Doce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon
AMERICA EN LA PROVIDENCIA DE DIOS.
La historia de la humanidad no ha tenido una meta o un motivo claro. Desde el punto
de vista de la situación actual, existe una seria cuestión: ¿Vivimos de acuerdo con el mundo
ideal, o surgirá el mundo ideal de una extensión del mundo presente?
Cada vez más gente suspira por un mundo ideal con libertad y paz, y podemos
comprender, fácilmente este anhelo. Pero siguiendo la dirección del mundo presente nunca
podremos alcanzar el mundo que todos desean. Por consiguiente, nuestra meta presente es
muy incierta y oscura.
¿Podemos encontrar alguna nación que pueda tomar la responsabilidad de construir
un mundo ideal semejante? Yo creo que la mayoría de la gente que vive ahora en los Estados
Unidos no puede conducir este mundo a cumplir tal esperanza ni hay nadie en el mundo
comunista que pueda hacerlo. América no ha encontrado el ideal que haga a la gente amar al
mundo más que a su propio país. Los Estados Unidos de hoy, por consiguiente, no pueden ser
la nación que nos conduzca al mundo ideal. Del mismo modo, la Unión Soviética en el
mundo comunista no puede ser el país que establezca tal mundo ideal. No habrá un mundo
próspero, o un mundo de paz, hasta que los americanos y soviéticos puedan sacrificarse por el
beneficio de toda la humanidad y del mundo entero, pero en la actualidad no hay nada que
los lleve a hacerlo.
Todas las cosas se desarrollan por alguna causa. Ahora este mundo no es el mundo
que desea toda la humanidad. Por consiguiente ha debido haber algún error en el principio. En
otras palabras, la historia comenzó por un motivo equivocado. Debemos corregirlo para
alcanzar la meta de Dios y del hombre. La meta no puede ser alcanzada simplemente corrigiendo
los diversos problemas en este mundo del resultado; debemos retroceder al punto de partida y
corregir el motivo original.
¿Fue creado el mundo a partir de un motivo unificado? Vemos que las naciones no
están unificadas, y las razas y familias no están unificadas. E incluso el mundo está dividido en
dos bloques. En las naciones hay partidos de oposición. En los hogares hay división entre sus
miembros, y en el individuo están divididos la mente y el cuerpo. La cuestión es: ¿por qué está
dividido el mundo? ¿Cuál es la causa que originó el conflicto en el mundo entero, naciones,
familias e individuos?
Dios es absoluto. Si todos los individuos y el mundo entero se hubieran unido con
esta Causa Eterna, entonces ¿cómo podría existir semejante mundo dividido? Deducimos que
este absoluto Dios no tomó parte en la formación del mundo dividido.
Si el mundo debe ser unificado, alguien debe eliminar todos los problemas causados por
el mal. Esta es la misión de la religión. Quienquiera que busque el mundo ideal debe investigar
la causa y destruir el mal. Lo más importante es encontrar la raíz del mal. Si no podemos
hallarla, no podemos restaurar el mundo. Encontrando la causa del mal en nosotros mismos
podemos resolver todos los problemas del individuo. Lo importante es hallar una persona que
haya llegado a ser uno con Dios, que tenga una mente y un cuerpo que no luchen entre sí, una
persona centrada en Dios. Por consiguiente, la meta más importante no es la resolución de todos
los problemas del mundo, sino encontrar a alguien que no esté dividido y luchando contra sí
mismo. Si Dios existe, debe mostrarnos el camino para restaurar nuestro estado original. El debe
enseñarnos como llegar a ser individuos ideales.
Por consiguiente, en el transcurso de la historia, Dios dispuso Su providencia para
escoger a una persona así de entre toda la humanidad. El hombre vive en su hogar con su
familia. También vive en el mundo material y en su nación. Para restaurar Su nación, Su familia,
Sus individuos y Su mundo material, Dios no puede recuperar estas cosas del mal simplemente,
sin una condición. El poseedor malo intentaría retener todas estas cosas. Por consiguiente, la
dirección del bien y el mal debe ser diferente. Si uno va hacia la derecha, el otro va hacia la
izquierda. Toda la gente desea un mundo unificado, pero esto no se consigue fácilmente.
Vosotros estáis en la posición central en la lucha entre el bien y el mal. No es fácil para
vosotros saber qué es más grave, si la caída de una nación o la de un individuo. Para un hombre,
lo más importante sería su propio fallecimiento. Tenemos una tendencia a no querer
sacrificarnos por los demás. Cada uno tiene la tendencia a hacer todas las cosas centrado en sí
mismo. Por lo tanto, para obtener el mundo que suspiramos y deseamos, tenemos que vencer
sobre los obstáculos que se nos pongan en el camino.
Si construimos un mundo conquistando otras naciones nunca tendremos un mundo feliz
o de paz. No podemos tener semejante mundo luchando con los demás. A causa de que Dios
sabe esto, toma el camino opuesto. En este mundo hay dos modos de vidas. El mal quiere
construir un mundo venciendo a los demás, pero Dios escoge un camino diferente.
La degradación de la humanidad, la caída del hombre, provino de la actitud de estar
dispuesto a sacrificar a los demás por el propio beneficio. Como sabéis, la causa del mal fue que
el arcángel sacrificó a Eva y a Adán por su propio placer y beneficio. Como Adán y Eva fueron
los antepasados de toda la humanidad, el sacrificó la semilla de la humanidad por su propio
beneficio personal. El mundo se ha desarrollado de acuerdo con este modelo, a partir del motivo
malo. El arcángel, para realizar su deseo, sacrificó a otros aunque su deseo era falso. Del mismo
modo, los gobernantes a lo largo de la historia han sacrificado a otra gente para su propia causa.
El fuerte ha tenido el poder dominante. La lucha comenzó entre individuos, se extendió a la
lucha entre familias, lucha entre tribus, naciones e incluso mundiales. Hoy día no hay paz, ni
mundo ideal.
Ahora nos encontramos en un período de la historia en que los dos bloques que han
intentado sacrificarse entre sí, están cansados. Las naciones democráticas quieren construir un
mundo, pero casi han renunciado. El mundo comunista quiere dominar el mundo entero, pero
también ha llegado a esta situación. Por consiguiente, este mundo no puede ser unificado ni por
el mundo democrático ni por el comunista. El cómo puede de hecho ser unificado este mundo
es una cuestión muy seria.
Toda la gente quiere tener un mundo tranquilo, feliz. Pero estamos desesperados; no
podemos encontrar el camino hacia el mundo ideal unificado. Ante la humanidad hay un
gran obstáculo. No podemos sobrepasar el obstáculo si ponemos nuestro propio interés nacional
en primer lugar. Podemos realizar el mundo ideal sólo con la idea de que para realizarlo estamos
dispuestos a sacrificar nuestra propia nación. Solamente con semejantes ideas podemos
continuar y superar el obstáculo ante nosotros.
La razón del conflicto entre Rusia y China es que Rusia quería centrar el mundo
comunista en ella misma, mientras que la China Roja quería centrarlo en el pueblo chino. Los
Estados Unidos es el país que encabeza el mundo democrático, pero no ha sido capaz de
cumplir este papel cuando pensó en sus propios intereses más que en los de las demás
naciones. América y Rusia parecen dispuestas hoy en día a arruinar el mundo entero para
salvarse ellas mismas. Debe haber una nación que pueda sacrificarse a si misma para el
establecimiento del mundo ideal. Cuando encontremos una nación semejante podremos tener
esperanza de un mundo ideal. Esa nación no existe para su propio beneficio, sino para el
beneficio del mundo.
El propósito de Dios es contrario al propósito del mal. Como la providencia de Dios fue
frustrada en el principio, tenemos como resultado la falta de dirección del mundo presente. Dios
ha seguido la trayectoria de enseñar a la gente religiosa. Primero, tenía que encontrar un
individuo de Su lado, completamente unido con El, que no pueda separarse de El. Y este hombre
debe llegar a la posición en que pueda unificar al mundo. Por consiguiente, la intención primera
de Dios es encontrar a alguien que llegue a ser uno con El. Y sus enseñanzas deben ser el amor
a Dios y el sacrificio de si mismo por el mundo. Dado que el hombre no puede ir hacia Dios
porque está en la posición que se derivó de la causa mala, debe invertir su dirección. Para amar
a Dios, el hombre debe abandonar su mundo, su familia, sus cosas materiales e incluso su propia
vida. Entonces, cuando realmente ama a Dios, Dios debe amarle. Este hombre, como alguien que
recibe el amor de Dios, debe sacrificarse por el mundo. Esto es lo más importante, esto es el
centro de la providencia de Dios.
Cuando pensamos en las palabras de Dios, de que debemos amarle con todo nuestro
corazón, con toda nuestra mente, con todo nuestro espíritu y con todo lo que tenemos, podríamos
pensar que Dios es como un dictador. Pero todos estos mandamientos no son para El mismo.
Cuando le amamos con todo nuestro corazón y con todo lo que tenemos, El nos amará así como
nosotros a El. Esta fue la intención de Dios y su primer mandamiento para nosotros. Por
consiguiente, la palabra amor es absoluta. Cuando le amamos, El nos devuelve amor. El
mandamiento que nos ordena amarle con todo nuestro ser, significa amarle con nuestra vida,
sacrificándonos a nosotros mismos. Para que Dios pueda amar a otros, debe sacrificar a quien
más ama. A causa de tales enseñanzas, llamamos a Dios amor. Porque Dios sacrificó por el
mundo a aquellos que más amaba, Dios es el más grande amor.
Entre las religiones del mundo, por consiguiente, el cristianismo es la central para el
propósito de Dios porque Jesucristo se dio como sacrificio por los demás. Más que eso,
incluso oró por sus enemigos para que fuesen bendecidos por Dios. El espíritu de Jesús tenía
que ser una ofrenda por los demás. Siguiendo su modelo, muchos cristianos han sido
martirizados por la causa de Dios. Familias han sido sacrificadas, y tribus y naciones fueron
entregadas para beneficio de Dios. Entonces para que la providencia de Dios llegue al nivel
mundial, Dios pide que surja una nación; y que se sacrifique para la bendición de toda la
humanidad. Dios necesita una nación así para representar al mundo.
¿Podemos encontrar semejante nación en la tierra? No existe una nación que se
sacrifique así. Por consiguiente, la religión debe sacrificarse por una nación, y esa nación debe
sacrificarse por el mundo. Entonces el mundo debe sacrificarse por Dios. De este modo,
el mundo ideal de Dios puede ser alcanzado. La religión en América debe sacrificar todo lo que
tiene para salvarla. Esta religión no debe luchar para multiplicarse sino que debe trabajar
para salvar a la nación, sacrificando sus propias iglesias. Si se trabaja con tal espíritu, entonces
esta nación finalmente se unirá con esta religión. Cuando esta religión y su nación se unan, irán
a salvar el mundo entero, sacrificándose a sí mismas.
Los Estados Unidos es la nación representativa del mundo democrático para esta
posición. Dios propuso que los Estados Unidos realizasen la misión de la nación de sacrificio.
Por consiguiente, Dios envió a esta tierra a los peregrinos que arriesgaron todo y construyeron
un gran país en un período de tiempo tan corto. Cuando los peregrinos vinieron a este país,
construyeron primero iglesias, después escuelas, y finalmente sus propias casas. La médula de
la prosperidad de América, la raíz del desarrollo de los Estados Unidos en una gran nación es
el espíritu que pone mayor énfasis en el propósito público que en el privado.
Dios está buscando el país representativo a través del cual heredará el mundo. Para llegar
a ser más grandes, debemos dar a aquellos inferiores a nosotros. Cuando los Estados Unidos den
una ayuda más grande a otros países, recibirán más respeto. Pero si decrece lo que dan, perderán
este respeto, y llegarán a estar aislados de otras naciones. Si, a despecho de sus propias
dificultades, los Estados Unidos continuasen ayudando al extranjero, y dirigiesen su ayuda a
países democráticos como ellos, incluso hasta un grado de sacrificio, entonces ¿que sucedería?
Si los Estados Unidos llegasen a debilitarse a causa de semejante política de ayuda, entonces
todos los demás países llegarían a compadecerse de los Estados Unidos, y le defenderían y
apoyarían, viniese lo que viniese.
¿Por qué el cristianismo se ha extendido por todo el mundo? Porque el espíritu de
sacrificio de Jesús está en el corazón de la providencia de Dios. Este es el espíritu básico de la
providencia de Dios, hacer de uno mismo un sacrificio por los demás. El cristianismo ha
recibido mucha persecución, pero cuanta más recibía, más prosperaba. Jesús no dejó tras El una
filosofía tan razonada como el marxismo, pero solamente por su espíritu produjo un efecto tan
grande en el mundo. Esto no fue hecho solamente por Jesús, sino por la providencia de Dios y
por la cooperación y voluntad de Dios mismo. Por consiguiente, lo más importante para una
nación es sacrificar todas las cosas por el mundo y por toda la humanidad. De semejante nación
surgirá un sistema desarrollado por el mismo Jesús. El futuro mundo ideal empezará de allí. Esta
nación sacrificará su soberanía en beneficio de todo el mundo.
Los Estados Unidos están lejos de esta posición. El individuo y el individualismo son
buenos de una manera equilibrada, pero si se pone demasiado énfasis en esta forma de pensar,
todo lo colectivo y virtuoso se pierde - el amor de la nación, la fraternidad de la gente, la
integridad familiar, la relación entre padres e hijos - y finalmente incluso el valor de los mismos
individuos. Si todas las cosas son derribadas, llegáis a ser como halcones volando hacia donde
el viento sopla. Esta es la razón por la que no hay paz.
Para que América permanezca de acuerdo con la providencia de Dios, debe haber un
nuevo movimiento en América. Los americanos como individuos y América como nación deben
seguir el espíritu de Dios y la verdad de Jesucristo, y hacer de esta nación un fundamento para
la expresión del ideal de Dios.
¿Dónde podemos encontrar un nuevo movimiento de espíritu semejante? Creo que hay
muchas iglesias en América vacías o atendidas por ancianos. No tienen el ardor ni el
espíritu tradicional. Esto quiere decir que Dios ha dejado estas iglesias, y Jesucristo las ha
abandonado. A través de estas iglesias la providencia de Dios no puede ser extendida. La iglesia
debe encontrar individuos que se sacrifiquen por sus familias, sacrifiquen sus familias por la
nación americana, y sacrifiquen los Estados Unidos por el mundo. El ideal que puede
conducir al mundo entero debe venir del espíritu de sacrificio por la causa más grande. Para
beneficio del mundo entero, una nación debe entregarse realmente a perseguir el mundo ideal
unido.
¿Dónde podemos encontrar tal nación, familia e individuo? No podemos hallar a nadie
así. Por consiguiente, estos son los Ultimos Días. El mundo ha llegado a su fin. La iglesia,
nación, tribu e individuo han llegado a su fin. Este es el fin del mundo.
Tenemos que comprender claramente nuestro papel. La Iglesia de Unificación se formó
para desarrollar la providencia de Dios. El espíritu de la Iglesia de Unificación es primero
sacrificar al individuo para hallar la familia. Sacrificamos la familia para encontrar otras
familias; para encontrar la nación sacrificamos la tribu, y para encontrar el mundo de Dios
sacrificamos la nación. Este es el papel de nuestra iglesia. No sacrificamos todas estas cosas para
beneficio de la Iglesia de Unificación, sino que nos sacrificamos por toda la nación y por las
demás iglesias.
Quiero poneros un ejemplo. Digamos que un hombre tiene diez amigos. Si este hombre
va con sus amigos cada día, y les pide que hagan algo para el, los amigos lo harán una o dos
veces, pero entonces se marcharán. No querrán ni decir ni adiós. Pero si este hombre sirve a sus
amigos, sacrificándose por ellos, haciendo algo por ellos, entonces los amigos permanecerán con
el, e incluso traerán a sus amigos y familias también. Si este hombre quisiese marcharse, sus
amigos se abrazarían a él, y le pedirían que no se fuese. En el primer caso todos lo dejan; por
consiguiente aquel llegará a la infelicidad y destrucción. En el segundo caso, sin embargo, todos
vienen a el; por consiguiente, prosperará y crecerá.
El bien y el mal son fundamentalmente diferentes. El mal pide todo y a todos para si
mismo. Pide a todos que sean y existan para el mismo. Pero el bien vive para los demás. El
camino de la destrucción es conquistar a otros; el camino de la prosperidad es servir a los demás.
Debemos comprender que éste es el punto de división. Cuando seguimos la fórmula del bien,
llegamos a ser la gente más grande. Pero si seguimos el otro camino, llegamos a ser dictadores.
Los santos son los que se sacrificaron por la humanidad y por Dios.
Nosotros veneramos a cuatro grandes hombres religiosos, Jesucristo, Confucio,
Buda y Mahoma. Estos son los que vivieron para Dios. No vivieron para sí mismos o para sus
naciones solamente, sino para el mundo entero. Por consiguiente, fueron perseguidos por su
propia gente y naciones. Estos cuatro santos son los fundadores de las religiones mayores. Estos
son los hechos históricos, no se pueden cambiar. Pero ahora, la gente de este mundo moderno
incluso niega la religión, diciendo que la religión no tiene nada que ver con el mundo. Las
religiones son el símbolo de moralidad y disciplina, pero hoy en día el mundo tiende a
rechazarlas. Sin religión , sin embargo, este mundo nunca puede restaurarse.
Los comunistas tienen un punto de vista totalmente opuesto. De acuerdo con la
ideología comunista "lo mío es mío y lo vuestro es mío" (todas las cosas pertenecen al Estado).
Por esta razón podemos predecir que el comunismo no por durará mucho tiempo. Para realizar
su meta los comunistas nunca escogen lo menor o lo más pequeño, sino lo mayor y más grande
para ellos mismos. Por nuestra parte, nosotros debemos pensar: "lo mío es vuestro y lo vuestro
de la nación y lo de la nación es del mundo y el mundo es de Dios y lo de Dios es mío. Si
llegamos a ser gente así, entonces Dios querrá darnos Su corazón.
Creemos que todo puede pertenecer a Dios. Vosotros, vuestra casa, vuestra familia
pueden ser ocupados por El eternamente. El tamaño del país no importa. Lo que Dios necesita
es esto: lograr recuperar de Satán a su hijo leal, a su familia y a su nación leal. Quiere estar
seguro de que ya que tal nación existe, el mal no puede dominar al mundo por más tiempo.
Dios es el Dios que no tiene una nación que pueda amar. Dios es uno que no tiene
familia, ni tribu, ni individuo a quien amar. Hace dos mil años Dios buscó a tal individuo,
Jesucristo. Con él, con la tribu de los israelitas y con la nación de Judá, deseó establecer una
nación que pudiese amar. Pero esta nación miró por sus propios beneficios, mejor que buscar
el bien de todo el mundo. Por consiguiente, la providencia de Dios no se cumplió, y El no
pudo completar la restauración a través de Su hijo. El pueblo de Israel era devoto creyente en
Dios. Peor ellos no pensaron en la voluntad más que en sus propias cosas individuales, las cosas
de la familia, las cosas de la tribu y sus cosas nacionales. Esta es la razón por la que no
pudieron comprender a Jesús.
Por la crucifixión de Jesús, Dios perdió a su pueblo escogido. Para ocupar su lugar Jesús
estableció el Israel espiritual, el Cristianismo (Rom. 9:6-9). Los cristianos están hoy en día en
la posición de Israel, la nación de fe que debería haber recibido a Jesucristo. No hay ninguna
nación en el cristianismo. Por consiguiente, cuando el Señor venga de nuevo el modelo que
seguirá será el mismo que cuando Jesús fue rechazado (Luc.. 18:8). Dios escoge a América como
la nación que juega el papel de Juan el Bautista, y también a las iglesias de América que
desempeñan el papel de preparar el camino para la venida del Señor. Pero América y sus iglesias
están pensando en sus propios beneficios más que en el propósito de Dios. Desde el punto de
vista de Dios, si América no puede cumplir su misión, Dios debe buscar a otra nación.
Por lo tanto, todos los miembros de la Iglesia de Unificación deben sacrificarse a sí
mismo, a sus familias e incluso a la misma Iglesia de Unificación, para establecer una nación
de tal manera que Dios pueda amarla. El problema presente es si podemos actuar como santos
en nuestras vidas diarias - esto es lo más importante.
América ha sido el país más adelantado del mundo. Si América no puede cumplir con
su responsabilidad para amar al mundo a costa de sí misma, entonces América no puede estar
en la posición de país capital. Deseamos crear individuos modelos, familias modelos, tribus
modelos que servirán como un modelo para el resto del mundo.
Dios es el Padre de la humanidad, por lo tanto siente más simpatía y amor por aquella
gente que está sufriendo en la pobreza y en la miseria. En nuestras familias, los padres se
preocupan y aman mucho más al hijo más pequeño, más débil que al hijo más hábil. Dios siente
lo mismo.
Cuando surja un movimiento con esta actitud en América, entonces América ayudará a
los países subdesarrollados. Entonces este país podrá permanecer como nación directora.
Nuestros miembros de la Iglesia de Unificación deben tener siempre presente cuando duerman
en un lugar confortable que leales trabajadores para Dios están durmiendo en peores lugares;
cuando coman alimentos deliciosos deben recordar que hermanos y hermanas que trabajan más
duramente comen pobres alimentos, o no tienen nada que comer. Debemos pensar que tenemos
que erigir modelos vivientes para todos.
Cuando un amigo sirve a diez amigos, vendrán a él como al líder en servicio. Del mismo
modo, cuando una nación sirve a las demás, éstas desearán tener a este país como su líder. Para
que América perdure y prospere no hay otro camino para ella que extender sus bendiciones.
Todo marcha por ciclos. Después de la primavera viene el verano; después del
verano, el otoño; luego el invierno; después la primavera, el verano y el otoño otra vez. Si subís,
debéis estar preparados para bajar. El hombre no puede subir y subir por siempre. Todo, todo
gira. Por lo tanto una vez que se haya llegado a la cima, uno debe saber cómo descender otra vez.
América debe ir a los países subdesarrollados, y los países subdesarrollados deben seguir
a América. De esta forma el mundo entero puede sobrevivir y permanecer unido incluso
eternamente. En el centro de esa unidad habita Dios. Entonces un mundo tranquilo e ideal puede
existir.
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