A través de un vidrio, claramente
Larry R. Moffitt <lmoffitt@dc.infi.net>
Washington, DC
s 12 de mayo de 1999Si yo no he sido el más escéptico, he empatado varias veces con alguien en el primero o el segundo lugar.
Yo concuerdo con lo que dijo Jin Sung Nim una vez: "Para mí, los Padres Verdaderos son la respuesta que está en el dorso del libro. El resto es mi responsabilidad". Al mismo tiempo tengo muchas dudas en la vida; la duda es, de algún modo, incluso parte de mi fe. Lo que no dudo es en la sinceridad del Padre y en su posición frente a Dios. He tenido, en modo muy personal, demasiadas pruebas como para no saber la verdad de esto. La enseñanza del Padre y su ejemplo vivo salvaron mi vida, y siguen salvándola día a día. Estos son hechos, no fe. Mi bendición es mi tesoro más grande. Por lo tanto, por más frustrado que esté con algunas cosas que hace nuestra iglesia, no puede abandonar al Padre.
El fenómeno de Heung Jin Nim a través de un canal, el hombre de Zimbabwe, en 1987, me llenó de incertidumbres. Cuando terminó mal me sentí un poco desilusionado con las cosas espirituales. Léase confundido. A pesar de desenamorarme del shamanismo, no podía negar que a través de la experiencia de Heung Jin Nim había sentido una limpieza de los pecados sexuales. También sentí la posibilidad de expiar y poner fin a la acumulación de mal uso de fondos públicos durante años. Pero por sobre todo sentí que Dios había borrado my pizarrón y estaba parado allá con sus ojos radiantes, esperando que desde ese momento se escribieran sólo cosas buenas. Su esperanza en mí era tangible. Yo podía sentir eso hasta la médula de mis huesos, y era maravilloso.
Poco tiempo después fue revocada la licencia de Heung Jin Nim, y por sus huellas desfilaron una serie de mediums y mesías instantáneos, cada uno proclamando ser canal de Jesús, de Heung Jin Nim o de los Padres Verdaderos, e incluso, inexplicablemente, de San Germán. En muchos casos sus revelaciones tenían subtonos arrogantes, a veces se tornaron incluso sexuales, y siempre – parece – terminaron alejando a la gente del punto de referencia que yo había establecido para mí mismo: servir a los Padres Verdaderos.
Cuando escuché acerca de Daemo Nim pensé: "Aquí vamos de nuevo…". Sí, el Padre aprobó a la Sra. Kim como medium. Pero también había dado su aprobación para el hombre de Zimbabwe 10 años antes. Escuchaba esas historias de milagros y de ángeles en Chung Pyung, y de pequeños demonios que viven en mi sangre. Esperaba y observaba. Traté de mantener una mente abierta, porque siempre estoy consciente de la necesidad de liberarme del pecado. Durante los últimos años, en lo que respecta al lago Chung Pyung, me he sentido como un jeep con el cárter sobre un tronco y las cuatro ruedas girando en el aire. No podía avanzar. No podía retroceder. La clásica posición de medio camino.
Personas cuya espiritualidad respeto iban a Chung Pyung y volvían dando testimonio. Tenían experiencias. Volvían a sentir esperanza y me contaban todo al respecto. Mi esposa, Taeko, fue y al volver también me urgió a ir. Ella dijo que Dios de veras está trabajando allí. Mi política es confiar en lo que ella dice, así que sabía que debía ser cierto. Sin embargo no tenía tiempo ni dinero para ir, y poco a poco me sentí acompañado por otros que esperaban y observaban desde un costado. Cuando finalmente se me ocurrió que quizás mi falta general de arrepentimiento podía ser gran parte del problema, pude comenzar a tratar de evaluarme a mí mismo y mi situación con más honestidad.
Llegó el rumor de que Daemo Nim vendría a Washington y que debíamos preparar nuestros corazones. Yo sabía que necesitaba un entendimiento mucho más profundo del que tenía, por lo que di la bienvenida al aviso anticipado. Taeko y yo hicimos la condición sugerida de kyungbae, pero al comienzo no sentí un gran qué. Esto cambió lentamente durante las tres semanas siguientes.
Me sentí afortunado por saber los nombres de las siete generaciones de Moffitts. Todos, menos los dos primeros y sus esposas, están presentes en las páginas de "Nacimientos y Decesos", nuestra Biblia familiar comprada por Robert Moffitt hace 4 generaciones, poco después de la Revolución Americana. A través de investigación genealógica supimos los nombres del padre y el abuelo de Robert. Los escritos de la Biblia están grabados en la caligrafía de mis antepasados, muchos de ellos con pluma, en páginas ahora marrones y deterioradas.
Yo no soy un espiritualista y no tengo confianza para nada en mi propia percepción en esas cosas. Sin embargo sentí que hay mucha tristeza entre ellos por razones que tienen que ver con pecados no restaurados y cosas incompletas. Según la Biblia familiar, alguien perdió a un hijo y un yerno en la Guerra Civil.
Mis antepasados fueron todas personas bien intencionadas, pero pienso que su entendimiento de lo que significaba seguir a Jesús al cielo "entre nubes de gloria" resultó en muchos casos muy diferente de lo que esperaban. Algunos tenían el sentimiento de poco progreso desde su llegada al mundo espiritual. La imagen que transmitían me hacía pensar en un día de calor agobiante, sin brisa, y sin esperanza de ella. Traté de levantarles el ánimo y de darles algo de consuelo. Les dije que pronto podrían reunirse personalmente con Jesús y que él les explicaría todo claramente, tal como dice la Biblia. Ya no tendrían que ver la voluntad de Dios "a través de un vidrio oscuro". Sentí que algunos me creían y otros, de los cuales debo haber heredado un rasgo de escepticismo, no.
Estas imágenes de mis ancestros y su estado de ánimo han surgido de décadas de haber visto y tocado su escritura en la Biblia familiar, y de incontables conversaciones con ellos mientras crecía. Mi hija Kathy y yo rezamos en el campo de batalla de Franklin, Tennessee, donde el marido de Edith Moffitt fue herido de muerte en 1864, pocos meses antes de que finalizara la Guerra Civil. Dillon Moffitt murió siendo aún adolescente en el campamento del Ejército de la Unión, creo que de enfermedad. El sentimiento de cercanía que siempre ha estado presente entre las muchas generaciones de mis antepasados y yo fue renovado y fortalecido durante este período preparatorio para la llegada de Daemo Nim. Es verdad, sin embargo, que es difícil para mí saber realmente donde terminan mis ancestros y Larry comienza, así que no tomen mis impresiones como hechos absolutos. Estas son simplemente mis impresiones.
Cuando Taeko y yo nos inscribimos para la ceremonia de liberación del Sábado, ambos sentimos un sobrecogedor sentimiento de gratitud por lo que estaba por suceder. Yo sentía que la vida de sacrificio del Padre y la Madre era la única razón por la cual esta liberación era posible. ¿Mi cinco por ciento? Olvídenlo. Cuando considero la enormidad de esfuerzo que debe costar a legiones de ángeles encontrar a nuestros antepasados, sacarlos de cualquier lío en que se hayan metido, y traerlos a la ceremonia, pienso que nada que yo pudiera hacer para ayudar en ese proceso llegaría a significar un .0005 %. Siento decirlo, pero en mi caso el Padre pagó todo el precio. Punto. Junto a mi gratitud sentía cierto embarazo, un profundo sentido de no merecer lo que estaba recibiendo. Aún siento esto.
Nos sentamos en la quinta fila, en el medio. No queríamos perdernos nada. Escuchamos con atención. Cantamos y aplaudimos. Nos golpeamos. Nos entregamos sin reservas, en acción y creencia.
Cuando llegó el momento de la oración de liberación en la conclusión, Daemo Nim nos dijo que miráramos a nuestros antepasados, a la derecha. Yo estaba tan concentrado en mi oración, sin embargo, que olvidé mirar. No sé lo que habría visto si hubiera abierto mis ojos, pero no siento haber perdido nada porque los "vi" de todos modos. O los sentí. O lo que sea. Los saludé. Estaban todos allí, alineados, algunos parecían incluso más avergonzados e indignos que yo. Todos los Moffitt que estaban en el cuarto, y estoy seguro que también todos los Sonoda de mi esposa, se daban cuenta de que no podríamos salvarnos a nosotros mismos ni en un millón de años, pero ahora se nos estaba arrojando un salvavidas. Lo aferramos.
Yo estaba acompañado por siete generaciones de la familia Moffitt comenzando por James Moffitt, Sr., seguido por James Moffitt Jr., Robert Moffitt, John W. Moffitt, John H. Moffitt y Russell Mason Moffitt. Mi padre, John H. Moffitt todavía vive. Todas las esposas estaban con ellos. Algunas parejas quizás se reunían por primera vez desde su pasaje al otro mundo.
Parada sola, del lado de las esposas del grupo, estaba mi madre. Tenía una profunda melancolía que yo no había esperado ver. Taeko sintió que mi madre no fue al mundo espiritual cuando murió hace cinco años, sino que quedó dando vueltas alrededor de mi padre durante todo este tiempo. Su imagen era tan fuerte en mi mente. Aún a pesar de su tristeza, sin embargo, yo podía sentir su excitación y esperanza. Mi amada, testaruda mamá había finalmente llegado al término de sus propias preguntas y explicaciones, y estaba lista para ir al seminario. Por primera vez desde que murió, yo lloré por ella.
In mi oración simplemente urgí a todos a ir al seminario de 100 días de Heung Jin Nim en el mundo espiritual, y no preocuparse por nada. "Simplemente vayan", les dije. "Todo se les explicará. Todo estará bien". Y allí fueron, algunos felices, algunos un poco aturdidos, pero fueron.
Nuestro sentimiento después, al salir del salón hacia la luz radiante del sol, fue el de cruzar una puerta hacia el resplandor del cielo. Nos comentamos eso mutuamente en el momento. Comimos algo y saludamos a viejos amigos. En ese momento se sentía como si la puerta entre el cielo y la tierra permaneciera abierta. Hay una clase especial de bienestar y paz mental que sienten los padres cuando finalmente llevan a sus hijos a la escuela, con la confianza de que quedan al cuidado de enseñantes amantes y aprenderán cosas valiosas. Así es como nos sentíamos con Taeko.
Desde entonces los siento más cerca de mí, y hablo con ellos durante el día, como lo hacía cuando era más joven. Ellos son personas de lo más comunes, pienso, con las mismas preocupaciones que las mías. Cuando termine su educación, volverán para trabajar junto a Taeko y yo. Trataremos de hacer un equipo y haremos, veremos y cumpliremos las cosas que a menudo he anhelado hacer con estas almas vivientes que son muchos más que meros nombres grabados en borrosa tinta. Si yo puedo actuar correctamente, ellos podrán ayudar de tantas maneras. Siento que para que eso pase, mucho depende de mí.
Quiero concluir expresando la gratitud de Taeko y la mía a los Padres Verdaderos. No hay forma en que podamos devolver lo que ellos han hecho, excepto siguiendo su ejemplo y encarnando lo que nos han enseñado.
Además, sentí muy claramente dos cosas acerca de la Sra. Kim y su rol como conducto para el trabajo de Daemo Nim. Quiero enfatizar que no soy digno de comentar ni siquiera mínimamente acerca de sus calificaciones, ni para bien ni para mal. Sin embargo, todo en la forma en que ella se conduce refleja su sinceridad y su absoluto sentimiento de no ser importante. Escucharla hablar y verla trabajar me recuerda que el primero y el peor pecado de todos nosotros es nuestra trágica ignorancia de cuánto Dios nos ama. Me avergüenzo de haber podido dudar aunque sea mínimamente del amor y el sacrificio de Dios en el cielo y los Padres Verdaderos en la tierra, que han construido este fundamento para la liberación de nuestros ancestros.
La cooperación de la Sra. Kim y Daemo Nim es un equipo bien elegido, con el máximo cuidado, por Dios. Sin el fundamento de los Padres Verdaderos, un puente semejante nunca habría sido posible.