, cuando recitéis poesías, cuando escribáis literatura, cuando hagáis cualquier cosa, debéis daros cuenta de que hacéis esto para
hacer feliz a Dios. Debemos ser diferentes de Adán y Eva; debemos ser diferentes de toda la gente del pasado. Debemos llegar a ser una gente tal que Dios pueda decirnos: "¡Me siento aliviado por vosotros! Por vosotros he encontrado de nuevo mi alegría, mi sonrisa, mi hijo, mi todo". Si sois tal persona para Dios, El querrá hablar con vosotros, confiaros cosas. Y Dios querría otorgaros todo lo que tiene.

     Si podéis aliviar la agonía de Dios, si por fin podéis hacer feliz estáis devolviendo a Dios todo a través de esta gente, entonces Dios os recompensará sin duda con algo. Este algo es su amor que es más grande que ninguna otra cosa en el mundo. Recibiréis cosas de más valor que lo que habéis dado. A través del amor de Dios estaréis en la posición de hijos o hijas de Dios.

     Ahora que habéis aprendido el camino para ir en esta vida, cuanto más trabajéis por el amor de Dios, tanto más amor en abundancia podréis recibir de El. Cuando vivimos en el amor de Dios, no tenemos que temer. Si sabéis que habéis estado haciendo todas las cosas por Dios, no tendréis miedo de ser alcanzado por cualquier tipo de desastre, porque sabéis que Dios os guardará y os protegerá. Si os sacrificáis al llevar a cabo vuestra misión a causa de vuestro amor por Dios, seréis mártires recordados en la historia de la providencia de Dios. En el Imperio Romano, cuando los cristianos fueron perseguidos y martirizados, sufrieron por el reino espiritual que esperaban gozar cuando muriesen. Con el pensamiento de que querían ir al Reino de los Cielos de Dios, soportaron el martirio.

     Pero en este mundo estamos yendo a través de todas las dificultades y penalidades y persecuciones para fundar el Reino de Dios en este planeta mientras aún vivimos. Aunque seamos martirizados, estaremos luchando por el amor de Dios. Vamos a ser hijos de Dios. Sabiendo esto, debéis llevar a cabo vuestra misión con gratitud y debéis devolver alegría a Dios.




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