Doce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon
LA VERDADERA NACION DE DIOS
En la historia de cada nación hay ascensión y caída. A veces una nación llega a una
cima de su cultura, y a veces declina. Todos quieren estar orgullosos de su propia nación, su
propia cultura o tradición. Pero ¿están incluso estos altos puntos de cultura a la altura del
modelo en el que podamos. estar orgullosos por toda la eternidad y ante toda la humanidad?
El mundo como un todo no es el lugar ideal para vivir o para estar orgulloso de él. Si
Dios existe, podemos ciertamente decir que este mundo no es el mundo ideal en el cual Dios se
propuso que viviésemos. Sabemos que Dios es el Ser último y absoluto, y Su nivel debe
ser así. Entonces, ¿estamos agradando a Dios con nuestros pensamientos y acciones? En el
mundo se sonríe y se ríe, pero después de la caída del hombre estas sonrisas y risas no han
agradado realmente a Dios. Ya estéis felices o tristes, experimentando éxitos o fracasos en la
vida, ¿tiene lo que estáis haciendo algo que ver con la providencia de Dios? Al alcanzar el
último modelo, todas las cosas deben tener una conexión con Dios.
Vemos a los niños jugando en las calles, correteando, riendo y gritando. ¡Parecen tan
felices, tan inocentes comparados con los adultos! Pero, sin embargo, nacen de un linaje
manchado, de una herencia de pecado (Rom 3:23). Y si los niños inocentes tienen tal
condición, ¿qué podemos decir de los adultos? Nuestra fuente de felicidad debe estar en
Dios, pero estamos privados de Dios, y vivimos en la tristeza y en la miseria. Debemos
pensar y actuar en conexión con la voluntad de Dios, pero hacemos lo contrario. Vivimos de
esta forma como individuos y como familias. Y estos individuos y estas familias forman el
mundo.
Esta clase de mundo no agrada a Dios. Si Dios existe, estará triste por esta situación y
querría que viviésemos en un mundo ideal. De hecho, estamos seguros de que El hará uno
para nosotros. Pero la población total del mundo está separada de El, por lo tanto, para
restaurar el mundo en un mundo ideal, no puede hacerlo de repente, sino sólo poco a poco.
El necesita trabajar en la base individual, intentando hallar una persona que tenga derecho a
tal mundo. Entonces restaurará una familia, una nación, y por último, al mundo entero,
empezando con aquel individuo que pueda cumplir con el modelo de Dios. Primero de todo
debe hallar una persona, un solo hombre, un personaje central. Finalmente esta persona será
conocida e influenciará en el mundo entero. El proyecto no es simple, puede tomar muchos
años. Dios necesita tiempo para desarrollar Su providencia. El trabaja gradualmente,
restaurando a la gente uno por uno y familia por familia. Cuando El restaura a una persona
puede parecer que El está trabajando solamente con este hombre. O podemos pensar que
Dios está interesado simplemente en una familia o nación particular.
Los cristianos sinceros de hoy oran ardientemente y se esfuerzan en llevar una vida de
fe para asegurar su propia salvación. Esto ha requerido el esfuerzo total de los cristianos. Una
vez que su propia salvación está segura, entonces los cristianos intentan salvar a sus familias.
Estamos acostumbrados a hacer esto, pero no más allá de esto. No nos hemos dado cuenta de
que si realmente lucharemos para conquistar a nuestra nación bajo la voluntad de Dios,
nuestras familias y nosotros mismos estaríamos incluidos en la extensión de esta salvación.
Al establecer nuestra meta en un modelo más alto y persiguiendo una más amplia extensión,
los niveles más bajos ya estarían incluidos como salvados. Hoy en día el cristianismo está
declinando en el mundo, y esta es la causa. Los cristianos no han restaurado las naciones
como el fundamento sólido en el cual puede trabajar Dios. Además los cristianos de hoy
esperan que cuando el Señor vuelva, va a salvar a cristianos individuales. Pero cuando el
Señor regrese, establecerá una nación entera de fe y restaurará al mundo entero.
En tiempos de Jesucristo la gente tenía la misma expectación. Mucha gente religiosa
de aquel tiempo pensaba que Dios había preparado 4.000 años de historia para enviar a
Jesús al pueblo judío, para salvar a Israel. Esperaban y deseaban que cuando el Mesías
viniese, tomaría venganza de sus naciones enemigas. De acuerdo con sus interpretaciones de
las profecías, creían que serían la nación conductora del mundo, y todas las demás vendrían
de rodillas ante ellos. Nunca soñaron que al venir el Mesías los querría sacrificar a ellos mismos
y a su nación en beneficio del mundo. Si ellos hubiesen creído esto Jesús nunca podría haber
sido crucificado.
Si vosotros estuvieseis en la posición de Dios, ¿preferiríais salvar una nación o
simplemente un individuo - o el mundo entero? La respuesta es clara. Dios quiere salvar al
mundo entero. Ahora, ¿piensan de esta forma los cristianos de hoy? Si no es así, ¿hay alguna
otra religión que trate de salvar al mundo entero? Puede haber religiones cuya meta sea
conquistar al mundo, pero en este caso, quieren subyugar a otras religiones, y que toda la otra
gente venga bajo esta religión. Pero no existe una religión que se proponga salvar al mundo a
costa de sí misma o del sacrificio de la gente de esta religión.
Como sabéis, incluso en el mundo comunista, el ideal es unir al mundo entero en una
unidad que sea el mundo más feliz para la gente que en él viva. Pero nos hemos dado cuenta
del hecho de que en el mundo comunista mismo, hay una ruptura entre Rusia y China Roja.
Si es imposible para ellas estar unidas en unidad dentro de su bloque, será también imposible
que formen un mundo bajo su ideología. Aunque el comunismo como ideología aboga por la
unidad de toda la gente, y unificar al mundo entero, las naciones comunistas no pueden
poner la ideología en práctica. Para llevar a cabo realmente la unidad del mundo es necesario
respetar el valor del punto de vista de los demás, pero en este caso, cada país quiere dominar
al otro. Así es como surgió el conflicto. Rusia sueña con la soberanía de su pueblo sobre los
demás, pero para hacer del comunismo una ideología mundial, los rusos deben estar dispuestos
a sacrificar a su propio pueblo en provecho del mundo entero. Esto es por lo que les será
imposible dominar al mundo entero bajo su ideología. Si el pueblo comunista hubiese estado
dispuesto a sacrificarse para hacer de su ideología una ideología mundial, transcendiendo el
nivel de tribu y después el nivel nacional, no habrían fallado.
En el mundo democrático también hay dificultades. Los Estados Unidos han sido
hasta ahora la nación conductora del mundo, trabajando para igualar las condiciones sobre
todo el mundo, ayudando a otros países. Pero ya que se está retirando de todas las partes del
mundo por miedo a debilitarse ella misma, los otros países no están llevando a cabo totalmente
sus misiones. La ideología fundadora de los Estados Unidos fue el cristianismo. Si el pueblo de
los Estados Unidos se pusiese a sí mismo en la posición de Jesús, y orase a Dios: "Que sea
salvado el mundo, incluso si nuestra nación debe ser sacrificada", los Estados Unidos
continuarían siendo una gran nación. Entonces, esta nación, aunque tuviera que enfrentarse con
el desastre, podría ser resucitada como lo fue Jesús, y sería capaz de salvar al mundo entero.
Recientemente hemos visto a los políticos en América pensando solamente en el
beneficio de su país, y sin ocuparse del mundo exterior. No parecían preocuparse de si las
demás naciones pereciesen. Los Estados Unidos han sido hasta ahora los únicos en la historia
de estar en vanguardia intentando salvar a las demás naciones de la corrupción y del peligro.
Pero ya que los Estados Unidos están abandonando esta posición, no vemos a ninguna nación
que ocupe su lugar. Si existe un Dios, El buscará una nación, incluso si es pequeña, en la cual
la gente esté dispuesta a salvar al mundo entero, sacrificándose a sí misma. Si la gente de una
nación estuviese armada con esta clase de ambición, esta nación llegaría a ser la nación
conductora. Dios tiene que hacer esto partiendo de ella. Pero ¿existe una nación así en el
mundo de hoy? No.
En el proceso de la creación, Dios vertió todo Su ser en el universo que hizo. Es
decir, El se sacrificó al crearlo. En el curso de la providencia de restauración, también aquellos
en la posición de sujeto deben estar dispuestos a verter todo su ser en aquellos en la posición de
objeto. Entonces, para salvar a nuestras familias, a nuestras naciones, al mundo, debemos estar
dispuestos a sacrificarnos nosotros mismos, a nuestras familias, y todo lo que tengamos.
Podemos llegar a la conclusión de que el Reino de Dios en la tierra, solamente puede ser llevado
a cabo por esta clase de actitud, no por el deseo de traer a la demás gente bajo nuestra propia
soberanía.
Debéis estar dispuestos a amar a vuestra familia más que a vosotros mismos, amar a
vuestros parientes más que a vuestra familia, amar a vuestra nación más que a vuestros
parientes, y amar al mundo más que a vuestra propia nación. Quizás sea fácil para los
individuos sacrificarse por sus familias. Cada miembro de la familia puede estar dispuesto a
sacrificarse por los otros miembros de la familia. Entre familias quizás no sea demasiado
difícil, porque las buenas familias estarían dispuestas a hacerlo por las demás. Pero entre
naciones sería muy difícil. Podéis tener un buen sentimiento hacia naciones vecinas y
estaríais dispuestos a renunciar hasta cierto punto a la vuestra propia en beneficio de estas
otras naciones. Pero más allá de este punto, cuando hay grandes diferencias en costumbres,
tradiciones e historia, puede ser difícil para vosotros querer sacrificar a vuestra nación por
estas otras naciones.
No existe ninguna religión que enseñe hoy en día un espíritu de sacrificio de tal
calidad que pueda abarcar al mundo. Si esta clase de vida no puede ser vivida por los seres
humanos, Dios no tendría esperanza de poder restaurar al mundo, porque El no puede
cambiar al mundo por Sí mismo. Dios debe obrar a través del hombre. Si nadie está dispuesto
para esta tarea, Dios no puede salvar al mundo. Pero donde quiera que Dios encontrase tal
persona, tal familia, tal nación, tal religión, El estaría muy contento, y trabajaría a través de esta
gente y esta religión.
Debemos estar dispuestos a sacrificar a nuestra nación para salvar al mundo. Debemos
estar dispuestos a sacrificar a nuestras familias para salvar a nuestra nación y al mundo. Y
debemos sacrificarnos a nosotros mismos para salvar a nuestras familias.
Cuando obtengáis la victoria en el nivel individual, cuando os hayáis salvado a
vosotros mismos, haciendo que vuestro cuerpo obedezca a vuestro corazón centrado en Dios,
entonces ¿qué haréis? Debéis alcanzar el nivel de sacrificio de vosotros mismos por el
mundo, trabajando a través de vuestra familia y vuestra nación, y conduciéndolas a vivir del
mismo modo. Estáis inclinados a pensar que después de que os hayáis perfeccionado a
vosotros mismos vais a ser el jefe de vuestra familia. Pero os olvidáis de que estáis viviendo
con el propósito de salvar al mundo entero. Incluso vuestra familia tiene este propósito; no
existe solamente para vosotros mismos. Entonces ¿qué haríais para que vuestra familia fuese
un éxito ante Dios? No es suficiente que marido y mujer se amen el uno al otro. Al amaros
mutuamente lo debéis hacer para la salvación de la nación y para la salvación del mundo.
Para que seáis capaces de salvar al mundo entero, debéis saber que tenéis que ser capaces de
sacrificar a vuestra nación, y a vuestra familia por la nación.
Se nos enseña que tenemos que hacer una ofrenda para llegar a Dios. Esto significa
que lo que vamos a salvar a costa de la ofrenda es más grande que la cosa que vamos a
sacrificar. Cuando salváis a vuestra familia a costa de vosotros mismos, ya habéis obtenido
algo mayor, vuestra familia. Y cuando salvéis a vuestra nación sacrificando a vuestra familia,
habréis obtenido la nación, que es más grande que vuestra familia.
Cuando hacéis una ofrenda ante Dios, ¿le ofreceríais las sobras? Escogeréis lo mejor
de lo que tuvieseis., y querríais dárselo. Lo que más estimaseis sería vuestra ofrenda. Cuando
Noé pasó 120 años de la flor de su vida en la empresa de la construcción del arca, estuvo
ofreciendo la mejor parte de su vida a Dios. Abraham estuvo en la posición de tener que
ofrecer su esposa a Dios, e incluso a su querido y único hijo. Era para él más difícil ofrecer a
su hijo que sacrificarse a sí mismo. Moisés experimentó el mismo camino. Cuando iba a
recibir la ley, ayunó por cuarenta días, y pasó por muchas dificultades y penalidades. Estuvo
dispuesto a sacrificarse a sí mismo, su propia vida. al hacer la ofrenda ante Dios.
Lo mismo sucede con Dios. El nos pide que hagamos ofrendas, pero por su parte, El
también tiene que dar algo para la salvación del hombre. El tiene que sacrificar al hombre
que hace la ofrenda. Esto significa que apenas Dios ha obtenido esta preciosa persona, ya
tiene que sacrificarla. Sabemos que después de escoger y preparar una nación para recibir el
Mesías, Dios estaba dispuesto a sacrificar esta nación en beneficio del mundo. El pueblo, sin
embargo, no se dio cuenta de este hecho. Ellos pensaban que el Señor vendría a salvar a su
nación y a ponerla sobre todas las demás naciones, y que Dios les ayudaría a tener esta
posición.
¿Cuál es el deseo de Dios y el nuestro? Es restaurar la nación, la que Dios pueda
reclamar como suya. Para que seamos capaces de hacerlo debemos eliminar la condición
mala. A cualquier precio, incluso a expensas de nosotros mismos, debemos establecer el
Reino de Dios en la tierra. Vivimos para este propósito. La tierra entera será nuestro país. A
los ojos de Dios no hay fronteras nacionales. Tenemos que unificar al mundo entero bajo la
voluntad de Dios. Unidas todas las naciones, serán un pueblo en Dios. Vamos a erigir el
Reino de Dios en la tierra con toda esta gente en cooperación los unos con los otros. Hacer
esto es vuestra misión, así como la mía.
Sois personas individuales, pero debéis estar orgullosos de ser representantes de toda
la gente del mundo como ciudadanos del Reino de Dios en la tierra. Debéis tener este ideal,
este pensamiento, cada uno de vosotros. Sobre todas las soberanías del mundo, la de Dios
debe ser la última.
Si Adán y Eva no hubieran caído, su familia multiplicada sería el mundo. Adán
habría asumido el papel de primer progenitor de los ciudadanos del Reino de Dios en la
tierra.
En el curso de la restauración, cada uno de vosotros debéis pensar que vosotros
mismos sois como un punto de partida. Vais a ser bendecidos en matrimonio y vais a dar
nacimiento a vuestros hijos y seréis verdaderos progenitores para vuestros descendientes.
Desde entonces en adelante serán ciudadanos del Reino de Dios. Cristo viene nuevamente
heredando la soberanía de Dios, y con él como centro, debéis ser capaces de difundir esta
bendición estableciendo el Reino de Dios en la tierra. Siendo nuestro país la tierra entera,
siendo nuestro pueblo toda la población de la tierra, la soberanía de Dios reinará sobre toda
la humanidad.
Debéis creer firmemente que vosotras las mujeres sois las representantes de todas las
mujeres de la tierra, y debéis poneros a vosotras mismas en la posición de madres para los
descendientes de la gente del mundo. Con verdadera fe, los hombres sois los representantes
de todos los hombres de la tierra. Toda la tierra será de Dios, la población entera de la tierra será
ciudadana del Reino de Dios, y la soberanía de este mundo será la soberanía de Dios.
Debemos orar por ese día y luchar por él con agrado.
Directamente ante nosotros tenemos el Reino Glorioso como misión. Vamos a
sacrificarnos por esta causa, y estamos destinados a ser los alegres ciudadanos viviendo en el
amor de Dios. Y sigamos adelante por esta causa.
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