Doce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon
CORAZON
Es necesario conocer el corazón para poder amarse el uno al otro.
"Corazón" es una
palabra muy difícil de traducir del coreano al inglés. Lo que expresa en lengua coreana es más
profundo que el significado en inglés. Significa ser cariñoso, cuidadoso, sensitivo. El corazón
es la fuente del amor. Dios tiene un ideal dentro de Si del mismo modo que nosotros anhelamos
en nuestros corazones el ideal que tenemos. El ideal de Dios puede ser realizado a través del
hombre. Entonces, ¿cuál es el vehículo por el que el hombre puede expresar el corazón de Dios?
Fuimos creados masculino y femenino para que podamos realizar el ideal de Dios. Sin que
masculino y femenino estén juntos y unidos no hay forma de que Dios pueda expresar Su amor
en su más alto grado. La unidad es la medida de vuestro amor y la fuente de la alegría en el
matrimonio. La alegría surge cuando vuestra contraparte está completamente unida con vosotros,
obrando con vosotros hacia un objetivo. Cuando sois felices, siempre eres tu, un sujeto, y alguien
más, un objeto, con quien podéis compartir vuestra felicidad. Vuestra alegría aumenta en
proporción directa al grado de vuestro amor al ser uno con alguien. El centro del amor en el
verdadero sentido es algo magnético, y una vez que estáis unidos, no podéis separaros. Entonces,
amar significa estar unidos interior y exteriormente. Si no encontráis unidad, no podréis
encontrar alegría. Cuando sois uno con otra persona, no queréis separaros, queréis estar con ella
por toda la eternidad. Nunca os cansáis de ella.
¿Qué viene primero, la unidad o el amor? Podéis amaros a vosotros mismos cuando
vuestra mente y cuerpo están en armonía. Si os amáis a vosotros mismos cuando vuestros
deseos y acciones van en direcciones diferentes, entonces vuestro amor tiene poco significado.
Cuando vuestra mente y cuerpo están unidos en uno, vuestro amor será protegido eternamente
por Dios. La unidad es el punto de comienzo del amor, el punto donde el amor puede existir.
Este es el ideal de Dios. Si Dios no puede encontrar personas cuya calidad esté de acuerdo con
Su ideal, no podrá de ningún modo ser feliz. No tiene a quien amar.
Ya que este principio es el centro, en nuestro movimiento buscamos unidad
primeramente. Luego, hablamos del corazón y del amor. Solo así puede ser realizado nuestro
ideal. Antes de que el ideal pueda ser realizado, deberá haber unidad, y entonces amor.
Cuando Dios creó al hombre, Su ideal, Logos, fue expresado en un ser masculino y en
un ser femenino; y en su unión podrían disfrutar del amor de Dios. Repito: El ideal de Dios
existe. Para realizarlo debe surgir la unidad; entonces el amor se desarrollará. Cuando vuestros
ojos enfocan a un objeto, vuestra visión cumple su papel. Si vuestros ojos enfocan en dos
direcciones, no podéis ver nada. Del mismo modo, cuando un sujeto y objeto están unidos para
realizar su función, el amor será expresado.
Cuando reñís con un hermano o hermana, entonces Dios, como el Padre, no puede
amar a ninguno de vosotros. Si tenéis vuestros propios hijos, sabréis que esto es cierto. Como
líder de un grupo, ¿amaríais a los miembros cuando luchasen entre sí? Donde hay armonía
hay belleza, y donde hay belleza puede surgir el amor. En Mateo, capítulo 5, en el Sermón de
la Montaña, Jesús dijo: "Bienaventurados los pacíficos porque serán llamados hijos de Dios.
" Ser hijos de Dios quiere decir amados de Dios.
Cuando dos dedos quieren coger algo, deben actuar juntos. Si se juntan dos manos, los
lugares más profundos de ambas están abiertos y unidos. Cuando dos personas se aman,
quieren abrazarse, no darse las espaldas. Permanecer unidos es también la expresión del amor,
así cuando amáis a alguien, no os separáis. Si no hay amor entre vosotros, podréis estar
juntos de todos modos, pero seréis separados fácilmente. Pero donde hay amor, su poder
magnético os mantendrá juntos. Estar unidos significa ser perfectos en función.
Entre naciones, si dos de ellas están en unidad, allí estará el amor de Dios, y serán
bendecidas con buena fortuna en su asociación. Hay un dicho oriental que reza: "Donde hay
armonía en la familia, todo se cumplirá". Donde hay unidad y armonía, el amor de Dios está
presente, y el ideal puede ser realizado. En la familia ideal, el marido y la mujer deberán ser uno.
Los hijos deberán llegar a estar unidos entre sí, hermanos y hermanas, y todos juntos estarán en
armonía como una orquesta sinfónica o una bella pintura. Si hay amor, no puede intervenir
ningún otro poder.
Entonces, podemos llegar a la conclusión de que, siempre y cuando queráis recibir el
amor de Dios, deberéis estar unidos. Si esto es así, ya estáis viviendo en el reino de Dios en la
tierra. A partir de este punto se alcanza el camino directo hacia Dios.
Si alguien es preguntado acerca de si quiere recibir el amor de Dios, responderá
afirmativamente. ¿Qué deberéis hacer si realmente deseáis el amor de Dios? Como individuos,
vuestro cuerpo y vuestra mente deberán estar unidos. Esto es lo básico. Entonces, el amor de
Dios estará con vosotros. Una vez hecho esto, podréis proceder a uniros con otra gente, y
entonces el grado de amor de Dios en vosotros será mas profundo y pleno. ¿No habéis tenido
nunca la experiencia de tener vuestra mente y cuerpo enteramente unidos, realizando el mismo
propósito? ¿Habéis pensado que es posible en su verdadero sentido? Lo intentáis duramente,
pero a veces vuestra mente y acciones están aparte, a veces un poco más unidas, y de nuevo
separadas. Su relación zigzaguea todo el tiempo. Hay un dicho coreano acerca de la fluctuación
y vacilación de nuestra mente desde la mañana hasta la noche "Las montañas nunca cambian,
pero la mente humana está siempre cambiando". Por consiguiente, antes de querer ser amados,
deberéis tener unidad dentro de vosotros. En este mundo, todos quieren ser amados por otros,
sin intentar llegar a ser uno con ellos, comprendiendo sus corazones. Nadie puede recibir amor
perfecto con esta pretensión.
Cuando conseguís unir vuestra mente y cuerpo, entonces no tenéis nada que ver con
Satán. Cuando vuestra mente y cuerpo son uno, os asemejáis a Dios; entonces, Dios tomará el
papel de Sujeto hacia vosotros, como objeto perfecto. Intentad sentirlo. Deberéis ser capaces de
sentir el amor de Dios en vosotros, cuando vuestra mente y cuerpo están en armonía. Cuando
estáis riñendo el uno con el otro y divididos en vuestro interior, Dios estará muy lejos.
Si podéis amar a una persona, el amor de Dios estará ahí en proporción a vuestro
amor, según su magnitud y profundidad. Si podéis amar así a mucha gente, el amor de Dios
vendrá en proporción a la magnitud de vuestro amor, a la profundidad de ese amor. La gente
buena deberá ser capaz de ganar a otra gente, no como conquista, sino amándola y trayéndole
una armonía y unidad más grandes. La unidad es lo primero que debéis desear. Y si amáis a
alguien, debéis querer amarlo con todo vuestro corazón, aún a precio de vuestra vida. Entonces,
podréis vencer al infierno. Si no estáis unidos, si hay desarmonía, el infierno estará en vuestra
mente.
Cuando amáis a alguien, siempre encontráis que esta persona se sacrifica por
vosotros. Ya hay unidad entre ti y esa persona. Para que esto surja, se requiere el sacrificio de
la individualidad. Nuestro propósito al unirnos con otros es recibir el amor de Dios. Entonces,
el ideal de Dios está realizado.
Suponed una pareja casada, y que tienen diferencias y distancia entre si. ¿Estaría bien
que la mujer tomase su posición y llamase a su marido: "Ven a mi y podrás llegar a ser uno
conmigo", mientras el marido insiste en que su mujer se acerque para unirse con él mientras
permanece sólidamente en su propia posición? Así, nunca se logrará. Cuando sostenéis un amor
egoísta, la verdadera unidad en el amor de Dios nunca puede surgir.
Por consiguiente, ¿qué es el verdadero amor? Esta persona no tiene que ir a la otra para
unirse con ella o viceversa, sino que cuando ambos se acerquen cada vez más, podrán
encontrarse en un punto entre ellos. Esto puede ser el verdadero amor. Con otras palabras, ambos
al negarse a si mismos, podrán realmente unirse entre si. Y éste es el modelo del verdadero
amor. Surgirá una armoniosa complementación. Solamente el amor puede hacer cosas redondas,
armoniosas, circulares o esféricas. En el verdadero amor, nada puede intervenir o interferir.
Ambas partes deben ser obedientes, ambas deberán estar dispuestas a unirse entre si. Juntas
disfrutarán armonía y belleza. Podrías decir: "¡Oh, no! ¡Odio la palabra obediencia! ¿Por qué
tengo que obedecer a mi marido o mujer? ¡Quiero ser libre de esa esclavitud, y deseo ser una
persona libre!" Pero en el verdadero amor, obediencia, lealtad, sumisión: todo es posible, y no
eres humillado por ello. Queréis ser controlados por vuestro amor.
Entonces, en el verdadero amor hay una dictadura celestial del uno hacia el otro, y
queréis vivir así eternamente. Esta es la naturaleza intrínseca del amor. Podéis estar abiertos a
todo y dejar todo. Este es el amor glorioso, y el marido y la esposa no piensan en si mismos
individualmente. Juntos hay un nuevo sentido y significado. Pero ese amor no se originó en
el hombre o en la mujer. No viene de otro sino de Dios, el Absoluto Ser de amor, la más alta
dimensión, la Fuente y Origen del amor. Y puede llevarse a cabo únicamente sobre la base de
unidad.
La misma teoría puede ser aplicada más allá del nivel familiar. Si hay unidad entre
naciones y entre la gente de todo el mundo, entonces el amor de Dios seguramente abundará en
ella. Tengo que repetir: debe haber unidad, y luego aparecerá el amor de Dios. Entonces,
el ideal de Dios será realizado. Esto no es solamente verdad entre personas, sino que este
principio se aplica también en la relación entre en hombre y la naturaleza. Amar la naturaleza
es llegar a ser uno con ella. Debéis sentir un acercamiento a la naturaleza. Si vosotros sois en
reflejo del amor de Dios, la naturaleza es atraída hacia vosotros. Ese amor es el punto de inicio
de todo.
Suponed que queréis escribir en un cuaderno. Mientras escribís, vosotros mismos y el
cuaderno sois uno. Si amáis ese cuaderno y vertís vuestra alma entera y energía en él, puede
surgir un escrito inspirado. Debéis sentir esto profundamente. Antes de que hagáis algo, debéis
contemplar lo que vais a hacer y estar seguros de que estáis unidos con ello o con ese propósito.
Entonces, podéis comenzar unidos en armonía, y el amor por la obra que estáis haciendo
aparecerá a medida que se expresa la idea. Al mirar las cosas, no queréis contemplarlas
vagamente y verlas sólo con vuestros ojos. Si enfocáis profundamente la atención cuando miráis
a un objeto, podéis penetrar en ese objeto, y llegará a ser vuestro, estáis en él y él está en
vosotros en completa unidad. Si vuestra mirada está enfocada completamente en un punto, desde
ahí se ampliará su radio mejor que esparciéndola al azar. Cuando dos se encuentran en un punto,
irán juntos por siempre. Por lo tanto podemos llegar a saber del mundo de dimensión espiritual
además de este mundo tridimensional horizontal.
Si conocéis a una persona y os unís con ella, desde entonces se crea algo nuevo. En este
caso, aunque cada uno esté por su lado, no estáis solos. Siempre debéis de actuar sobre una base
tridimensional: Dios, vuestra mente y vuestro cuerpo. Los tres deben ser uno. Conociendo y
sintiendo esto, vuestra mente sabe que no estáis solos. Y entonces, nunca estáis solos. Vuestro
cuerpo siente la misma sensación. En ese caso, ¿podréis ser deshonestos, podréis ser falsos,
sabiendo que Dios está con vosotros?
Esta es la naturaleza completa de nuestra conciencia. Cuando vuestra mente está
diciendo una mentira, está engañando a vuestro cuerpo. O cuando vuestro cuerpo está
desobedeciendo a vuestra mente, entonces quiere decir que también estáis engañando a Dios y
engañando a la creación, a vuestros padres, vuestros hermanos y hermanas. Siendo vuestra mente
y cuerpo el centro de vuestro mundo, si ambos están en fuerte unidad, podréis llegar a ser uno
con Dios, uno con vuestros padres, uno con toda vuestra familia, uno con vuestra nación y uno
con el mundo entero. Si sois honestos, querréis llegar a ser uno con cada persona y unir vuestra
mente y cuerpo. Si sois deshonestos, os separaréis vosotros mismos y estaréis destinados a la
ruina.
Esta fórmula debe estar profundamente arraigada en vuestra mente. Dormidos o
despiertos, estudiando o comiendo; debéis recordarla siempre. Entonces, ya estáis recibiendo
el amor de Dios. Para ser capaces de vencer la infelicidad debéis ser capaces de realizar la
unidad. Esta es la estrategia de Dios para ganar el corazón humano. Debéis aplicar la misma
comprensión para ganar el corazón de alguien.
Cuando tu cuerpo y tu mente están en perfecta armonía, puedes incluso oír a tu mente
cantar, y sientes la luz como si estuvieses volando o bailando. Cuando miras al mundo es mucho
más bello. Es como si tuvieses lentes de unidad, y estuvieras mirando las cosas con los ojos de
Dios. A través de esas lentes, todo en el mundo es bello. No hay fealdad.
Supón que el Hijo de Dios te diese un pañuelo. Ese pañuelo es de mayor valor que el oro,
que la vida, que cualquier cosa en el mundo. Si eres un verdadero hijo de Dios, por humilde que
sea el lugar donde te acuestes, es como si fuese un palacio. Entonces, vuestra vestimenta no es
problema, y el lugar en que durmamos tampoco lo es, porque ya somos ricos. Nosotros somos
los príncipes de Dios. ¿Qué clase de actitud debemos crear en nosotros mismos? No sentiremos
hambre o sed, dificultades o persecuciones, o todo aquello que la gente en general considera
duro de aguantar. En nuestro camino hay felicidad, alegría y amor; si tienes el amor de Dios
reflejado en ti, querrás extenderlo a todos los rincones del mundo, porque así es la mente de
Dios. Si tienes esa actitud, la gente que te rodea, será atraída hacia ti como las limaduras de
hierro hacia el imán.
Si das testimonio a la gente y fracasas en convencerlos, no es a causa de que Dios no esté
presente, ni de que la gente sea mala, sino porque tu estás sin amor en ti mismo. Por tanto,
deberás conseguir el ser una persona capaz de brindar amor. Si estas unido con alguien,
automáticamente vendrá el amor, como aire fluyendo en el vacío. Si tu mente y tu cuerpo están
realmente en unidad, sentirás el amor de Dios como una corriente eléctrica. Entonces, te olvidas
de la fatiga, de la privación. Puedes experimentarlo viviendo de esta manera y verás que es
cierto. Cuando quieres hablar a la congregación, deseas que Dios hable a través de ti. Deberás
tener tu mente y tu cuerpo unidos, o Dios no podrá estar contigo. Y antes de hablar a la gente,
debes arrepentirte si tu cuerpo y tu mente están separados. Ruega antes a Dios en contrición,
derramando lágrimas, y en profunda oración implora su perdón, y entonces puedes comenzar a
hablar. Así podrás ser el interlocutor de Dios. Dios puede hablar a través de ti. El primer paso
es que tu mente se unifique con Dios, y luego tu cuerpo se unificará con tu mente. Si es así, Dios
puede trabajar a través de ti. Ve e inténtalo, y comprobarás que es cierto.
Por lo tanto, debes de tener en primer lugar la unidad, porque sin unidad no hay amor,
primeramente unidad, amor, y luego el ideal de Dios. Debes pensar con Dios, hablar con
Dios y hacer planes con Dios. La base de esos tres elementos - unidad, amor, ideal - es el
corazón. El corazón es la más profunda expresión de la mente. Partiendo del corazón, la
unidad, el amor y el ideal son realizados. Hemos dicho que todo parte de Dios. Siendo nuestra
esencia el corazón, todo parte de ahí, centrado en Dios. Dado que nuestro corazón es la esencia,
Dios es el objeto para nosotros. Buscamos a Dios. Pero en relación con el amor de Dios, nuestro
corazón está en la posición de objeto, recibiendo su amor. Cuando el corazón y Dios están
unidos, se aman el uno al otro. Debemos saber que en nosotros lo básico es el corazón de Dios,
un corazón de amor.
Cuando estos tres - unidad, amor e ideal están realizados, no hay distinción entre ellos.
La unidad es amor, el amor es unidad, el ideal es unidad, el ideal es amor. ¿Por qué entonces son
uno los tres? Primero vino la unidad en el nivel horizontal. Los dos elementos son uno, entonces
el amor de Dios puede habitar allí. De esta manera, tenemos también una relación vertical. El
amor será el director de los tres. Entonces, el ideal puede ser realizado.
Repito: debe haber unidad en el nivel horizontal entre los dos elementos. Entonces, Dios
puede llegar a ser uno con esa unidad. Puedes tener una relación horizontal y otra vertical, y esos
tres elementos estarán unidos en perfecto amor. Estarán en armonía ideal por toda la eternidad.
Cuando bailáis juntos con alegría, no hacéis distinción entre vuestro lugar y la posición de
vuestra pareja. No hay distinción entre vosotros. Tu puedes estar en su posición, y el en la tuya.
Hay unidad, amor y vuestro ideal.
Pero conociendo sólo esto no se puede hacer nada. Si realmente lo entiendes, ponlo
en práctica.
Cuando dices de algo ''Esto es mío", debes amarlo y estar dispuesto a realizar tu ideal a
través de él. Si los tres elementos son realizados en ti, no puedes ser otro que un ciudadano
del Reino de los Cielos. ¿Está claro para ti esto? Debes pensar siempre en la unidad, unidad,
unidad. Cuando veas, ve la unidad. Come unidad, huele unidad, escucha unidad. Todo debe ser
en primer lugar unidad, y entonces amor y armonía, y luego ideal.
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